miércoles, 30 de mayo de 2012

El ideario neoliberal en la era de la superchería

 

Alejandro Nadal · · · · ·

27/05/12

DEMOCRACIA EUROPEA FRUSTRADA EN ESTRASBURGO

 

 

La crisis en Europa ha atravesado varias etapas y ahora ha llegado la fase de la discusión política. Es la fase que más temen el establishment, el sistema bancario y las grandes corporaciones y centros de poder. Se nota en la prensa internacional de negocios. Esta es la etapa más importante porque en ella se abre la controversia política y los pueblos comienzan a deliberar sobre su futuro. Recuperan la palabra, la conciencia histórica y piensan su destino. Al poder establecido le repugna este momento democrático y buscará distorsionarlo y corromperlo de mil maneras.

Cuando la crisis comenzó con el colapso inmobiliario en Estados Unidos, la economía europea fue la primera en sufrir el coletazo. La bursatilización de activos tóxicos estadounidenses había sido el medio de contagio en el sistema bancario y financiero europeo. El primer síntoma fue el colapso de los bancos BNP Paribas (septiembre 2007) y Northern Rock (nacionalizado en febrero 2008). El congelamiento en el mercado de dinero interbancario hizo lo demás: la correa de transmisión condujo a una caída en la inversión y la demanda final. La corrosión en el sector financiero fue seguida de un freno en la actividad de la economía real (no financiera).

La segunda fase de la crisis arranca con la caída en el nivel de actividad y la reducción en los ingresos tributarios. Al mismo tiempo, la coordinación en el seno del G-20 llevó a un aumento en el gasto público para estimular la economía y mitigar el efecto de la caída en la demanda agregada. La contracción en los ingresos tributarios y la expansión en el gasto público se combinaron para incrementar fuertemente el déficit fiscal. Y como la arquitectura de la unión monetaria impide al Banco central europeo (BCE) financiar a los gobiernos de la zona euro, no quedó más remedio que acudir a los mercados financieros, en cuyas aguas los tiburones están cebados. Por eso esta segunda etapa de la crisis se presenta para muchos como una crisis de endeudamiento de los gobiernos. Pero esa no es su verdadera naturaleza.

La evolución de la crisis no es lineal. Las diversas caras de la crisis coexisten: la nacionalización de Bankia en España confirma que el sistema bancario en Europa está dañado y tendrá que seguir en cuidados intensivos. La primera fase de la crisis no pasó en vano, y la austeridad no sólo no arregla nada sino que agrava las cosas. La restricción fiscal ya condujo a la recesión y ahora viene la movilización política para evitar que los daños lastimen a la población europea.

Mucho se ha escrito sobre el triste estado de la teoría económica convencional. No pudo prever la crisis porque es esencialmente un discurso ideológico y para hacer la apología del régimen neoliberal lo que menos se quería era hablar de la inestabilidad intrínseca del capitalismo. Confrontada con el fenómeno del desempleo esa misma teoría estándar siempre insistió en que la culpa la tenían los sindicatos y cualquier forma de protección laboral. Es el mito de la rigidez de precios que sigue siendo el arma predilecta de propaganda política neoliberal. Por eso, pasada la primera sorpresa los portavoces del poder neoliberal recuperaron la iniciativa y relanzaron su discurso en contra del gasto público y a favor de las reformas estructurales. El neoliberalismo reconoció rápido la oportunidad para una nueva guerra contra el estado de bienestar. La contraseña en esta nueva ofensiva es la palabra austeridad.

Los economistas saben desde hace mucho tiempo que aplicar un régimen de austeridad en una contracción económica es la mejor receta para hundir una economía en una depresión. Pero aquí no importa que el diagnóstico sea equivocado y que la medicina de la austeridad esté contraindicada. Los poderes en la Unión Europea, en el BCE y en el Fondo monetario internacional (FMI) sólo piensan en rescatar el programa neoliberal. El castigo contra los pueblos de Grecia, España, Portugal e Italia muestra claramente la naturaleza podrida de su proyecto. A los poderes establecidos no les interesa la democracia, ni los ciudadanos de la Unión Europea. El pueblo es material gastable porque lo único que cuenta en este momento es salvar el proyecto neoliberal.

De cara a las elecciones del 17 de junio, Alexis Tsipras, dirigente de la formación de izquierda radical Syriza, tiene razón al señalar que el fundamento de Europa es la democracia y la solidaridad, no un pacto organizado alrededor de los dogmas de la austeridad fiscal y la estabilidad de precios. No hay que equivocarse, ésta es la crisis de un modelo económico basado en la especulación y la explotación, no la crisis del estado de bienestar. La lucidez de los pueblos acabará con la superchería neoliberal. La moneda única debe tener otro fundamento y, en todo caso, no se va a salvar con el dogma de la austeridad neoliberal y la destrucción del estado de bienestar en Europa. En América y en Europa, una nueva economía debe construirse sobre las ruinas del proyecto neoliberal.

Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso

La Jornada, 23 mayo 2012

Tsipras en Berlín

 
Àngel Ferrero · · · · ·(sinpermiso)
28/05/12

Alexis Tsipras
 
Alexis Tsipras, el presidente de SYRIZA, dio su conferencia de prensa a escasos metros del epicentro de poder en Alemania –el Reichstag y la Cancillería–, en laHaus der Bundespressekonferenz (BPK), uno de esos lugares en los que los periodistas se cuecen en su su propio jugo y que cuenta con una espaciosa y moderna sala de conferencias, amplios despachos y hasta un abrevadero propio donde los socios pueden sentarse a beber alcohol y hacer como que son periodistas (eso es lo que nos enseñan las películas, ¿no?). Un colega me comenta que la proximidad con respecto al Reichstag y la Cancillería obedece a una razón muy precisa: los lameculos tienen que estar cerca del culo. Piénsese lo que se quiera del lenguaje, pero razón no le falta: a Tsipras le preguntaron no una ni dos, sino hasta tres veces qué pensaba hacer cuando ganase las próximas elecciones del 17 de junio –las encuestas siguen dando a SYRIZA como ganadora, con porcentajes de hasta 30 puntos–[1] y Grecia saliera del euro como reza la propaganda oficial, a pesar de que una de las primeras cosas que dijo fue que nada estaba más lejos de la intención de la coalición que lidera, y exactamente lo mismo declaró el día anterior en París. La verdad es que daba igual, porque la noticia estaba redactada antes incluso de que bajase del avión. De hecho, la repercusión del viaje de Tsipras a París y Berlín en los medios alemanes fue más bien escasa. El Bild, el rotativo sensacionalista más leído de la República Federal Alemana, respondió a su manera y publicó un breve sobre Vicky Voulvoukeli, una desconocida político de "Griegos independientes". [2] Pero esperen a que gane y entonces verán. Lo más bonito que se dirá de Tsipras será algo así como "el Hugo Chávez del Mar Jónico". Según el diario Bild, Alexis Tsipras «simpatiza públicamente con los anarquistas violentos. Se le acusa de ser miembro [de uno de estos grupos] y de financiarlos.» [3]
A diferencia de París, donde contó con un numeroso público en la Asamblea Nacional,[4] la sala de prensa del BPK no se llenó. El clima reinante fue típicamente alemán, que es tanto como decir hostil, pero contenido. Tsipras había sido invitado por La Izquierda a exponer su programa en Berlín, como el día anterior lo había sido por el Front de Gauche en París, donde, por cierto, no fue recibido por François Hollande, un eco la negativa que recibió el propio Hollande por parte de Merkel cuando fue candidato a la presidencia francesa. El candidato de SYRIZA estuvo en todo momento flanqueado por Klaus Ernst y Gregor Gysi, que aprovechó la ocasión para reclamar al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) que rechace de manera clara el pacto fiscal y acepte los eurobonos, a lo que el SPD hizo, apelando como siempre a la "responsabilidad de estado" –esa instancia superior equivalente a Dios en Alemania–, oídos sordos.[5] Tsipras tomó la palabra y agradeció a La Izquierda su solidaridad (solidaridad que, dicho sea de paso, debe de haberle costado algún que otro punto porcentual en las encuestas de intención de voto). Qué amarga decepción debió suponer para los periodistas alemanes, ávidos de carnaza, cuando Tsipras declaró no sentirse protagonista de nada. «El pueblo griego es el protagonista», dijo, y recalcó, como lo hizo en París, que no había venido a presionar a nadie.
La casa común europea
El problema de Grecia, dijo Tsipras, es el problema de Europa. Que es tanto como decir: el problema del proyecto de unidad europea, caracterizado por sus desequilibrios internos y la ausencia de una política fiscal común. No se puede resolver, por lo tanto, el problema de Europa sin resolver el problema de Grecia. Tsipras reclamó solidaridad a los pueblos de Europa y recordó, si es que hacía alguna falta, que el programa de austeridad ha fracasado: Grecia entra en su quinto año de recesión, algo que no tiene precedentes en Europa en tiempos de paz, sólo, como bien recordó el presidente de SYRIZA, en Europa oriental, laboratorio de la terapia de choque neoliberal en los noventa tras la desintegración del bloque oriental. El consenso entre académicos y economistas de que estas medidas conducen a una situación desastrosa de pobreza y desempleo –que Tsipras no dudó en calificar de «catástrofe humanitaria»– es amplio. Las ayudas en nada contribuyen a mejorar el bienestar de los griegos, sólo sirven para rescatar a los bancos. Hay que plantear, añadió, un programa de recuperación económica para Grecia, frenar el brain draining y evitar que el país se convierta, como sueñan los liberales alemanes del FDP, en un protectorado alemán dedicado al turismo, la producción de energía solar –canalizada a Alemania, se sobreentiende (sobre todo después del apagón nuclear que se vio obligado a tomar el gobierno de Merkel por presión popular)– y una agricultura poco competitiva.
Tsipras no renunció en ningún momento a su programa íntegro y pasó rápidamente al contraataque: son los otros quienes abandonaron sus programas, ¿qué hicieron, sino, el PASOK y Nueva Democracia? Cuando un periodista alemán sacó a relucir los problemas del estado griego, Tsipras respondió que Grecia tiene, efectivamente, problemas, y que las reformas son necesarias, pero que bajo ningún concepto pueden vincularse a la propaganda que asegura que se trata de un rasgo cultural. El problema no es el sector público, dijo, éste a lo sumo puede reestructurarse para su mejor funcionamiento, pero en ningún caso recortarse. SYRIZA quiere contribuir a la estabilidad de Europa y en ningún caso quiere su destrucción, sino su regeneración democrática. Quien parece empecinada en terminar con la idea de Europa es Angela Merkel. Ya lo dijo hace meses Oskar Lafontaine (que ese mismo día anunció, por cierto, que retiraba su candidatura a la presidencia de La Izquierda para dejar paso a las nuevas generaciones): «Merkel está ahí para destruir Europa.» [6]
Alexis Tsipras demostró también una poco conocida habilidad retórica, sin estridencias, para reutilizar las metáforas de las élites políticas europeas: así, no es posible aumentar las dosis del medicamento de austeridad, pues no sólo matará al paciente griego, sino que contagiará al resto de Europa. Cuando la medicina falla, continuó Tsipras, la culpa no es del enfermo, sino de la receta. Y la receta la hicieron los doctores de Berlín y Bruselas. Grecia, siguió, es parte de una gran familia europea. Preguntado si su formación conduciría desde el gobierno al abandono de Grecia de la eurozona –o peor aún: a su expulsión, una amenaza presente, pero que no se menciona– recordó que la eurozona no es ninguna casa que tenga un propietario y en la que el resto sean meros inquilinos, sino que todos son inquilinos en la casa común europea.
Terminó Tsipras la rueda de prensa con una seria advertencia: estamos en una situación comparable en ciertos aspectos a la década de los treinta. Debemos encontrar una solución común antes de que sea demasiado tarde. La guerra, señaló Tsipras, no tiene lugar entre naciones, sino entre el pueblo y los trabajadores, por un lado, y los capitalistas por el otro. Ya va siendo hora de que en el Reino de España los súbditos comiencen a ser ciudadanos y empiecen a hablar "griego". Pueden empezar por aquí: "no" se dice όχι.


NOTAS: [1] "Umfrage sieht Syriza-Partei in Griechenland vorne",Spiegel, 24 de mayo de 2012. [2] "Diese schöne Griechin will 70 Mrd. Euro "Kriegschulden" von Deutschland", Bild, 23 de mayo de 2012. [3] "Griechenland: Kommunisten, Judenhasser, Halb-Kriminelle: Regieren diese Radikalen bald Griechenland?", Bild, 12 de febrero de 2012. [4] "Tsipras: 'Debemos refundar Europa y derrota al poder financiero'", El País, 21 de mayo de 2012. [5] "El SPD alemán y Los Verdes se suman a Merkel en el rechazo a los eurobonos", El País, 24 de mayo de 2012. [6] "Oskar Lafontaine: 'Merkel ist dabei, Europa zu zerstören'", Spiegel, 16 de febrero de 2012.
Àngel Ferrero es miembro del Comité de Redacción de SinPermiso.
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www.sinpermiso.info, 27 mayo 2012

jueves, 24 de mayo de 2012

UN CÓMICO AL PODER O ¿EL PODER ES CÓMICO?

 

 

     

Giuseppe Grillo                     Partido pirata

 

 

El llamativo triunfo de GIUSEPPE GRILLO, en las recientes elecciones italianas y la notable aparición del PARTIDO PIRATA en la escena política alemana, representan un hecho importante, la llegada de LO RIDÍCULO al escenario aparentemente tan serio de la gestión de la cosa pública.

El feo dominio de lo económico y sus lenguajes en el quehacer de las instancias políticas ha alejado enormemente a la ciudadanía del tinglado de poder, así se canta en las calles y plazas de España, LO LLAMAN DEMOCRACIA Y NO LO ES.

Parece que, de momento, el camino para salir de estos agobios va a ser el de la risa y la burla, tal y como bien nos lo enseñaron nuestros clásicos españoles de la novela picaresca que como expresión del máximo escepticismo, hablaban por boca del muy escéptico BUSCON DON PABLOS DE QUEVEDO que cada noche mostraba su esperanza en el futuro que se limitaba al día siguiente pronunciando la esplendida frase AMANECERÁ DIOS Y MEDRAREMOS. ¿Es lo mismo crecer que medrar?, el tiempo dirá si los sabios economistas tienen razón o hay que hacer de ellos divertida burla.

José Ramón Montes

La salida de Grecia del euro podría convertirse en la envidia de la Eurozona

 

La antigua dracma a la que Grecia podría volver

¿DE VUELTA A LA DRACMA?

 

Arvind Subramanian

Financial Times

La suspensión de pagos sería desastrosa para Grecia y el consiguiente contagio sería perjudicial para Europa. O así reza la sabiduría convencional. El debate ha girado exclusivamente en torno a la fuerza del contagio y la respuesta adecuada de los países vulnerables y del país que escribe los cheques. Quizá el debate sea desacertado porque falla la premisa. Expulsada de la Eurozona, Grecia podría ser más peligrosa para el sistema que cuando estuvo dentro, al ofrecer un modelo de recuperación que tiene éxito. Hay un escenario que se ha pasado por alto en el que la suspensión de pagos no es un desastre para Grecia. Si éste es el caso, la amenaza real, más existencial para la Eurozona podría ser muy diferente, donde los griegos serían los últimos en reírse. Se debe considerar este escenario. Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll

Las consecuencias inmediatas de la salida o expulsión de Grecia de la Eurozona sin duda serían devastadoras. La fuga de capitales se intensificaría, lo que alimentaría la depreciación y la inflación. Todos los contratos en vigor tendrían que expresarse en una nueva moneda y renegociarse, lo que crearía un caos financiero. Aunque políticamente devastadora, la austeridad fiscal quizá deba intensificarse puesto que Grecia todavía tiene déficit primario que tendría que corregir si faltaran los fondos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Pero este proceso generaría también un tipo de cambio considerablemente depreciado (¿A alguien le parecen bien 50 dracmas por euro?). Y esto pondría en marcha un proceso de ajuste que pronto daría una nueva orientación a la economía y le colocaría en la senda del crecimiento sostenible. De hecho el crecimiento griego seguramente aumentaría vertiginosamente, posiblemente durante un periodo prolongado, si se adoptaran políticas sensatas con el fin de restaurar rápidamente y sostener la estabilidad macroeconómica.

¿En qué nos basamos para afirmar esto? Durante las crisis financieras de los años 90 hubo países que declararon suspensión de pagos y devaluaron su moneda. Inicialmente todos padecieron recesiones severas. Pero sólo duraron uno o dos años y luego hubo recuperación. Corea del Sur registró nueve años de crecimiento con una media de 6%. Indonesia, que padeció una ola de suspensiones de pago que tumbó casi todos los bancos del sistema, registró un crecimiento por encima de 5% durante un periodo similar; Argentina cerca de 8% y Rusia por encima de 7%. El historial demuestra claramente que hay vida después de las crisis financieras. Esto sería verdad también en Grecia, aun teniendo en cuenta las particularidades de la situación allí. Se dice a menudo que la baja relación entre las exportaciones y el PIB de Grecia excluye la posibilidad de un alto crecimiento encabezado por las exportaciones. Pero dicho argumento no está blindado porque las crisis pueden conducir a nuevas y dramáticas orientaciones de la economía. Por ejemplo, India consiguió doblar la relación igualmente baja entre las exportaciones y el PIB una década después de la crisis de 1991, doblándola de nuevo durante la siguiente década sin una gran depreciación de la moneda.

Además, Grecia experimentaría una mega-depreciación, igual que los países mencionados, no una depreciación modesta. Un cambio de este tipo crearía necesariamente nuevas oportunidades para las exportaciones y convertiría las actividades que son marginalmente no comerciables en comerciables. La naturaleza de estas exportaciones será, por definición, impredecible. Pero las fuertes iniciativas que crearía un tipo de cambio muy competitivo son innegables.

Supongamos que a mediados de 2013 la economía de Grecia se recupera mientras el resto de la Eurozona sigue en recesión. Los efectos para España y Portugal, podridos por la austeridad, e incluso Italia serían poderosos. A los electores de esos países no se les escaparía la mejoría de su vecino griego, hasta ahora desdeñado. Empezarían a preguntar por qué sus gobiernos no siguen el camino emprendido por Grecia y pedirían salirse de la Eurozona. En otras palabras, la experiencia griega podría alterar de manera fundamental los incentivos para estos países de quedarse dentro de la Eurozona, sobre todo si las condiciones económicas siguiesen siendo sombrías. En esta fase, la política de Alemania también se vería afectada. Hoy Alemania hace a regañadientes lo mínimo imprescindible para mantener intacta la Eurozona. Si la salida del euro, para emular a Grecia, se convierte en una proposición atractiva, Alemania se verá en un aprieto y la magnanimidad que demuestre en lugar de su tacañería actual podría ser la última prueba de cuánto valora la Eurozona. La respuesta podría sorprender. Quizá el pueblo alemán se dé cuenta de repente de que la Eurozona dispensa a Alemania no uno, sino dos “privilegios excesivos”: tipos de interés bajos como refugio para el capital europeo y un tipo de cambio competitivo al estar enganchada a socios más débiles, en cuyo caso Alemania tendría que ofrecer a sus socios un trato mucho más atractivo para mantenerlos dentro de la Eurozona.

Un escenario de este tipo sería muy irónico. A Grecia se le ve como el paria que contamina la Eurozona; su expulsión podría convertirla en una amenaza mucho mayor para la supervivencia de la moneda única. Si la salida de uno de los países de la Eurozona crea las condiciones para una recuperación en Grecia, podría resultar un modelo contagioso. La tragedia griega en curso todavía podría no salirles tan mal a los griegos. Pero bien podría ser una tragedia para la Eurozona y quizá para el proyecto europeo.

Arvind Subramanian es miembro sénior del Peterson Institute for International Economics y autor de Eclipse: Living in the Shadow of China’s Economic Dominance

Fuente: http://www.ft.com/intl/cms/s/0/4bdda8a0-9dad-11e1-9a9e-00144feabdc0.html#axzz1v43VJ5Qb

lunes, 21 de mayo de 2012

EL ENGAÑO DE LA EUROZONA

Mariano Rajoy                                                         David Cameron

Economía europea: Rajoy y Cameron no entienden; Paul de Grauwe sí

Andy Robinson · · · · ·

No es fácil entender por qué, cinco años después  de ser la economía estrella de la zona euro, España ya parece estar siguiendo  la misma trayectoria que Grecia, Portugal , e Irlanda, descendiendo implacablemente hacia una zona de sombras en la que la crisis ya no es de liquidez sino de solvencia ¿Como demonios hemos (habeis) acabado haciéndonos(os) socios de este club?

Yo aún recuerdo una conversación que tuve en el 2007 con Nicholas Crafts, guru de la endogenous growth theory y las teorías de catch-up en Europa dominantes durante los años optimistas de la  Gran Moderación. Crafts se deshizo en elogios por la economía española y las reformas estructurales llevadas a cabo  ya (en repetidas ocasiones) en el mercado de trabajo, a diferencia de en Italia o Francia. Aplaudió la eficacia de España al aprovechar la avalancha de capitales para impulsar la inversión tanto pública en infraestructura como privada en la creacion de multinacionales competitivas. El deficit por cuenta corriente era un componente necesario del catch-up y pronto alcanzaríamos (ais) a Francia. Incluso un deficit por cuenta corriente que se acercába  al 10% del PIB no  tenia por qué ser un problema porque las entradas de capitales se canalizaban hacia la inversión.

Pero, claro, en aquel entonces, Irlanda  tambien era la economía estrella de la zona euro y de las teorias de catch-up, elogiado por casi todo el mundo por sus bajos impuestos y regulacion light touch , admirado , sobre todo, por lideres del PP como Esperanza Aguirre. Y hasta Grecia tenía sus admiradores. En febrero del 2009, Joaquin Almunia comentó: "La economía griega esta en mejores condiciones  comparada con la condicion media para la zona euro".

Uno de los problemas de la confusión  que reina respecto al por qué de la crisis es que hace muy seductivos los argumentos oportunistas y demagógicos basados en la economía de la tienda de la esquina  o de la  madre de familia que tiene que velar por el futuro de sus hijos y apretar el cinturón para que  cuadren los números. ¡Hemos vivido por encima de nuestros medios y debemos pagar el precio! Al menos dos partidos (el Partido Conservador británico y el PP español) han ganado elecciones basadas en  esta falacia del "sentido comun", ridiculizando las politicas contracílicas fiscales de los gobiernos que sustituyeron, tachados de despilfarradores cuando, en realidad, habian evitado un colapso económico que habría agravado aún mas la crisis de endeudamiento posterior.

Ahora, Cameron y Rajoy son los paladines del "ajuste fiscal expansivo", un oxymoron algo, pero no mucho, menos necio que el mantra de Rajoy:   "No es austeridad O crecimiento sino austeridad Y crecimiento". Son esloganes basados en la idea de que los mercados responderán generosamente a la austeridad bajando tipos y , -confiados en que la deuda se reducirá- crearán las condiciones para un repunte impulsado por  la inversión ¿Es así, no?  Pronto, verás,  la prima de riesgo responderá…

En realidad , la austeridad aplasta el crecimiento  y, por tanto, como explica Martin Wolf en su blog del Financial Times, acaba aumentando la deuda . Ahi estan los datos. Y si algo está claro es que los inversores en bonos leen a Martin Wolf y son tan conscientes de que la austeridad mata al crecimiento como los economistas keynesianos. El crecimiento quizás daba lo mismo a los  vigilantes del mercado de bonos en  tiempos de inflacion de los setenta a los noventa pero , ahora, como se dice, "the important thing is not the return ON my investment but rather the return OF my investment" (lo importante no es el retorno sobre mi inversión sino que me devuelvan el dinero). De modo que el crecimiento es prioridad para los mercados al igual que para tu vecino parado.  Michael Burke, ex Citibank ahora  Socialist bulletin,  lo dice aquí Acaba de salir también (se puede verlo tambien en el blog de Wolf) un importante estudio de Larry Summers y Brad de Long (Berkeley) que derrumba el argumento de que los ajustes fiscales generan crecimiento al crear margen para la inversion privada (en tiempos de baja demanda como estas, es otra  falacia, dicen Summers y De Long).

Dicho de otro modo, el gobierno británico podria estar aprovechando los bajísimso tipos de interés sobre su deuda para realizar inversiones públicas que sí reactivarían la economía. Es decir que el pueblo británico (tan seducido en el ultimo año por la ideologia de la austeridad como muchos españoles, hasta el batacazo tory en las ultimas elecciones municipales  en el Reino Unido…) esta sufriendo sin motivo ni razón . En España las perversiones de la moneda única complican la situacion y hacen el sufrimiento más necesario.  España tiene mucho menos margen para políticas expansivas quen el Reino Unido. Pero -si se toma la zona euro como una unidad-, las medidas  simultáneas de austeridad son innecesarias y contraproducentes.  Ojala François Hollande puede trasmitir el mensaje a Berlin

No se puede pedir que el ciudadano de a pie lea la obra entera de John Maynard Keynes para darse cuenta de  que el "sentido comun" de Cameron y Rajoy, nos llevaría a la perdición y la Gran Depresión . Tampoco se puede pedir que las amas de casa  y madres de familia acaben dominando las teorias financieras como las mujeres sevillanas que protagonizan este video .

Pero invitaría a los lectores a leer esta entrevista que le hice en Londres la semana pasada a Paul De Grauwe, economista belga de la Universidad de Lovaina, que  acaba de ser fichado por la London School of Economics como reconocimiento de sus excelentes y didácticos  estudios sobre la crisis, y advertencias sobre el peligro de la  insolvencia  en una unión monetaria que carece de  un banco central dispuesto a hacer lo que debe. (La entrevista entera sale junto con un artículo sobre las expectativas -algo rebajadas- del programa anti austeridad de Françóis Hollande en el suplemento Dinero el proximo domingo)

Yo: ¿Por qué se está disparando la prima de riesgo española?

Paul de Grauwe: Porque hay un momento en  el que la desconfianza en el mercado empuja los tipos hacia niveles  en los que hay multiples equilibrios malos, muy lejos de la realidad fundamental de la economía. España es solvente pero una vez que entras  en esta dinámica es dificil salir. Crece el miedo a la insolvencia. Los costes de financiación se disparan. Se agrava el problema fiscal;. Tienes que hacer más ajustes , más austeridad . Y esto frena la economía y hace aún más dificil la gestion de la deuda..

Yo: Pero ¿por qué hay miedo a insolvencia en España? La deuda española no es especialmentte alta..

PDG: Cierto. España no es insolvente, pero atraviesa una grave crisis de liquidez.  Pararon de repente los flujos de capitales que financiaban su deficit por cuenta corriente (exterior). Y, la ausencia de liquidez  crea un miedo lógico a un default (moratoria). Es un miedo racional  en una unión monetaria en la que el banco central no se muestra dipsuesto a garantizar que ningún país se vea forzado a suspender pagos. Si el BCE no dice publicamente que no permitirá que los tipos sobre la deuda española rebasen niveles considerados sostenibles y si no actúa en consecuencia comprando bonos, pues, el miedo a la insolvencia se cumple a si mismo.  La gente suele pensar que son especuladores malvados que atacan a España. Pero los que más temen un default no son especuladores, sino inversores conservadores como  gestores de fondos de pensiones. Si España tuviera su propia divisa, el Banco de España proporcionaría la liquidez necesaria y no habría miedo. Y tampoco habría peliigro de insolvencia si el BCE interviniese  en el mercado de bonos con contundencia. Pero no lo hace. El Banco de Inglaterra sí. Por eso, el Reino Unido tiene unos tipos próximos a cero frente al 7% de España. Es la diferencia entre tener tu propia divisa y no tenerla.

Yo: ¿Qué se debería hacer para resolver esta crisis?

PDG: El BCE debería poner un techo a los tipos  en el mercado de bonos comprando deuda en el mercado secundario. Y la Comisión Europea debería forzar un ajuste simétrico obligando Alemania a subir salarios y expandir su presupuesto para elevar la demanda interna y compensar  así el ajustede la devaluación interna  en España , Italia etc.

Andy Robinson es un corresponsal volante del diario barcelonés La Vanguardia.

lunes, 14 de mayo de 2012

FRANCIA, DOS DÍAS DE MAYO

GENERAL SALAN

La memoria humana es débil, 54 años son muchos años, pero hay acontecimientos y países que por su importancia merecen eso que ahora se llama LA MEMORIA HIRTÓRICA.

El primero de esos dos días señalados es el 13 de mayo de 1958, aquella jornada que los franceses no olvidan en la que tras un vibrante discurso del general Raoul Salan, en defensa de la ARGELIA FRANCESA, se derrumbó todo el entramado de la IV REPÚBLICA dando lugar a un verdadero golpe de estado de guante blanco, en el que los militares “africanistas”, fueron capaces de cambiar el régimen político , situar al GENERAL DE GAULLE como jefe del estado y todo sin disparar un tiro para hacer algo parecido a nuestro 1936 pero de modo “muy fino”.

 

MARINE LE PEN

 

El segundo día de mayo ha sido el seis de ese mes del año 2012, en el que tras la primera vuelta del 22 de abril, además de cambiar regularmente el titular de la presidencia de la república se puede observar un importante triunfo moral, seguramente el más destacado del proceso electoral. Nos referimos naturalmente al 18% de los votos obtenidos por el FRENTE NACIONAL, de MARINE LE PEN. Tras los citados 54 años el pensamiento de aquellos generales, en realidad la pasión por la soberanía nacional y la identidad de Francia, sigue muy viva pese a los liberalismos, europeísmos de la UE y otros intentos de disolución.

No se sabe con certeza si será desde la izquierda o desde la que algunos llaman extrema derecha de donde vendrá, empezando por PARIS, el viento fuerte que , a lo mejor, pasando por ATENAS derribe el triste teatro de mercaderes, usureros y especuladores que desde un año antes del MOVIMIENTO DE ARGEL, Tratado de Roma de 1957, ha intentado y en buena parte lo ha logrado mantener a los pueblos del Continente, mudos, marginados de la conducción de los asuntos públicos que les afectan, cediendo el poder a los grupos de menor calidad ética existentes.

Esperemos que tal vez en algún día de otro Mayo, también fue Mayo el 68, surjan con potencia las grandes directrices que conduzcan de verdad a eso que se desea y que muy bien pueden llamarse OTRAS FORMAS DE HACER POLÍTICA, más allá de los tópicos y otras descalificaciones baratas (económicas por supuesto) .

José Ramón Montes

Madrid 14 de mayo de 2012

domingo, 13 de mayo de 2012

Retrato no oficial de Sarkozy

 

 

 

·· ·

NICOLAS SARKOZY

 

John Berger · ·

20/05/12

 

El ex presidente ha anunciado que tras su derrota en las elecciones se retirará de la política. Falta por ver lo que realmente significa esto en términos de sus posibles actividades futuras. Sin embargo, dadas las circunstancias, y viniendo de un líder político francés, fue un anuncio sorprendente.

La verdad es que Sarkozy nunca ha sido un político en el sentido en que sí lo han sido todos los otros presidentes de la Quinta República. Desde el principio su papel esencial fue diferente, y únicamente si definimos eso podremos entender su conducta, sus motivaciones y su destino histórico.

Debo dejar claro que no soy un comentarista político; soy un ardiente observador de los gestos, las reacciones y el comportamiento. Miro muy de cerca las representaciones.

Sarkozy era (es) un agente encubierto. Arribó a los escenarios políticos con la misión secreta que sirvió a los intereses de una potencia exterior global –el poder del capital financiero especulativo que, por definición, amenaza los intereses de cualquier Estado. Como lo argumenta sucintamente Zygmunt Bauman, las fuerzas corporativas que hoy manejan el mundo están "libres de las restricciones territoriales –las restricciones de la localidad".

La misión secreta de Sarkozy era desmantelar en Francia, y luego en la Unión Europea, todas las agencias y las tradiciones estatales que podrían haber sido hostiles a las prioridades de las nuevas y desterritorializadas fuerzas globales del mercado.

Creyó absolutamente en su misión, no porque la hubiera pensado él mismo –no es ningún Milton Friedman–, sino porque la asumió de un modo personal; fue lo que le dio sentido a su vida, a sus ambiciones y a su adicción por los juegos de poder. (Jugó éstos como se juega en un tablero.)

La política fue su cobertura. Construyó un personaje político convincente para sus asociados y los medios, y no obstante su personaje apenas fue creíble. Se hizo hábil con los antecedentes y las estadísticas. Reunió un guardarropa de argumentos prefabricados muy a su medida. Tenía una energía notable –los agentes secretos aprenden a vivir sin descanso, sin recurrir a la relajación normal, porque nunca están en su hogar real. Aprendió la retórica del patriotismo a la que todos los políticos recurren en ciertos momentos.

Y no obstante era apenas creíble. ¿Por qué? En parte porque lo que prometía no llegaba. Pero a un nivel más profundo, porque no podía entender la pasión política y por tanto no entendía la búsqueda que implica la política, con todas las contradicciones e historias que con frecuencia son más duraderas que cualquier tiempo de vida. No era un ser político: la política era su careta. De ahí sus equivocaciones recurrentes y sus decisiones erráticas.

Si entendemos esto bien, podemos percibir y situar mejor su caótico y patético egocentrismo. Uno que nada tiene que ver con el carismático egocentrismo de, digamos, un Napoleón o un Tito. El egocentrismo de Sarkozy no era una vocación sino algo relacionado con las situaciones. Trataré de explicar.

La práctica satírica de representar gráficamente como animales a los políticos y a quienes detentan el poder, comenzó en el siglo 19. Grandville y Daumier nos vienen a la memoria de inmediato. Antes, tales comparaciones críticas existían sólo en los proverbios, en el teatro callejero y en las canciones de mofa.

Conforme las elecciones presidenciales se acercaban a su fin, en la pantalla y en las fotografías Sarkozy comenzó a verse más y más como un chimpancé en una jaula. La jaula de un zoológico atestado.

Ahí lo vieron y evaluaron millones de votantes, y la única forma que él halló para responder a esta atención fue la de referirse de continuo a sí mismo. Por supuesto tenía palabras y gestos, pero sus palabras estaban solas, era un monólogo. No pudo mostrar o elaborar su verdadera misión. Y de repente se encontró solo en una arena política ante un popular Will que insistía en retornar a la política con sus pasiones y longevidades, un retorno a todo lo que Sarkozy había confiado en desmantelar.

La jaula estaba hecha de la soledad de una misión secreta no cumplida.

John Berger es un escritor británico, novelista y critic de arte. Entre sus muchos libros: Selected Essays of John Berger and About Looking.

Traducción para La Jornada: Ramón Vera Herrera

La Jornada, 16 de mayo de 2012

sábado, 12 de mayo de 2012

Y DALE CON LA CRISIS


MUCHO MÁS QUE  LA CRISIS
 
Benigno Martínez Ojeda CPS CATALUNYA
dale con la crisis
Se ha hablado tanto de la crisis, todos hemos hablado tanto de la crisis que existe como una inflación desbordante del hecho y del concepto. Y se dice desde tantos flancos que uno acaba por no saber exactamente de qué estamos hablando. Si además no eres economista (como es mi caso) pues entonces el lío, el barullo, es total.
Todo el mundo da sus recetas después de dar su diagnóstico del enfermo (incluso sin el diagnóstico). Son, dicen, causas económicas, de falta de competitividad, Primero viene la burbuja inmobiliaria (¿cuántas burbujas hemos tenido antes?), luego es el déficit y acaba con la deuda…
Algo está claro: esa burbuja, primero, y esa deuda pública, por privada, después, es lo que ponen en la balanza los poderosos para decir que esto no se aguanta. Pero creo que hay que recapitular y arrancar de más atrás:
El capitalismo no es malo en unos sitios y bueno en otros. Aunque hemos visto las diferencias en cómo se reproduce en unos u otros sitios. Se trata más bien de la correlación de fuerzas.
Mientras estaba el Bloque del Este, había una lucha política ideológica entre los dos sistemas y valía todo para vencer al otro. No es el momento de entrar a defender a uno u otro, sino de reconocer el hecho. Digamos que hubo un claro vencedor, el capitalismo, y posiblemente una de las bazas mejor jugadas fue la que supuso los avances hacia un estado del bienestar. Es evidente que en este caso jugó un gran papel la socialdemocracia: yo no te pongo en cuestión, acepto “tus bondades” y me das parte de la tajada del gran pastel. Esta sería la caricatura de lo que podría ser el Estado del Bienestar, solo implantado en los países más avanzados económica pero sobre todo socialmente. El motivo por qué este estado de Bienestar no se implantó en USA no lo acabo de entender aunque creo que algo tendrá que ver el hecho de que EEUU era la cabeza del nuevo imperio y todas las ventajas que este hecho le daba. Seguramente en la consecución de este Estado del Bienestar un papel disuasorio y decisivo lo jugó la existencia del otro bloque. Podríamos decir que la existencia del bloque del Este benefició más a Occidente que al propio bloque del Este.
En el momento que ese bloque cae, los que dirigen el capitalismo (por simplificar) desde no sé dónde se han debido plantear que por qué hay que darles a los plebeyos, a esos pueblos, todos esos derechos (los derechos universales de educación, sanidad, etc), cuando ese campo de servicios es una plataforma de negocio inmensa.
Volviendo atrás, decíamos que los capitalistas ponen en la balanza desde la burbuja inmobiliaria, pasando por el déficit para acabar en la Deuda, como demostración de que esto no se aguanta. Pero ¿No será que eso es la disculpa, pero que lo que se quiere conseguir es simplemente el desbaratamiento del Estado de Bienestar? ¿Qué supondría ese desmantelamiento? Primero pasaríamos de disfrutar de unos derechos universales (a la sanidad, a la educación, a una política para la dependencia, a unos servicios sociales) por el hecho de ser o estar en este país, a disfrutar de esos servicios…el que se los pueda pagar, claro). Aquí, en este caso, habría más que derechos, dinero para hacer frente a los imponderables que pueda haber en la vida. En el mejor de los casos el cambio sería el Estado del Bienestar por la Sociedad del Bienestar. . Esto sí, si eliminamos los derechos universales, el Estado ya no tendrá por qué dirigir y/o gestionar los servicios correspondientes, y podrán asumirlos las empresas o corporaciones privadas, cuya principal divisa es y será el lucro y en cuanto menos tiempo mejor.
Esto permite, lleva, a que como no hay obligación para el Estado, este no tiene por qué dar esos servicios, el siguiente paso es que esos servicios los dará, los “venderá una empresa privada, una multinacional. Y aquí sí que hemos cerrado el círculo. No se necesitará guarderías públicas, ya las pondrá el mercado…si ve que hay o habrá quien las podrá pagar, lo mismo de los colegios, las universidades, los hospitales, las medicinas, y no digamos la televisión, la radio, la comunicación, la luz, la telefonía. Todo a mayor gloria de las corporaciones privadas.
Simplemente volveremos a los orígenes del capitalismo en el que el pago por horarios de 12 y 14 horas, sin sábados ni domingo podía ser, era la simple manutención y esto con dificultades

viernes, 11 de mayo de 2012

EUROCRIMEN

José Manuel Durao Barroso

Ciudadanía y Poder

7 mayo, 2012 | Filed underOpinión | Posted by larepublica.es

Ricardo Rodriguez

La prensa nos da cuenta del nerviosismo de los responsables políticos de la Unión Europea por el resultado de las elecciones en Grecia, en donde parece (a la hora en que estas líneas se escriben) que podrían no obtener mayoría suficiente los partidos políticos favorables a seguir sumiendo en la miseria a sus conciudadanos. Los griegos son, por lo que se ve, gente extraña y no les gustan los gobernantes que los condenan a morir de hambre.

En el pasado, severos portavoces de la Comisión Europea mostraron su malestar porque algunos países habían decidido consultar a la ciudadanía sobre el llamado “pacto fiscal”. Es que si se le pregunta a la ciudadanía igual vota lo que no debe y hay que andarse con cuidado. La misma Grecia fue sometida a infame campaña de linchamiento cuando a su anterior primer ministro Papandreu se le ocurrió convocar un referéndum acerca de las medidas de austeridad.

Cuando estos doctos dirigentes europeos celebran sus cumbres, las ciudades elegidas para el cónclave han de ser puestas bajo estado de sitio, con miles de policías y supresión de libertad de movimiento de las personas, amén de suspenderse otros derechos fundamentales, para evitar que la ciudadanía, furiosa, los eche a patadas. No pueden, los sabios dirigentes europeos, ni dar la cara ante sus conciudadanos. Y, por descontado, son elogiados como “valientes” aquellos gobernantes que adoptan decisiones “impopulares”, que es una forma elegante de decir que hacen lo contrario de lo que quiere la mayoría de la población y exactamente lo contrario que prometieron en campaña electoral. En castellano claro: ser “valiente” es lo mismo que ser un embustero. La virtud que se buscaba en Monti, para Italia, y Papadimos, para Grecia, nunca fue, como se aseguró, su gran competencia técnica, cuya prueba está por ver, por cierto, sino el hecho de no haber sido elegidos, lo que, previsiblemente, les facilitaría adoptar esas medidas “impopulares” sin preocuparse por lo que pensaran los electores.

De una forma o de otra, resulta que los ciudadanos somos el mayor problema de los dirigentes de la Unión Europea. Toda una muestra de democracia, ¿verdad

Europa sin Grecia

 

 

¿El futuro de la UE?


El País 11 de mayo de 2012

 

 

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA 10 MAY 2012 - 19:39 CET

La salida se produciría en el peor momento, cuando la posibilidad de contagio a otros países es mayor

Esta Europa no da un respiro, como si odiara la previsibilidad que durante tantas décadas hizo que la gente no le prestara la más mínima atención. Apenas unos días después de que la victoria de Hollande en Francia abriera una rendija de esperanza, nos encontramos de bruces con los dos problemas que definen esta crisis. Por un lado, la fragilidad de los sistemas políticos, que como vemos en Grecia se autodestruyen en el empeño de convencer a sus ciudadanos de que se sometan a una austeridad sin límite ni perspectiva y que sean ellos los que soporten en solitario el peso principal de la crisis. Por otro, como estamos viendo en España, la fragilidad de partes importantes del sistema financiero, fruto de una década de exceso de liquidez, mala gestión y peor supervisión. Esas dos fragilidades se suman y se retroalimentan llevándonos a una situación insostenible: en Grecia, porque la perspectiva de una renegociación de los términos del paquete de rescate supone situarse en el umbral de la salida del euro; en España, porque la condición absolutamente necesaria para que funcione esa combinación de reformas y recortes que constituye, hoy por hoy, la única agenda del gobierno es que tenga lugar en un marco de estabilidad financiera y confianza exterior.

Tanto para mantener

a Grecia dentro del euro como para evitar que una eventual salida produjera una reacción en cadena que afectara a España, los gobiernos de la eurozona tendrían que tomar medidas de gran calado. Esas medidas deberían asegurar a los mercados bien que Grecia tiene un futuro dentro del euro o bien que su salida sería un hecho aislado. Pero como no ven a los líderes europeos levantando los cortafuegos necesarios, los mercados no se creen ninguna de esas afirmaciones. En ese pesimismo preocupante han empezado a coincidir muchos dentro de las instituciones europeas al percibir hasta qué punto Grecia y Alemania han llegado al límite de sus esfuerzos: a un lado, tenemos la fatiga de austeridad griega; a otro, la fatiga de solidaridad alemana.

Es imprescindible recuperar el aliento y tomar perspectiva: una salida de Grecia del euro sería un desastre de primera magnitud, para los griegos y para el resto de los miembros de la eurozona. Además del deterioro aún mayor en las condiciones de vida de los griegos, los partidos extremistas se harían todavía más fuertes. Aunque formalmente Grecia no saliera de la Unión Europea, su salida afectaría a todas las políticas en las que se basa su pertenencia a la UE, especialmente en lo referido al mercado interior por lo que, en la práctica, sería como una salida de la UE.

Las consecuencias serían también geopolíticas: precisamente cuando, después de una turbulenta historia, la UE intenta atraer a su seno a los Balcanes Occidentales y se dispone a admitir a Croacia, la salida de Grecia del euro abriría un nuevo frente de desgobierno y fracaso estatal en una región bastante complicada. Psicológicamente, los griegos identificarían el proyecto europeo con un fracaso por lo que, lógicamente, querrían alejarse de él. Para colmo, la deseuropeización de Grecia podría dar alas a las voces y fuerzas antioccidentales que históricamente han sido más fuertes en ese país que en otros vecinos del sur de Europa como España, Italia o Portugal, lo que podría tener repercusiones importantes en materia de seguridad, bien mediante un cuestionamiento de la pertenencia a la OTAN o vía un auge del nacionalismo y de las tensiones con Turquía y Macedonia.

Para el resto de Europa, las consecuencias no podrían ser peores. El eufemismo de moda (una salida controlada), esconde una esperanza bastante cínica de que los griegos fueran los únicos afectados. En la práctica, sin embargo, esa salida se produciría en el peor momento ya que Portugal, Italia y España están en el punto de máxima vulnerabilidad, pues los recortes han hecho el máximo daño, las reformas todavía no han tenido resultados y el paquete de crecimiento todavía no ha llegado a la mesa. En otras palabras, la salida de Grecia se produciría en el peor momento, que es precisamente aquél en el que su factor de contagio sería más alto y su probabilidad de aislamiento más bajo.

La Comisión Europea tiene en el cajón y está desempolvando a toda prisa la batería de medidas para estimular el crecimiento que podrían tener un importante impacto para introducir algo de esperanza en el horizonte. Se trataría de un cóctel donde se mezclarían fondos estructurales, préstamos del BEI y algo de flexibilidad en la aplicación de los objetivos de reducción del déficit. Pero con el ojo puesto en Grecia, el optimismo que ha sucedido a la victoria de Hollande y que ha hecho que en Bruselas se respire un aire completamente distinto tiene que convivir con una duda muy incómoda: ¿y si Hollande hubiera llegado demasiado tarde?

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El impacto de la crisis sobre la democracia

 

La derecha pretende desmontar el Estado social con la excusa de salir de la recesión

IGNACIO SOTELO 11 MAY 2012 - 00:04 CET

 

 

 

El País 11 de mayo de 2012

La crisis es la primera de nuestras preocupaciones, pero que con ella la democracia pueda ir deteriorándose —a pesar de que se acumulan los síntomas, el último, volver a una televisión pública, mero instrumento de propaganda del Gobierno—, es cuestión que sigue en la penumbra.

Habría llegado el momento de cambiar el mercado laboral, reajustar la política social, la fiscalidad, las instituciones financieras, controlar las Comunidades Autónomas, todo habría que cambiarlo, menos corregir las deficiencias de nuestra democracia, por no cambiar, ni siquiera una ley electoral que tan descaradamente favorece el bipartidismo.

Desde la caída del bloque soviético, la democracia representativa por vez primera no compite con otras opciones. Ha llegado a la cima de su prestigio, pero habría que retroceder a los años treinta del siglo pasado para encontrar tamaño distanciamiento de las instituciones democráticas establecidas. Pese a que después del paro, la segunda preocupación de los españoles sean los políticos, estos no se dan por aludidos, escudados en la expectativa de que la crisis difumine valoración tan negativa.

En suma, cuando la democracia parece indiscutible, arrecia con fuerza la crítica a sus instituciones. Paradoja que en un primer momento podría explicarse por la misma consolidación de la democracia: que se critique cada vez más y mejor podría interpretarse como prueba de que estuviese más y mejor arraigada. Si se detecta una mayor crítica interna en un partido, asociación o institución, es señal de la buena marcha democrática, hasta el punto de que tal vez cabría afirmar que cuánto más críticas, más patente quedaría su buen funcionamiento.

Hay que robustecer los controles como forma de combatir la corrupción

Para dar cuenta del aumento de denuestos a la democracia se podría añadir un segundo argumento, y es que, al encontrarse sin competencia imaginable, criticarla implica mucho menor riesgo. En la “guerra fría” excederse en las críticas del modelo occidental se interpretaba como prueba de preferir el soviético; así que se andaba con mucho tiento a la hora de criticar la democracia representativa.

Aunque haya que tomar en cuenta las dos explicaciones anteriores, el malestar generalizado rebasa con mucho la mera confirmación del buen funcionamiento de la democracia y, desde luego, es algo de mucho mayor calado que una mera reacción coyuntural ante el comunismo, o su caída. Que el fenómeno no es tan simple queda de manifiesto en el hecho de que lustros antes del derrumbamiento de la Unión Soviética ya se detectaba un enfado creciente. En los años setenta, la izquierda hablaba de la “crisis de legitimidad del capitalismo tardío” y la derecha, de la creciente “ingobernabilidad” de las democracias establecidas. Con todo, en los últimos tiempos la irritación con el funcionamiento de la democracia se extiende a una velocidad preocupante, hasta el punto de que incluso en una minoría —que en algunos países europeos por desgracia crece a buen ritmo— se condensa en actitudes claramente antidemocráticas. De ahí que convenga distinguir las críticas y frustraciones que provienen de contraponer el ideal de lo que debería ser la democracia con su funcionamiento real, de aquellas otras que subrayan los males que se denuncian como consecuencia necesaria de unos principios que no podrían dar otros resultados, es decir, de la crítica de la democracia en cuanto tal. Incluso en una situación de relativa calma chicha como la de Alemania desde la unificación —los sueños se habían hecho realidad— con índices socioeconómicos entre los mejores de Europa, el concepto que ha terminado por prevalecer para designar las relaciones de la población con la política esVerdrossenheit, una mezcla de enojo y fastidio. El concepto dePolitikverdrossenheit,hastío de la política, comporta una doble dimensión: de una parte, supone una valoración negativa de los políticos y de todo lo que tenga que ver con la política; de otra, un simple desentenderse de la política, por desinterés o cansancio. Ante la política el ciudadano se irrita, o pasa de ella.

¿De dónde proviene enojo tan generalizado? Formulemos una primera hipótesis. En un mundo con tantas y tan grandes mutaciones en todos los ámbitos sociales, económicos, políticos, las instituciones se muestran cada vez menos capaces de responder a los nuevos desafíos, pero, pese a esta manifiesta impotencia, permanecen petrificadas sin tener previsto, ni siquiera para un futuro más o menos lejano, mudanza alguna. Que las instituciones permanezcan inamovibles, cuando se producen tantos cambios y tan rápidos, explicaría el desasosiego que se detecta. El malestar lo produciría la velocidad del cambio con un anquilosamiento de las instituciones que, no solo son cada vez menos operativas para resolver los problemas a los que se enfrentan, sino que con su ineficacia salta a la vista el uso que de ellas hace una clase política que las utiliza como fuente exclusiva de poder y riqueza, que es lo que en un sentido lato habría que llamar corrupción. En suma, la velocidad del cambio social produce vértigo, a la vez que las aguas estancadas, inmundicia.

Para dar cuenta del amplio malestar que invade a Europa, el hecho crucial es una eficacia a la baja para resolver los problemas que son competencia de las instituciones. Para disimular esta tendencia se recubren de una falsa apariencia, mostrándolas muy distintas de lo que realmente son, con lo que aumenta hasta extremos insoportables la discrepancia entre realidad y apariencia —algo que, por lo demás, se da en toda sociedad— obligando a los ciudadanos a comulgar con ruedas de molino, con la amenaza de que, si se negaran a ello, se les difamará de enemigos de la democracia. Esta ambigüedad, cuando no confusión general, desemboca en una utilización de las instituciones para fines ajenos a los establecidos: y en esto consiste el concepto más amplio y genérico de corrupción. La falta de adecuación de las instituciones a las necesidades sentidas, con una ineficacia en aumento, es el problema de fondo; su utilización para fines espurios, la llamada corrupción, un subproducto derivado. De ahí que robustecer los controles como forma de combatir la corrupción, a la larga se revele poco eficaz, al menos mientras no se ataque la cuestión de fondo, la inadecuación creciente de las instituciones políticas a las exigencias económicas y sociales que al comienzo del tercer milenio demandan las sociedades europeas.

La crisis de la democracia no es un fenómeno circunstancial que pudiera resolverse con algunos arreglos superficiales, sino que exige cambios sustanciales, de esto somos cada vez más conscientes, pero también del escaso consenso que existe sobre su posible contenido y alcance. No solo a la izquierda se le ha hundido el suelo bajo los pies, arrastando consigo todos sus supuestos anteriores, es que la tesis de la derecha de que todo se reduce a librar a la sociedad y a la economía de las garras del Estado, si bien marcha en la dirección que indica la internacionalización de la economía, no nos engañemos, lleva en su seno el desmontaje del Estado social, pedestal sobre el que se levanta la democracia establecida.

Es necesario reaccionar a tiempo ante el sistemático desguace del Estado democrático, que se justifica como un elemento imprescindible para salir de la crisis, así como prestar mayor atención a las nuevas formas de organización democrática que vayan surgiendo en la sociedad.

Ignacio Sotelo es catedrático de Sociología.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Por qué no ha funcionado la estrategia «Frente contra Frente» de Mélenchon

 

 

TOURS LA FRANCIA PROFUNDA

David Djaïz · · · · ·

06/05/12

Publicado por Sinpermiso

«Hemos soportado el grueso del combate contra el Frente Nacional», declamó el candidato del Frente de Izquierda. Pero eso no ha bastado, a la vista del resultado obtenido por la extrema derecha en la primera vuelta del escrutinio de las presidenciales. Para David Djaïz, la divergencia entre Mélenchon y Marine Le Pen se despliega en la batalla cultural.

Durante las últimas semanas de la campaña presidencial, Jean-Luc Mélenchon ha afirmado querer acometer al Frente Nacional, dirigiendo el combate cultural Frente (de Izquierda) contra Frente (Nacional). Los resultados de la primera vuelta son decepcionantes a este respecto, puesto que, con un 17,9% de los votos y cerca de 6,5 millones de electores, Marine Le Pen aventaja considerablemente a su adversario, que no recoge más que el 11,1% de los votos emitidos.

En términos absolutos, el resultado de Mélenchon supone una bonita cifra: ha multiplicado el resultado que logró Marie-Georges Buffet en 2007 en las mismas elecciones, y sobre todo gracias a una campaña muy conseguida, muy estética (colorida sobre todo con numerosas referencias históricas y literarias), ha encarrilado una cierta tradición de la izquierda a la vez contestataria (por no decir revolucionaria), republicana y social. .

Por tanto, la diferencia con Marine Le Pen es importante y merece alguna tentativa de explicación. ¿Por qué ha fracasado Jean-Luc Mélenchon en devolver al seno de la izquierda a las categorías populares que siguen votando masivamente al FN? Cuatro razones, en realidad entrelazadas e interdependientes, pero aisladas aquí en beneficio del análisis, nos parece que explican este fracaso parcial.

Falta de tiempo

Jean-Luc Mélenchon ha afirmado querer librar una batalla cultural contra Marine Le Pen a tres meses de la primera vuelta. La estrategia era la buena: es desde luego el imaginario colectivo lo que la izquierda debe reconquistar a la hegemonía de la derecha, por medio de la acción militante y sindical, por la educación popular, por la formación popular. Pero eso no se puede hacer más que a largo plazo y en un clima tranquilizado.

Una victoria de François Hollande en las presidenciales aflojaría las tuercas y permitiría a los diferentes componentes de la izquierda librar ese combate cultural tras haber ganado el combate electoral.

Silencio frente al sentimiento de inseguridad cultural

Jean-Luc Mélenchon ha ofrecido respuestas más bien convincentes a la seguridad económica y social de los franceses como muestran varias encuestas. Por desgracia, y como recuerda Laurent Bouvet en un texto publicado el 24 de abril en Le Monde [1], su campaña ha sido bastante menos contundente en lo que respecta a la inseguridad cultural, a lo que se podría añadir la inseguridad afectiva, que es un determinante importante del voto.

La inseguridad ha sido en realidad el tema central de esta campaña, tan masiva y proteiforme que los comentaristas no se han dado cuenta de ello. Esta inseguridad adopta mil rostros y ya no es sólo la inseguridad «policial» que había dominado la campaña de 2002: está la inseguridad económica (miedo al paro y a las deslocalizaciones en un contexto de crisis de la mundialización), inseguridad social (miedo a la quiebra de los servicios públicos y los comercios de proximidad), la inseguridad cultural-identitaria (miedo a la inmigración y a la disolución de la identidad francesa-occidental) y, por último, la inseguridad más difícil de aprehender para el sociólogo, la inseguridad afectiva, que es el sentimiento de ver disolverse nuestros puntos de referencia habituales en un mundo en el que todo se acelera. Forzoso es reconocer que el Frente de Izquierda no ha sabido responder a estas dos últimas formas de inseguridad que son menos discursivas, pero que, sin embargo, sobredeterminan las demás.

Impresión de incoherencia, incluso de contradicción

Si Jean-Luc Mélenchon no ha logrado articular una respuesta fuerte a esas cuatro inseguridades, es en principio porque a la izquierda le resulta difícil tratarlas en bloque. A la necesidad de protección económica y social, la izquierda añade siempre una componente de emancipación colectiva (protección de los más necesitados y de los excluidos, igualdad, universalismo) que (ya) no responde al sentimiento de inseguridad cultural y afectiva que expresan los más debilitados de nuestros compatriotas.

Es lo que ha nublado el discurso de Jean-Luc Mélenchon para numerosos electores, que han tenido la impresión de que era a la vez protector en materia económica y laxo en materia de inmigración, de identidad nacional o de lucha contra la delincuencia.

Las muy loables tentativas de Jean-Luc Mélenchon de proponer un discurso original sobre la inmigración han sido francamente infructuosas. Por oposición a ello, el discurso de Marine Le Pen, sin componente emancipatoria, dio la impresión de una mayor coherencia y carácter «compacto», respondiendo en bloque a esas cuatro inseguridades.

Ha parecido que Marine Le Pen proponía un conjunto homogéneo de defensas, contra las finanzas, contra la Europa de Bruselas, contra la inmigración, contra la soledad de los «olvidados» y de los «invisibles ». Sobre todo, no tiene el estorbo de la dimensión colectiva, incluso colectivista que conlleva el Frente de Izquierda. Cuando el desamparo llega al paroxismo y el suelo cultural no es favorable, desgraciadamente es muy difícil hacer de la componente emancipatoria un serio argumento de campaña para llegar a las clases populares.

Anticomunismo y antisocialismo de las clases populares

La derechización del imaginario colectivo tan bien descrita por Gaël Brustier y Jean-Philippe Huelin en Voyage au bout de la droite [Viaje al fin de la derecha] toca especialmentea las clases populares desde hace treinta años. Paralelamente, el imaginario de izquierda está en declive por numerosas razones: hundimiento del PC y de su contracultura, adhesión de una parte de los socialistas al neoliberalismo, etc.

Entre un discurso protector individualista, el de Marine Le Pen, y un discurso protector colectivista y universalista, el de Jean-Luc Mélenchon, las clases populares (principalmente los obreros y los jóvenes sin título) prefieren el de Marine Le Pen. La idea de comunidad (mi pueblo, mi «raza», mi religión y, más sorprendente, «mi República») ha substituido a la de sociedad en una representación común. Como afirma Alain Mergier en una entrevista en Echos aparecida el 23 de abril: «en las clases populares domina el antisocialismo».

En tiempos de crisis, Hobbes tiene razón frente a Rousseau: el pesimismo antropológico y el individualismo resultan más prometedores. La reconstrucción de un imaginario alternativo llevará tiempo.

Para permitirlo o al menos crear condiciones favorables para ello, es indispensable una victoria de François Hollande el próximo 6 de mayo.

Nota:

[1] Laurent Bouvet, "Comment la gauche gérera-t-elle l'insécurité culturelle révélée par le vote Marine Le Pen?" [¿Cómo gestionará la izquierda la inseguridad cultural que revela el voto a Masrine Le Pen?, Le Monde, 24 de abril de 2012.

David Djaïz es responsable nacional del movimiento Rose-Réséda (universidades populares itinerantes) y miembro del colectivo Gauche Populaire (Izquierda Popular).

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

La coalición de la izquierda radical toma la delantera en todas las grandes ciudades y entre la juventud de 18 a 35 años

Grecia

PARLAMENTO GRIEGO

Eric Toussaint

Rebelión

Su campaña estuvo centrada en la suspensión del pago de la deuda y la anulación de los planes de austeridad.

1.- Los resultados

La coalición de la izquierda radical Syriza se convierte en el segundo «partido» en importancia al pasar del 4,5 % de los votos en las elecciones pasadas (2009) al 16,8 %, aumentando sus diputados de 13 a 52. Además de ser el primer partido en todas las grandes ciudades, es la lista más votada entre ls juventud de entre 18 y 35 años.

El Partido Socialista (PASOK) ha perdido 2/3 de los votos obtenidos en 2009, pasando del 44 % al 13,2 %. ¡Pierde 119 diputados!, de 160 escaños en 2009 se queda en 41 en 2012. El PASOK ha sido castigado tanto en votos como en escaños y paga muy cara su política pro austeridad, su sumisión a los intereses de las grandes empresas privadas y de la Troica.

Nueva Democracia, el principal partido de la derecha que entró en el gobierno griego a partir de diciembre de 2011, es el partido más votado de estas elecciones pero ha perdido también una enorme cantidad de votos, pasando del 33,5 % de los votos en 2009 al 18,9 % en 2012. En cuanto al número de escaños, tiene muchos más debido a una disposición escandalosa de la ley electoral griega que premia con un suplemento de 50 diputados al partido que obtiene el mayor número de votos. Así que, a pesar de haber perdido un 40 % de votos, aumenta en 17 su número de diputados (pasa de 91 a 108). También hay que recordar que antes de las elecciones del 6 de mayo se había quedado con 71 diputados ya que sufrió numerosas defecciones. Por otra parte, también el PASOK había perdido 31 diputados, que entre 2010 y 2012 lo abandonaron en protesta por sus políticas antipopulares.

Debido a esa particularidad de la ley electoral griega, Nueva Democracia que sólo obtuvo un 2,1 % más de votos que Syriza, obtiene más del doble de escaños —Nueva Democracia tendrá 108 diputados mientras que Syriza sólo 52—.

Alba Dorada, grupúsculo neonazi, que dispone de grupos de choque, entra por primera vez en el Parlamento. Desde prácticamente la nada ha llegado al 7% de los votos lo que le confiere 21 diputados. Y en consecuencia dispondrá de fondos públicos para consolidarse.

El Partido Comunista KKE progresa muy ligeramente, pasando del 7,5 % de los votos al 8,5 % y gana 5 diputados —21 diputados en 2009, 26 en 2012—.

La Izquierda democrática —DIMAR— grupo escindido de Syriza en 2010-2011, ha obtenido el 6% de los votos y 19 diputados.

Los Verdes todavía no alcanzan el 3% de los votos, umbral necesario para entrar en el Parlamento. En el mismo caso está Laos, formación de extrema derecha, que también ha pagado cara su participación en el gobierno, puesto que en las anteriores elecciones había conseguido 17 diputados.

Antarsya (coalición de extrema izquierda) se queda con un 1,1% de los votos.

A la izquierda del PASOK: Syriza + PC (KKE) + DIMAR + Antarsya = 97 escaños en lugar de los 34 obtenidos en 2009. Parece que es el resultado más importante de la izquierda que se sitúa a la izquierda del PASOK desde 1958.

En la extrema derecha Alba Dorada con 21 escaños sobrepasa los 17 obtenidos por Laos en 2009. Laos no ha alcanzado el umbral del 3%, y ese es el castigo infligido por sus electores debido a su participación en el gobierno desde diciembre de 2011 a enero de 2012.

2.- Unos comentarios totalmente parciales: el resultado obtenido por los neonazis es muy preocupante (véase el análisis realizado por Yorgos Mitralias de un contexto que evoluciona rápidamente http://www.cadtm.org/spip.php?page=imprimer&id_article=7899 )

Lo que se debe resaltar es este escrutinio es el resultado muy positivo obtenido por Syriza. Esta coalición había centrado su campaña en algunas propuestas / reivindicaciones como la suspensión inmediata e incondicional del pago de la deuda griega durante un período de entre 3 y 5 años, la anulación de las medidas de austeridad impuestas desde 2010, la ruptura de los acuerdos con la Troica, la nacionalización de una parte importante del sector bancario, la necesidad de poner en marcha un gobierno de izquierda para poder aplicar todas estas medidas. Varios diputados de Syriza apoyan activamente la auditoría ciudadana de la deuda griega y la necesidad de anular las deudas ilegítimas. Se trata especialmente de Sofia Sakorafa, que rompió con el PASOK en 2010 para protestar contra las medidas de austeridad. Veremos si Syriza mantiene esta orientación después de su gran éxito electoral. Es muy alentador que una parte importante del electorado haya apoyado propuestas radicales. El futuro nos dirá si Syriza estará a la altura de este formidable apoyo popular. La tarea no es fácil ya que hasta ahora el KKE, partido comunista, con el que necesariamente se tendría que aliar, rechaza esta alianza categóricamente tratando a Syriza de seudo-revolucionaria, e instalándose en un espléndido aislamiento.

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