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viernes, 26 de mayo de 2017

La victoria de Sánchez abre la posibilidad de desalojar a Rajoy



Pedro Sánchez, vencedor de las primarias del PSOE


Pedro Gonzalez de Molina

Para sorpresa de propios y ajenos, Sánchez ha ganado las primarias del PSOE con una cómoda ventaja sobre Susana Díaz de un poco más de un 10% de votos y 14.836 votos, sumando incluso unos pocos centenares de votos más que la suma de Patxi y Susana juntos. Esto supone una derrota severa del aparato del PSOE, que se volcó en su gran mayoría (salvo alguna CCAA menor y Cataluña) con Susana Díaz, de las viejas glorias (Felipe, Zapatero, Rubalcaba, etc.), de los poderes mediáticos y del IBEX35, que no le perdonaron a Sánchez que les traicionase y no quisiese abstenerse para dar el Gobierno a Rajoy ,tratando de explorar una vía alternativa de Gobierno tras el 26J. El primer susto se lo llevaron con los avales, donde Susana esperaba arrasar con la presión que podía ejercer el aparato sobre los militantes, que no acabó saliendo bien. La estrategia de presentar a Patxi como “tapado” para restar votos de militantes y apoyos orgánicos a Sánchez acabó por salir mal, ya que restó mucho más voto a Susana. Y la estrategia de alargar el Congreso y gobernar con la Gestora para sostener a Rajoy en el poder, mientras se esperaba que Sánchez se acabase de desinflar, terminó en otro desastre al dar tiempo a Sánchez a recoger el descontento del partido contra su aparato a lo largo de estos meses, mientras la Gestora se quemaba en el proceso. Esto significa que a pesar del poder del aparato, éste no siempre gana (ya perdió contra Borrell también).

De hecho, el PSOE ha dado una lección democrática al resto de partidos, a pesar del atávico y antidemocrático sistema de avales. Siguiendo el modelo clásico de voto en urna, y de voto en un sólo día, logró un porcentaje de participación alto (casi votaron 150.000 militantes de unos 180.000 censados) que benefició a Sánchez. Además, éste ha ganado en todas las CCAA menos en Andalucía (Susana) y el País Vasco (Patxi), con lo que su apoyo está distribuido por todo el país.

Como novedad, en este proceso se ha producido un escoramiento hacia la izquierda de numerosos militantes sanchistas, como del propio Sánchez, que ha sustituido a su anterior equipo social-liberal (que lo traicionó) por dirigentes socialdemócratas (muchos venidos de IS, viejos guerristas, etc.). Una de las claves es que es la primera vez, desde la época de Felipe contra Guerra, donde dentro del partido se discute de política y las propuestas de una de las candidaturas han marcado el debate. Esto significa que en este proceso en el que muchos militantes del PSOE han participado y se han escorado a posiciones más a la izquierda supone un contrapeso al aparato (que no está muerto) y son el apoyo del nuevo Secretario General, pero, a su vez, son también quienes van a estar vigilantes con que el Secretario General cumpla, lo que pone límites a los acuerdos que pueda tener con el aparato. Aún así, hay que recordar que el aparato no está muerto, aunque Susana probablemente sí, intentarán moderar lo que pueda hacer Sánchez en el Congreso, y si éste va muy lejos intentarán hacerle la vida imposible como a Corbyn (aunque dudo de que lo haga el grupo parlamentario, ya que no tenemos esa tradición en España).

Equipo socialdemócrata

Lo importante aquí no es tanto el pasado de Sánchez, o lo que hiciese cuando fue Secretario General y estaba maniatado por el Comité Federal (que en el fondo buscaba que se quemase dando el Gobierno a Rajoy), lo importante es que se ha visto obligado por las circunstancias a asumir un papel más a la izquierda, más cercano a la socialdemocracia clásica y con un equipo de veteranos socialdemócratas a su alrededor. Esa es la novedad, ya que colisiona directamente con los intereses de Felipe González, de la UE y del Establishment, y va a obligar al nuevo Secretario General a responder a las grandes contradicciones entre lo que se hace en la UE, política neoliberal, y la política en España. Va a tener que elegir si no quiere acabar siguiendo la deriva del resto de la socialdemocracia europea devenida en social-liberal. Pensar que una persona no puede cambiar de opinión y de posición política hacia una más progresista es olvidar lo que le pasó a Mario Soares en su vejez, al ex-Secretario General de AP (Vestrynge) o a Largo Caballero (que pasó de moderado colaborador con la Dictadura de Primo de Rivera, a Ministro de Trabajo en la República y acabó como “el Lenin español”), sin querer comparar a Sánchez con la trayectoria de estos tres ejemplos.

En el fondo, no se puede “educar” a votantes y militantes durante 30 años en que el enemigo es el PP y luego justificar la abstención para dejar gobernar al PP con Rajoy el “recortador” como presidente. A Sánchez lo convirtieron en un mártir de la “izquierda” al deponerlo, para darle el Gobierno regalado al PP sin contrapartidas. Eso iba a tener un coste y lo ha tenido.

    PSOE y UP son dos proyectos autónomos condenados a entenderse si se quiere cambiar el Gobierno y la vida de los ciudadanos y ciudadanas a mejor.

En el plano externo, la victoria de Sánchez abre la posibilidad de desalojar a Rajoy antes de que acabe la legislatura y abre un panorama parecido al de Portugal, donde se pueda formar un “gobierno de progreso”, cerrando (de momento) la “gran coalición en diferido” a la española, que representaba Susana. Esto puede provocar una moderación de la austeridad en nuestro país y la recuperación de parte del terreno perdido si ese Gobierno “progresista” se llega a materializar, donde se podría construir un flanco Sur dentro de la UE contra la austeridad (Portugal, Grecia y España) que dependerá de la correlación de fuerzas y cómo estén los diversos países de la UE podrá ser viable o no.

En cualquier caso, esto va a suponer una mayor inestabilidad en el gobierno de Rajoy, el cuál va a necesitar “encajar” los apoyos de los nacionalistas (PNV, PdCAT, CC y NC) para poder sustentarse, haciendo un difícil equilibrio con Ciudadanos por un lado, y con “la amenaza independentista catalana” por el otro, que pueden llevar a la parálisis al Gobierno. Este revés amenaza la hoja de ruta de la oligarquía en nuestro país y veremos pronto qué va a hacer para rehacerse del golpe e intentar lograr imponer el programa contrarreformista neoliberal.

Es muy posible que la victoria de Sánchez, salvo giros inexplicados posteriores, pueda cerrar el grifo del voto socialista a UP y recupere una parte de los votantes que se pasaron a Podemos. Esto obligará a UP a dejar de esperar (como hizo IU con Cayo Lara) a que los votos vayan a caer sobre su cazo y le va a obligar a recuperar voto de la abstención (junto a la exclusión social), nuevos votantes y votantes desencantados de todo. Seguir empeñado en “pasokizar” al PSOE es un error de bulto importante. Las relaciones con el PSOE deberían de ser un poco más fraternas y menos basadas en la confrontación directa como hasta ahora, por supuesto marcando perfil diferenciado y criticando cuando sea necesario. La línea de que UP va a ser la única “alternativa y oposición de izquierdas” está muerta y mientras antes se acepte mejor. El PSOE también tendrá que aceptar que UP no va a desaparecer y que no va a recuperar la mayor parte del voto perdido, lo que significa que “la casa común de la izquierda” no va a volver y tendrá que hacer el mismo ejercicio que UP. PSOE y UP son dos proyectos autónomos condenados a entenderse si se quiere cambiar el Gobierno y la vida de los ciudadanos y ciudadanas a mejor.

No hay que olvidar que esta “recomposición de la izquierda” que se está produciendo en España no está exenta de numerosas contradicciones. El PSOE vivirá en un estado de excepción durante mucho tiempo mientras resuelve las contradicciones que atraviesa la socialdemocracia europea, y que su resolución de una manera o de otra marcará la supervivencia del proyecto socialdemócrata.

The time is changing. Que interesante se ha puesto la política española.
Fuente: Público.es - Radicales Libres

lunes, 22 de mayo de 2017

Sánchez derrota a las élites



Pedro Sánchez renace de sus cenizas y regresa al frente del PSOE con una victoria incuestionable y más poder del que nunca tuvo antes
Susana Díaz, la candidata que prometía “un PSOE ganador”, ha sido incapaz de vencer en su propio partido

Ignacio Escolar  

Contra la mayoría de los dirigentes socialistas, contra casi todo el aparato, contra Suresnes,  contra los barones, contra la gestora, contra la mayoría de los medios de comunicación, contra el poder económico, contra Cebrián, contra Felipe, contra Zapatero... contra unas élites tan alejadas siempre de los ciudadanos, sus preocupaciones y sus intereses. Pedro Sánchez renace de sus cenizas y regresa al frente del PSOE con una victoria incuestionable y más poder del que nunca tuvo antes. Ha recuperado Ferraz a lomos de la indignación de tantos socialistas por la abstención ante el PP y el golpe palaciego con el que se tumbó al primer secretario general elegido directamente por los militantes. Tiene una nueva oportunidad, aunque las élites que han perdido esta batalla volverán otra vez en su contra.

Susana Díaz, la candidata que prometía “un PSOE ganador”, ha sido incapaz de vencer en su propio partido. Solo se impone en su propia federación, Andalucía. Pierde en todas las demás y en la gran mayoría de las agrupaciones ha conseguido un resultado inferior incluso al número de avales que presentó con su nombre; un indicador bastante claro de hasta qué punto presionó a su favor el aparato. ¿El lugar donde más voto oculto había para Pedro Sánchez respecto a los avales? Es fácil de imaginar: en Andalucía.

Hasta hace dos semanas –con el recuento de esos avales, cuando se vio venir lo que finalmente ha pasado–, Susana Díaz pretendía ganar estas primarias sin despeinarse, sin competencia, sin molestarse siquiera en presentar un proyecto propio; solo Esperanza Aguirre había intentado antes ganar unas elecciones sin programa. Díaz solo presentó sus propuestas por escrito cuando la tozudez de los datos de los avales demostró que siempre es un error creerte tu propia propaganda.

La imagen de Susana Díaz es pésima entre los potenciales votantes del PSOE, según todas las encuestas. También salía peor que Pedro Sánchez en la valoración de todos los españoles, incluyendo a quienes no se plantean votar al PSOE. No era así entre las élites socialistas, donde nunca antes un candidato ha tenido apoyos tan unánimes, a pesar que muchos de ellos, en privado, admitían que la presidenta andaluza tenía los pies de barro. Ellos también han sido claramente derrotados y de la generosidad e inteligencia del nuevo secretario general dependerá que formen parte del futuro del PSOE o solo de su pasado.

Sánchez tiene en su mano el mandato más claro que ha tenido jamás un líder socialista desde que Zapatero perdió la presidencia. Ya había ganado antes unas primarias, con menos votos pero más margen frente a Eduardo Madina. Aunque en aquella ocasión Sánchez contaba con el apoyo mayoritario de un aparato que después consideró que la victoria era suya y quiso tutelar cada uno de sus pasos. Casi nadie de los que le apoyaron en aquellas primarias creía en él, empezando por la propia Susana Díaz, que solo le respaldó porque Madina le parecía poco dócil.

Los partidarios de la candidata derrotada tienen herramientas para limitar el poder del nuevo secretario general. En el grupo parlamentario –donde los de Pedro son minoría–, en los gobiernos autonómicos, en las federaciones… En teoría, Sánchez tendrá que pactar también los nombres de la nueva Ejecutiva socialista, que debe ser respaldada por los delegados en el próximo Congreso. En la práctica, el resultado le deja las manos casi libres, aunque la primera comparecencia de Susana Díaz tras su derrota –una intervención donde ni siquiera se ha referido a Pedro Sánchez por su nombre– no permite pronosticar que la presidenta andaluza no vaya a oponer resistencia.

A partir de hoy, Pedro Sánchez tiene una nueva oportunidad de la que, en esta ocasión, será plenamente responsable. Dentro de su equipo le aconsejarán dos cosas contradictorias: unos, que sea generoso e integre a los derrotados; otros, que aproveche esta victoria para regenerar el partido. Probablemente deba mezclar un poco de ambas recetas. De su éxito o fracaso dependerá en gran medida la posibilidad de un país donde el Partido Popular no siga para siempre en La Moncloa.

Fuente: eldiario

La derrota de la soberbia. Hay partido

 Susana Díaz


La victoria de Sánchez no es contra una dirigente regional sino contra todos los poderes que operaron fuera y dentro de su partido para que el PSOE no fuese alternativa y gobernase Rajoy


Suso de Toro

Si hace dos días la imagen en la política española era otra vez la Puerta del Sol ocupada por personas convocadas por Unidos Podemos bajo el llamamiento a apoyar su moción de censura, hoy y en los próximos días la imagen es la victoria de Pedro Sánchez dentro de su partido. Si hubiese perdido la imagen que prevalecería aquella de la Puerta del Sol, demostraría que el único lugar hacia donde mirar muchos ciudadanos para un cambio político sería Unidos Podemos.

El PSOE demostró que no estaba muerto, que estaba de parranda. Estaba vivo y, sobre todo, que no estaba completamente atado. Solo la ceguera más ciega o el sectarismo más enconado puede negar que cualquier cambio político en España tiene que contar de forma cualitativa con el PSOE, aunque también este tiene que aceptar la evidencia, que también solo puede negar ceguera o sectarismo, que tiene que reconocer la evidencia de UP.

La imagen de Susana Díaz saliendo de incógnito de una sede ocupada y rodeada por militantes eufóricos resume la derrota de muchas cosas y el triunfo de alguna otra. Antes de escabullirse entre abucheos, Díaz demostró su falta de categoría en la comparecencia ante los medios. Nadie le puede pedir a un candidato que perdió una elección que sonría reconociendo la derrota, pero alguien que preside y aspiraba a dirigir un partido tiene la obligación, no sólo la cortesía, de reconocer y felicitar al candidato ganador. Díaz no solo no pronunció su nombre ni lo felicitó, sino que únicamente felicitó a sus seguidores en Andalucía y puso condiciones a la dirección del partido en el futuro.

Si alguien de buena fe creyó que esa persona podía ser aceptada por muchos sectores de población y dirigir un partido tan importante e incluso gobernar España debe de estarse bien callado en mucho tiempo. La figura política de Díaz hizo evidente también algo que se solapa siempre, España es un estado mucho más diverso y plurinacional de lo que se dice y una figura política así, que hace bandera de lo étnico particular, crea inquietud en muchas personas que no son de su lugar.

Pero la victoria de Sánchez no es contra una dirigente regional, sino contra todos los poderes que operaron fuera y dentro de su partido para que el PSOE no fuese alternativa y gobernase Rajoy. Los poderes económicos, mediáticos y la vieja guardia, González, Guerra, Rubalcaba, a la que se sumó Zapatero, y presidentes autonómicos, Vara, Puig, Lambán. Y de modo conspicuo "El País", que pretendió nuevamente decidir el rumbo de ese partido.

Y, sobre todo, es una victoria de la militancia, es un golpe de estado interno al revés. El asalto a la secretaría de Sánchez que pasó por aquel episodio de aquella persona, Verónica Pérez, enviada por Díaz desde Sevilla a la calle Ferraz de Madrid y allí gritó que era "la máxima autoridad del partido" y condujo a una gestora totalmente ilegítima y sectaria, como demostró con su trato descortés su presidente cuando recibió a los tres candidatos para un debate en la sede.

La victoria de Sánchez es el fruto del cabreo y la afrenta a la militancia y al sentido común. Una recuperación del partido por parte de la militancia frente al aparato y frente a los poderes. No es un tópico, es la verdad.

Lo que haga Sánchez con esa energía desencadenada ya es otra cosa. Se verá.

Fuente: eldiario.es

domingo, 21 de mayo de 2017

La rebelión de los ‘pegacarteles’


Jorge Bezares

 

Jorge Bezares

El toro está ya en la plaza de las primarias del PSOE. Es todo un alivio que se vislumbre el final de esta funesta interinidad, que arrancó el 1 de octubre de 2016 con el golpe político que un grupo de barones, encabezados por Susana Díaz, dio contra el entonces secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez.


Vaya por delante que espero y deseo que Pedro Sánchez las gane de forma clara o muy clara. Me parece que sería muy beneficioso para el PSOE y para la izquierda española en general que el madrileño le enmendara la plana a todos aquellos que participaron directa o indirectamente en uno de los espectáculos más bochornosos vivido por un partido político desde la restauración democrática.

Aparte de los barones –Susana Díaz, García-Page, Lambán, Fernández Vara, Javier Fernández y Puig-, me refiero a Felipe González, ZP, Rubalcaba, Bono, Pepiño Blanco, Eduardo Madina, Elena Valenciano, algún que otro banquero y varios empresarios y altos directivos de medios de comunicación. Y tampoco me olvido de todos los que traicionaron a Pedro Sánchez desde dentro…

Además, la victoria de Pedro Sánchez también sería el triunfo de la militancia, de los ‘pegacarteles’, frente a los todopoderosos aparatos, que creyeron que tirando del clientelismo y el miedo podrían imponer a Susana Díaz como secretaria general.

Sí, un clientelismo inmundo que llevó a los aparatos a imponer una especie de cuota a los cargos públicos en la recogida de avales de Susana Díaz y que ahora en la votación pretende exigirles un amarrategui pseudofascista al estilo ‘prietas las filas, recias marciales’.

Es el mismo clientelismo que ha convertido el carné del PSOE en un carné de colocación, de pleno empleo para la familia, y lo ha desposeído de su cuota solidaria, del compromiso social que la inmensa mayoría de la militancia socialista reclama para poder ganar el futuro.

Eso de “vota a Susana Díaz, que ella te recompensará” es la expresión de un nuevo caciquismo que debería morir en la playa del 21 de mayo con el triunfo de Pedro Sánchez, el único capaz de enfrentarse a cara de perro al consorcio de intereses que se unió para derrocarle y poner en la Moncloa a Mariano Rajoy.

Pero a lo que iba: siento alivio por la inminencia de estas primarias porque se acaba el periodo más oscuro del socialismo democrático español: han sido duros, demasiado duros, estos siete meses largos en los que la Comisión Gestora de Javier Autoridad Moral Fernández ha manejado los destinos del PSOE con una arbitrariedad y falta de neutralidad rayana en la desvergüenza. No digo que se hayan comportado como unos mafiosos, dios me libre de acabar como el alcalde de Calasparra. Pero que han emulado por momentos a los piratas del Caribe V, sin duda.

Y esta etapa de vámonos-que-nos-vamos ha sido demoledora sobre todo en las relaciones humanas. En el camino, por culpa de guerracivilismo interno que se implantó con la persecución de los pedristas hasta el exterminio –se puso al PSOE en modo ajuste de cuentas-, se han roto amistades e incluso se han sembrado diferencias en el seno de muchas familias socialistas. El día después hay que enterrar ese mal rollo, y dejar constancia que allí yace “un montón muy grande de mierda”.

También siento alivio porque mañana espero que se acabe el bochornoso espectáculo que han dado la mayoría de los medios de comunicación durante las primarias. La debilidad financiera de las empresas periodísticas en España ha fragilizado el ejercicio del periodismo hasta convertirlo en muchos casos en una broma de mal gusto.

Especialmente doloroso me resulta el comportamiento de El País, que, de ser referente del periodismo serio durante los últimos 25 años, se ha convertido en un panfleto.

La campaña de portadas y editoriales contra Pedro Sánchez durante las primarias se estudiará, cuando se acabe esta especie de locura colectiva que afecta a casa Cebrián, en la Escuela de Periodismo de El País como un severo episodio de antiperiodismo.

Por ejemplo, la portada del pasado 19 de mayo me resultó insólita por el insuperable grado de manipulación y burda sutileza que exhibía. La apertura a toda mecha con unas declaraciones de Susana Díaz –entrevistada amigablemente en las páginas interiores- iba acompañada por una llamada también en primera página que decía: “Alejandro Sanz ‘dirige’ EL PAÍS por un día”. Y lo explicaba así. “EL PAÍS tuvo ayer un colaborador de lujo a la hora de decidir su primera página. El cantante Alejandro Sanz, de visita a la Redacción, se sumó al debate”.

Más que de ‘corazón partío’ es para tirarse por los bloques.

En fin, esperamos que el día después nos devuelvan El País, que nos lo robaron como a Manolo Escobar le birlaron su carro, con nocturnidad, alevosía, prepotencia y chulería.

Por último, siento alivio, un gran alivio, diría a estas alturas, que mañana se acabe este ‘Susana hasta en la sopa’, esta especie de NO-DO de la lideresa andaluza vendiendo la Giralda a los chinos, advirtiendo a los militantes contra las primarias, convirtiendo las becas estudiantiles en créditos bancarios o simplemente encadenando obviedades en entrevistas amigas y algo babosas, donde todo resultó ser nada de nada pero al 100%

PD: (1). ANNE HIDALGO. Algunos voceros del susanismo se han atrevido a atacar a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, por apoyar a Pedro Sánchez. Le han recordado, con ánimo de tacharla de perdedora, que apoyó al candidato del Partido Socialista Francés (PSF) a la presidencia de Francia, Benoit Hamon. Recordarles que Hidalgo ganó la alcaldía de París siendo hija de emigrantes socialistas andaluces. Un poquito de vergüenza torera, por favor, que vuestras andanadas y encargos se pagan con dinero de todos los andaluces.

(2). COMO ENGAÑAR A UN ALCALDE. Un amigo socialista gaditano me reveló el plan que tiene para quedar bien con el alcalde de su pueblo, socialista como él pero susanista, durante la votación.

Tras verse obligado a avalar a Susana Díaz por un asunto clientelar, mi colega tiene decidido entrar en la cabina con paso decidido, coger la papeleta de Pedro Sánchez y meterla en el sobre. Pero antes de depositarla en la urna, gritarle al primer edil: ¡Alcalde, yo siempre contigo y con Susana! La papeleta y la intención, dobladas, muy dobladas, por supuesto.
Fuente: Público.es

sábado, 13 de mayo de 2017

Más burda cada día




Jorge Bezares



Después de arrancar la campaña acusando al pedrismo de insultar a la Comisión Gestora y de acusar a Pedro Sánchez de “silencio cómplice”, el susanismo señala en su tercera entrega que los barones se han lanzado a la desesperada a intentar evitar que una posible victoria del madrileño fracture aún más al PSOE.

Como locos andan por sus territorios propagando el apocalipsis socialista si la militancia opta por la ilusión, la esperanza y la renovación. Y defendiendo que la abstención que invistió a Rajoy presidente del Gobierno fue por España y los españoles, incluido por Madrid y por Ignacio González, claro está.

Por lo visto, solo si gana Susana Díaz no saltará por los aires el partido de Pablo Iglesias. Con ella, sostienen estos artistas del alambre, los militantes vivirán felices y comerán perdices, y los ríos de leche y miel recorrerán de nuevo la socialdemocracia española.

En fin, los mismos barones que se llevaron por delante a Pedro Sánchez para sentar en Moncloa a Rajoy, los mismos barones que protagonizaron en los idus de octubre un espectáculo público bochornoso, los mismos barones que se pasaron por el forro de los pantalones a los militantes, los mismos barones que han convertido el PSOE en un jarrillo lata del PP, los mismos barones que sustituyeron la gestión por la conspiración… Los mismos barones son los que ahora se erigen en defensores de la unidad del partido y lo proclaman sin que se les caiga la cara de vergüenza.

¿Se acuerdan de aquel España se rompe del PP durante los años de ZP? Pues esto es lo mismo, pero con el PSOE. Dos burdas maniobras de distracción para tapar sus miserias.

Aparte del PSOE se rompe, que propagan voceros que no hace muchos años llamaban a la lideresa andaluza “analfabeta funcional” y que la insultaban con comentarios machistas y sexistas intolerables, el susanismo quiere aprovechar la deserción de Manuel Valls, que se ha pasado con armas y bagaje a las filas de Macron, para sacar rédito electoral.  Y para sacar más petróleo mete en el mismo saco a Corbyn, Hamon, Sánchez… El abismo, en un artículo de Javier Ayuso en El País que abunda en el peor de los miedos, el miedo a la libertad.

Por cierto, después del despliegue de ayer miércoles –portada, editorial, artículo de fondo y páginas interiores-, me asaltan dos preguntas: ¿Está el Defensor del Lector de El País de vacaciones?, ¿el Comité Editorial sigue operativo?

Por cierto, ¿quién será el primer Manuel Valls del PSOE?, ¿abandonarán los barones las filas del PSOE si gana Pedro Sánchez?, ¿el partido elegido para tamaña traición será Ciudadanos, que se ha autoproclamado la sucursal de Macron en España?

Me da a mí, que esta campaña de brocha gorda de los aparatos ‘baroniles’ -cada día que pasa más burda- solo va cosechar desafección. Se nota la mano del sargento chusquero que diseñó este disparate.

Así, con mentiras y medias verdades y a empujones, no se puede ganar ni a los chinos.
Fuente: Público.es

sábado, 6 de mayo de 2017

El PSOE va hacia el desastre

Carteles de las primarias en la sede del PSOE de Valladolid. EFE

El Partido Socialista avanza hacia el precipicio y todo el sistema político español puede sufrir una gran convulsión si finalmente cae en él

Carlos Elordi

Patxi López rechaza integrarse en la candidatura de Pedro Sánchez

Sólo un acuerdo de última hora entre Susana Díaz y Pedro Sánchez puede salvar al PSOE del desastre que para el partido significaría la victoria de uno u otro candidato. Porque ninguno de los dos derrotados y quienes les apoyan van a aceptar disciplinadamente el resultado y renunciar a los objetivos por los que luchan sin cuartel desde hace ocho meses. Ambas facciones parecen ya dos partidos distintos, separados por demasiados enfrentamientos, resentimientos y afanes de venganza como para que el proceso pueda tener marcha atrás. El Partido Socialista avanza hacia el precipicio y todo el sistema político español puede sufrir una gran convulsión si finalmente cae en él. ¿Habrá un milagro que lo evite?

Lo más probable es que no. Porque la dinámica en la que están metidos tanto Susana Díaz como Pedro Sánchez les aboca a concentrarse únicamente en cómo ganar. Para ellos eso es lo único importante. En el fragor de la batalla no pueden dedicarse a pensar en el futuro del partido. Y menos después de que el recuento de los avales haya confirmado que están prácticamente empatados, que cualquiera de los dos puede ganar.

Sólo una presión desde fuera podría obligarles a reflexionar sobre lo que puede ocurrir si no paran su guerra. Pero no existe ninguna instancia lo suficientemente fuerte para imponerles ese momento de cordura. Las externas, los otros partidos o el poder económico, no tienen capacidad alguna para terciar en este entuerto, aunque este último, y también el PP, querrían que el PSOE siguiera más o menos donde está y también que no empezara a descomponerse. Y dentro del partido ya no hay voces con un mínimo peso que puedan entonar un discurso autónomo, por encima de las partes.

Los dirigentes históricos, las grandes figuras del PSOE se han quemado en la pelea, ya no valen para pacificar nada. Porque fueron ellos, en un acto de insolvencia política que confirmó clamorosamente su caducidad, los que iniciaron la guerra. Fue Felipe González, el intocable, quien mediante una orden por la radio decretó que había que cargarse a Pedro Sánchez. Y toda la vieja guardia apoyó su iniciativa. Porque debían creer que el entonces secretario general era pan comido, que no iba a pasar nada si se lo quitaban de en medio.

Se equivocaron de parte a parte. Porque no habían entendido que las cosas en su partido habían cambiado mucho desde la época en la que ellos mandaban sin que nadie rechistara y decidían omnímodamente quien subía y quien bajaba. Pedro Sánchez no había sido el peón obediente que se esperaba que fuera el día que propiciaron su nombramiento, había pensado y actuado por su cuenta y había que cargárselo antes de que se atreviera a dar pasos que no tuvieran marcha atrás. Como el de pactar con Unidos Podemos y los independentistas catalanes. No. Había que devolver a Rajoy a La Moncloa y Sánchez sobraba en ese empeño.

Pero el chico se rebeló. Y mucha gente, cada vez más desde entonces, le siguió. Felipe y Rubalcaba no debían de tener previsto que eso pudiera ocurrir. Que una parte significativa de la militancia, decenas de miles de personas que están tan lejos de los juegos del poder como lo pueda estar cualquier ciudadano corriente, iban a entonar algo parecido a un “basta ya”. Que se iban a indignar con la abstención de su partido en la investidura de Rajoy. Que iban a sacar su vena de izquierdas, de oposición sin contemplaciones a la derecha, y que iban a apoyar a Sánchez en su rebeldía contra los mandamases de siempre por muchos errores que éste hubiera cometido.

Hoy la vieja guardia, el senado que todos los partidos deben de tener para llamar a la cordura en los momentos difíciles, carece de la mínima autoridad para dirigirse a esa gente. Su soberbia les ha llevado a quemar toda su ascendencia. Y ya no pueden hacer nada para frenar un proceso que lleva al desastre. Salvo decirle a Susana que renuncie a su empeño. Y eso no va a ocurrir. Porque no tiene sentido.

Pedirle a Pedro Sánchez que olvide tanto golpe recibido y si gana que busque la conciliación con sus rivales es casi tan imposible como lo anterior. Entre otras cosas porque quienes le apoyan no se lo tolerarían. Ni tampoco que renunciara a sus planteamientos si perdiera, y menos si como todo parece indicar su derrota se produce por un escaso margen. En el otro campo tres cuartas de lo mismo. Si gana, Susana se empeñará en reducir al mínimo la disidencia y si pierde seguirá combatiendo.

Eso puede producir cualquier cosa. Entre ellas una escisión. Y en todo caso a que el PSOE deje de ser una referencia importante del panorama político español, que las elecciones futuras no harán sino confirmar más o menos clamorosamente. Indudablemente su principal rival, Unidos Podemos, se va a beneficiar de eso, de la misma manera que su ascenso, a costa de los votos del PSOE, ha sido el motivo originario, y aún hoy seguramente el principal, de la crisis socialista.

Pero el marasmo socialista que posiblemente se avecina no debería alegrar demasiado a Pablo Iglesias y a los suyos. Porque el espacio político que ocupa el PSOE nunca, o cuando menos en un tiempo previsible, va a poder ser ocupado por Unidos Podemos. Ni, por supuesto por el PP. En él se inscriben varios millones de ciudadanos que se sienten de izquierdas o de centro-izquierda, que, a su manera lo son, sin radicalismos, moderada o muy moderadamente, y que rechazan sin ambages a la derecha, no pocos por respeto a sus antepasados, derrotados en la guerra civil.

Sin un entendimiento con un PSOE normalizado y que acepte la política acordada por sus dirigentes, Unidos Podemos no puede pensar en una alternativa al PP. De lo que se deduce que si los socialistas se hacen el harakiri la derecha seguirá mandando. En precario, por supuesto, porque el partido de Rajoy no va a levantar nunca el vuelo, a menos que se produzca un cataclismo en su interior que arrumbe con buena parte de los que hoy mandan. La inestabilidad es, por tanto, el futuro que le espera a España.

Si fuera un país normal eso podía ser hasta llevadero. Pero con el follón autonómico de por medio lo es mucho menos. Y más si la crisis socialista lo agrava. La clara fractura norte-sur de la militancia del PSOE que delata el reparto regional de los avales no indica nada bueno en ese contexto. El cuponazo que ha ganado el PNV, tampoco. Rajoy se puede quedar muy solo en ese terreno. Y da la impresión de que no va a saber qué hacer.

Fuente: eldiario.es

jueves, 23 de marzo de 2017

Banana





Jorge Bezares



Desde que la Comisión Gestora tomó el mando el PSOE, allá por el mes de octubre, no ha parado de beneficiar a Susana Díaz, que de facto ha sido la que ha mandado en el partido, con Mario Jiménez como brazo ejecutor y Javier Fernández como figura decorativa.

Así las cosas, por orden de la lideresa andaluza, se ha pinchado al PSC –este es el término utilizado por el susanismo-, que se quedará reducido a la mitad o menos de los 19.000 militantes de cara a las primarias. De la segunda pasa a ser la cuarta federación socialista. Todo, claro está, para minimizar la victoria que Pedro Sánchez obtendrá en Cataluña.

Asimismo, la dirección interina está respaldando las afiliaciones afines y torpeando las de Pedro Sánchez, que es el enemigo a batir. Porque Patxi López más que el hombre de la unidad es ya un aliado de Susana Díaz, que le ha encargado como misión histórica dividir el voto pedrista para facilitarle el triunfo en las primarias. Es decir, un ‘divide y vencerás’ a cambio de ‘salvar el pellejo’.

Que hay trato se vio meridianamente claro en el frente común que formaron para torpedear el crowdfunding de Pedro Sánchez. La Comisión Gestora, con Mario Jiménez –el secretario de Organización interino merece más adelante una mención especial- al frente, intentó ejecutar, según adelantó El País, una orden de esas que se sustentan en la testiculina y que se saltan a la torera la legalidad. Aunque Pedro Sánchez, que tiene hasta el Tribunal de Cuentas a su favor, aguantó la dentellada y seguirá recaudando entre militantes y simpatizantes.

Pero ya puestos a saber quién paga qué, pues no estaría mal conocer las cuentas de los dos años de gira conspirativa permanente que ha mantenido Susana Díaz hasta llevarse por delante a Pedro Sánchez. Tanto AVE, tanta cena, tanta mamandurria… ¿Telefonica, CaixaBank (lésae Fundación Caja Pulido) y otras empresas patrióticas que apoyaron a Susana Díaz para que facilitara la investidura de Mariano Rajoy han acoquinado para descabezar a Pedro Sánchez o van a acoquinar para elevarla a los altares de Ferraz?

Otra cuestión en aras de la transparencia y la curiosidad: ¿El entusiasmo susanista de la mayoría de los medios de comunicación punteros de este país tiene alguna relación con el importante gasto publicitario de la Junta y empresas afines?

Quizás, conociendo la verdad con cifras, en dinero contante y sonante, podamos hacernos una idea del grado de limpieza democrática que tendrán las primarias, sobre todo mediáticamente.

De entrada, aparte de todo lo dicho, que Mario Jiménez, máximo favorito para suceder a Susana Díaz en la presidencia de la Junta y en la secretaría general del PSOE, sea el árbitro principal de las primarias no parece muy de recibo.

Y me explicó: su futuro político va a depender muy mucho de los resultados que obtenga Susana Díaz. Si gana, posiblemente San Telmo; si pierde, caminito de Moguer por interpretar el papel de malo hasta en el recreo. Así de simple.

Margarita Robles, presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso y estrecha colaboradora de Pedro Sánchez, ha pedido con razón que Marino Jiménez no organice la previa de las primarias al considerar que “la apariencia de imparcialidad es muy importante” en este caso y el susodicho no tiene ni por asomo al ser el portavoz de la lideresa en Andalucía.

Así de claro, aunque Micaela Navarro y Miguel Ángel Heredia la descalificaran por no ser militante. ¡Vamos, vamos, que para identificar públicamente una mamarrachada como una mamarrachada enteramente hay que ser militante y estar al corriente de pago en el PSOE y la UGT! De premio. Para tirarles caramelos.

Además, con el 70% del aparato del PSOE, un ejército de barones, cargos públicos y dirigentes provinciales y regionales a sus pies, ¿para qué necesita Susana Díaz trampear tanto el proceso con comisariados y acciones tan dudosamente democráticos?

Por cierto, otra pregunta: ¿El nivel de entrega de los cargos públicos como agentes electorales va a influir en la concesión de subvenciones y ayudas pendientes, en promociones internas? Lo digo porque a ver si vamos a tener que llamar a las fuerzas de intervención de la ONU para que se interponga entre ellos y los militantes.

Sí, porque eso es lo que pueden conseguir estos artistas del alambre con esta política de empujones y presiones, que los militantes se divorcien de dirigentes y cargos institucionales por lo civil o por lo criminal y voten lo les de la real gana, claro. Incluido muchos alcaldes, que se están pasando con armas y bagajes al pedrismo o se ponen de perfil empujados por su militancia.

Por último –y es lo más sorprendente de esta última hora socialista-, me puede explicar alguien qué carga moral tiene que el presidente de la Comisión Gestora, Javier-Autoridad-Fernández, vaya por ahí contando que el PSOE no puede ni abstenerse ni apoyar los Presupuestos del Gobierno del PP porque perjudicaría a Susana Díaz.

¿Queeeeé?

Vamos a ver, ¿dónde está la responsabilidad superresponsable que llevó a Fernández y a Susana Díaz a imponer en el Grupo Parlamentario Socialista la abstención para coronar a Rajoy en contra de la opinión mayoritaria de militancia y votantes del PSOE?

¿Dónde ha quedado ese patriotismo socialista, tan coincidente con el empresarial, por cierto, que sirvió para justificar una de las mayores traiciones electorales que se recuerdan en nuestra democracia?

¿Dónde ha quedado esa España de supercoalición de facto?

Parece ser que ahora toca oponerse a Rajoy por tierra, mar y aire hasta las primarias, ¿no?

Susana Díaz, con un problema de imagen pública del copón por la izquierda –por la derecha está divina-, cada vez que pueda se va a echar el fusil a la cara y le va a disparar al líder del PP como si ella no lo hubiera puesto donde está.

Rajoy aparentará estar enfadado y amenazará con convocar elecciones. Eso sí, en la intimidad, mientras se fuma otro habano, se partirá el culo de risa con esta banana, con esta banana socialista que le ha regalado Susana Díaz.
Fuente: Público.es

miércoles, 4 de enero de 2017

Los ideólogos del PSOE y de Podemos



Fernando López Agudín

Entramos el año con mal pie progresista. PSOE se pelea con PSOE, Podemos se pelea con Podemos, PSOE se pelea con Podemos a la vez que Podemos se pelea con el PSOE. Un conjunto de factores, ninguno de ellos con un peso relevante, generan estas querellas internas de estos dos partidos progresistas, y externas entre las dos formaciones. Todas ellas protagonizadas por una feroz lucha por el poder. Bien arropadas dialécticamente por los teóricos que, sin proponérselo, acaban alentando la doble liquidación del PSOE y Podemos como unas fuerzas políticas relevantes. Son como ideólogos de guardia que elaboran el argumentario imprescindible para justificar hoy la inexistencia de una alternativa progresista al gobierno de los poderosos instalados en la Moncloa.

Llama la atención la fruición con la que proporcionan munición dialéctica para explicar por qué el PSOE y Podemos deben cargar entre sí y contra sí mismos antes de cargar contra Rajoy. Justo cuando el Partido Popular se encuentra en la posición más débil de toda su historia, que cuenta con menos votos que nunca y está cubierto de basura, todos estos teóricos liquidacionistas consideran que es prioritario ajustar las cuentas con la corriente propia y, no digamos, con la ajena. Tanta incoherencia estalla, además, ante ese chantaje de la Moncloa al PSOE- trágala o nuevas urnas de mayo- que, probablemente, acabe concretándose en una próxima cita electoral, aprovechando la tensión con Cataluña, que de al PP la mayoría amplia que ahora carece. Resultado: liquidación de una alternativa progresista en el instante que más falta hace.

Los ideólogos de cabecera de González no se cortan un pelo cuando reivindican la desigualdad y propugnan reconvertir el PSOE en una Cáritas política destinada hoy a luchar contra la pobreza. La crisis actual, que ha desmontado tanto el elitismo cosmopolita de un mundo globalizado como ese euroilusionismo de una Unión Europea alemana, les impide recurrir ya al desgastado modelo del Partido Demócrata estadounidense, basado en la lucha por la igualdad, y se ven ahora obligados a incorporar el ideario de Cáritas como programa electoral. Traducido al castellano: solicitar al PP que siente un pobre a la mesa de la vergonzante Gran Coalición con Rajoy. Lo que supondría la total liquidación de las históricas siglas socialistas que la inmensa mayoría del PSOE  rechaza y rechazaría si pudiera expresarse en unas elecciones internas. Aquí la batalla es clara. Consolidar el golpe de Estado contra Sánchez o recuperar la democracia.

Esta claridad desaparece cuando entramos en la oscuridad de Podemos. Aquí los teóricos del liquidacionismo operan doblemente. Tanto se dispara contra Iglesias, cuando se pretende sustituirle como secretario general, como contra Errejón, cuando se le monta sobre el caballo de Troya. Según estos ideólogos, el porvenir de Podemos pasa por descabezar a uno u otro sin entender que sin ellos los morados se quedarían con una sola pierna, mano, oreja, ojo y la mitad de la columna. Sería dejar a Podemos demediado, cojo, manco, tuerto y paralítico. Ese Podemos de las esencias puras sería la reedición de la inútil Izquierda Unida de antaño, que sólo servía de muleta del PSOE; ese Podemos ganador no sería más que un inútil Podemos rompedor que acabaría liquidando una potente alternativa progresista para sustituirla, también, más pronto que tarde, por el PSOE. El empacho de teoría se paga siempre con la derrota política.

La teoría es gris, solía decir un ilustre calvo citando a Goethe, y el árbol de la vida eternamente verde. Salvo a los teóricos de guardia en el PSOE, centinelas de los golpistas que ocupan Ferraz, no se comprende por qué discuten y para qué se discute en el PSOE y Podemos. El escenario político no puede ser más claro, un frágil gobierno de los poderosos, con una brutal política antisocial que golpea a la inmensa mayoría de los ciudadanos. No hace falta ser profesor universitario o leguleyo para trazar una clara alternativa en defensa de los intereses populares sustentada en la unidad de todas las fuerzas progresistas. Ya ni siquiera existe el pretexto Albert Rivera, hoy peón de Rajoy, que pueda convertirse en un problema como lo fue ahora hace un año.

Las zarandajas dialécticas, los ajustes de cuentas históricos, atentan contra la urgente necesidad social de contar con un gobierno democrático que inicie la regeneración de España. Intentar ganar las batallas que se perdieron en 1975 o 1936 es hoy el camino más seguro para terminar siendo derrotados. Intentar reeditar el González joven sin el dinero alemán, el miedo al franquismo y el crecimiento económico, es tarea poco más que imposible. Ambas tentativas terminarían liquidando al PSOE y a Podemos. Nada más testaruda que la realidad. Sin la unidad del PSOE, bajo la dirección de Sánchez u otro líder contrario al neoliberalismo, sin la unidad de Podemos, bajo la dirección de Iglesias, y sin la unidad del PSOE con Podemos, será imposible acabar con la hegemonía de los poderosos.

Fernando López Agudín

Fuente: Público.es

viernes, 30 de diciembre de 2016

Socialistas en pie es un acto colectivo de dignidad y rabia

La plataforma Militantes en Pie en Madrid en un encuentro con el ex secretario general del PSOE


Jorge Bezares
 
Si usted consume medios de comunicación -sobre todo, si esos medios son las principales televisiones y los periódicos de papel con más difusión-, llegará a la conclusión de que Susana Díaz está destinada a ser la nueva secretaria general del PSOE. Y llegará protagonizando una especie de paseo militar.

Le apoyan ZP, Rubalcaba, Elena Valenciano, Pepiño Blanco y casi todos los barones socialistas con mando en plaza –Francina Armengol es la única disidente-.

Y Antonio Miguel Carmona, candidato socialista a la alcaldía de Madrid. Sí,  y el tertulianísimo Carmona, según nos contó en rigurosa exclusiva María Rey el otro día en el informativo de Antena 3 en una pieza de gran impacto político y no menos recorrido hilarante.

A Pedro Sánchez, sin embargo, le apoyan dirigentes de medio pelo, según coinciden esos mismos medios que se empeñan una y otra vez en manipular, tergiversar y desinformar en vez de contar la verdad. Digo yo que debe ser por el exceso de aliño.

Sí, los 70 socialistas de casi toda España que pidieron unánimemente el pasado martes a Pedro Sánchez que se presentara a las primarias son de Segunda División.

Los de Primera que formaban parte del ‘no es no’, Patxi López, César Luena y Óscar López –tres troyanos como la copa de un pino-, no participaron, según destacaron esos mismos medios con ánimos de meter palitos en la rueda.

En definitiva, está claro que en aparato, en clase alta, en élites, en clientelismo modo colócame-a-mi-gente, en consumidores de grandes cantidades de sopa boba, Susana Díaz gana por goleada. Y en medios de comunicación punteros, también.

Ella misma, tan centrada como está en la gestión de la Junta, lo va contando y cantando por los callejones de la política andaluza. “Tengo entre el 60 y 70 por ciento del PSOE”, repite a diestro y siniestro.

Tan convencida está de su triunfo que está intentando hacérselo ver a Pedro Sánchez para que tire la toalla y no tener así que pasar por el engorroso tamiz de la militancia.

Emisarios profesionales y traidores con piel de amigo le van a insistir a Pedro Sánchez de aquí al 14 de enero –fecha del Comité Federal- que si gana las primarias, le plantearán batalla en el congreso y no le dejarán gobernar el PSOE ni por activa ni por pasiva.

En fin, presiones de todo tipo y color para que Susana Díaz se quede sola en su camino de alfombra roja hacia Ferraz.

Sin embargo, hay algo que lideresa andaluza y los suyos no acaban de entender: el movimiento de plataformas #socialistasenpie está por encima del mismísimo Pedro Sánchez y le planteará batalla sí o sí con el madrileño o con otra persona del ‘no es no’.

Ese banderín de enganche es tan potente porque está lleno de dignidad, de rabia y de principios, y porque va contra una Gestora que se comporta como una Junta Militar  que, tras haber consumado un golpe político en toda regla, está en modo ajuste de cuentas.

Quien coja finalmente esa bandera estará en disposición de hacerle frente a Susana Díaz, cuya imagen pública está tan deteriorada que solo se sostiene por el apoyo mediático que le proporciona el presupuesto de la Junta y el acuerdo con el PP.

Por cierto, la Gestora escogió a Micaela Navarro, ex presidenta del PSOE, para contestarle a los 70. Lo hizo en modo advertencia a unos militantes que, sin ningún género de dudas, eran y son “mayores de edad”. “No digo que perjudiquen al partido, pero desde luego que ayudarle no”, dijo en un canutazo de urgencia en el Congreso.

En fin, ahora irá por ahí contando que se siente sucia, como cuando dimitió de Pedro Sánchez y de sus principios, aliviará su mala conciencia y se preparará para cumplir con su destino en el barro. Una pena de verdad.
Fuente: Público.es

sábado, 10 de diciembre de 2016

La apuesta del Soma por Sánchez

José Luis Alperi dice que Pedro Sánchez puede «contar con el SOMA». Imagen CCOO



Fernando López Agudín
La convocatoria de Sánchez este sábado en El Entrego, corazón de la cuenca minera asturiana y en San Martín del Rey Aurelio , no hubieran sido posible sin el firme apoyo del potente sindicato minero Soma-UGT. Su clara apuesta por el defenestrado secretario general del PSOE, formulado desde el día de autos por su dirigente José Luis Alperi, evidencia una tercera fractura del socialismo español desde que hace dos meses su ala neoliberal se impusiera manu militari en Ferraz. A las dos anteriores, la generacional y la territorial, se añade ahora la sociológica. Un nuevo problema, máxime para un partido que ostenta en sus siglas una O identitaria, por cuanto expresa la fragmentación de su propio electorado. No es, pues, una parada más de la caravana automovilística de Pedro Sánchez, como la anterior en Xirivella o Sueca, sino la gran parada.

El PSOE es hoy el Soma-UGT en Asturias. Creado en 1910 como sindicato minero independiente, fusionado con UGT en año después, es la columna vertebral del socialismo. Desde la transición, hasta que Zapatero se arrodilló ante la Merkel, cada curso político anual ha sido precedido por el mitin de Rodiezno con los principales jerarcas socialistas con el pañuelo rojo anudado al cuello y puño en alto. Hasta quien ahora preside la actual gestora nace, crece y se desarrolla políticamente bajo la protección del Soma. Ello da una idea de la importancia del acto de este fin de semana. Desde que iniciara su viaje, enarbolando el no es no a la política de la derecha, es el principal apoyo de todos los recibidos por el líder socialista opuesto a la ciega subordinación del PSOE al PP. Javier Fernández no representa al socialismo asturiano, Pedro Sánchez sí.

Este sentimiento de indignación, después de que se haya apartado al líder del PSOE para investir al líder del PP como presidente del Gobierno, va unido a un desgarro emocional por haber quebrado la oposición socialista a los planes económicos antisociales de la Moncloa. Si recorre todas las federaciones, en Asturias se expresa alto y claro. Con Pedro se habían sacudido el sambenito de que PP y PSOE la misma mierda es, que ahora vuelve con fuerza al calor de la bajada de la subida del salario mínimo aprobada a propuesta de Podemos y acabará estallando cuando los diputados socialistas se vean obligados a votar los Presupuestos del PP y Ciudadanos. En toda la historia del Soma-UGT y del PSOE asturiano este octubre de 2016, en que la sede de Ferraz ha sido ocupada por los poderosos, ya es conocido como el Octubre negro.

No es casual que, al mismo tiempo, la revuelta ciudadana en Granada, extendida también a Huelva y Málaga, contra la política sanitaria de Susana Díaz, acaba de mandar a pique la muy disparatada reforma diseñada por la Junta de Andalucía. Amplia movilización social dirigida por un doctor, conocido por el curioso apelativo Spiriman, sirviéndose de redes sociales que han logrado concentrar decenas de miles de manifestantes. Cada paso que el ala neoliberal del PSOE da en dirección a la política del PP, se agudizan las protestas dentro y fuera de la federación andaluza. Ello hace que cada vez más, muchas miradas se dirijan hacia Francisco Toscano, alcalde socialista de Dos Hermanas, como uno de los  principales puntos de referencia de la socialdemocracia en toda la comunidad andaluza frente al ala neoliberal de Susana Díaz.

Política de derecha, política de izquierda, es el dilema de la confrontación del PSOE. Pactar con el PP, como ocurre estos días, o explorar el pacto con Podemos, penúltima sugerencia de Sánchez en su reciente viaje a México. Si la variante morada encierra problemas, la azulada conduce al PASOK. Cabe no aliarse con Iglesias, continuando con el no es no, pero de ningún modo aliarse con Rajoy. Se verá claramente, si la gestora se atreve a convocar un congreso o las primarias, tras no votar en contra del techo de gasto o los Presupuestos del Estado. Nadie mejor lo sabe que los propios gestores que manejan la arriesgada hipótesis de ir a una Conferencia política que coopte un nuevo secretario. La mayoría de la militancia y del electorado del PSOE se define contra la actual política del PP.

El panorama es confuso porque Sánchez, pese al significativo apoyo del Soma-UGT, no se decide aún a dar la batalla ni está claro que se decida. Reciente su defenestración, facilitada por la deslealtad o traición de todos sus más estrechos colaboradores, vacila sobre entrar en una nueva guerra sin más ejército que el de Pancho Villa aunque no pare de sumar adhesiones de muchos militantes y cuadros del PSOE que no acaban de organizarse o coordinarse en un sólido equipo. Estas dudas hacen que se rumoree sobre otros posibles líderes, como Susana Sumeizo, o corrientes, el grupo de diputados rebeldes Aqui no se rinde nadie, para poder encauzar esta mayoritaria resistencia de los socialistas a la política del PP. Sea Sánchez, o sea quien sea el líder o el grupo, lo que es bastante probable es que esta tendencia socialdemócrata del PSOE acabará marcando tanto su propio espacio como su perímetro.
Fernando López Agudín
Fuente: Público.es

lunes, 28 de noviembre de 2016

Loca evasión en el PSOE



Tras la abstención que acabó con la dimisión del diputado Pedro Sánchez, los socialistas parecen haber optado directamente por la evasión
En un partido lleno de aspirantes a dirigirlo nadie quiere asumir el coste de ser el líder que permite gobernar al PP

Antón Losada

En apenas una semana han muerto Rita Barberá, Fidel Castro y, según cuentan, el siglo XX. A poco que se empeñe la actual gestora, el siguiente puede ser el PSOE. Quienes no quisieron lamentar la muerte de Rita Barberá lloran ahora la del comandante y quienes les echaron en cara su falta de humanidad celebran ahora con euforia el fallecimiento de Fidel; efectivamente la muerte no es el final… del sectarismo. La pregunta ahora bien podría ser si quedaría alguien para llorar el adiós del puño y la rosa. Lo único que abunda hoy es gente para redactar su esquela.

Tras el pronunciamiento de los barones en el “comité federal-happening” que acabó con la dimisión del secretario general Pedro Sánchez, el partido socialista se embarcó en una huida hacia adelante de excusas, contradicciones y medias verdades que todos sabíamos acababa inexorablemente en una abstención ante Mariano Rajoy. Una gestora presidida por Javier Fernández, un hombre dotado con ese rostro acostumbrado a dar malas noticias tan propio de un director de recursos humanos, suponía probablemente la mejor opción.

Tras la abstención que acabó con la dimisión del diputado Pedro Sánchez, los socialistas parecen haber optado directamente por la evasión. Ante la evidencia de una organización fracturada entre militancia y cuadros, arrastrada por una imparable decadencia electoral, sin otra respuesta que una colección de vaguedades y lugares comunes ante muchos de los problemas afrontados por la sociedad española y con una gestora y un liderazgo en comisión de servicios, han decidido que pueden esperar hasta julio, o incluso hasta septiembre, para afrontar su cruda realidad y decidir qué hacer con su vida. En un partido lleno de aspirantes a dirigirlo nadie quiere asumir el coste de ser el líder que permite gobernar al PP.

El problema de las evasiones reside en que la realidad siempre corre más rápido. La carrera por la secretaría general ya se ha desatado. La gestora y muchos socialistas creen que pueden soportar semejante sobreexposición durante casi un año mientras Rajoy aprueba leyes y presupuestos. Pero también quienes obligaron a retractarse a Galileo estaban convencidos de que la Tierra era el centro del universo.

Susana Díaz busca firmar la paz con los barones que no la apoyaron en noviembre y ha empezado por lo más difícil: el PSC. Pedro Sánchez ha iniciado con buen pie su tour para mantener viva la llama de la militancia que proclama portar. Tiene razón Pedro Sánchez cuando le dice a la gestora que su tiempo ha terminado y Susana Díaz lo sabe.

La presidenta andaluza corre con todo a su favor. Su única debilidad reside paradójicamente en una de sus fortalezas: hay demasiadas cosas y políticas que un líder del PSOE debe defender pero una presidenta andaluza no puede o no debe. El anterior secretario general corre contrareloj y con la urgencia de recomponer un relato que él mismo tiró a la basura. Pero ambos correrán lo más rápido que puedan para llegar cuanto antes a una meta que ninguno tiene asegurada.

Fuente: eldiario.es

jueves, 17 de noviembre de 2016

El segundo suicidio del PSOE




Jorge Bezares



Ya sabemos a las claras que Mariano Rajoy va a seguir con sus reformas y que si no lo dejan gobernar, pues convocará elecciones.

Trágala. Esto es lo que hay tras el suicidio político que el PSOE protagonizó con la abstención para investirlo presidente del Gobierno, y que lo ha situado como tercera fuerza política, más cerca de Ciudadanos que de Unidos Podemos.

Como ya están calibrando el alcance catastrófico de la abstención, los barones sociatas se ha puesto duros con los Presupuestos y exigen ahora más gasto para darle al Gobierno un nuevo sí quiero, amor mío.

Rajoy ya les ha dicho que bueno, tras poner fin la CE a la etapa de austeridad que tantas alas les ha dado a los populismos.

Pero si el PNV no lo remedia pactando las cuentas públicas con Mariano Rajoy, al PSOE no le cabe otra que una nueva bajada de pantalones por el bien de España de los españoles, un segundo suicido.

Mientras tanto, en la comisión gestora del PSOE las aguas bajan revueltas. La nueva dirección actúa como una especie de junta-militar en la que dos de sus miembros, el balear Francesc Antich y el riojano Francisco Ocón, son meras figuras decorativas.

Pero Javier Fernández, otrora conocido bajo el sobrenombre de Autoridad Moral, es tildado ahora de Javier-Blandengue-Fernández. Primero fue Eduardo Madina, después Pedro Sánchez y ahora el presidente del Principado, pobre mío. Pues eso, que no es lo suficientemente killer el asturianín.

El pecado es no atreverse con el PSC. En vez de ponerlos de patitas en la calle en el próximo Comité Federal, que era lo acordado, va  y pacta con Iceta una comisión, que en la práctica es una patadita para adelante que, a día de hoy, deja dentro del PSOE a los 18.000 militantes del PSC.

Que no, mi alma, que “no puede ser que el PSOE se entere por la prensa del derecho a decidir… Eso no es lealtad. No es reciprocidad”, dijo Susana Díaz en Telecinco, en su lavada de cara televisiva en dos actos –el segundo fue en casa Ferreras-.

Que tache desleales a los dirigentes socialistas catalanes, es puro cinismo, sobre todo si tenemos en cuenta que la lideresa andaluza es campeona mundial en deslealtad tras encabezar, diseñar y protagonizar durante los dos últimos años la cacería política contra el único secretario general del PSOE elegido por sus militantes,  Pedro Sánchez.

En estos momentos, cuando en Andalucía su gestión empieza a ser contestada, que aparezca por Madrid impartiendo teóricas sobre el PSOE es un acto de irresponsabilidad.

En vez de dar respuesta a las protestas que recorren las calles de algunas grandes ciudades andaluzas por el deterioro de la sanidad y la educación públicas, se va de gira para disertar sobre el partido y anunciar -si hacerlo- que ella es la que manda y que el juguetito llamado PSOE es suyo y de nadie más.

En fin, como decía Antonio Maíllo, de IU, quien no la conozca que la compre. Desgraciadamente para ella y para el socialismo andaluz, cada día la conoce más y más gente. Lo más grave es el autismo en el que ha sumergido a una organización que fue abanderada del socialismo democrático en España.

PD: (1) Otro que se está intentando lavar la cara es Antonio Hernando. Lamentable su silencio, su media sonrisa, cuando Susana Griso, de Espejo Público, le preguntó si Pedro Sánchez tenía un acuerdo con los independentistas y Podemos para montar un Gobierno. Vomitivo. Mientras que siga siendo la cara del PSOE en el Congreso, dudo muy mucho que los socialistas recuperen terreno. Si algo no perdona este país, es a los traidores y a los troyanos, aunque se vistan de seda. Por cierto, hay quien mantiene que Hernando siempre fue un troyano, un quintacolumnista desde el minuto uno en el equipo de Pedro Sánchez.

(2) En la comisión gestora del PSOE hay quien quiere acabar con las corrientes internas; en concreto, con Izquierda Socialista. Todo para lo mismo: facilitarle las primarias a Susana Díaz. Cabe recordar que José Antonio Pérez Tapias logró en las primarias para secretario general el 15% de los votos.

(3) Pepiño Blanco, el político socialista que dio ‘glamour años veinte’ a los gasolineras, está hecho el principal macho vara del PSOE. Según va contando por ahí, después de llevarse por delante a Pedro Sánchez, él y los suyos quieren hacer lo propio con Susana Díaz. Es la operación ‘ni uno ni otra’ que tanto gusta a Alfredo Pérez Rubalcaba, que parece decidido a apoyar a Patxi López o a otro tercero en discordia. Los rubalcababoys ya han tomado Ferraz y Mario Jiménez sin enterarse. Por cierto, que Pepiño Blanco no apoye a la lideresa andaluza puede ser hasta bueno para ella, ¿no?

 (4) Los diputados socialistas que votaron no a la investidura de Rajoy empiezan a ser apartados de sus puestos. El primero en caer ha sido José Zaragoza (PSC), que estaba destinado a presidir la Comisión Mixta sobre la UE. Le sustituirá la muy leal colaboradora de Pérez Rubalcaba, Soraya Rodríguez. A Margarita Robles la están intentando aburrir y le van a quitar la presidencia de la Comisión de Justicia. En su lugar, podrán al multiusos José Enrique Serrano. Fernández no tiene ni idea de con quién se está jugando los cuartos. En fin, puro estalinismo en pleno siglo XXI, que contrasta con el trágala que están dispuestos para que Jorge Fernández Díaz presida la Comisión de Asuntos Exteriores pese a estar reprobado por el Congreso. Impresentable.

(5) Pedro Sánchez reapareció este miércoles con el siguiente tuit: “Al PP hay que exigirle la dimisión de Fernández Díaz. Ni puede ni debe presidir la Comisión de Exteriores quien ha sido reprobado”. Al menos, ha logrado que la votación se aplace. Eso, que los cadáveres a veces gozan de una salud de hierro.

Fuente: Público.es

La máquina de picar carne del PSOE le pilla un dedo a Fernández Díaz



JUAN CARLOS ESCUDIER

Lo aclaró Frank Capra hace tiempo. La gente cree saber que contempla un drama cuando ve llorar al actor pero sólo si es el público el que llora estaremos con certeza ante un dramón de tomo y lomo. Lo del PSOE empezó como drama, pero desde que la gestora de Susana puso en marcha la máquina de picar carne se ha convertido en un thriller con toques de comedia, gracias esencialmente a Antonio Hernando, que borda cualquier papel si lo pagan bien. En la última escena, un Hernando compungido relataba el aprecio que llegó a sentir por el difunto Pedro Sánchez: “Era tan enorme que iba a ser el padrino de mi hija en su bautizo civil”. Este hombre es mucho más que un modelo de gafas de Alain Afflelou; es Laurence Olivier.

A falta de padrino, Hernando y el conjunto de los socialistas disponen de madrina andaluza que, no contenta con su retoucherie sevillana, ha abierto gestora en Madrid a modo de franquicia. Como buen reina madre, Susana Díaz es de bautizos pero últimamente se ha especializado en extremaunciones, y ha ordenado a su encargado asturiano que reparta el sacramento entre los diputados del no, a los que se ha empeñado en negar el pan, la sal y hasta el embutido. Adiós a las presidencias de comisión y a las portavocías. Vuestros compañeros no os olvidan.

La purga en el grupo parlamentario ha venido a coincidir con la votación para designar al exministro Fernández Díaz como presidente de la comisión de Exteriores, aplazada a última hora por el PP, se supone que tras recibir la advertencia del PSOE de que no se abstendría, como era su idea inicial. Los socialistas han rectificado sobre la marcha no por falta de tragaderas para comulgar con el reprobado señor de las estampitas sino porque Podemos amenazaba con presentar a su propio candidato, lo que habría dejado a los socialistas con las vergüenzas al aire al facilitar la presidencia al de la Obra. El puesto, que lleva aparejado vehículo oficial, le iba que ni pintado a Fernández Díaz y, sobre todo a Marcelo, su ángel de la guarda y aparcacoches.

La presidencia de las respectivas comisiones se decidió hace meses gracias a un pacto de los cuatro grandes partidos. La de Justicia, que corresponde al PSOE, está ocupada por Margarita Robles, otra díscola a laminar. Removerla del cargo podría significar entregar el puesto al PP, pero ya decía Einstein que todo el mundo ha de sacrificarse en algún momento en el altar de la estupidez, religión que hoy causa furor en ese nuevo socialismo de cuchillos largos y cristales rotos.

La programada escabechina incluía al PSC pero la sultana ha debido de pensar que el armario de cadáveres se le queda pequeño y ha pospuesto el matarile hasta que le llegue el pedido del Ikea. Para disimular, y tras una reunión entre Iceta y Javier Fernández -su encargado-, se ha aceptado crear una comisión que en dos meses certificará el desacuerdo, una ruptura que dará paso a la convocatoria del congreso del partido y a las primarias a la secretaría general, donde no interesa que voten los militantes catalanes.

La excusa para reformular la relación entre ambos partidos ha trascendido de la rebelión de los diputados del PSC contra la abstención a Rajoy para centrarse en la definición de Cataluña como nación impulsada por Iceta. Para la madre de los andaluces, que aspira a ser madre de los españoles, el asunto es inaceptable. ¿Qué sería de los catalanes si aceptara que son de otra nación? ¿Su madrastra?

Algo similar se planteó hace cuatro años cuando el PSC, liderado entonces por Pere Navarro, incluyó en su programa electoral “el derecho a decidir a través de un referéndum acordado en el marco de la legalidad”. Corría el año 2012. A Rubalcaba, entonces al frente del PSOE, le supo mal pero se la envainó: “En lo esencial estamos de acuerdo: Cataluña debe seguir formando parte de España”, subrayó. ¿Que qué dijo Susana Díaz de aquello en la conferencia política del partido? Pues esto: “Estamos con vosotros, sois fundamentales, os necesitamos en el proyecto socialista”.

La Penélope del PSOE sigue cortando trajes a sus enemigos, que son la mitad del partido, y por eso casi no le da la vida. Este jueves asistirá en Sevilla a un coloquio con Felipe González, del que no se tenían noticias desde que diera la orden de meter los tanques en Ferraz y que acude gozoso a bendecirla. Eso sí que es un padrino y no el de Antonio Hernando.
JUAN CARLOS ESCUDIER
Fuente: Público.es

martes, 15 de noviembre de 2016

La rueda pinchada de Sánchez



Fernando López Agudín

Aún no ha salido del garaje el coche de Sánchez, con el que pretende recorrer todas las federaciones socialistas según manifestó a Jordi Evole hace apenas dos semanas, y ya la gestora de Ferraz acaba de pincharle la rueda catalana del vehículo. La cita de ayer de Miquel Iceta con el gestor Fernández, sobre las relaciones orgánicas del PSC con el PSOE que Susana Díaz busca cortocuircuitar, terminó sin más acuerdo que el de aplazar la decisión. Esta rueda pinchada del automóvil del defenestrado líder del socialismo español, si no se repone en los dos meses próximos, le privaría de acudir a Cataluña donde el no es no es casi unánime. Luego, si Sánchez no puede cruzar el Ebro, además de Despañapedro, como lo denominan desde su defenestración, estas dos principales federaciones quedarían borradas de su circuito. En una por pincharle la rueda, en la otra por ponerle bastones bajo las ruedas.

Es el derecho a voto de todos los 18.000 militantes del PSC el principal punto de discordia. Como no pueden anular las primarias, solo les cabe retrasarlas sine die, los gestores del golpe de estado intentan que el socialismo catalán pueda quedar al margen de las votaciones en el PSOE. Así, votarían todos los militantes con excepción de los catalanes, para tratar de impedir que Sánchez pueda conseguir volver a ganar las primarias. Todo lo demás es parafernalia españolista cañí en la que la folklórica lideresa se mueve bastante a gusto. Andalucía una, grande y libre o Cataluña independiente es el falso dilema con el que pretende justificar la prohibición del derecho a decidir de todos los militantes socialistas, por la sencilla razón de que si pudieran recuperar el derecho al voto en unas primarias, ella sería botada.

Luego, por el momento, se alarga el estado de excepción en el PSOE, proclamado por la gestora, unos dos meses más. Con lo que la tensión y crispación, aunque sorda y latente, va a agravarse porque no solo se prolonga la suspensión de la legalidad estatutaria sino que, además, carece de una fecha de caducidad, que siempre acompaña a todo golpe de estado que se precie. Le sobra razón a Josep Borrell cuando equipara el final de excepcionalidad impuesta hoy en el PSOE con la obra teatral de Esperando a Godot que, como en la pieza de Samuel Becket, nunca acaba llegando. No hace ninguna falta leer a Carl Schmitt para saber que un estado de excepción termina cuando el enemigo se ha rendido o ha quedado desarmado. No han llegado a donde han llegado para luego convocar unas primarias que pudiera ganar Sánchez.

¿Por qué todos lo militantes de Podemos pueden votar sobre los gobiernos, las investiduras, las políticas y los dirigentes y los del PSOE no pueden hacerlo? Esta interrogante corroe ahora a los socialistas al ver las primarias de los morados madrileños, donde Errejón e Iglesias han competido por personas interpuestas. Mientras que la gestora de Ferraz, no elegida por nadie, destituye al segundo secretario general elegido después de Borrell, también liquidado con malas artes, y ha impedido votar entre el no es no a Rajoy y el muy descarado apoyo a Rajoy encubierto con la abstención. Ese contraste entre una izquierda democrática, que debate y vota con transparencia, y otra autoritaria, que niega incluso el voto a sus militantes, es sencillamente letal para el PSOE. No es extraño que la mitad de su electorado del 26 de junio, más de dos millones de electores, se hayan ido a la abstención como una estación transitoria entre la probable ida a otra sigla o la improbable vuelta a la misma.

Al pinchar la rueda catalana del coche de Sánchez se alinean, una vez más, con la política de Rajoy de dinamitar puentes entre la sociedad catalana y la española. Despedir a García Margallo, que tendía la mano a los catalanes, e insistir en la vía leguleya de la vice Soraya, que tiende a empapelar el nacionalismo, va a la par con el no del gestor Fernández a las muy sensatas propuestas de Miquel Iceta. En vez de proponer una alternativa democrática a la enrevesada cuestión nacional, el PSOE marca el paso de la oca judicial marcada por los tambores de la Moncloa. Es literalmente suicida. Puede que además de pincharle el neumático dejen tuerto a Pedro Sánchez, pero al caro precio de quedarse ciegos ellos mismos e inmóvil al Estado español. ¿Qué futuro puede aguardar tanto al PSOE como a toda España si nadie evita el choque de trenes?

Es inevitable. Es bien sabido, se empieza con los recortes sociales– iniciados por Zapatero, continuados por Rajoy y multiplicados por Rajoy bis- y se termina con los recortes políticos. Bien sea sociales, la prohibición de votar a los militantes del PSOE, bien territoriales, la prohibición de votar a los catalanes sobre Cataluña. Que toda la derecha española, que viene de donde viene, sea proclive a este tipo de democracia recortada de España, o a la soberanía muy limitada de todos los españoles, tiene una gran coherencia política, económica, ideológica e histórica; ninguna, desde luego, para que un partido que se reclame de la izquierda vaya a remolque de esta muy insensata política. Si Ferraz lo consultara a los militantes socialistas, no podrían hacerlo. Si la gestora catalana que precedió a las recientes primarias del PSC las convocó 20 días después de constituirse, ¿por qué 45 días después de su constitución la gestora del PSOE no devuelve la palabra y el voto a sus militantes?

Fernando López Agudín
Fuente: Público.es

lunes, 14 de noviembre de 2016

Malos tiempos para Susana Díaz

Malos tiempos para Susana DíazEl nombramiento de Juan Ignacio Zoido como ministro del Interior supuso un primer revés para la presidenta andaluza Susana Díaz (Angeles Rodenas / EFE)

Su estrategia de dejar pasar el tiempo mientras se calman las aguas y optar a liderar el PSOE empieza a parecer equivocada



ADOLFO S. RUIZ, Sevilla

La táctica de Susana Díaz de dejar correr el tiempo a la espera de lanzar su candidatura para gobernar el PSOE puede no ser tan buena como ella esperaba. De hecho, las noticias adversas para la baronesa socialista se han acumulado durante la pasada semana, y lo que en principio parecía un agradable paseo por la alfombra roja del socialismo andaluz va camino de convertirse en un campo de minas, en el que va a necesitar toda su habilidad para salir indemne.

El nombramiento de Juan Ignacio Zoido como ministro del Interior supuso un primer revés para la presidenta andaluza. Las relaciones entre Díaz y Zoido alcanzan los límites de una enemistad profunda. El papel del hoy ministro de Mariano Rajoy fue determinante para que la juez Mercedes Alaya iniciase y profundizase en el escándalo de los ERE, el tema cuya sombra siempre persigue a la presidenta andaluza a pesar de sus intentos por quitársela de encima.

Juan Ignacio Zoido y la magistrada que más sabe de los ERE, Mercedes Alaya, son uña y carne, pero aún así esto no es lo peor para Díaz. Zoido está en el Gobierno no como cuota andaluza sino como cuota de María Dolores de Cospedal. Y tener a la volcánica secretaria general del PP como enemiga no es plato de buen gusto. A Susana Díaz le inquieta, y mucho, que De Cospedal haya colocado a su alfil al mando de la Policía y la Guardia Civil. A ese mismo Zoido al que la andaluza ha llamado en más de una ocasión el pequeño Nicolás sevillano.

Tampoco las noticias que provienen de su propio partido son balsámicas para la baronesa. A cuerno quemado le supo que varios militantes socialistas presentaran contra ella, Javier Fernández, Mario Jiménez y Antonio Hernando, una querella por un presunto delito de coacciones a los diputados del PSOE en la votación de la investidura de Mariano Rajoy. Una querella admitida a trámite.

Verse envuelta en una cuestión judicial es algo que acelera la tensión arterial de la presidenta, más aún tras la amarga experiencia de sus más inmediatos predecesores en el cargo. Aunque en el entorno de la mandataria andaluza se da por seguro que la denuncia no va a prosperar, sólo el hecho de ver mezclado su nombre en un pleito judicial no es plato de buen gusto para Susana Díaz. Malas noticias porque se demuestra que, al menos de momento, los partidarios de Pedro Sánchez no van a aflojar el cerco sobre el nuevo PSOE, ni van a dar opciones al olvido.

También se acumulan los problemas en el gobierno de la comunidad andaluza. Problemas que le han estallado en los últimos días y, además, donde más le duele: en la situación de la sanidad andaluza, defendida por Susana Díaz en numerosas ocasiones como “la joya de la corona”. Los ciudadanos de Granada se han levantado en dos ocasiones para protestar contra los planes sanitarios de la Junta para la ciudad, que pasan por una fusión hospitalaria ampliamente rechazada. Dos manifestaciones que con pocos días de intervalo han reunido a más 60.000 personas en las calles, algo nunca visto en las calles granadinas, al menos en las últimas décadas.

Y lo que más duele a Díaz es que el movimiento no viene capitalizado por el PP, aunque los conservadores han intentado manipularlo en su favor, sino que nace, crece y se desarrolla en movimientos de protesta que surgen desde abajo, ya sea de los profesionales o los propios ciudadanos. Y el mismo fenómeno que en Granada está dando sus primeros pasos en Huelva o Málaga, donde se quejan de que el Servicio Andaluz de Salud les mantiene a la cola en las listas de espera y se sienten infradotadas de personal sanitario e infraestructuras hospitalarias.

Fuente: La Vanguardia

jueves, 10 de noviembre de 2016

No te agobies, España, pero puede que el futuro de Europa dependa de ti


"Pedro Sánchez fue depuesto por un golpe de su propio partido, destinado a asegurar la abstención del PSOE en el Parlamento para permitir que Mariano Rajoy volviera al Gobierno". EFE


Los socialdemócratas europeos se están desangrando en múltiples direcciones, con independencia del carácter más o menos progresista o derechista de sus líderes
El PSOE ha iniciado el camino de sus compañeros griegos del PASOK, cuyos votantes naturales se pasaron en masa a Syriza
Si Podemos logra capitalizar el desencanto con los socialistas y los conservadores, serán un ejemplo para toda la izquierda europea; si fracasan, tendrá consecuencias terribles en todo el continente.


Owen Jones  



Con frecuencia, la democracia entra en rumbo de colisión con las élites económicas, y no siempre de forma sutil. La situación actual de España es un buen ejemplo. Pedro Sánchez, líder de los socialistas españoles, fue depuesto el mes pasado por un golpe de su propio partido, destinado a asegurar la abstención del PSOE en el Parlamento para permitir que el conservador Mariano Rajoy volviera al Gobierno.

Muchos de los votantes tradicionales del PSOE lo consideraron una traición. Para ellos, el Partido Popular de Rajoy no es más que el ala política de una élite inescrupulosa, corrupta y de derechas. Sin embargo, las revelaciones posteriores de Sánchez dejaron al descubierto las maniobras de importantes grupos de poder.

Tras dos elecciones marcadas por el colapso del bipartidismo y la imposibilidad de formar una mayoría parlamentaria estable, Sánchez intentó un gobierno de la izquierda al estilo del portugués. Pretendía gobernar con Podemos (un partido nuevo, sugido de los movimientos de protesta contra los recortes que han devastado la sociedad española) y conseguir el apoyo de los nacionalistas catalanes.

Pero esta misma semana Sánchez reveló que un grupo de corporaciones –entre las que están varios bancos y el gigante español de telecomunicaciones, Telefónica– sabotearon su plan. Si no permitía otro gobierno de Rajoy o no aceptaba la convocatoria de otras elecciones, organizarían una feroz campaña contra él a través de uno de sus diarios, El País, el periódico más importante de España. Sencillamente, no iban a tolerar una coalición con Podemos. Era una intervención directa de poderes fácticos para impedir la formación de un Gobierno progresista.

"Sánchez ha reconocido las presiones de la oligarquía, y que cometió un error al no buscar un acuerdo con nosotros", aseguró Pablo Iglesias, líder de Podemos. Y ciertamente, Sánchez tiene motivos para arrepentirse: intentó formar una alianza con otro de los beneficiarios de la implosión del bipartidismo, Ciudadanos, un partido de centro derecha, pero solo fue un ardid. Pidió a Podemos que apoyara dicha alianza, aunque sabía que rechazaría el ofrecimiento porque implicaba renunciar a una política económica de izquierdas. No era nada más que una forma de culpar a Podemos de la posible vuelta de Rajoy al poder.

"Organizarían una feroz campaña contra él a través de uno de sus diarios, El País, el periódico más importante de España. Sencillamente, no iban a tolerar una coalición con Podemos. Era una intervención directa de poderes fácticos para impedir la formación de un Gobierno progresista"
Los socialistas españoles se encuentran ahora en una situación terrible. Sus bases están en rebeldía, y los triunfantes conservadores pueden utilizar la amenaza de nuevas elecciones, de las que el PSOE saldría mal parado, para que apoyen unos presupuestos reaccionarios. Los socialistas han iniciado el camino de sus compañeros griegos del PASOK, cuyos votantes naturales se pasaron en masa a Syriza. Además, los socialistas catalanes están tan descontentos con la jefatura del PSOE que hasta se podría producir una escisión, y Podemos se ha encontrado de repente con la posibilidad de presentarse como la única oposición real; pero eso no es un consuelo para las bases de Podemos, que se pueden ver obligadas a sufrir varios años más de un gobierno conservador del que pretendían liberarse.

La situación de España arroja luz sobre sucesos que están mucho más allá de sus fronteras. En Gran Bretaña, la oposición interna a Jeremy Corbyn señala legítimamente el hundimiento de los laboristas en las encuestas, aunque sus resultados son mejores que los de la mayoría de los partidos socialdemócratas del otro lado del Canal, lo cual dice bastante del estado de la socialdemocracia europea.

En 1997, cuando Tony Blair obtuvo su mayor victoria electoral, los socialdemócratas dominaban todo el continente, desde Alemania, Francia e Italia hasta los países escandinavos. Hoy, los partidos socialdemócratas sufren una hemorragia constante en favor de la nueva izquierda, la derecha populista y el nacionalismo cívico. Puede que los socialdemócratas alemanes sigan comprometidos con las políticas de la "tercera vía" que algunos laboristas quieren recuperar, pero languiceden con el 22% de los votos, según el último sondeo.

Entre tanto, el Frente Nacional podría superar al Partido Socialista Francés en la primera ronda de las elecciones presidenciales del año que viene; los socialdemócratas suecos se aferran al poder por los pelos mientras sus aliados nórdicos lo pierden y, a pesar de que el centroizquierda italiano sea una excepción, está en situación precaria y amenazado por el asenso del populista M5S.

Pablo Iglesias participa el viernes en Mérida en un acto público en el marco de la iniciativa 'Vamos!'



Los socialdemócratas europeos se están desangrando en múltiples direcciones, con independencia del carácter más o menos progresista o derechista de sus líderes. Sus bases se han fragmentado entre votantes jóvenes y viejos, universitarios y obreros, hostiles a la inmigración y favorables a ella. La guerra destatada entre el centroizquierda y la izquierda radical europea oculta con demasiada frecuencia una verdad incómoda: que ninguna de las dos ha ofrecido hasta ahora una solución convincente para dichas fracturas ni una forma viable de organizar una coalición electoral que pueda alcanzar el poder.

Podemos está ahora ante un dilema, y su decisión tendrá repercusiones en toda Europa. A fin de cuentas, Podemos surgió de la frustración ante las élites. Hace cinco años, millones de españoles –hartos de  un poder político decidido a pasarles la factura de una crisis que ellos no habían provocado– se movilizaron por todo el país. Sin los 'indignados', Podemos y sus aliados no se habrían convertido jamás en un partido de masas. Podemos tiene mucho que enseñar a otras izquierdas europeas sobre la forma de comunicarse fuera de las zonas tradicionales de confort; pero sus resultados en las elecciones de junio fueron decepcionantes: esperaban superar al PSOE y convertirse en el segundo partido, y sufrieron el trauma del fracaso.

También han estado por debajo de lo que anunciaban los sondeos en las elecciones locales posteriores. El partido se ha sumido en un profundo examen de conciencia, e intenta encontrar el modo de democratizar sus estructuras para volver a conectar con los movimientos sociales de los que surgió.

Si Podemos logra capitalizar el desencanto con los socialistas y los conservadores, serán un ejemplo para toda la izquierda europea; si fracasan, tendrá consecuencias terribles en todo el continente. El populismo de derechas está en plena ofensiva, y ha hecho grandes avances en comunidades de trabajadores que tradicionalmente optaban por la izquierda. Si el descontento sigue creciendo en el mundo occidental, o si se produce otra crisis, la derecha populista estará en una posición perfecta para hacerse con el poder.

El viejo modelo socialdemócrata se está derrumbando, y no hay garantía de que las fuerzas progresistas puedan llenar el vacío que deja. En Polonia, la izquierda ha dejado de existir: la política se convertido en un debate entre liberales conservadores como David Cameron y populistas de derecha. Si la izquierda fracasa, Europa podía caer en un proceso de polonización.

No te agobies, España; pero puede que el futuro del continente dependa de ti.

Fuente: theguardian - diario.es

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