viernes, 24 de junio de 2016

Carta a los ciudadanos jóvenes (de todas las edades) de este país

Carta a los ciudadanos jóvenes

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona

La importancia de las elecciones de este domingo me fuerza a cambiar el tono y estilo de este artículo. Desde que me integré de nuevo a la vida académica en España, he escrito artículos con la intención de popularizar el conocimiento científico, presentando datos que cuestionan la sabiduría convencional que promueven la estructura de poder financiero, económico, político y mediático que dominan la sociedad española. Hoy, sin embargo, el lector me tendrá que permitir que escriba una carta personal dirigida directamente a los jóvenes (de todas las edades), ciudadanos cuyo voto dictaminará el futuro de este país este próximo domingo. Y creo que tengo la biografía y el conocimiento para subrayar a este ciudadano que, él o ella, está viviendo un periodo histórico, puesto que estas elecciones pueden ser determinantes para poder acabar con el enorme deterioro de la calidad de vida y el bienestar de las clases populares, que son la mayoría de la población española, y abrir la puerta para hacer posible otra España por la que millones de españoles de varias generaciones han luchado a fin de conseguir un país más democrático, más justo, más solidario, más libre y más plurinacional. Esta posibilidad hoy existe, y escribo ahora la carta.

Querido joven ciudadano/a,

 Cuando hace ya muchos años volví a España, de la cual me tuve que ir por razones políticas a principios de los años sesenta, me sorprendió mucho lo que vi. La vuelta de un exiliado a su país es siempre muy compleja. Por un lado, eres feliz de encontrarte de nuevo entre tu gente. Siempre recordaré cuando por las mañanas me sentaba en la terraza de un bar en la Sagrera, el barrio obrero por excelencia de mi ciudad de Barcelona, y miraba a mi alrededor con la serenidad y satisfacción de haber podido, por fin, encontrarme donde había vivido y también luchado contra la dictadura. Pero, por otro lado, también encontré muchas cosas que me dolieron, y una de ellas fue ver que mis estudiantes en la Universidad no tenían ni idea sobre la historia de su país, ni sabían lo que había sido la dictadura. Les habían robado la historia de su país en un intento de adoctrinamiento de la población por parte de aquel odiado régimen que controlaba, junto con la Iglesia, el sistema educativo y todos los mayores medios de información del país, desde los diarios deportivos a los libros de texto. Y tampoco tenían conocimiento de la enorme represión, aun habiendo sido aquella dictadura una de las más sangrientas que existieron en la Europa Occidental en el siglo XX, generando un temor que persistiría.

Muchos años después, incluso durante el periodo democrático, la gente de mayor edad, cuando hablaba de lo que había pasado, lo hacía en voz baja. Tenían todavía miedo, pues los responsables de tanta crueldad continuaban teniendo un gran poder. No se homenajeaba ni se reconocía a las víctimas de aquel régimen, pues los victimizadores continuaban ejerciendo un enorme poder. Mis lectores recordarán el artículo que escribí sobre mi experiencia en el homenaje a los maestros republicanos en aquella bella población de la falda de los Pirineos catalanes, Gironella, por sus discípulos (ya de edad avanzada), los cuales antes de dejar este mundo, querían homenajear a sus maestros, que habían sido represaliados por aquella dictadura. Y que ello pasara cuarenta años después de que la democracia se iniciara en este país era un indicador de la pervivencia del temor. No había ocurrido antes porque la gente continuaba teniendo miedo, y así lo he constatado en mis viajes a lo largo de España. De la misma manera que hay herederos de las víctimas, hay también herederos de los victimizadores, que continúan teniendo un enorme poder.

La necesidad de romper con el miedo y abrirse a la esperanza

La esperanza de los que luchamos en aquellos tiempos pasados es que los jóvenes recuperen su historia, sin la cual no podrán entender el presente ni se podrán preparar para el futuro. Y los victimizadores son conscientes de ello, de ahí que robaran su historia. Pero, ciudadanos jóvenes, tenéis que recuperarla, porque tenéis que saber que las luchas de hoy son la continuación de otras anteriores, pues la historia es una sucesión de eventos relacionados y que hay que conocer cómo están relacionados para poder incidir en ellos. Hoy, los que estáis en el proyecto de cambio de este país, sois los sucesores de nuestros padres y abuelos, que lucharon para sostener un gobierno popular republicano, cuyas reformas afectaron los intereses de los que siempre dominaron y dominan España, y que respondieron con el golpe militar de 1936, que fue posible debido al apoyo militar de Hitler y Mussolini.

Aquel golpe inició cuarenta años que impusieron a España un enorme retraso económico, social, cultural y político, retraso que todavía hoy estamos sufriendo. Pero las clases populares se rebelaron y la juventud de entonces perdió el miedo e inició las mayores movilizaciones, del 1974 al 1978, que han existido en Europa. Fueron las clases populares, lideradas por el movimiento obrero, las que forzaron un cambio, conocido como la Transición, que distó de ser modélico pues, aun cuando las movilizaciones habían forzado una respuesta importante del Estado dictatorial, las derechas (herederas de los golpistas) controlaban el Estado y la gran mayoría de los medios de información. Por todo esto, en la mesa de negociación, ellos, las derechas, tuvieron mucho poder, y otros, las izquierdas, que acababan de salir de la clandestinidad, tuvieron poco. De ahí que la democracia fruto de aquella transición sea muy limitada y el Estado del Bienestar muy poco financiado, situación que continúa hoy.

Tales limitaciones aparecen hoy con toda claridad debido a la Gran Recesión. Por todas estas razones es necesario llevar a cabo la segunda Transición

Mucho se hizo en el periodo democrático, pero el retraso era tan grande que quedó mucho por hacer, y ello como resultado de que los poderes fácticos, y sobre todo los grupos financieros y económicos que dominan el país, ejercían una enorme influencia sobre el Estado y sobre los principales medios de comunicación. Hay que recordar que el Estado democrático no se basó en una ruptura respecto el Estado anterior dictatorial, sino en una modificación. La enorme corrupción actual es un reflejo de la continuidad de las prácticas generalizadas en aquel Estado profundamente corrupto, dirigido por un General corrupto hasta la médula. Así, las cloacas del Estado continuaron funcionando, incluso para proteger a los corruptos, como ocurrió con el Sr. Pujol cuando era Presidente de la Generalitat de Catalunya que, en recompensa por su colaboración con el Estado Central (el ABC le escogió como el español del año), le protegieron, impidiendo que se conociera su corrupción. Ahora bien, cuando Pujol y su partido se convirtieron en independentistas, las mismas cloacas de poder se movilizaron para destruirles a él y al partido que él fundó. Y las mismas cloacas del Estado se han movilizado para destruir a Podemos (con la colaboración de los grandes medios) cuando vieron que alcanzaba un nivel de popularidad amenazante para la estructura de poder a la cual servía este Estado.

La importancia de salirse de la gran crisis creada por las políticas neoliberales impuestas por los partidos conservadores, liberales y socioliberales

Ha sido el maridaje entre los intereses financieros y económicos, por un lado, y las instituciones del Estado y del establishment mediático, por el otro, lo que ha generado la mayor crisis que España ha conocido. Y es importante señalar que esta crisis ha afectado de una manera especialmente dura a las clases populares, que vieron como sus rentas disminuían espectacularmente a costa de un enorme incremento de las rentas del mundo empresarial. Tanto sufrimiento ha ocurrido a fin de garantizar los beneficios de una minoría a costa del bienestar de la gran mayoría de los distintos pueblos y naciones del país. De ahí la importancia de movilizarse para parar tanto daño que era innecesario y podía haberse evitado. Y los únicos que pueden hacerlo son aquellos que protestaron en las calles con el 15-M y que mostraron con su ejemplo su compromiso con la calidad de vida y el bienestar de nuestro pueblo. La coalición de fuerzas alrededor de Unidos Podemos y sus confluencias ofrecen una posibilidad de cambio que permitiría una segunda Transición desde una democracia muy incompleta, con un bienestar muy insuficiente, a una nueva España más justa, más democrática, más solidaria, más libre y más plurinacional en la que los distintos pueblos y naciones de España puedan expresar su identidad dentro de un proyecto común, escogido por voluntad y no impuesto por la fuerza. Así lo espero.
Fuente: Público.es

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