viernes, 3 de septiembre de 2010








ROXAS BOULEVARD



Notas desde Manila

El viejo desastre de 1898 fue ante todo una canción perdida, una larga, larguísima HABANERA perdida de cantes de ida y vuelta, de las CINCO CANCIONES NEGRAS DE XAVIER DE MONSALVATXE, la primera de las cuales CUBA DENTRO DE UN PIANO, sobre poemas encantadores de RAFAEL ALBERTI empezaba con aquello de CUANDO MI MADRE LLEVABA UN SORBETE DE FRESA POR SOMBRERO Y EL HUMO DE LOS BARCOS AÚN ERA HUMO DE HABANERO…y es que el sentir del país era LA PERLA DE LAS ANTILLAS donde había zarzuelas y vías de tren. Pero mucho más lejos hubo otro desastre, otra derrota, otro despojo a cargo de esos marinos de etnia inglesa insaciables y llenos de su destino manifiesto, el naufragio del pobre almirante Patricio Montojo en la bahía de Manila. Aquello era la distancia y nunca tuvo la cordial proximidad cubana, pero fue parte de algo nuestro durante trescientos años.
La fácil victoria del COMODORO DEWEY también cargó sobre los afanes del pueblo filipino y de aquel terrible conflicto surge hoy una ciudad con nombre de flor tropical que era la MAÑILA, pero después, como acaba la canción, FUE CUANDO AL SI LO HICIERON YES.
Pasear hoy por el contexto urbano de la capital filipina simplemente como peatón es un riesgo inasumible pues las aceras no existen y la circulación es abundantísima y caótica.
El liberalismo de las libertades infinitas eliminó el transporte público organizado que solamente cuenta con una anarquía de carromatos pintarrajeados que hacen carreras entre ellos.
El diseño urbano es absolutamente americano incluso en los rótulos que titulan la grandes arterias, aunque no lleven sus aburridos números.
Por contraste en el barrio de los negocios de MAKATI el esplendor del capitalismo es un verdadero chafarrinón con inacabables puertas de hoteles caros y aceras inexistentes pues solamente importan los lugares de aparcamiento y de subir o bajar de los lujosos coches.
Si la ciudad es convivencia y esta requiere espacios al aire ¿dónde está el espacio público en Manila?
Para completar el cuadro liberal conviene entrar en los espacios privados desde los citados hoteles a los departamentos ministeriales o los bancos hay que entrar el espacio privado y entonces se observa el contraste, existe cuidado limpieza y protección mucha protección tanto en los centros comerciales como en las recepciones, lo privado es lo que vale la pena.
Estados Unidos dejó su permanente huella lingüística indumentaria y musical pero aquello no es el centro del imperio y la pobreza del tercer mundo asoma con la muy abundante mendicidad y la agobiante oferta de la prostitución muy unida a los omnipresentes taxis, vehículo imprescindible en ese caos.
¡El espacio público!, y ese sueño existió como puede verse en el estupendo libro de MANUEL LEGUINECHE con título de canción triste también YO TE DIRÉ, en sus páginas podemos permitirnos pasear por la seguridad española de INTRAMUROS donde hubo hasta líneas de tranvía eléctrico y una sociedad colonial, injusta seguramente, pero alegre en su despreocupación.
Iglesias católicas abarrotadas con santos y vírgenes de lo más castizo de Castilla o Andalucía y nombres sonoros como VARGAS o MENDOZA en gentes que ignoran totalmente el castellano.
¿Dónde está el espacio público? En cuanto se oculta el sol las mil policías te recomiendan que no salgas de casa pues es peligroso y si has tenido la frivolidad de visitar solo la ciudad te califican de imprudente, al parecer es preciso contratar un guardaespaldas.
MIGUEL DE LEGAZPI mirará extrañado desde el otro mundo su cristiana conquista y desde MINDANAO los musulmanes luchan por una identidad y en español, se llaman a sí mismos FRENTE MORO como en el otro desastre de ANNUAL.
Larga y profunda es la impronta romana y la árabe pero los ingleses de América del norte te llevan a contemplar su guerra contra el Japón sobre las tierras de la ISLA DEL CORREGIDOR, ESPACIO DE SUS OTROS TRIUNFOS IMERIALES QUE PARECE QUE NUNC ACABAN CONTRA España, contra el pueblo filipino y contra el Japón imperial y samurái ¿dónde está el espacio público? ¿De quién es la Historia? Algún día habrá que saber si se embota u oxida la ESPADA DE MONROE al parecer digna heredera directa de la legendaria EXCALIBUR DEL REY ARTURO.
Hay que pedir al gran intelectual WALDEN BELLO que nos acompañe por el ROXAS BOULEVARD Y NOS INTRODUZCA EN INTRAMUROS a lo mejor él si sabe cómo recuperar el espacio público perdido.
País marítimo y lejano donde el héroe nacional EMILIO AGUINALDO vivió sus 95 años en el contexto colonial, allá en CAVITE donde se vivió la valentía inútil de LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS. ¿Dónde está el espacio público? Está en unos entierros católicos amenizados con bandas de música y precedidos de MAJORETTES, en SAN JOSÉ DE LAS PEÑAS en cuya iglesia parroquial existe un espléndido órgano cuyos tubos son de bambú y a donde acuden cada año los mejores organistas a interpretar a BACH acompañando a un coro de niños cuya afinación nada tiene que envidiar a las formaciones de Austria o Alemania.
Espacio público, es decir del pueblo, son sin duda las formas de raíz malaya que habla la gente y que en sus armonías oceánicas guardan, en muchos casos muchas palabras del español olvidado. En Bolivia se recuperan con legítimo orgullo el KÉCHUA Y EL AIMARA, tal vez por ironías de la Historia, ese español subsumido en el tagalo de Manila, en el zambuano o en el chabacano tenga más de pueblo que la imposición brutal de los desembarcados en 1898 que tuvieron el cuidado de enviar, tras los soldados, potentes legiones de maestros de escuela que cambiaron el tono de la voz de la calle. TAL VEZ POR ESO MANILA NO TENGA ACERAS Y SEA PELIGROSA; YO TE DIRÉ….
José Ramón MONTES , GEÓGARFO URBANISTA, AGOSTO DE 2010

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