sábado, 28 de septiembre de 2013

EL FUTURO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO

Portada :: Mundo
  


El 95% del Transporte mundial  es marítimo




28-09-2013
La nueva arquitectura marítima del siglo XXI
German Gorraiz López
Rebelión
El transporte marítimo representa en la actualidad el 95% de todo lo transportado en el mundo, de los cuales dos tercios corresponderían al tráfico de petróleo y minerales, siendo porta-contenedores una quinta parte del total. Así, los grandes cargueros se habrían convertido en elementos imprescindibles para mantener la febril capacidad exportadora de China, de los tigres asiáticos o de la Unión Europea ya que aúnan la capacidad de transportar unos 800 millones de toneladas con unos fletes mucho más competitivos que el transporte aéreo y mucho menos contaminante que el transporte por carretera. Así, según datos de Lloyd´s Register Fairplay , la flota mundial de buques mercantes de transporte estaba formada por 55.138 unidades a principios de 2012, (lo que representa un aumento del 8,9 % respecto al 2011) , un tercio de los cuales navegaría bajo pabellón de conveniencia (Liberia, Chipre, Panamá), países que aún respetando las convenciones internacionales serían laxos en lo relativo a la seguridad y la protección social de sus asalariados , lo que se traduce en una considerable reducción de costes para las navieras y en la práctica endémica de dejar abandonados a su suerte a sus obsoletos barcos junto con sus tripulaciones.
El Ártico, la última frontera
Según un análisis del columnista del portal Odnako, Alexánder Gorbenko.“ la ruta marítima del norte (que une el Atlántico y el Pacífico a lo largo de las costas de Rusia), está considerada una alternativa al canal de Suéz y al de Panamá, lo que podría convertirla en un futuro próximo en uno de los corredores comerciales más importantes del mundo” . Recordar que la Ruta Marítima del Norte y el Paso del Noroeste son las rutas marítimas a lo largo de los bordes del océano Ártico (más exactamente a lo largo de las costas del norte de Canadá y Rusia) y aúnan la capacidad de proporcionar un medio para el transporte de los recursos naturales (petróleo y gas) extraídos en el Ártico amén de una reducción notable de la duración del trayecto de los envíos de mercancías desde el Pacífico hasta las costas atlánticas de Europa y América del Norte ( con esta nueva ruta se ahorrarían 7.400 millas náuticas de las 11.500 que actualmente hay que emplear para unir Hamburgo y Yokohama).
Según buricapress (BPP), durante la primera década del siglo XXI el interés hacia el transporte marítimo entre Europa y Asia a través del Océano Ártico se habría incrementado, debido a los masivos deshielos que han abierto la ruta del “Oceáno de Hielo”.Así, en el verano de 2009, dos buques alemanes de transporte usaron la Ruta del Mar del Norte sin la ayuda de barcos rompe-hielos. Por parte rusa, el 14 de agosto de 2010, el primer tanquero de alto tonelaje partió de puertos rusos tomando la Ruta del Mar del Norte hacia Asia y alcanzando Pevek en la Península de Chukotka e igualmente, en el otoño de 2010 el primer embarque de hierro fue enviado desde Kirkenes, Noruega hacia China a través de la Ruta del Mar del Norte.Por su parte, China envió por primera vez un buque mercante a Europa a través del Paso del Noreste y se habría asegurado el acceso al Ártico tras la firma con Islandia de un TLC mientras que Canadá también se prepara para un incremento significativo de la utilización de la ruta noroeste del Ártico.
Diseño de la nueva cartografía del Ártico
Según el presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos Leoníd Ivashov en declaraciones a KM.RU. "La Ruta marítima del Norte se libera de hielo, haciéndose más navegable y reduciendo en miles de kilómetros el tránsito de la carga en el hemisferio oriental, lo que convierte al Ártico en una región geopolítica importante". EEUU y Rusia habrían ya escenificado el comienzo de la carrera por el control del tráfico marítimo y las vastos recursos del Ártico, pues según la Fundación Vida Sostenible, las reservas energéticas del Ártico, condicionadas por encontrarse hasta ahora bajo un mar helado, albergarían aproximadamente el 25 por ciento de las reservas de gas y petróleo a nivel mundial y según varias fuentes, en los mares del océano Ártico se habrían encontrado más de 62 billones de metros cúbicos de gas y más de 9.000 millones de toneladas de petróleo y en la orilla unos 3.500 millones de toneladas de petróleo.
Según vidasostenible.org, aunque en teoría la soberanía nacional se detiene a las 200 millas acuáticas de las propias costas, la Convención de Derecho marítimo de la ONU otorga derechos en la plataforma continental ártica a quien pueda demostrar su propiedad (rememorando la anarquía inicial del lejano Far West de EEUU), por lo que esta semana ha comenzado el I Foro Internacional sobre Ártico en la ciudad siberiana de Salejard, bajo el rimbombante epígrafe de “El Ártico - Territorio de diálogo”. Dicha cumbre ártica tiene como objetivo sentar las bases de una cooperación constructiva entre los países con acceso directo al Ártico , pero tan sólo servirá para escenificar la falta de consenso entre dichos países englobados en dos bloques antagónicos: de una parte, EEUU y sus aliados occidentales Canadá, Noruega y Dinamarca y de otra, Rusia, liderando una coalición internacional que englobaría a Islandia como portaaviones de China, la India y posiblemente Alemania.
Recordar que Rusia plantó el verano pasado su bandera nacional en el lecho del océano Ártico bajo la capa de hielo ártica argumentando que su plataforma continental se extiende hasta allí e igualmente Dinamarca reclama la soberanía de Groenlandia al argüir que ambas regiones estarían unidas geológicamente a través de una cordillera submarina. Por su parte, Estados Unidos reivindica sus derechos de explotación de las región árticas próximas a Alaska que ascienden a 30.000 millones de barriles de crudo mientras Canadá y Noruega reivindican su soberanía sobre parte de la región argumentando su necesaria protección ecológica, quedando Islandia como portaaviones boreal de China tras la firma de un TLC que permitirá al gigante asiático el acceso al Ártico.
¿Hacia la militarización del Ártico?
"El hecho de que el Ártico albergue más del 25% de las reservas mundiales de gas y petróleo podría reavivar la militarización de la región", según Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación sobre la Globalización de Canadá en declaraciones a RT. Según Chossudovsky, “la raíz del problema está en que geográficamente Estados Unidos no tiene realmente territorios limítrofes (o, más bien, sus territorios fronterizos con el océano Ártico son muy limitados), por lo que Washington solamente puede conseguir su trozo de pastel a través de la militarización de la región por medio de sus aliados Canadá, Noruega y Dinamarca, siguiendo la doctrina Rumsfeld quien en el 2002 reclamó toda la región bajo el paraguas militar del Comando Norte de EEUU (USNORTHCOM)”. En consecuencia, E.UU. estaría ampliando y modernizando sus bases militares del Ártico y habría creado el Grupo de Investigación de la Región del Ártico (que opera en la Escuela Militar Naval de Newport), con la misión de ayudar a la Armada estadounidense en la preparación de acciones operativas y estratégicas en la zona.
Por su parte, Putin, en una conferencia de prensa del Ministerio de Defensa, anunció la reapertura de la base militar situada en Novosibirskie Ostrová,( archipiélago del océano Glacial Ártico), aduciendo razones de seguridad estratégica, ya que “el norte de Rusia está escasamente protegido de posibles ataques tanto por aire como por mar “, pero tras este razonamiento subyace el interés de Rusia por controlar militarmente una ruta que le permitirá explotar la plataforma continental y los depósitos minerales del Ártico , tareas que actualmente chocan con las complejidades técnicas para la exploración y extracción y la dificultad de transportar los recursos naturales extraídos.
Así, sólo hasta 2030, el gigante energético ruso Gazprom quiere extraer de la región ártica 200.000 millones de metros cúbicos de gas, (seis veces la cantidad que compra anualmente Alemania) y en la actualidad es objeto de una campaña en su contra por parte de la Organización Greenpace que denuncia la contaminación ambiental ocasionada por su actividad extractora , a pesar de que el grupo Gazprom destaca en su informe anual de 2012 que gastó más de 35.000 millones de rublos (unos 1.100 millones de dólares) para la protección del medio ambiente.
La carrera de obstáculos de la actual cartografía marítima
Desde el punto de vista económico, la región ártica cobra una especial relevancia ya que debido al progresivo deshielo, se recupera una antigua ruta navegable que abre la posibilidad de atravesar todo el año el Paso del Noroeste. Además, ofrece a las empresas navieras una reducción considerable de los tiempos de navegación que tendrá como efectos colaterales la progresiva disminución del tráfico marítimo por las rutas tradicionales marítimas del siglo XX, devenidas en una complicada carrera de obstáculos debido a la saturación de tráfico y a la inestabilidad política de los países circundantes y que tendrían como hitos principales el canal de Suéz, el Golfo de Adén , el Estrecho de Ormuz, el estrecho de Malaca y el Canal de Panamá.
El paso del Canal de Suéz está considerado como uno de los puntos más importantes para el comercio mundial ya que transporta 2,6 millones de barriles de crudo al día (lo que representa casi 3% de la demanda mundial diaria de petróleo) y asimismo es una ruta relevante para el gas natural licuado (GNL), pues cerca de 13% de la producción mundial de dicho gas transitó por ella en el 2010 y su hipotético cierre provocaría la interrupción del suministro de alrededor de 2,6 millones de barriles diarios. Asimismo, sería una ruta imprescindible para la Marina de EEUU, pues hasta ahora Egipto otorgaba a la Marina de EE.UU. paso expedito a través del Canal de Suéz para los cerca de 40 de buques de guerra que atraviesan mensualmente dicho canal y que les aseguraba un atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y Afganistán, devenida en zona inestable debido a la posibilidad de ataques yihadistas.
Por su parte, el Golfo de Adén es un lugar estratégico que conecta a través del Canal de Suéz el Océano Índico con el Mar Mediterráneo, con un tránsito de más de 18.000 buques según estadísticas oficiales citadas por el diario económico búlgaro, Capital. Sin embargo, y aunque navíos de guerra pertenecientes a más de diez países patrullan las aguas del golfo de Adén, los países que lo bordean adolecen de una estabilidad política por lo que son numerosos los casos de piratería e incluso ataques terroristas, del que sería paradigma el atentado contra el buque de Guerra USS Cole, habiéndose pues convertido en una ruta insegura.
Además, un bloqueo del estrecho de Ormuz por el que pasa un tercio del tráfico energético mundial podría agravar la recesión económica mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional. Así, según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), 13,4 millones de barriles por día (bpd) de crudo pasarían a través del estrecho canal en buques petroleros, (lo que representaría el 30 % del suministro de crudo que se comercializa mundialmente ) y caso de colapsarse el paso por dicho estrecho, asistiríamos a una psicosis de desabastecimiento y al incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 (rondando los 150 $), que tendría su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas.
Continuando la rusa hacia los países asiáticos, el estrecho de Malaca (entre Singapur y Malasia) es un angosto un pasillo de 800 kilómetros de largo y un ancho mínimo es de 2,8 kilómetros que une el océano Índico con el mar de China y está considerada una de los principales zonas de tráfico marítimo internacional entre Asia y Europa. Así, dicho estrecho soporta tres veces más tráfico que otros corredores marítimos ya que el sudeste asiático concentra la mayor parte de las mercancías mundiales y tanto China como Japón la utilizan para abastecerse de petróleo, por lo que China habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua ( Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado en el Sudeste Asiático para sortear el paso del estrecho de Malaca, convertido “de facto” en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas.
Finalmente, recordar que el Canal de Panamá es un canal artificial inaugurado el 15 de agosto de 1914 y que significó un hito en el transporte marítimo al unir los océanos Atlántico y Pacífico y evitar sortear el Cabo de Hornos, con un tránsito estimado por su sistema de esclusas de más de 14.000 barcos y una carga de 300 millones de Tm anuales (5% del comercio mundial) , según datos de la Autoridad del Canal de Panamá. Sin embargo, las cifras de tránsito de los últimos años adolecen de un constante deterioro pues el canal de Suéz le habría arrebatado parte de su segmento de mercado natural, aunque la prevista inauguración para el 2015 del nuevo Canal de Panamá ampliado debería servir de revulsivo para recuperar el mercado perdido al permitir el tránsito de cargueros de más de 400 metros de longitud y 50 metros de ancho (los llamados post-Panamax) y al confirmar la Autoridad del Canal de Panamá que “bajo ninguna circunstancia la apertura de la ruta del Ártico afectará el proyecto de ampliación “.
En consecuencia, en la próxima década asistiremos a la implementación de nuevas Autopistas del Mar en el Transporte Marítimo de Corta Distancia (TMCD o alternativa de transporte de pasajeros y carga comercial que utiliza las vías acuáticas interiores y costeras con el objetivo inequívoco de reducir costes y contaminación), lo que aunado con el previsible boom de la Ruta Marítima del Norte o ruta del Ártico, terminará por provocar un verdadero tsunami en la actual arquitectura marítima mundial, al surgir nuevos corredores marítimos que ofrecerán a las empresas navieras una reducción considerable de los tiempos de navegación que a la postre redundará en una progresiva disminución del tráfico marítimo por las inestables y saturadas rutas marítimas del siglo XX




EL KREMLIN MANDA



  

Ministro sirio de Asuntos Exteriores,  MUALLEN


28-09-2013
De cómo Moscú evitó el ataque
Robert Fisk
The Independent/La Jornada
La delegación siria a Moscú partió de Damasco la noche del sábado 7 de septiembre, tanto para enfrentar su destino como para negociar. El presidente estadunidense Barack Obama y el presidente ruso Vladimir Putin habían estado incubando su plan para evitar ataques estadunidenses con misiles, y Walid Muallem, el extremadamente astuto ministro sirio del Exterior, no tenía idea de lo que se trataba. Lejos de llevar propuestas a Rusia, quería averiguar lo que sabía el canciller ruso Serguei Lavrov... si es que sabía algo.
Era una situación muy extraña. Siria no quería ser atacada por Estados Unidos luego del uso de gas sarín en Damasco la noche del 21 de agosto, pero debía de tener claro que el régimen sirio, blanco principal de los misiles crucero, había sido hecho a un lado. Rusia tomaba las decisiones.
Muallem y su equipo –bien conocidos en el mundo árabe y especialmente en Irán (y en los viejos tiempos en Londres, Washington y París)– llegaron exhaustos al aeropuerto Sheremetyevo al amanecer del domingo 8 de septiembre y se registraron, como siempre en Moscú, en el Presidente, junto al río Moscova, hotel cavernoso y desangelado de la era Brejnev. Su cita con Lavrov se fijó para el lunes en la cancillería rusa. Los sirios, aún cansados del vuelo nocturno, llamaron a Damasco y observaron programas de televisión de Washington vía satélite.
Era un momento de la historia de Siria del que Muallem y sus colegas estaban más que conscientes. La política exterior de su país –o tal vez la militar– era decidida por otros. Y así ocurrió que el 9 de septiembre Muallem estaba sentado frente a Lavrov en la cancillería. El ruso dijo sin rodeos a los sirios lo que pensaba: fue obvio desde el principio que creía que Obama atacaría a Siria.
No era una buena noticia, en especial porque Lavrov dejó en claro que la operación definitivamente ocurriría. Hubo alguna discusión antes que Muallem expresara la posición de su país: que si la verdadera razón de la agresión propuesta contra Siria eran las armas químicas, entonces los medios diplomáticos no se habían agotado.
A los sirios les agrada Lavrov; creen (no sé con qué pruebas) que escribe poesía en su tiempo libre, algo que de modo natural atrae a un pueblo que a menudo aprende de memoria poemas árabes desde antes de aprender a escribir. Es un buen amigo de los árabes, es un dicho constante en Damasco. Queda a los lectores discernir si es verdad.
Escarbar como sabueso en busca de detalles de la diplomacia ruso-siria –ya no se diga de la extraordinaria relación militar– es como vagar por el laberinto del Minotauro. Un giro equivocado puede poner en peligro al reportero, hacerlo perder una antigua amistad, enfurecer a un contacto o irritar a un funcionario por un matiz de significado perdido en la traducción.Así que mientras este corresponsal en Damasco camina de puntitas entre las fuentes rusas y sirias, debe recordar los riesgos. Esto es lo mejor que puedo hacer y tengo todos los motivos para creer que da en el blanco. Es una historia que nos habla del futuro Estado sirio.
Sea como fuere, Lavrov puso fin a la conversación diciendo a Muallem que iría de inmediato a ver al presidente Putin en el Kremlin. Ya volveré, señaló en forma perentoria. Muallem insistió una vez más en que la diplomacia no está agotada. Debía de tener la esperanza de no equivocarse; después de todo, si estaba en un error, tal vez no habría un aeropuerto en Damasco al que pudiera regresar.
Los sirios volvieron al hotel Presidente para comer. En Washington, John Kerry cacareaba más amenazas: los sirios deben entregar las armas químicas, tienen sólo una semana para presentar un inventario. A las 5 de la tarde, Lavrov llamó a Muallem. Debían reunirse en una hora: habría una conferencia de prensa.
Todo este tiempo Muallem había insistido en que Siria quería firmar el tratado de prohibición de armas químicas. Sin embargo, todo el mundo, incluidos los rusos, sabía que el arsenal químico de Siria era su única defensa estratégica fuerte si el país enfrentaba una guerra final con Israel. Aun así, Muallem no sabía lo que le aguardaba; ni él ni sus colegas habían dormido en 36 horas.
Lavrov estaba preocupado por varias razones. Si los estadunidenses atacaban Siria, destruirían el ejército de Bashar Assad. Los islamitas podrían irrumpir en Damasco y las fuerzas rusas –que tienen una base naval e infantes de marina en el puerto sirio de Tartús y otras naves de guerra en el oriente del Mediterráneo– se verían forzadas a reaccionar. Esa era, por lo menos, la versión rusa de los acontecimientos.
Lavrov reveló a Muallem el acuerdo forjado por Putin: todas las armas químicas de Siria serían vigiladas, los detalles se entregarían en unos días, todos los inventarios quedarían bajo control internacional en el curso de un año. Y los rusos agradecerían que Muallem tuviera la bondad de acceder, en una conferencia de prensa que se realizaría esa tarde.
Muallem llamó a Damasco. Habló con el gobierno y, por supuesto, con el presidente Bashar Assad. Éste accedió. Y así, un exhausto y compungido Muallem apareció frente a las cámaras de la televisión mundial –al parecer abrumado de cansancio– para decir sí (en palabras de los rusos).
Siria quería salvar a su pueblo de la agresión y puso toda su confianza en sus amigos rusos. Uno de sus asistentes, Bouthaina Shaaban, también consejero de Assad, parecía igualmente abrumado.
Más tarde, Muallem dijo a Lavrov que el acuerdo obtenido con Siria era el arma número uno de su país. Y Lavrov respondió: Su mejor arma somos nosotros.
Y eso fue todo. Moscú se había convertido en el disuasor estratégico de Siria. El Kremlin manda



















viernes, 27 de septiembre de 2013

Obama, Summers, Goldman Sachs y saqueo político de la economía.

 


LARRY SUMMERS, EL DESREGULADOR

 

Greg Palast

22/09/13

 


Joseph Stiglitz no podía dar crédito a sus oídos. Ahí estaban, en la Casa Blanca, con el Presidente Clinton pidiendo orientación a los altos cargos del Tesoro estadounidense sobre cuestiones de vida o muerte para la economía norteamericana, cuando el vicesecretario del Tesoro Larry Summers se vuelve hacia su jefe, el secretario del Tesoro Robert Rubin, y suelta: “¿Qué pensaría Goldman Sachs de esto?”

¿¡Cómo!?

En otra reunión posterior, Summers volvió a preguntarlo: “¿Qué pensaría Goldman Sachs de esto?”

Un estupefacto Stiglitz –a la sazón Presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Presidencia— que seguía sin salir de su asombro me contó que se volvió hacia Summers para preguntarle si le parecía adecuado decidir la política económica de los EEUU en función de los “que pensara Goldman” y no, digamos, de los hechos, o, digamos, de las necesidades de la población norteamericana, ya saben, todas esas cosas que se oyen en las reuniones de gabinete de la serie televisiva El ala oeste.

Summers repasó con la mirada a Stiglitz como si de una especie de necio ingenuo que había leído demasiados libros de educación para la ciudadanía se tratara.

R.I.P. Larry Summers

En la tarde del domingo, enfrentado a una revuelta de los senadores de su propio partido, Obama lanzó a Larry como probable substituto de Ben Bernanke como presidente del Comité de la Reserva Federal.

Mientras llegaban las noticias que apagaban la antorcha de Summers trataba yo de escribir otra columna sobre Larry, el Tifón María de la Teoría Económica. (La primera la escribí en el Guardian hace 15 años, advirtiendo de que “Summers es, en efecto, una colonia de alienígenas enviada ala Tierra para convertir a los humanos en fuente barata de proteínas”.)

Pero el hecho de que Obama tratara siquiera enviar a Summers al planeta nos dice más de Obama que de Summers: nos dice también para quién trabaja Obama. Una pista: no para ustedes.

Todas aquellas discusiones de gabinete en los 90 pidiendo la bendición de Goldman Sachs giraban en torno a la idea Rubin-Summers de poner fin a la regulación del sistema bancario estadounidense. Para liberar a la economía estadounidense, sostenía Summers, todo lo que hay que hacer es permitir que los bancos comerciales puedan apostar ahorros privados públicamente garantizados en nuevos “productos derivados”, dejar que los bancos vendan títulos hipotecarios subprime de alto riesgo y recortar sus reservas para hacer frente a las pérdidas.

“¿Qué podría ir mal?”

Stiglitz, que terminaría ganando el Premio Nobel de Economía, trató de explicarles exactamente qué es lo que podría ir mal. Tras intentarlo, fue substituido y puesto de patitas en la calle.

Summers hizo más que perdirle a Rubin que vehiculara el espíritu de Goldman: llamó en secreto y se reunió con el nuevo ejecutivo jefe de Goldman, Jon Corzine, para planear la desregulación financiera a escala planetaria. No estoy dando palos de ciego: dispongo del mensaje confidencial dirigido a Summers recordándole que tenía que llamar a Corzine. (Para la historia completa de ese mensaje y una copia del mismo, léase "The Confidential Memo at the Heart of the Global Financial Crisis".)

Summers, como funcionario del Tesoro, puede llamar a cualquier banquero cuando le de la gana. Pero no en secreto. Y no, desde luego, para discutir detalles de políticas que podrían hacer ganar miles de millones a un banco. Y Goldman ganó miles de millones con esos planes.

Ejemplo: Goldman y sus clientes se embolsaron 4 mil millones a cuenta del colapso de las “obligaciones sintéticas de deuda colateralizada”, esos señuelos fraudulentos vendidos a incautos e imbéciles, por ejemplo, a los banqueros del Royal Bank of Scottland. (Véase Did Fabrice Tourre Really Create The Global Financial Crisis?.)

Goldman se forró también a lo grande con la implosión de la deuda griega a través del comercio secreto de derivados financieros permitido por la despenalización, propiciada por Summers, de ese tipo de especulación transfronteriza.

El colapso de la Eurozona y del mercado hipotecario estadounidense causados por los banqueros echados al monte sólo fue posible porque el Secretario del Tesoro Summers cabildeó a favor de la Ley de Modernización de los Mercados de Futuros de Materias Primas [Commodities Futures Modernization Act, CMFA], que impidió a los reguladores el control del 100.000% del incremento registrado en los activos derivados, especialmente de los archiarriesgados derivados financieros de “desnudas” permutas de cobertura de incumplimiento crediticio.

La CMFA fue el equivalente financiero de un cuartel de bomberos prohibiendo las alarmas de humo.

Summers sucedió en el Tesoro a Rubin, que lo dejó para convertirse en el director de un extraño Behemoth financiero de nuevo tipo: la fusión de Citibank con un banco de inversión, Travelers. La nueva bestia bancaria quebró y precisó de 50 mil millones de dólares en fondos de rescate. (Goldman no necesitó fondos de rescate, pero de todas formas recibió 10 mil millones.)

Otros bancos convertidos en casinos siguieron la senda de insolvencia de Citi. La mayoría fueron rescatados… y acudieron a Summers, o cuando menos, escucharon de sus labios muy bien remunerados consejos.

El comerciante de derivados financieros D.E. Shaw pagó a Summers 5 millones de dólares por unos cuantos años de trabajo “a tiempo parcial”. Lo que venía a sumarse a pagos procedentes de Citigroup, Goldman y otras entidades financieras, elevando el valor patrimonial neto de este otrora pobretón profesor a más de 31 millones.

Goldman, Larry y los desahucios

Cuando Summers dejó el Tesoro en 2000, según informa el The New York Times, un agradecido Rubin le ofreció el cargo de Presidente de la Universidad de Harvard, cargo del que Summers terminó por ser despedido. Apostó 500 mil millones de dólares de los fondos de la Universidad en los locos derivados financieros que él había legalizado. (Dada la incapacidad casi patológica de Summers para entender las finanzas, resultó de lo más chocarrero que, siendo Presidente de Harvard, declarara que los humanos con vagina son más bien mediocres en lo tocante a los números.)

En 2009, Summers, el Papá del Desastre de la Desregulación, regresó al gabinete gubernamental en triunfo. Barack Obama lo coronó como “Zar económico”, permitiéndole dirigir el Tesoro sin necesitar de someterse a interrogatorio formal confirmatorio por parte del Congreso.

¿Logró Summers redimirse como Zar económico del primer mandato de Obama?

Para nada.

En 2008, tanto la demócrata Hillary Clinton como el republicano John McCain urgieron a servirse de 300 mil millones de dólares restantes del fondo de rescate para un programa de evitación de desahucios idéntico a uno que había empleado Franklin Roosevelt para sacar a los EEUU de la Gran Depresión. Pero el Zar Larry no quiso saber nada del asunto, aun cuando se habían dado a los bancos 400 mil millones del mismo fondo.

En realidad, por consejo de Summers y de su primer asistente, el Secretario del Tesoro Tim Geithner, Obama gastó sólo $7 mil millones de los 300 mil millones disponibles para salvar a las familias afectadas por desahucios.

¿Qué pensaría Goldman?

Como antes dicho, Goldman y sus clientes se embolsaron miles de millones a causa de que Obama abandonó a su suerte a 3,9 millones de familias, que perdieron sus hogares durante su primer mandato. Mientras que esas familias en vías de desahucio se iban a pique, el Zar Summers torpedeó su bote salvavidas: un plan para prevenir desahucios forzando a los bancos a depreciar los sobrecargos predatorios de sus hipotecas subprime. Es notable que fuera precisamente la acción de Summers (y la inacción de Obama) lo que ahorrara a Citibank miles de millones.

Larry, el tiburón del préstamo

La desastrosa maquinaria de la desregulación no afectó a los norteamericanos de viso. Mientras que las entidades crediticias sin ánimo de lucro, prestamistas de último recurso para gente trabajadora y los pobres en los EEUU eran sometidos a un asalto jurídico y político, se disparó exponencialmente un nuevo tipo de operación bancaria, una burbuja nacida de las mentes de los timadores ansiosos de conferir legitimidad al préstamo tiburonesco.

Una de esas creaciones, por ejemplo, el llamado “Club del Préstamo”, concibió una manera de recaudar honorarios arreglando préstamos que llegaban a cargar hasta el 29%. El Club del Préstamo (Lending Club) sostiene que ni puede ni debe ser regulado por la Reserva Federal u otro tipo de inspección pública bancaria. El último ingreso en su comité director: Larry Summers.

Si desean ustedes saber por qué Obama podría llegar a elegir a un timador y especulador de esta calaña como jefe de la Reserva Federal, no tienen más que preguntarse: ¿quién eligió a Obama? Hace diez años, Barry Obama era un don nadie, un Senador estatal procedente del sur de Chicago.

Luego tuvo suerte. Un banco local, Superior, cayó abatido por causa de los reguladores públicos que lo acusaron de estafar a gentes de color. La presidente del banco, Penny Pritzker se enojó tanto con los reguladores, que decidió eliminarlos: lo que requería un nuevo Presidente.

Los milmillonarios pusieron en contacto a Obama con Jamie Dimon, de J.P.Morgan, pero el contacto más importante fue Robert Rubin, el antiguo secretario del Tesoro y, lo que es todavía mucho más importante, antiguo ejecutivo en jefe de Goldman Sachs y mentor de Larry Summers. Sin la bendición de Rubin y sin una avasalladora potencia para captar fondos de financiación, Obama estaría todavía discutiendo sobre problemas de zonificación urbana en Halsted Street.

Rubin eligió a Obama y Obama eligió a quien Rubin había elegido por él.

Porque, al final, Obama sabe que tiene que elegir a un jefe de la Fed haciéndose una sóla pregunta: ¿Qué pensaría Goldman?

Greg Palast es autor de los bestsellers New York Times Billionaires & Ballot Bandits, The Best Democracy Money Can Buy [traducción castellana en la editorial Crítica de Barcelona] y Armed Madhouse.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ventureta Vinyavella

 

Feruli Etiquetas de : ,

domingo, 22 de septiembre de 2013

BRASIL EN LA NUEVA GUERRA


  
21-09-2013


El Poder Estatal brasileño, Palacio ITAMARATY




El espionaje es parte de la guerra total
Raúl Zibechi
La Jornada
La decisión de la presidenta Dilma Rousseff de aplazar su visita a Estados Unidos por el espionaje que realiza en Brasil la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) es apenas la parte más visible de la disputa geopolítica que sucede en la región sudamericana. Antes de comunicar la suspensión del viaje, recibió presiones diversas y opuestas, entre ellas la del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien exigió explicaciones al gobierno de Barack Obama.
En realidad Rousseff tenía pocos chances de mantener su viaje a Washington luego de las movilizaciones de junio que diezmaron su popularidad y pusieron a su gobierno bajo escrutinio público. Estrechar la mano del presidente responsable del espionaje a sus comunicaciones personales y a la cuarta petrolera del mundo, Petrobras, hubiera puesto en riesgo el incipiente repunte de sus niveles de aprobación a un año de las elecciones presidenciales.
El distanciamiento tiene un elevado costo político para la Casa Blanca luego de la compleja situación que atraviesa a raíz del fracasado intento de atacar Siria. Estados Unidos necesita mantener una relación cordial con Brasil, de quien dice en público que es un aliado estratégico, pero en realidad lo considera el único país capaz de liderar la región y evitar desbordes contra sus intereses.
Desde que el domingo 1º de septiembre la Red Globo aseguró que Edward Snowden, ex agente de la CIA, tenía datos que apuntaban a que la estatal Petrobras había sido objeto de espionaje por la NSA, Rousseff no ocultó la indignación de su gobierno. Es evidente que el motivo del espionaje no es la seguridad o el combate al terrorismo, sino intereses económicos y estratégicos ( Valor, 10 de septiembre de 2013). De ese modo salía al paso a la ridícula excusa de la agencia estadunidense.
En efecto, todo apunta al interés por Petrobras. Tres especialistas consultados por el diario O Globo coinciden en esa apreciación. Armando Guedes Coelho, presidente de Petrobras entre 1988 y 1989, destacó que la empresa es líder mundial en exploración en aguas ultraprofundas y que realiza más perforaciones que Shell, Exxon y BP juntas. El interés para la Casa Blanca sería conocer las reales reservas existentes en las costas de Brasil y de África, porque pueden alterar la actual geopolítica del petróleo, ya que los suministros pasarían a ser generados en áreas sin grandes conflictos políticos ( O Globo, 9 de septiembre de 2013).
Otros especialistas, como el director del Centro Brasileño de Infraestructura, señalan que el principal interés es robar secretos tecnológicos para que las empresas estadunidenses puedan explorar en cualquier lugar del mundo, como Alaska. En tanto, fuentes de la Agencia Nacional de Petróleo estiman que un interés adicional del espionaje es tener información privilegiada sobre las subastas de bloques petrolíferos que realiza el Estado brasileño.
En respuesta, el gobierno brasileño decidió estrechar lazos con Argentina para colaborar en ciberdefensa. El ministro de Defensa, Celso Amorim, dijo en Buenos Aires que Brasil considera fundamental iniciar un proceso de cooperación en el área de la defensa cibernética con su principal aliado estratégico. Agregó que es tal vez la más importante área para la defensa en el siglo XXI, porque cada vez será más difícil usar armas convencionales, mientras que las cibernéticas pueden ser armas de destrucción masiva ( O Globo, 13 de septiembre de 2013).
El reciente encuentro de los ministros de Defensa de ambos países, Agustín Rossi y Amorim, se saldó con una declaración en la que señalan la necesidad de impulsar la cooperación en defensa cibernética y la creación de un subgrupo de trabajo bilateral en el tema (Ministerio da Defensa, 13 de septiembre de 2013). Acordaron además organizar una visita de autoridades argentinas para conocer el Centro de Defensa Cibernética del Ejército Brasileño.
En paralelo, Brasilia decidió la creación de un sistema propio de correos electrónicos que puede entrar en servicio en el segundo semestre de 2014 y será una alternativa brasileña a los populares Hotmail, de Microsoft, y Gmail, de Google (Folha de Sao Paulo, 2 de septiembre de 2013). Según el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo, el e-mail que pondrá en marcha la estatal de Correos contará con criptografía para proteger la privacidad de los usuarios, y los datos se almacenarán en Brasil, a diferencia de lo que ocurre cuando se usa Gmail.
Desde tiempo atrás Brasil viene impulsando en la UNASUR una red de fibra óptica regional para que el tráfico de Internet entre los países sudamericanos no pase forzosamente por Estados Unidos. Para 2016, la estatal de las comunicaciones Telebras tendrá en órbita el primer satélite nacional para el tráfico de internet civil y militar, superando así la actual dependencia de las multinacionales del sector.
Para proteger la soberanía del país y de sus empresas más importantes, son necesarias cuantiosas inversiones. La presidenta de Petrobras anunció que en 2013 se invertirán 2 mil millones de dólares en la seguridad de sus informaciones y que hasta 2017 la empresa invertirá en ese rubro 10 mil millones de dólares ( Valor, 18 de septiembre de 2013). Informó también que la petrolera tiene tres mil funcionarios involucrados en el área de seguridad de la información, lo que equivale a 5 por ciento de sus 80 mil empleados, y que los datos sísmicos de producción y exploración se mueven por medios físicos y no por la Internet.
Es una guerra que involucra estados y empresas, cuyos modos de actuar son cada vez más parecidos. Una guerra silenciosa que se juega con armas sofisticadas, muchas veces invisibles, pero con enorme capacidad de destrucción, como señaló el ministro Amorim. Una guerra que no se gana con discursos y para la que no todos están, física y mentalmente, preparados. Es el modo como funciona el sistema actual, donde el despojo y la rapiña son más importantes que las formas tradicionales de acumulación.
Es la guerra total.



martes, 17 de septiembre de 2013

Putin moja la oreja a Obama

 

Putin moja la oreja a Obama

 

análisis: LUIS MATÍAS LÓPEZ

Público.es

 

El presidente ruso, gran ganador del acuerdo para destruir el arsenal químico sirio.

Pase lo que pase a partir de ahora, el acuerdo del sábado en Ginebra entre Estados Unidos y Rusia, que pretende eliminar el arsenal sirio de armas químicas, es una excelente noticia. Siempre es mejor que la diplomacia y la contención se impongan a la prepotencia y la fuerza bruta. Cuando menos, se evita el que parecía inminente bombardeo norteamericano, que habría abierto un abanico de consecuencias a cual más preocupante. Ahora, por el contrario, la diplomacia y el diálogo entre las dos grandes superpotencias nucleares abren una oportunidad para ralentizar el ciclo de la violencia que, desde que estalló hace dos años, se ha cobrado más de 100.000 vidas.

Puede que haya mucho de utopía en cualquier esperanza de una paz cercana, que exigiría para concretarse la buena voluntad de todas las partes en conflicto, imposible de dar por descontada. Pero hay que recordar que, hace tan solo unos días, Barack Obama estaba a punto de ordenar un ataque devastador aunque de objetivos limitados, incluso sin el respaldo de sus aliados, del Consejo de Seguridad de la ONU o el mismo Congreso norteamericano. Fueron la traición de Los Comunes (que David Cameron no pudo domeñar), la oposición de la opinión pública de EE UU, la resistencia de muchos senadores y representantes, las dudas sobre la conveniencia de convertirse en un presidente de guerra cuando prometió ser justo lo contrario, la oposición de Rusia y una clara debilidad política interna los motivos que llevaron a Obama a emprender una marcha atrás que quizás quede para los libros de historia.

El presidente y Premio Nobel de la Paz no se ha ganado el derecho a que se crea en sus buenas intenciones, pero tampoco sería justo descalificar de entrada un cambio de postura que supone una desescalada en el conflicto y por el que está pagando un precio muy alto, acusado de ser un líder débil e indeciso, lo contrario de la imagen de comandante en jefe que pretenden proyectar todos los ocupantes de la Casa Blanca.

No hay pruebas concluyentes de que fuesen las fuerzas de Damasco, y no las de los rebeldes, las que cruzaron la línea roja y utilizaron las armas químicas. No tiene mucha lógica y ni siquiera la ONU ha facilitado hasta ahora pruebas concluyentes contra El Asad. Pero esa es en todo caso la posición oficial de Washington, y Obama ha faltado a su promesa de dar respuesta fulminante a ese crimen de guerra. Algo dice en su favor que, en lugar de lanzar los misiles Tomahawk, dé una oportunidad a la diplomacia y la presión internacional, pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, sino esperar a ver si el acuerdo con Rusia sirve para algo efectivo o es apenas un paréntesis en la dinámica bélica.

De lo que no hay duda es de que Vladímir Putin ha mojado la oreja a Obama y se apunta el que quizás sea el mayor éxito diplomático ruso desde la explosión de la Unión Soviética, hace 23 años. El acuerdo de Ginebra es un balón de oxígeno al régimen de Siria, su aliado y único puntal sólido en Oriente Próximo, donde Rusia tiene una importante base militar. En el texto, no se condena a El Asad, sino que se le exige que entregue en el plazo de una semana la lista detallada de sus armas químicas y sus instalaciones de producción, investigación y almacenamiento, y se abre un proceso que, tras el paso por la ONU, debería conducir a mediados de 2014 a la completa destrucción de estos arsenales.

No se establece, sin embargo, un proceso de castigo automático en el caso de incumplimiento, ya que Moscú excluye de forma expresa el uso de la fuerza, incluso si Obama invocara, llegado el caso, el artículo 42 del capítulo 7 de la carta de la ONU, que daría cobertura legal a un ataque con respaldo internacional. Para eso tiene Rusia su derecho de veto. Es decir que, al final de este camino, no sería imposible que la situación siguiera en un punto parecido al actual, pero con un El Asad reforzado y con algo más de oxígeno para mantenerse en el poder. En ese caso, Obama podría reactivar su plan de ataque, quizás con algo más de legitimidad moral, pero con un precio más alto a pagar. Peligraría además su flamante vitola de líder que cree más en la diplomacia que en las armas, una etiqueta que en realidad no se ha ganado, como muestra por ejemplo la guerra sucia con aviones asesinos sin piloto en Afganistán, Pakistán o Yemen.

Quedan muchas interrogantes sobre el proceso que ahora se abre, desde la determinación sin margen a la duda de quien utilizó las armas químicas, a la cuantificación de los arsenales a instalaciones, los mecanismos, localizaciones y plazos exactos del traslado y destrucción de los arsenales, las garantías para el trabajo de los inspectores internacionales o la posibilidad de altos el fuego puntuales. Sin embargo, parece claro que el acuerdo de Ginebra beneficia más al régimen que a los rebeldes, y no supone ningún avance concreto hacia el objetivo más importante: el fin de la guerra.

Tal vez nos estén dando gato por liebre, y nos regalen una golosina en forma de esperanza de paz cuando, en realidad, se sientan las bases para una prolongación indefinida del conflicto. Porque está claro que a Estados Unidos —y aún más a Israel— no les gusta el régimen de El Asad, aliado del Irán de pretensiones nucleares y de la milicia chií libanesa de Hezbolá. Pero puede que les preocupe aún más la perspectiva de un triunfo rebelde que conduzca a un régimen con fuerte presencia de islamistas de toda laya, incluidos los de Al Qaeda, cuyo peso en la oposición armada es cada vez más notoria. En esa tesitura, el mantenimiento del status quo puede presentarse como la mejor opción, aunque eso suponga que Siria se desangre aún más. Mientras se maten entre ellos, no podrán pensar en hacer la puñeta a Israel, y más controlada estará la amenaza iraní.

En cuanto a Putin, ha hecho una jugada maestra. Primero, porque en esta crisis actúa por primera vez desde la caída del comunismo como la gran superpotencia capaz de tratar a Estados Unidos de igual a igual. Segundo, porque se presenta como adalid de la paz y la diplomacia, lo que no está nada mal para el carnicero de Chechenia y verdugo de la oposición. Tercero, porque legitima a El Asad al convertirle en interlocutor imprescindible para el desarme químico y proporcionarle el balón de oxígeno que necesitaba con urgencia. Y cuarto, porque la destrucción de esos arsenales impide que caigan en poder de grupos integristas que puedan hacerlos llegar a Chechenia o a Moscú. Un póker de ases. Y sin arriesgar nada en la apuesta.

 

Feruli Etiquetas de : ,

lunes, 16 de septiembre de 2013

¿OTRA VEZ LA SANTA RUSIA?





Patriarca Kiril Primado de Rusia

Punto y seguido

Nazanín Armanian

Putin: entre la paz, la Santa Rusia y la homofobia
15sep 2013
Compartir:  
La ingeniosa propuesta rusa a Siria de poner sus armas químicas bajo el control internacional para desactivar el ataque militar de EEUU, coloca a Vladimir Putin en el centro de la arena internacional frente a un belicista temerario como Barak Obama, desacreditado por su doble moral y su indecisión.
Además de colocarse en el “lado correcto de la historia”, —y a pesar de que EEUU podrá buscar otro pretexto para agredir a Siria—, Putin tras años de esfuerzo está consiguiendo que su país volviera a jugar el papel de la superpotencia que representaba después de dos décadas de letargo. Para ello, se ha valido de dos principales “armas”: ser el primer productor mundial de gas y de petróleo y ser el centro de la religión ortodoxa cristiana.
El aumento de los precios del petróleo durante la década pasada y su incursión en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son algunas de la causas de un crecimiento económico del 6,8% (en 2011). Hoy, la Rusia capitalista, que a pesar de la destrucción de la URSS no se convirtió en un “estado fallido” y sobrevivió a las “revoluciones de colores” fabricadas en Washington, cuenta con el 10% de las reservas del oro mundial y la tercera reserva monetaria más grande del mundo después de China y Japón, así como el segundo lugar en el podio planetario en número de milmillonarios… mientras el 43% de la población vive en la pobreza. No sirve de consuelo que esta cifra en EEUU alcance el 48%.
La Santa Alianza
Aunque Vladimir Putin no ha llegado a ser como George Bush que llegó a dar comienzo a las reuniones de la Casa Blanca con una plegaria, ni es la cabeza de la Iglesia como la reina Isabel II de Inglaterra, sí que pide la bendición del clérigo ortodoxo y protege a la fe y a Dios como nadie.
Con el fin de restaurar la fuerza de Rusia, el hombre de mirada penetrante ha impulsado algo parecido a una segunda cristianización del país, y ha convertido al cristianismo ortodoxo en el nuevo concepto nacional de cohesión, sustituto a la doctrina unificadora marxista de la era soviética y en la barrera del avance imparable del catolicismo rival, símbolo del capitalismo occidental.
En 1997, la Ley Yeltsin suprimió la igualdad de todas las religiones ante la ley, otorgó importantes privilegios a la Iglesia Ortodoxa, acabando con el sueño del Papa polaco Juan pablo II de “catolizar Rusia”, como premio a su estrecha colaboración con la CIA en destruir la Unión Soviética (leer: El Vaticano contra EEUU) .
Esta sociedad agnóstica, aunque respetuosa con su poderosa iglesia, que necesita hospitales, escuelas, o residencias de ancianos, no sabe por qué el número de iglesias y monasterios ha ascendido de 5.318 en 1985 a 31.200 en 2012. Está previsto instalar en San Petersburgo el monumento a Jesucristo más alto de Europa, de 33 metros de altura, lo que supone la guinda de este fervor resucitado de las épocas zaristas.
El Kremlin, a través de la esta iglesia, mantiene lazos de influencia en países como Bielorrusia, Georgia, Ucrania, los países de la antigua Yugoslavia, Rumania, Moldavia, Bulgaria, Grecia, Chipre y Armenia, pero también en Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Oriente Próximo, y sobre los 25 millones de rusos que la desintegración de la URSS dejó en países hoy independientes.
El patriarca Kilill cuenta con la autoridad sobre los 225 millones de fieles en todo el mundo. Con una activa diplomacia, el jefe de esta institución visitó Ucrania, Polonia, Grecia, Jerusalén, Líbano y Siria, donde se fotografió con el presidente Assad, elogiando su trato a los cristianos.
La religión ortodoxa, por otro lado, resulta muy también para mantener el control y orden social, legitimar las políticas conservadoras, y ¿cómo no? vigilar al islam profesado por 24 millones de fieles (o sea, más musulmanes que en la propia Arabia Saudí) con un alto índice de natalidad.
Acusar de “vandalismo motivado por odio religioso” y encarcelar a las cantantes del grupo punk Pussy Riot, que denunciaban los lazos entre Putin y la jerarquía de la Iglesia Ortodoxa, fue seguido a la aprobación de una ley anti-blasfemia que castiga con penas de hasta tres años de prisión las ofensas contra la religión: empieza la caza de brujas y de brujos.
Los bolcheviques abrieron los armarios
Sin apenas discrepancias, hubo una abstención y ningún voto en contra (ni el de la izquierda), el parlamento ruso aprobó la ley contra la “propaganda gay”, respaldada por una gran mayoría de los ciudadanos que equipara la homosexualidad con la pedofilia, a pesar de que grandes y queridos artistas e intelectuales como Chaikovski, Pushkin, Gogol, Kuzmin, o Ivanov, eran gays.
Paradoja de un país que cuando fue dirigido por Lenin se convirtió en el primer Estado del mundo en legalizar la homosexualidad, despenalizando la “sodomía”. ¡EEUU lo hizo en 2003! Fue Stalin quien en 1933 la volvió a castigar con cinco años de prisión. Aquel georgiano la consideraba un producto de la decadencia moral de los explotadores, un producto propagado por los nazis que así atentaban contra la moral del proletariado. Por su parte, los fascistas tildaban de “cultura bolchevique” la homosexualidad y la liberación de la mujer, ambas símbolos de la degeneración moral.
Siguiendo las directrices de Stalin, los partidos comunistas y socialistas de todo el mundo rechazaron como militantes a aquellos que fueran sospechosos de amar a alguien de su propio sexo.
Los motivos reales detrás de la campaña homófoba rusa son:
1. A igual que hace 3000 años, junto con la criminalización del aborto, la prohibición de relaciones homosexuales entre hombres forman parte de las medidas pro natalistas destinadas a aumentar la población del grupo. Rusia, que en 1991 contaba con 149 millones habitantes, en 2001 bajó a 146 millones y se prevé que en 2030 y con este ritmo se reduzca hasta los 128 millones. Disminuyen los nacimientos, aumenta la mortalidad por el deterioro en la calidad de vida, que deja la esperanza de vivir en los 69 años. Se necesita mano de obra y por eso se ofrecen incentivos económicos y laborales para quienes tengan hijos. Las reticencias impuestas a la política de adopciones de niños rusos por extranjeros también procede de esta mirada.
2. Miedo a perder el control sobre el cuerpo y la mente de los ciudadanos
3. Mantener el sistema patriarcal y poder de los hombres en una sociedad machista y preservar la estructura de la familia tradicional, a pesar de su disfuncionalidad.
4. Desviar con estas campañas la atención pública de los graves problemas sociales de la población.
Anaconda no es sólo un reptil
Anaconda es también el nombre nepalí para la serpiente “asesino de elefantes”, que rodea y estrangula a su presa lentamente, pero también es la contraseña de la estrategia diseñada por EEUU en rodear a Eurasia y asfixiar a Rusia a través de bases militares, de la llamada C4ISR (acrónimo inglés de “Comando, Control, Comunicaciones, Informática, Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento”), y de usar la bandera de la democracia y los derechos humanos. Dificultar el acceso de los rusos a los mares es el centro de esta política. Con la guerra contra Siria, Washington lo que pretende es justamente desalojar a Rusia de los puertos sirios y “otanizar” todo el levante mediterráneo.
La trampa que le tendió Obama a Putin en el caso de Libia ha hecho que el líder ruso diera un giro radical en sus relaciones con EEUU. Pues, lo que iba a ser una operación limitada de exclusión aérea, se convirtió en un bombardeo del país, el brutal asesinato de Gadafi y el saqueo de su ingente fortuna en bancos occidentales, haciéndose así con sus amplios campos de gas y petróleo.
Empieza ahora una verdadera Guerra Fría. En la batalla —aunque discreta—, contra OTAN y EEUU, Putin se sirve de BRICS (que golpean duramente el dólar con su canasta de monedas diferentes), pero también con una cooperación con China (sin precedentes desde los tiempos de Mao y Stalin), a través de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Juntos han exigido la retirada de las fuerzas armadas de EEUU de Asia Central, por lo que la potencia occidental no ha tenido otro remedio que poner la fecha del 2014 para su forzada marcha de Afganistán.
Tras poner su sello en la crisis siria, Putin piensa atajar el conflicto nuclear de Irán, su poderoso vecino del sur.
La superpotencia energética va desmontando el “Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN” trazado en 2010 en la cumbre de la Alianza en Lisboa, que situaba como objetivos domesticar a Rusia, con el fin de contener a Irán y debilitar a China. Tanto los BRICS como la OCS, encabezadas por Moscú y Beijing, ofrecen estructuras alternativas a la influencia decadente de Estados Unidos en el mundo.
¿Será el fin de la hibernación del oso, que unido al dragón impedirán el vuelo del águila?































sábado, 14 de septiembre de 2013

PACIENCIA Y UN CRUCERO RUSO





Crucero lanza- misiles MOSCÚ decisivo en Siria


Siria o el fin de la hegemonía estadounidense
14sep 2013

Pablo Sapag Muñoz de la Peña
Profesor-investigador de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile

Desde hace medio siglo, con la crisis de los misiles en Cuba, que el mundo no vivía a una situación tan peligrosa. El por ahora frustrado intento de Estados Unidos por atacar Siria ha puesto al mundo en una situación límite porque a estas alturas es evidente que, más que a causas internas, la crisis siria responde a disputas de poder en los ámbitos regional y global. En el primer caso, las potencias suníes —Turquía, Arabia Saudí y Qatar— frente al Irán chií. En la arena global, Estados Unidos y sus aliados están igualmente comprometidos en horadar las capacidades de Irán y al tiempo garantizar la supervivencia de Israel. Una y otra cosa son vitales para que EEUU mantenga su hegemonía. Por eso choca con Rusia, China y potencias emergentes como India o Brasil. En una y otra esfera, y dado su valor estratégico, los muertos los pone Siria.
El empeño de la administración Obama por derribar al gobierno de Bachar al Assad ha sido explícito desde que a principios de 2011 y al calor de la mal llamada “primavera árabe”, apostó por la rápida caída del gobierno sirio. Por ahora no ha tenido éxito. La financiación de la dividida oposición exterior siria, dominada por la islamista Hermandad Musulmana, no ha dado los frutos esperados. Tampoco ha funcionado el traspaso de armamento que directa o indirectamente ha hecho llegar a quienes combaten al Estado sirio. En ese empeño EEUU ha utilizado a sus peones regionales, las dictaduras islamistas de Qatar y Arabia Saudí, y al islamista gobierno turco. Como nada de eso ha resultado y embarcado ya en una competencia abierta con una Rusia históricamente más coherente en su política siria —desde el siglo XVIII mantiene vínculos con el país—, la administración Obama ha dado el peligroso paso de las últimas semanas. Se ha entregado con armas y bagaje a los grupos terroristas que operan en Siria. Deseosos de forzar una intervención armada occidental que les permitiera ganar un conflicto que militar y políticamente tienen perdido, los grupos que actúan al este de Damasco han colaborado con EEUU en el muy sospechoso episodio del supuesto ataque con armas químicas. No parece creíble el uso de esas armas por parte del gobierno sirio cuando se imponía militarmente en casi todos los frentes y tres días después de recibir a observadores de la ONU que precisamente debían investigar el uso de esas armas por parte de los varios actores del conflicto. Ese tipo de armamento, además, no se suele usar en escenarios como el sirio, en el que los combatientes de uno y otro bando están separados por apenas metros: las armas químicas afectarían por igual a las fuerzas del Estado y a quienes lo combaten. A pesar de la evidencia, Washington pensó que sería secundado por sus aliados occidentales pero el pronto rechazo del Parlamento británico a un ataque contra Siria desnudó la confusión y debilidad del actual liderazgo estadounidense. Que no le siga un Reino Unido que tiene en la llamada “relación especial” con EEUU la piedra angular de su política exterior es muy revelador.
Sin embargo, el fracaso de EEUU también se debe a que los aliados de Siria, empezando por Rusia y siguiendo por China e Irán, han actuado de principio a fin con coherencia y responsabilidad. Mejor informados, supieron desde el principio que la única alternativa actual a Bachar al Assad era el integrismo islámico radical y violento. Por eso no se han movido de su posición. A ello hay que añadir la fortaleza del aconfesional Estado sirio, que ha sorprendido por su capacidad de resistencia. Sometido a una presión brutal por parte de sus muchos enemigos regionales y globales, ha logrado mantener el pulso político y militar. Ambos factores están relacionados y conviene tenerlos en cuenta. Sin respaldo político de la mayoría de la población ningún ejército puede sostener tanto tiempo un desafío como el que enfrenta Siria y su liderazgo. En Siria la mayoría de la población ha tenido claro desde el principio y pese a los muchos desafueros y errores que se puedan atribuir al gobierno, que la alternativa era una dictadura islamista contraria a la esencia de la sociedad siria, que es milenariamente multiconfesional. Ese es el verdadero armamento con que cuenta Siria, un sofisticado mosaico construido a la par por cristianos y musulmanes de muy distintas denominaciones. Por eso la posible renuncia de Siria a su arsenal químico no es tan relevante. Por eso también está desnudando la impotencia de unos Estados Unidos que en la crisis siria exhiben una incoherencia y debilidad que anuncia el fin de la hegemonía de la que ha gozado EEUU desde el fin de la guerra fría






jueves, 12 de septiembre de 2013

El grotesco emperador está desnudo

 

El emperador desnudo

 

 

REBELIÓN

Pepe Escobar

 

No hay nada trágico en cuanto a la presidencia de Obama, capaz de atraer los talentos analíticos de un neo-Plutarco o de un neo-Gibbon. Se parece más a una farsa de Pirandello, una especie de Personaje en Busca de Autor.

Los candidatos a Autor están bien documentados, desde el lobby de Israel a la Casa de Saud, desde una elite selecta del complejo industrial-militar-seguridad a, sobre todo, la enrarecida elite bancaria/financiera, los verdaderos Amos del Universo. El pobre Barack no es más que una cifra, un funcionario del imperio, cuyo repertorio “de decisiones” se extiende apenas a decidir qué sonrisa de marca registrada desplegará en la operación fotográfica correspondiente.

No hay nada “trágico” en el hecho de que durante esta semana –que marca el 12 aniversario del 11-S– esta presidencia estará luchando por la “credibilidad” de su bombardeo en el intento de seducir a los halcones republicanos del Congreso de EE.UU. mientras la mayoría de los belicistas del día son demócratas.

Los republicanos están divididos entre el apoyo al presidente a quien les gusta odiar o enfrentarlo a un hiriente rechazo por mucho que se esfuercen por seguir las órdenes de sus amos, que van desde el Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel a los contratistas militares. Una vez más, es una farsa causada por el hecho de que un hombre elegido para terminar las guerras está ansioso de comenzar otra. Y una vez más sin una votación en las Naciones Unidas.

La “estrategia” de la Casa Blanca en esta semana de negociaciones cruciales se resume en lo siguiente: convencer al Congreso de EE.UU. de que debe comenzar una guerra con Siria para castigar a un “maligno dictador” –una vez más, tan malo como Hitler– por gasear niños. ¿La evidencia? Es “indiscutible”.

Bueno, no es “irrefutable”. Ni siquiera va “más allá de una duda razonable”. Cómo admitió el Jefe de Gabinete de Obama, Denis McDonough, con cara seria, se resume en “un un test de sentido común bastante fuerte, sin consideración a la inteligencia, que sugiere que el régimen lo hizo”.

De modo que si realmente se trata de “sentido común”, su cercana camarilla de aduladores no muestra al presidente este compendio de sentido común, compilada por un grupo de altos, extremadamente creíbles exfuncionarios de inteligencia de EE.UU., que desenmascara toda la “evidencia” porque es increíblemente defectuosa. Para evocar una farsa de hace 12 años, parece ser evidentemente un caso de “hechos amañados alrededor de la política”.

Y para agravar esta farsa, ni siquiera se trata tanto de Siria per se como de “enviar un mensaje a Irán”, código para “si seguís metiéndoos en líos con nosotros, os vamos a bombardear”.

Seguid a los plutócratas

Además existe la farsa de la “credibilidad”. El gobierno de Obama ha envuelto a todo el mundo en la red tejida por sí mismo, insistiendo en que la responsabilidad por la “línea roja” alocadamente trazada por el presidente es realmente global. Pero el maldito “mundo” no se traga el anzuelo.

La calle árabe no se lo traga porque ve claramente a través de la hipocresía; el desesperado apuro por “castigar” al gobierno de Bacher el-Asad en Siria mientras se justifica todo lo que el Estado del apartheid de Israel comete en Palestina ocupada.

El mundo musulmán no se lo traga porque ve claramente que la demonización se aplica solo a musulmanes, de Arafat a Bin Laden, a Sadam, a Gadafi y ahora a Asad. Nunca se aplicaría a la junta militar de Myanmar, que fue suficientemente hábil para organizar una “apertura”; al día siguiente los occidentales hacían fila para besar la bastilla de sus longyisbirmanos.

Nunca se aplicaría a la dictadura de Islam Karimov en Uzbekistán porque “nosotros” siempre tenemos que seducirlo como uno de nuestros bastardos alejados de Rusia y China.

Se aplica en última instancia, de vez en cuando, a la dinastía Kim en Corea del Norte, pero sin consecuencias porque esos agresivos asiáticos podrían responder a un ataque de EE.UU.

La opinión pública informada de todo el mundo desarrollado no se traga el anzuelo porque ve claramente, examinando las fuentes históricas, que a Washington nunca le interesaría realmente el espectáculo lamentable de árabes matando árabes, o de musulmanes matando musulmanes interminablemente. La guerra 1980-1988 entre Irán e Irak es una prueba de primera clase.

En la cumbre del G20 de la semana pasada, el grupo BRICS de potencias emergentes –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– así como Indonesia y Argentina, subrayaron claramente que una guerra contra Siria sin aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU calificaría a Obama de criminal de guerra.

Incluso entre los perros falderos europeos el “apoyo” a la Casa Blanca es extremadamente limitado. Angela Merkel de Alemania e incluso el perro de ataque de Francia, François Hollande, dijeron que lo principal son las Naciones Unidas. La Unión Europea en conjunto quiere una solución política. Es esclarecedor recordar que la UE en Bruselas puede emitir mandatos de arresto a jefes de gobiernos de la UE culpables de crímenes de guerra. Alguien en París debe de haber advertido al perro de ataque Hollandede de que no le gustaría la perspectiva de pasar tiempo en la cárcel.

“Malo” como categoría política es algo digno de descerebrados. La pregunta clave ahora tiene que ver con el eje belicista, Washington, Israel y la Casa de Saud. ¿Convencerán el lobby de Israel, el más discreto pero no menos poderoso lobby saudí y los neoconservadores del Retorno de los Muertos Vivientes al Congreso de EE.UU. de que libre su guerra?

Y luego está el caso cada vez más curioso de al Qaida, esencialmente la denominación árabe para una base de datos de la CIA de muyahidines entrenados por estadounidenses-paquistaníes-saudíes en los años 80: el tan conveniente chivo expiatorio transnacional que “legitimó” la Guerra contra el Terror (GWOT) de los años de George W. Bush; la “apertura” a que al Qaida entrara en Irak; y ahora, sin intermediarios: la CIA y el gobierno de Obama combatiendo codo con codo con al Qaida en Siria. No es sorprendente que la denominación “al-CIAida” se propague vertiginosamente.

Mientras una farsa sucede a la otra en su propia Torre de Babel, la tan cacareada “credibilidad de EE.UU.” es en sí la mayor farsa de todas. Políticamente nadie sabe cómo se colmará el vacío. No será por medio de la ONU. No será por medio de los BRICS. No será a través del G20, que está seriamente dividido; por lo menos los protagonistas multipolares tienen más peso que los perros falderos de EE.UU.

Lo que contribuiría considerablemente a restaurar la “credibilidad de EE.UU.” sería que el gobierno de Obama tuviera cojones para obligar a la Casa de Saud y a Catar (“300 personas y un canal de televisión”, en la épica definición del príncipe saudí Bandar Sultán) para acabar de una vez por todas con el suministro de armas a los “rebeldes” de la línea dura, y en última instancia yihadistas de la línea dura, y aceptara a Irán en la mesa de negociación para un verdadero proceso de paz Ginebra II en Siria. No pasará porque esto soslaya la farsa.

Una vez más el desvalido Obama es solo un repartidor de periódicos. Los plutócratas a cargo se están poniendo extremadamente nerviosos. El sistema se está fundiendo y tienen que actuar rápido.

Necesitan una Siria tan dócil como las petromonarquías árabes. Quieren afectar fuertemente a Rusia y luego discutir la defensa de misiles y la influencia rusa en Europa Oriental desde una posición de fuerza. Quieren afectar fuertemente a Irán y luego seguir emitiendo ultimatos desde una posición de fuerza. Quieren facilitar otro intento más de Israel para capturar el sur del Líbano (es el agua, estúpido). Quieren un gasoducto monstruo de Catar para clientes europeos soslayando Irán y Siria así como a Gazprom. Sobre todo, tiene que ver con el control de los recursos naturales y los canales de distribución.

Estos son motivos reales y no tienen nada que ver con una farsa, La farsa solo se despliega para destruir toda posibilidad de verdadera diplomacia y verdadera discusión política. La farsa es una máscara teatral –como en el imperialismo “humanitario”– la versión “aceptable” de los años dominados por Dick Cheney. Es como si Dick Cheney nunca hubiera abandonado el edificio; el repartidor de periódicos Barack es Dick Cheney con una cara “humana”. El único buen resultado es este cuento tan triste es que la verdadera “comunidad internacional”, en todo el mundo, ha visto al emperador desnudo en toda su (grotesca) gloria Asia Times Online

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

 

Feruli Etiquetas de :

Seguidores