jueves, 13 de octubre de 2016

El 12 de Octubre muestra claros signos de distensión entre PP y PSOE

El 12 de Octubre muestra claros signos de distensión entre PP y PSOEMariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, saluda a Javier Fernández, presidente de la comisión gestora del PSOE (Juanjo Martín / EFE)

La celebración de Madrid anuncia el posible final de la interinidad política


ENRIC JULIANA, Madrid

La lluvia dio un aire muy nostálgico a la celebración del 12 de Octubre en Madrid. Cielo encapotado, agua a raudales y un primer aviso de los fríos que están por llegar. Los otoños suelen ser largos en la capital de España –largos y bellos–, pero hay un día en el que se percibe el cambio de época. Ese día fue ayer.

Se percibe un cambio de tiempo político después de diez meses increíbles. Trescientos días de incertidumbre, bloqueo y desasosiego. Los actos del 12 de Octubre, fiesta nacional española desde 1987, a iniciativa del segundo Gobierno de Felipe González, ofrecieron ayer la primera placa fotográfica del cambio que se aproxima. Un daguerrotipo otoñal con perfiles borrosos.

La interinidad se agota y la investidura de Mariano Rajoy a finales de mes comienza a darse por segura. En los corrillos de la recepción en el Palacio Real, todo el mundo ya la veía encajada, a la espera de que el comité federal socialista la acabe de atornillar el día 23. Todo el mundo, no. El exministro Alfonso Alonso, actual jefe de filas del Partido Popular vasco, subrayaba su cautela. Alonso es tomista: “Hasta que no vea la abstención socialista, no me la creeré”. Pero hay un evidente cambio de atmósfera. Se nota, se siente, el deseo de orden está presente.

El PSOE ya es otro. O vuelve a ser el que fue. El Partido Popular se está mentalizando de que deberá gobernar durante cierto de tiempo –¿dos años?– en incómoda minoría. En Bruselas ya saben que en diciembre sólo se tendrán que preocupar del incierto referéndum sobre la reforma constitucional italiana, que podría llevarse por delante a Matteo Renzi y abrir un tremendo boquete en un país con problemas muy serios en la banca. Un diciembre con España e Italia en el alero habría sido una auténtica pesadilla para el Directorio Europeo. Ello quizá nos ayude a acabar de entender porqué no habrá terceras elecciones generales en España. Mariano Rajoy, ascético, silencioso y disciplinado, ha reprimido las tentaciones en el desierto: aquellos diablillos azulados que hace diez días le decían: “remata a los socialistas con unas terceras elecciones y Jerusalén será tuya”.

Rajoy comentó ayer que lo mejor que puede hacer estos día es seguir callado, a la espera de que el PSOE interino defina su posición. Y dejó caer que pronto comenzará a preparar el discurso de investidura. Rajoy, el estilita, sabe que ha ganado.

Los días lluviosos invitan a prestar atención a los detalles. Primera imagen del día, en la tribuna del desfile militar: Rafael Hernando, portavoz parlamentario del Partido Popular, protegiendo con su paraguas a Antonio Hernando, portavoz del PSOE, ratificado en su puesto por la gestora. Los dos Hernandos son temibles. Rafael es capaz de subir a la tribuna con un trabuco, pero en la corta distancia sabe ser muy cordial. Antonio es un profesional formado en la academia de Alfredo Pérez Rubalcaba. Defendió con ahínco el “no es no” sanchista y todo indica que será el encargado de argumentar la abstención. No será un trago fácil. Ayer se le veía serio y muy circunspecto. Pero no se escondió.

Galería de retratos. Susana Díaz, eufórica y desacomplejada. Quiere la secretaría general y no cejará hasta conseguirla. Javier Fernández, elogiado, criticado y apesadumbrado. El PSOE le presiona los hombros. Y aún no ha apagado el incendio. Fernández mantuvo ayer una viva discusión con la presidenta balear Francina Armengol, una de las más firmes partidarias del no a Rajoy, que le recriminó al presidente de la comisión gestora que esté enviando mensajes a la opinión pública que aún no han sido debatidos en el partido. La abstención se abre camino, pero el comité federal del día 23 no será tranquilo.

Emiliano García-Page, presidente castellano-manchego, locuaz, como siempre. Escuela José Bono. Ayer aventuró ante un grupo de periodistas que en los próximos días se tendrán noticias sorprendentes de los “verdaderos” planes de Pedro Sánchez con los soberanistas catalanes. Persiste el empeño de querer presentar la defenestración de Sánchez como un urgente movimiento de “salvación nacional”. García-Page envió ayer un aviso a Sánchez. El comité federal del 23 no será tranquilo.

Más retratos. Albert Rivera, tranquilo y menos estelar que el año pasado. No quería terceras elecciones y no las tendrá. Podrá influir en la nueva situación. Pablo Iglesias, ausente. Podemos vuelve a estar “enfrente”. Ayer mismo lanzaron una campaña contra la pobreza energética. Pedro Sánchez, también ausente por motivos obvios.

Fuera de Palacio, dos imágenes: la desobediencia simbólica y televisada de los concejales soberanistas de Badalona y una bandera indigenista colgada en el balcón del viejo Ayuntamiento de Madrid. La hispanidad es una manera de estar en el mundo y no se entiende sin los pronunciamientos
locales.

Fuente: La Vanguardia

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