(EFE) |
Después del debate a cuatro, con los socialistas a la baja, en el PP resuenan las palabras de Aznar: “No polarizar con Podemos”
ENRIC JULIANA
A principios de junio, poco días antes de comenzar la campaña, José María Aznar recomendó al Partido Popular no tensar demasiado las elecciones del 26 de junio. Lo dijo a modo de admonición, con el tono que le caracteriza, durante la clausura de un master en Madrid: “Es necesario abandonar de inmediato cualquier tentación de polarizar”. Aznar aconsejó crear las condiciones para un gran pacto constitucionalista entre el Partido Popular, el PSOE y Ciudadanos, con dos recetas. Primera: “Retomar de inmediato y con el máximo empeño todas las tareas destinadas a vincular, acercar, consensuar, ayudar, incluir, confiar y acordar”. Segunda: “Contribuir al acuerdo con los sacrificios personales que hagan falta”. Esta última idea fue la que más llamó la atención. Tiene morbo. Aznar le pide a Rajoy que vaya pensando en quitarse de en medio. Las relaciones entre ambos, como se sabe, son muy cordiales.
Había morbo e ironía en ese discurso. El gran profesional de la polarización política, el hombre que introdujo en España las técnicas de combate teorizadas por los neoconservadores norteamericanos a finales de los años noventa, el dirigente político que cometió el tremendo error de enfrentar a la opinión pública inmediatamente después de los terribles atentados de Madrid en marzo del 2004, pidiendo calma a los suyos, reclamando una campaña tranquila. No tenséis, no tenséis, esta vez no tenséis, no enfoquéis la campaña como un combate entre el Partido Popular y Podemos.
Hay que leer siempre con atención a Aznar. Mucha gente no le soporta, no ha sabido evitar la constante caricaturización de su figura, la inteligencia emocional no es su punto fuerte, pero sabe de política. Es el fundador de la moderna derecha política española.
¿Por qué motivo Aznar recomendaba a su partido no extremar la polarización con Podemos? Pueden apuntarse tres razones. El temor a un fuerte adelanto electoral de Podemos con gasolina marca PP. Crear las condiciones para un pacto de amplia base que deje extramuros a Podemos y a los independentistas catalanes. Evitar una caída excesiva del PSOE, que haría muy difícil alcanzar acuerdos con los socialistas a corto plazo. Un PSOE en tercera posición, humillado en las urnas y desorientado por el sorpasso de Unidos Podemos, podría entrar en colapso, mortalmente dividido entre los partidarios del pacto de izquierdas y los defensores de una “política de responsabilidad”, acorde con Bruselas (línea que podría verse reforzada por el triunfo del Brexit en el referéndum del 23 de junio). “Hemos de derrotar al PSOE, pero que no se nos quede en las manos, porque lo vamos a necesitar”. Ese era el mensaje de Aznar.
Con el debate a cuatro aún caliente, el economista liberal Lorenzo Bernaldo de Quirós, efectuaba ayer esta reflexión en Twitter: “Película del mes: “Salvar al soldado PSOE”. Common Sense Productions (...) Con sus defectos y sus virtudes, los socialistas han sido una pieza clave en el indudable éxito de la España democrática. Que no se suiciden”.
Durante el debate a cuatro, Rajoy evitó el enfrentamiento directo con Iglesias, al que apenas mencionó por su nombre. Despreció todo lo que pudo a Pedro Sánchez –no le soporta–, pero evitó la polarización con Podemos. Resta por saber si lo hizo siguiendo el consejo de Aznar –cosa improbable–, o por un mero planteamiento táctico del debate televisado. En los próximos días veremos si el PP pretende enfriar la recta final de la campaña.
Fuente: La Vanguardia