martes, 7 de abril de 2015

La guerra de Arabia Saudí en Yemen

 

Michael Horton

 

GUERRA EN YEMEN

Poco antes de que el fundador de Arabia Saudita, el rey Abdulaziz Ibn Saud, muriese en 1953, supuestamente dijo: "el bien o el mal para nosotros vendrá de Yemen". Con el inicio de los ataques aéreos contra objetivos en Yemen, cada vez es más probable que la última parte de su predicción se haga realidad. Nada bueno, y ciertamente nada decisivo, resultará de la "Operación Tormenta Decisiva" saudí.

La intervención saudí en Yemen, junto a la intervención en Bahrein en 2011, marca una desviación importante de una política exterior que se ha caracterizado históricamente por la cautela, la renuencia y la actuación a través de terceros. En Bahrein, el esfuerzo de Arabia Saudí para sofocar la rebelión chií tuvo éxito. Sin embargo, Yemen no podría ser más diferente de Bahrein, que es una pequeña nación en una planicie y una población desarmada. Por el contrario, Yemen tiene una de las poblaciones más fuertemente armada del planeta, el terreno es ideal para una guerra de guerrilleras y cuenta con una tradición milenaria de resistir y repeler invasores.

PUERTO DE ADEN, SUR DEL YEMEN

A finales de 2009, Arabia Saudí lanzó una campaña discreta pero potente en recursos contra los huthis, una tribu yemení que pertenece a la secta Zaidi del Islam chiíta. En aquel entonces, los huthis se encontraban librando su sexta y definitiva guerra contra el gobierno del ex presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh. En respuesta a un ataque de los combatientes houthi contra guardias fronterizos saudíes, el gobierno saudí lanzó operaciones contra los huthis. Los saudíes utilizaron partes de su ejército, fuerzas especiales, y la fuerza aérea. La campaña resultó ser un desastre para los saudíes y dio lugar a una revisión de alto nivel de la capacidad militar de su ejército. Los huthis, que estaban pobremente armados y luchaban a la vez contra las fuerzas yemeníes y las fuerzas saudíes, lograron capturar al menos un soldado de las fuerzas especiales saudíes, así como equipo especializado. A lo largo de 2009 y 2010, los huthis lucharon a la vez contra las fuerzas yemeníes y saudíes forzando un equilibrio táctico.

Después de 2010 y como consecuencia de la revolución de 2011 que provocó la renuncia del presidente Saleh y el nombramiento de su ex vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, como presidente, los huthis consolidaron su control sobre una gran franja del noroeste de Yemen. Los huthis ampliaron el territorio bajo su control mediante alianzas con tribus y clanes influyentes y demostrando ser una fuerza de combate relativamente bien disciplinada y eficaz. El nombramiento del ineficaz Presidente Hadi ayudó a la rápida expansión de los huthis .

Abd Rabbuh Mansur al-Hadi fue elegido por el maquiavélico ex presidente de Yemen como su vicepresidente por una razón: Hadi no tiene ninguna base de poder real en Yemen y, por lo tanto, nunca podría representar una amenaza para Saleh o su familia. Hadi es del sur de Yemen, que fue una nación independiente y quiere serlo de nuevo. Muchos sureños siguen considerando a Hadi, que tomó partido por Saleh y el norte contra el sur en la guerra civil de 1994, como un traidor. Al mismo tiempo, como sureño, Hadi tiene poca o ninguna influencia entre las poderosas tribus del Norte de Yemen. Hadi era un inteligente elección a la vicepresidencia teniendo en cuenta que Saleh pretendía pasar la presidencia a su hijo.

Ahora, el gobierno de Arabia Saudí, junto con sus socios del Consejo de Cooperación del Golfo, Egipto, Sudán, Marruecos y Jordania, han lanzado ostensiblemente la 'Operación Tormenta decisiva' para volver a reinstalar a Hadi, que ha huido de Yemen para refugiarse en Arabia Saudí. El objetivo, aunque no este claramente articulado, de la campaña militar en Yemen es volver a reinstalar a Hadi en el gobierno y obligar a los huthis a deponer las armas y negociar. Es poco probable que se alcancen estos objetivos. En vez de erosionar el apoyo a los huthis, los saudíes y sus socios en Yemen pueden reforzar el apoyo a corto plazo a los huthis y al ex presidente Saleh, nominalmente aliados con los huthis. La mayoría de los yemeníes no tienen el menor aprecio por la Casa de Saud y hay muchos yemeníes vivos que recuerdan la sangrienta y desastrosa invasión de los egipcios en el norte de Yemen en 1962-1967, que costó la vida de veinte mil soldados egipcios y miles de combatientes y civiles yemeníes.

La "Operación Tormenta Decisiva" garantizará que Yemen acaba en una guerra civil, que las organizaciones islamistas radicales como Al-Qaeda en la Península Arábiga y ahora el Estado Islámico (enemigos jurados de los huthis y todos los musulmanes chiíes ) florecen, y que se desencadena una crisis humanitaria. Más de la mitad de los niños de Yemen sufren desnutrición, y, de acuerdo con la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el 61% de la población de 24 millones de Yemen necesitan asistencia humanitaria. Con el inicio de la "Operación Tormenta Decisiva", los precios de los alimentos, que ya se habían disparado debido a una caída en picado del Rial yemení, han alcanzado un nivel que pocos yemeníes pueden permitirse el lujo de satisfacer, mientras se preparan para lo que podrían ser meses de guerra. Lo único que aumenta de precio más rápido que la comida es la munición y el armamento. La mayoría de las familias yemeníes del norte poseen como mínimo un AK-47, y muchas familias y clanes mantienen depósitos de armas que incluyen RPGs y granadas.

Si los saudíes y sus socios, especialmente los egipcios, dan el siguiente paso y comienzan una invasión terrestre, es probable que sus fuerzas se enfrentan a una fulminante resistencia tanto de los huthis como de sus nuevos aliados, que están seguros de conseguir como consecuencia de la invasión. En los reductos montañosos de noroeste de Yemen todavía se recuerdan canciones y poemas sobre cómo los yemeníes hicieron que los turcos, que invadieron Yemen dos veces sin poder dominarlo, se ahogaran en su propia sangre y son cantados por los descendientes de los hombres que lucharon contra los turcos y los egipcios. El ejército de Arabia Saudí está mal preparado para cualquier cosa que vaya más allá de una acción limitada en Yemen. Y sus socios egipcios están igualmente mal preparados y actualmente están luchando para contener una insurgencia cada vez más importante en la península del Sinaí.

Una invasión terrestre requerirá miles de soldados saudíes durante meses o incluso años, justo cuando Arabia Saudí debe preocuparse de la amenaza del Estado Islámico en sus fronteras del norte. También vale la pena recordar que el Ejército saudí emplea a un gran contingente de soldados que son étnicamente yemenís. Nadie sabe como responderán estos soldados cuando se le ordene matar a sus compatriotas yemeníes. Al mismo tiempo que debe hacer frente a lo que sin duda será una guerra prolongada y sangrienta, el gobierno saudí se verá obligado a gestionar decenas de miles de refugiados que huirán a través de su frontera sur con Yemen.

La acción militar en Yemen podría arrastrar a la Casa de Saud al abismo que el rey Abdulaziz Ibn Saud podía tener en la cabeza cuando hizo su advertencia profética.

Michael Horton es un escritor y analista norteamericano especializado en Oriente Medio

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

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