miércoles, 22 de junio de 2016

Terceras elecciones a la vista si nadie se desdice de sus vetos electorales



Terceras elecciones a la vista si nadie se desdice de sus vetos electorales
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias (Archivo)
   



Luis B. García


Sánchez dice no al PP y a Iglesias, Rivera dice no a Rajoy pero no al PP, Iglesias sólo dice sí a Sánchez y Rajoy insiste en la gran coalición

En esto de la política cada vez tiene más valor el conocimiento de la lógica, la forma basada en los razonamientos deductivos o inductivos que permite llegar a conclusiones a través de premisas. A menos que los argumentos se basen en condiciones falaces o, simplemente, mentiras, el método suele ser infalible. Si lo aplicamos a la situación política actual, en plena campaña y con los posibles pactos postelectorales en boca de los cuatro principales candidatos a las elecciones, un temor recorre el espinazo de más de uno al averiguar por las declaraciones de Rajoy, Sánchez, Pablo Iglesias y Rivera que nada ha cambiado respecto a las intenciones ya mostradas tras el 20D y que, si nadie se mueve, volverá a haber bloqueo y, si nadie lo remedia, unas terceras elecciones generales.

Hay que partir de la premisa declarada por los cuatro de que no volverá a haber unos terceros comicios electorales y que, por tanto, tiene que haber una salida a una coyuntura que ya dura demasiado y que amenaza seriamente el prestigio, la imagen y la economía del país. Los vetos y condiciones de los candidatos son evidentes y claros, tanto como la inmutable conclusión: Sánchez dice no al PP y a Iglesias, Rivera dice no a Rajoy aunque sí al PP, Iglesias sólo dice sí a Sánchez y Rajoy insiste en la gran coalición.

Sánchez dice no al PP, a Rajoy, y también a Pablo Iglesias como presidente. El socialista se mantiene en sus trece de no apoyar ni por activa ni por pasiva la investidura de Mariano Rajoy, por tanto no tiene la intención de favorecer un segundo mandato de los populares con el presidente en funciones a la cabeza, pero tampoco con cualquier otro dirigente del PP. Su obsesión es echar a Rajoy, pero tampoco tiene previsto ceder aunque el candidato popular dé un paso al lado. De la misma forma, el veto de Sánchez se extiende a Pablo Iglesias, a quien ha asegurado que no va a hacer presidente del próximo gobierno. Estaría por ver lo que hace un PSOE sin Sánchez, aunque la probable sustituta, Susana Díaz, también se ha encargado de señalar a Rajoy y a Iglesias de que “no sueñen con los votos del PSOE” porque éstos “son para un Gobierno socialista con Pedro Sánchez a la cabeza”.

El candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, tiene como condición para un acuerdo con el PP que Rajoy y su equipo se vaya, e incluso asegura que ni sopesaría una abstención. Quiere descabezar al PP, sumirlo en una crisis interna y entrar en el Gobierno en caso de que los populares obtuvieran apoyos suficientes para sumar mayoría con C’s. Como es relamente complicado que esta suma se dé (las encuestas la sitúan muy por debajo de la entente PSOE-Podemos), Rivera incluso se permite dar nombres de los posibles sustitutos de Rajoy y los suyos, a los que estaría dispuesto a apoyar, o dar a entender que el presidente debería ser un independiente. Pero en realidad está por el acuerdo con el PSOE, que tampoco parece que vaya a sumar, y con el PP, un trío mal avenido pero que permitiría consolidar la marca del partido naranja y reforzarla entre el electorado. Por su puesto, Rivera no quiere ni oír hablar de un acuerdo en el que pueda estar Podemos, como en la pasada ‘minilegislatura’.

Pablo Iglesias sólo quiere pactar con el PSOE de Pedro Sánchez, ni siquiera con otro PSOE en que no esté el actual candidato socialista, porque con Susana Díaz a la cabeza estaría más que difícil el acuerdo. El líder del partido morado quiere ‘sorpassar’ a los socialistas, hacerse con su electorado, con su espacio político y emerger como la verdadera oposición al PP. La cuestión del referéndum en Catalunya no tendría que ser un problema, aunque Sánchez apela a él como argumento a favor de su veto. La imposibilidad de un pacto en el que esté Rivera se mantiene y es recíproca, como hace unos meses, y por tanto, las posibilidades de un acuerdo en el caso de Podemos está más que restringido.

Por su parte, Rajoy insiste en que no se va a ir y que lo mejor es un pacto con el PSOE y, si quiere, con Ciudadanos, pero con él al frente. Rajoy propone pactar un programa de mínimos para una legislatura de compromisos básicos basada en la estabilidad económica y en la que, sobre todo, Podemos no tenga responsabilidades de gobierno. El presidente en funciones cree que sería posible convencer a los socialistas si estos dejan a Sánchez en la cuneta, por eso pide aglutinar el voto moderado, incluso de los votantes socialistas. Incluso cree que podría convencer a Ciudadanos si el PSOE se aviene a la gran coalición. Pero por el momento sólo recibe la negativa tajante de todos.

Con estas premisas, condiciones y cláusulas, invariables con respecto al periodo que provocó las elecciones del próximo domingo, todo volverá a estar igual si nadie se desdice tras conocer los resultados.

Fuente: La Vanguardia

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