viernes, 28 de octubre de 2016

Joseph Stiglitz: "Cuando un país se independiza, a la larga los demás lo acaban aceptando"

Joseph Stiglitz: "Cuando un país se independiza, a la larga los demás lo acaban aceptando"
DANNY CAMINAL




El Nobel de Economía afirma en una entrevista que uno o dos Estados abandonarán la eurozona


Joseph Stiglitz
AGUSTÍ SALA
@agustisala

Crítico con un proyecto del euro que ve dominado por la ideología, Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, ha inaugurado en Barcelona la Escuela Europea de Humanidades en el Palau Macaya de la Obra Social La Caixa. Stiglitz lo explica todo en su libro: L’euro. Com la moneda comú amenaça el futur d’Europa (Barcelona, 2016. Edicions 62).

–¿Puede desaparecer el euro?
–No desaparecerá. Lo más probable es que no siga con los 19 países actuales como miembros con las regulaciones y reglas e instituciones actuales. Existe alguna probabilidad de que se hagan reformas y que se cree, por ejemplo, el fondo de garantía de depósitos. Pero me temo mucho que lo más probable es que uno o más países abandonarán la eurozona.

–¿Cuál ha sido el mayor error?
–No desarrollar las instituciones que permitirían que países tan distintos compartiesen una moneda en común. Eso significó que no existía suficiente flexibilidad en el sistema en caso de 'shock'. Se presupuso que el crecimiento de la productividad sería parecido. Pero es distinto y el tipo de cambio fijo implica una rigidez que crea problemas sobre todo a los países más débiles con la productividad y el crecimiento más bajos.

–¿Es posible aún salvar el euro?
–La cuestión es si se pueden construir las instituciones que permitirán que el euro funcione cuando no solo falta la solidaridad política sino que se tiene una visión tan radicalmente distinta de lo que es una buena teoría económica y de lo que se necesita.

–¿El conato de sanción a España y Portugal no es un paso más en un camino erróneo?
–Efectivamente. Para empezar no impusieron una multa a Francia y Alemania cuando vulneraron las reglas. Eso sugiere dos raseros en el sistema de justicia. En segundo lugar, el objetivo del 3% de déficit no se basa en las ciencias económicas, se lo han sacado de la chistera. Pero la cosa es aún peor porque saben que la consecuencia de la política de contracción que exigen es una recesión aún más profunda y lo hacen con países que empiezan a recuperarse. Como anticipación de esto el FMI espera que el crecimiento de España en el 2016 sea más bajo que en el 2015 y aún no hay pleno empleo. Esto demuestra que la Comisión Europea no se basa en las ciencias económicas sino en una ideología. Incluso el FMI ha dicho que las políticas de contracción están asfixiando a estas economías.

–¿Y el optimismo del Gobierno español por el crecimiento?
–Es un poco prematuro. Evidentemente una tasa de crecimiento del 3% es mejor que cero, pero normalmente cuando los países sufren una recesión larga y profunda y empiezan a recuperarse crecen mucho más rápidamente. EEUU, en 1981 y 1982, estuvo en recesión y la tasa de paro llegó al 10%, la mitad de la de España hoy, y cuando se recuperó creció a más del 6%. Solo así se puede lograr que la tasa de paro baje. Por lo tanto, un 3% es una tasa de crecimiento mediocre, no de recuperación. Es lo que crecía EEUU antes de la crisis.

–¿Las reformas las deben hacer los países?
–Lo que se necesita es una reforma estructural en la eurozona globalmente, una estimulación para el conjunto de la eurozona.

–¿Qué opinión le merecen las reformas laborales en Europa?
–Algunas son intentos de hacer mercados más eficientes, otras son para reducir los salarios, y eso implica colocar la carga del ajuste sobre los hombros de los más pobres, de los más débiles. Otras son para reducir el poder negociador de los sindicatos y eso es absolutamente ideológico. Es una agenda de interés específico de las multinacionales con la idea de que los problemas son siempre los sindicatos, mientras que el auténtico riesgo es que en muchas de nuestras sociedades el poder de las multinacionales está creciendo y los trabajadores se están haciendo más vulnerables en parte debido a la globalización.

–Usted ve factible económicamente la independencia de Catalunya, pero ¿es posible?
–Sería una marcha atrás en 150 años de tentativa de alcanzar una integración política, pero el mundo hoy es muy distinto de cómo era hace 150 años y el modo en que organizamos nuestra economía también. Y políticamente también. El peligro es si una Europa con muchísimos más estados podría alcanzar el grado de cooperación que se necesita para resolver los grandes temas. Ya es suficientemente difícil con 28 estados, 27 ahora; si hubiese 40 ¿sería posible que el sistema funcionase? Quizás a través de una democracia más directa y una configuración policía muy distinta...

– Una región puede declararse independiente pero la han de reconocer, ¿no?
–Es cierto, pero la experiencia nos demuestra que una vez un país establece su independencia y la mantiene, con muy pocas excepciones esa independencia es aceptada por el resto. Kosovo, lo fue, muy lentamente. Pero, ¿quién sabe?

Fuente: ElPeriódico

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