viernes, 17 de junio de 2016

Cómo el Sur ha pagado por las crisis del Norte y por su propia sumisión


Don Quijote, Jose Guadalupe Posada (1852 - 1913)
Las crisis de la deuda de la periferia están ligadas a las crisis que estallan en los países capitalistas más poderosos y son utilizadas para subordinar a algunos Estados. Lo que sigue es una puesta en perspectiva histórica de las crisis de la deuda de los países de la “periferia” desde el siglo XIX al XXI. Desde América Latina a China pasando por Grecia, Túnez, Egipto y el Imperio otomano, la deuda ha sido utilizada como un arma de dominación y un medio de acumulación de riqueza en beneficio de las clases dominantes. Este estudio constituye una introducción a una serie de 6 artículos que trata sobre “La deuda como instrumento de subordinación de América Latina”. Completa cuatro artículos recientes, ya publicados: “La Grecia independiente nació con una deuda odiosa” , «Grecia: La continuidad de la servidumbre mediante la deuda, desde finales del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial»“La deuda como instrumento para la conquista colonial de Egipto”“Francia se apoderó de Túnez usando la deuda como arma”.
A partir de los años 1820, los gobiernos de los países latinoamericanos, recién salidos de las guerras de independencia, se lanzaron a una ola de préstamos. Los banqueros europeos buscaban con entusiasmo ocasiones de endeudar a estos nuevos Estados pues eso les era extremadamente beneficioso |1|. En un primer momento, estos préstamos sirvieron a los esfuerzos de guerra para garantizar y reforzar la independencia. En los años 1820, los préstamos externos tomaban la forma de títulos de la deuda emitidos por los Estados por el intermedio de banqueros o de corredores de bolsa en Londres. Luego, a partir de los años 1830, atraídos por los altos rendimientos, los banqueros franceses se hicieron muy activos y entraron en competencia con la plaza financiera de Londres. En el curso de los decenios siguientes otras plazas financieras se sumaron a la competencia: Francfort, Berlín, Anvers, Amsterdam, Milán, Viena… La forma utilizada por los banqueros para prestar a los Estados limitaba los riesgos a los que se exponían puesto que en caso de suspensión del pago de la deuda, eran los tenedores de títulos los directamente afectados. Habría sido de otra forma si los banqueros hubieran prestado directamente a los Estados |2|. No obstante, cuando estos banqueros adquirían ellos mismos una parte de los títulos que vendían o que otros banqueros vendían se encontraban con dificultades en caso de no pago. Por otra parte, la existencia de un mercado de títulos al portador permitía a los banqueros llevar a cabo múltiples manipulaciones que les procuraban un rendimiento elevado.
El recurso al endeudamiento exterior se reveló contraproductivo para los países concernidos en particular porque esos préstamos habían sido contratados con condiciones muy favorables para los acreedores. Las suspensiones de pago fueron numerosas y dieron lugar a represalias por parte de los países acreedores que utilizaron en varias ocasiones la intervención armada para obtener el reembolso. Las reestructuraciones de deuda sirvieron normalmente a los intereses de los acreedores y de las grandes potencias que les apoyaban e hicieron entrar a los países deudores en un círculo vicioso de endeudamiento, de dependencia y de “desarrollo del subdesarrollo”, por retomar una expresión del economista André Gunder Frank |3|.
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Pancho Villa - gravure de Leopoldo Méndez, 1934
El arma del endeudamiento fue utilizada como medio de presión y de subordinación de los países endeudados. Como subrayaba Rosa Luxemburg en 1913, los préstamos “constituyen el medio más seguro para los viejos países capitalistas de mantener bajo su tutela a los países jóvenes, de controlar sus finanzas y de ejercer una presión sobre su política exterior, aduanera y comercial” |4|.
Felizmente, México, en dos ocasiones, salió de forma victoriosa de la confrontación con sus acreedores (en 1867 bajo la presidencia de Benito Juarez y, más tarde, en la onda de la revolución mexicana dirigida por Emiliano Zapata y Pancho Villa que decretaron la suspensión de la deuda en 1914). Brasil igualmente se enfrentó con éxito a sus acreedores entre 1933 y 1943, lo mismo que Ecuador en 2007-2009, sin olvidar Cuba respecto al Club de París a partir de 19862. Cuando se prepara una nueva crisis de la deuda de América Latina, es fundamental sacar enseñanzas de los dos últimos siglos. No hacer esto equivale a condenarse a revivir los dramas del pasado.

La deuda externa como arma de dominación y de subordinación
La utilización de la deuda externa como arma de dominación jugó un papel fundamental en la política imperialista de las principales potencias capitalistas a lo largo del siglo XIX y prosigue en el siglo XXI bajo formas que han evolucionado. Grecia, desde su nacimiento en los años 1820-1830, estuvo sometida por completo a los dictados de las potencias acreedoras (en particular Gran Bretaña y Francia) |5|. Haití, que se había liberado de Francia en el curso de la Revolución francesa y había proclamado la independencia en 1804, fue de nuevo sometida a ésta en 1825 por la deuda |6|. Túnez endeudada fue invadida por Francia en 1881 y transformada en protectorado-colonia |7|. La misma suerte fue impuesta a Egipto en 1882 por Gran Bretaña |8|. El Imperio otomano, a partir de 1881, fue sometido directamente a los acreedores (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia…) |9|, lo que aceleró su estallido. China fue forzada por los acreedores a conceder concesiones territoriales y a abrir por completo su mercado en el siglo XIX. La Rusia zarista fuertemente endeudada habría podido constituirse también en presa de las potencias acreedoras si la revolución bolchevique no hubiera llevado en 1917-1918 al repudio unilateral de las deudas.
De las diferentes potencias periféricas |10| que podían potencialmente acceder al papel de potencias capitalistas imperialistas en la segunda mitad del siglo XIX, es decir, el Imperio Otomano, Egipto, el Imperio ruso, China y Japón, sólo este último logró la mutación |11|. En efecto, Japón no recurrió prácticamente al endeudamiento exterior para realizar un importante desarrollo económico y transformarse en una potencia capitalista imperialista en la segunda mitad del siglo XIX. Japón conoció un importante desarrollo capitalista autónomo como consecuencia de las reformas del período Meiji (iniciado en 1868). Importó las técnicas de producción occidentales más avanzadas de entonces, a la vez que impedía la penetración financiera extranjera en su territorio, rechazando recurrir a préstamos exteriores y suprimiendo en el país las trabas a la circulación de los capitales autóctonos. A finales del siglo XIX, Japón pasó de una autarquía secular a una expansión imperialista vigorosa. Por supuesto, la ausencia de endeudamiento exterior no fue el único factor que permitió a Japón dar el salto hacia un desarrollo capitalista vigoroso y llevar a cabo una política internacional agresiva, alzándole al rango de las grandes potencias imperialistas. Otros factores que sería demasiado largo enumerar aquí operaron igualmente pero es evidente que la ausencia de endeudamiento exterior jugó un papel fundamental |12|.
A contrario China, que hasta los años 1830 llevaba a cabo un desarrollo muy importante y constituía una potencia económica de primer nivel |13|, al recurrir al endeudamiento exterior permitió a las potencias europeas y a los Estados Unidos marginarla y someterla progresivamente. Aquí también intervinieron otros factores, como las guerras impuestas por Gran Bretaña y Francia para imponer el libre comercio y la exportación forzosa a China del opio, pero el recurso a la deuda externa y sus nefastas consecuencias jugaron un papel muy importante. En efecto, para reembolsar préstamos extranjeros, China tuvo que sacrificar concesiones territoriales y portuarias a las potencias extranjeras. Rosa Luxemburg menciona, entre los métodos empleados por las potencias capitalistas occidentales para dominar a China el “sistema de la deuda pública, de préstamos europeos, de control europeo de las finanzas con la consecuencia de la ocupación de las fortalezas chinas, la apertura forzada de puertos libres y la concesión de ferrocarriles obtenidas bajo la presión de los capitalistas europeos” |14|. Joseph Stiglitz, casi un siglo después de Rosa Luxemburgo, remite igualmente ello en su obra La gran desilusión.

Las crisis de la deuda externa de América Latina del siglo XIX al siglo XXI
Desde su independencia en los años 1820, los países de América Latina han conocido cuatro crisis de la deuda.
La primera se declaró en 1826, producida por la primera gran crisis capitalista internacional que comenzó en Londres en diciembre de 1825. Esta crisis de la deuda se prolongó hasta los años 1840-1850.
La segunda comenzó en 1876 y terminó en los primeros años del siglo XX |15|.
La tercera comenzó en 1931 como prolongación de la crisis que había estallado en 1929 en los Estados Unidos. Se acabó a finales de los años 1940.
La cuarta estalló en 1982 ligada al giro tomado por la Reserva Federal de los Estados Unidos en materia de tasas de interés combinado a la caída de los precios de las materias primas. Esta cuarta crisis terminó en 2003-2004 cuando el aumento de los precios de las materias primas aumentó enormemente las rentas en divisas. Los países de América Latina se aprovecharon también de tasas de interés internacionales que bajaron enormemente como consecuencia de las decisiones de la FED, seguida por el BCE y el Banco de Inglaterra a partir de la crisis bancaria en el Norte que comenzó en 2008-2009.
Se prepara una quinta crisis como consecuencia de la fuerte bajada de los precios de las materias primas que comenzó en 2013-2014 y de la evolución de la economía de las principales potencias imperialistas -que incluyen hoy a China (perspectiva de un aumento de las tasas de interés decidida por la FED, estallido de la burbuja bursátil… provocando una repatriación de los capitales hacia los Estados Unidos, Europa y quizás China). La crisis que ya afecta de lleno a Puerto Rico |16| es un signo premonitorio, pero son sobre todo Venezuela y Argentina quienes corren el riesgo de dar una gran amplitud a una nueva crisis cuando estalle, con la particularidad de que una parte de su deuda está suscrita con China, nuevo actor mayor en América Latina.
Los orígenes de estas crisis y los momentos en que estallan están íntimamente ligadas al ritmo de la economía mundial y, principalmente, de los países más industrializados. Cada crisis de la deuda ha estado precedida de una fase de sobrecalentamiento de la economía de los países más industrializados del Centro, en el curso de la cual ha habido superabundancia de capitales, una parte de los cuales ha sido reciclada hacia las economías de la Periferia. Las fases preparatorias del estallido de la crisis, durante las cuales la deuda aumenta con fuerza, corresponden al final de cada ciclo largo expansivo de los países más industrializados, salvo en el caso presente, pues, esta vez, no se puede hablar de ciclo largo expansivo excepto en lo que se refiere a China (y otros BRICS). La crisis está generalmente provocada por factores externos a los países periféricos endeudados: una recesión o un krach financiero golpeando a una o varias de las principales economías industrializadas, un cambio de política de las tasas de interés decidido por los bancos centrales de las grandes potencias del momento.
Lo que se afirma anteriormente está en contradicción con la narración de las crisis que domina el pensamiento económico-histórico |17| y que es vehiculizado por los grandes medios y los gobernantes. Según la narración dominante, la crisis que estalló en Londres en diciembre de 1825, y se extendió a otras potencias capitalistas, resultó del sobreendeudamiento de los Estados latino-americanos; la de los años 1870, del sobreendeudamiento de América Latina, Egipto y del Imperio otomano; la de los años 1890 que estuvo a punto de provocar la quiebra de uno de los principales bancos británicos, del sobreendeudamiento de Argentina; la de los años 2010, del sobreendeudamiento de Grecia y más en general de los “PIGS” (Portugal, Irlanda, Grecia, Spain/España).

Las crisis de la deuda y las ondas largas de la economía capitalista internacional
Hay una relación entre el estallido de estas cuatro crisis y las ondas largas del capitalismo. Las ondas largas del desarrollo capitalista desde comienzos del siglo XIX han sido analizadas por varios autores, entre ellos Ernest Mandel que proporcionó una aportación sustancial, en particular en cuanto a la incidencia del factor político sobre el desarrollo y el desenlace de las ondas largas, aportación que queda por completar |18|. Ernest Mandel propone la datación siguiente para las ondas largas desde el final del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX |19|:
  • crecimiento fuerte a partir de 1793 terminándose en la gran crisis de 1825
  • crecimiento lento de 1826 a 1847 con fuerte crisis en 1846-47
  • crecimiento fuerte de 1848 a 1873 con crisis fuerte en 1873
  • crecimiento lento de 1874 a 1893 con crisis bancaria en 1890-1893
  • crecimiento fuerte de 1894 a 1913…
Las fases de expansión fuerte, igual que las fases de expansión lenta, están subdivididas en ciclos más cortos que varían de 7 a 10 años y acaban en crisis.
Tras un krach financiero de la Bolsa de Londres en 1825, la primera crisis moderna de sobreproducción de mercancía (1826) abre el camino a una onda larga de expansión lenta (1826-1847) y a la primera crisis de la deuda de América Latina (que comienza en 1826-1827).
La segunda crisis estalla en 1873 como consecuencia de un krach bursátil en Viena seguido de otro en Nueva York. Se sigue de ella una larga depresión de las economías industrializadas de 1873 a 1893 y la crisis de la deuda de América Latina del decenio 1870.
Como consecuencia de la crisis de Wall Street en 1929, la depresión de los años 1930 de la economía mundial desemboca en la crisis de la deuda de América Latina que estalla al mismo tiempo pero que desemboca en un escenario diferente que las precedentes crisis. En efecto, como consecuencia en particular de la decisión de no pago de la deuda por parte de catorce países del continente, esta crisis de la deuda desemboca en un auge industrial de larga duración en los países más importantes (en particular Brasil y México) en contradicción con la crisis de los países del Centro.
La cuarta crisis que comenzó en 1982 fue provocada por el efecto combinado de la segunda recesión económica mundial (1980-1982) de la postguerra, de la bajada de los precios de las materias primas (que está ligada a esa recesión) y de la subida de las tasas de interés decidida por la Reserva Federal de los Estados Unidos en 1979.
Las cuatro primeras crisis duraron de 15 a 30 años. La quinta se prepara. Han afectado al conjunto de los Estados independientes de América Latina y del Caribe casi sin excepción.
En el curso de esas crisis, fueron frecuentes las suspensiones de pago de la deuda. Entre 1826 y 1850, durante la primera crisis, casi todos los países suspendieron su pago. En 1876, once países de América Latina estaban en suspensión de pago. En los años 1930, once países del continente decretaron una moratoria. Entre 1982 y 2003, México, Bolivia, Perú, Ecuador, Brasil, Argentina, Cuba y otros suspendieron el reembolso en un momento u otro, por un período de varios meses o de varios años. La suspensión decretada por Argentina entre finales de 2001 y marzo de 2005 por un montante de alrededor de 90 000 millones de dólares permitió un crecimiento económico sostenido.
En la mayoría de las ocasiones, las suspensiones de pago son seguidas de reestructuraciones de deuda favorables a los intereses de los acreedores. Los ejemplos de Estados periféricos que repudian victoriosamente sus deudas son muy raros pero existen. Es el caso de México durante el mandato del liberal Benito Juarez, el primer presidente indígena de América Latina |20|. México, que suspendió el pago de la deuda odiosa en 1861, logró expulsar al cuerpo expedicionario francés en 1866 tras cuatro años de duros combates y la imposición de un emperador europeo, Maximiliano de Austria. En 1867, México repudió la deuda reclamada por Francia. Igualmente raros son los casos en que un Estado ha organizado una auditoría de la deuda a fin de poner en cuestión su pago. Fue en particular el caso de Ecuador en 2007-2008. Sus ejemplos son ricos en enseñanzas.
Las ondas largas en la evolución del capitalismo
Veamos lo que dice Michel Husson: “La teoría de las ondas largas había sido ya objeto del capítulo 4 de El capitalismo tardío (Mandel, 1972) antes de ser desarrollada con ocasión de una serie de conferencias dadas en Cambridge en 1978, que condujeron a la publicación de The Long Waves of Capitalist Development en 1980 (Las ondas largas del desarrollo capitalista: una interpretación marxista). Una de las proposiciones esenciales de esta teoría es que el capitalismo tiene una historia, y que ésta no obedece a un funcionamiento cíclico. Conduce a una sucesión de períodos históricos, marcados por características específicas, que hace alternar fases expansivas y fases recesivas. Esta alternancia no es mecánica: no basta con esperar 25 o 30 años. Si Mandel habla de onda más que de ciclo, es claramente porque su planteamiento no se sitúa en un esquema generalmente atribuido -y probablemente equivocadamente- a Kondratieff, de movimientos regulares y alternos de los precios y de la producción.

Uno de los puntos importantes de la teoría de las ondas largas es romper la simetría de las inflexiones: el paso de la fase expansiva a la fase depresiva es “endógeno”, en el sentido de que resulta del juego de los mecanismos internos del sistema. Al contrario, el paso de la fase depresiva a la fase expansiva es exógeno, no automático, y supone una reconfiguración del entorno social e institucional. La idea clave es aquí que el paso a la fase expansiva no está dado por adelantado y que requiere reconstituir un nuevo “orden productivo”. Esto lleva su tiempo, y no se trata por tanto de un ciclo semejante al ciclo coyuntural cuya duración puede asociarse a la duración de vida del capital fijo. Esta es la razón de porqué este planteamiento no confiere ninguna primacía a las innovaciones tecnológicas: en la definición de este nuevo orden productivo juegan un papel esencial las transformaciones sociales (correlación de fuerzas capital-trabajo, grado de socialización, condiciones de trabajo, etc.)”. (Ver Michel Husson:http://www.contretemps.eu/lectures/... y http://www.vientosur.info/IMG/pdf/O... ).
Adaptando un poco la presentación cronológica de Ernest Mandel
1. 1789-1848: Período de la revolución industrial, de las grandes revoluciones burguesas, de las guerras napoleónicas y de la constitución del mercado mundial de bienes manufacturados: fase “ascendente” de la onda 1789-1825; fase de crecimiento lento 1826-1848.
2. 1848-1893: Período del capitalismo industrial de “libre competencia” con una fase ascendente de 1848-1873 y una fase de crecimiento lento 1873-1893 (larga depresión del capitalismo de “libre competencia”).
3. 1893-1913: Apogeo del imperialismo clásico y del capital financiero. Es una fase ascendente con crecimiento fuerte.
4. 1914-1940: Período de declive del capitalismo, de la época de las guerras interimperialistas, de las revoluciones y de las contrarrevoluciones. Fase de crecimiento lento con crisis de amplitud muy grande.
5. A partir de 1940 en los Estados Unidos y en América Latina y tras la Segunda Guerra Mundial para Europa: fase de crecimiento fuerte en el marco de la tercera edad del capitalismo (capitalismo tardío en español) que sigue a las derrotas sufridas por el movimiento obrero en los años 1930. Esta fase de crecimiento fuerte (los “treinta gloriosos” según ciertos autores) acaba en los Estados Unidos a finales de los años 1960 y en Europa durante los años 1970. A partir del comienzo de los años 1980, se entra en una fase de crecimiento lento. La cuarta crisis de la deuda de América Latina (y más en general de los llamados países en desarrollo) comienza en 1982.
Según Michel Husson, “Desde la publicación del libro de Mandel, la economía mundial se ha transformado profundamente. Con el ascenso de los países llamados “emergentes”, se asiste a un verdadero “cambio radical del mundo” cuya medida se puede tomar con la ayuda de algunas cifras. Así, los países emergentes han realizado en 2012 la mitad de las exportaciones industriales mundiales, cuando su parte no era más que del 30% al comienzo de los años 1990. Desde el comienzo de los años 2000, el total de la progresión de la producción industrial a escala mundial ha sido realizada en los países emergentes. El capitalismo parece así encontrar un segundo aliento relocalizando la producción en países que registran ganancias de productividad importantes, y en los que el nivel de los salarios es muy bajo” (…)
Razonar sobre los “viejos” países capitalistas o sobre el conjunto de la economía mundial, ya no es lo mismo: el crecimiento de la producción (incluyendo de la producción industrial), las ganancias de productividad y el desarrollo de la clase asalariada están desde comienzos del siglo XXI en el Sur. Hay en esto más que una desincronización que se podría poner en la cuenta de factores específicos” (…).
En definitiva, lo que es cierto para los viejos países capitalistas del Norte, a saber la incapacidad de poner en pie los fundamentos de una nueva “onda larga expansiva”, no parece aplicarse plenamente a toda una serie de países que reagrupan después de todo a una fracción significativa de la población mundial. Se podría, al límite, hablar de una onda larga expansiva en lo que les concierne. Que se trate de un modo de crecimiento que hace aumentar las desigualdades y bárbaro (que evoca por otra parte el auge de la Inglaterra del siglo XIX) es otra cuestión: el punto decisivo es que en los países concernidos, la acumulación del capital y el crecimiento del empleo asalariado dan pruebas de un dinamismo impresionante”.
Añado por mi parte que la fase de expansión fuerte de los países emergentes (con China a la cabeza) y de un número importante de países en desarrollo da signos de pérdida de energía o de agotamiento desde 2014-2015 mientras que las economías de los viejos países industrializados permanecen empantanada en la continuación de un crecimiento lento.
Una de las ideas que el presente artículo adelanta, es que hay una relación estrecha entre las fases de expansión fuerte del capitalismo global y la acumulación de deudas en los países periféricos (y en este caso América Latina) estimuladas en particular por la voluntad de las economías capitalistas más fuertes de aumentar los flujos de capitales hacia la periferia (quiero precisar que hay que colocar ahora a China entre las economías capitalistas más fuertes). El giro de la fase de crecimiento fuerte desemboca generalmente en una crisis de la deuda en los países de la periferia, se podría decir sin exagerar que “provoca” una crisis de la deuda. En el período histórico actual, vivimos un período bisagra (sin crecimiento fuerte en las viejas economías capitalistas) que podría desembocar en una nueva crisis de la deuda de América Latina y de otros países periféricos (en África y en Asia), -los primeros en ser afectados serán los países que dependen en gran medida de la exportación de materias primas para reembolsar su deuda- añadiéndose a la de los países periféricos en el interior o en los márgenes de Europa (Grecia, Portugal, España, Irlanda, Chipre, Ucrania, otros países del exbloque del Este, etc.) o de la esfera de los Estados Unidos (Puerto Rico da el ejemplo).

Bibliografía:
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TOUSSAINT, Éric. 2016, « La dette : l’arme qui a permis à la France de s’approprier la Tunisie »,http://cadtm.org/La-dette-l-arme-qu...

Agradecimientos: El autor agradece a Brigitte Ponet, Damien Millet, Claude Quémar et Pierre Salama por su relectura y sus sugestiones y a Pierre Gottiniaux por las ilustraciones. El autor es enteramente responsable de los eventuales errores contenidos en este trabajo.
Traducción: Alberto Nadal

Notas
|1| Hicieron igual con Grecia en 1824-1825 concediendo dos préstamos por un montante equivalente al 100% del PIB de ese país que se estaba constituyendo. Ver  : http://cadtm.org/Grecia-nacio-con-u...
|2| Fue lo que ocurrió en los años 1960-1970. Durante ese período, los banqueros concedieron directamente préstamos. Cuando estalló la crisis de la deuda del Tercer Mundo en 1982, se libraron de los contratos gracias a las intervenciones de los Estados imperialistas y del dúo banco Mundial/FMI que les permitieron volver a la titulización de la deuda tal como era practicado a lo largo de todo el siglo XIX hasta los años 1930. Volveremos sobre esto más adelante. He tratado el tema en La bolsa o la vida, 1998, reedición revisada y aumentada en 2004. http://cadtm.org/La-bolsa-o-la-vida y http://bibliotecavirtual.clacso.org...
|3| Gunder Frank, André. 1972. Le développement du sous-développement  : l’Amérique latine, Maspero, Paris, 399 p. https://books.google.es/books/about...
El desarrollo del subdesarrollo. IEPALA Editorial, 1992 - 179 páginas
|4| Rosa Luxemburg, La acumulación del capital, Maspero, París, Vol II, p. 89. En español, La acumulación del capital http://grupgerminal.org/?q=system/f...
|6| Sophie Perchellet, Haïti. Entre colonisation, dette et domination, CADTM-PAPDA, Liège-Puerto Principe, 2010http://cadtm.org/Haiti-Entre-coloni... La ordenanza del rey de Francia de 1825 “Artículo 2: los habitantes actuales de la parte francesa de Santo Domingo entregarán a la Caja de Depósitos y Consignaciones de Francia en cinco plazos iguales, de año en año, el primero el 1 de diciembre de 1825, la suma de ciento cincuenta millones de francos, destinada a indemnizar a los antiguos colonos que reclaman una indemnización”. Esta suma fue reducida a 90 millones de francos algunos años más tarde.
|7| “La deuda como instrumento para la conquista colonial de Egipto” http://cadtm.org/La-deuda-como-inst...
|8| “Francia se apoderó de Túnez usando la deuda como arma” http://cadtm.org/Francia-se-apodero...
|10| Periféricas en relación a las principales potencias capitalistas europeas (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Países Bajos, Italia, Bélgica) y en relación a los Estados Unidos.
|11| Jacques Adda es uno de los autores que llaman la atención sobre esto. Ver Jacques Adda. 1996. La Mondialistation de l´économie, tome 1, p. 57-58.
|12| Para saber más sobre los factores diferentes a no recurrir a la deuda externa, leer Perry Anderson, 1979 El Estado absolutista (Siglo XXI Editores), sobre el paso del feudalismo al capitalismo en Japón. Por otra parte, Carmen M. Reinhart y Christoph Trebesch subrayan que efectivamente Japón no recurrió al endeudamiento externo y le fue mejor que a los demás. Ver Carmen M. REINHART et Christoph TREBESCH, “The Pitfalls of External Dependence : Greece, 1829-2015”, Brookings Papers.
|13| Kenneth Pomeranz, que trabaja para poner en evidencia los factores que impidieron a China convertirse en una de las grandes potencias capitalistas, no atribuye importancia a la deuda externa, aunque es cierto que centra su estudio en el período que precede a 1830-1840. Su análisis es sin embargo muy rico e sugestivo. Ver Kenneth Pomeranz (2000), The Great Divergence, Princeton University Press, 2000, 382 páginas.
|14| Rosa Luxemburg, La acumulación del capital http://grupgerminal.org/?q=system/f...
|15| En el caso de Venezuela, que rechazó reembolsar su deuda, condujo finalmente a una verdadera prueba de fuerzas con los imperialismos norteamericano, alemán, británico y francés, que enviaron en 1902 una flota militar multilateral para bloquear el puerto de Caracas y obtener, por la política de la cañonera, el compromiso venezolano de reemprender el reembolso de las deudas. Venezuela acabó de pagar esta deuda en 1943. Ver Pablo Medina y al. 1996 “ABC de la deuda externa”. p. 21-22, p. 37, p. 50.
|17| Ver en particular los escritos de Sismondi y de Tugan Baranovsky en el siglo XIX igual que los grandes titulares de la prensa de la época y los discursos de los gobiernos europeos de entonces.
|18| Mandel, Ernest, Las ondas largas del desarrollo capitalista: una interpretación marxista. Madrid: Siglo XXI Editores, 1980/1986. ISBN 84-323-0558-3 El libro de Ernest Mandel sobre las ondas largas se puede leer en la web en http://digamo.free.fr/ondaslargas.pdf
|19| Ver E. Mandel, El capitalismo tardío. México: Ediciones Era, 1972/1979. ISBN 968-411-009-0
|20| Benito Juárez (1806-1872) era zapoteca, una de las poblaciones nativas de México (región de Oaxaca).

Autor

Eric Toussaint
es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique, otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo livro : Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015. Es coordinador de las publicaciones Comisión de la Verdad Sobre la Deuda.
Fuente: Viento Sur

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