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lunes, 26 de septiembre de 2016

Estancamiento secular



Immanuel Wallerstein
La Jornada


Los economistas del  mundo están batallando con algo nuevo que les es muy difícil explicar. ¿Por qué es que los precios del mercado de valores han continuado subiendo pese al hecho de que algo conocido como crecimiento parece estar estancado? En la teoría económica dominante no se supone que funcione de tal modo. Si no hay crecimiento, los precios del mercado deberían declinar, estimulando por tanto el crecimiento. Y cuando se recupera el crecimiento, entonces los precios del mercado vuelven a subir.

Todos aquellos que son fieles a esta teorización dicen que la anomalía es una aberración momentánea. Algunos niegan incluso que sea cierto. Pero hay otros que consideran la anomalía un desafío importante a la teorización dominante. Buscan revisar la teorización para que tome en cuenta lo que muchos ahora llaman estancamiento secular. Los críticos incluyen a prominentes personas, algunos de ellos laureados con el Premio Nobel. Incluyen pensadores tan diferentes como Amartya Sen. Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Stephen Roach.

Aunque cada una de estas personas tiene una diferente línea de argumentos, comparten algunas creencias. Todos ellos consideran que lo que hagan los Estados tiene un impacto grande en lo que ocurre. Todos ellos consideran que la situación actual es poco sana para la economía como un todo y ha contribuido a un incremento significativo en la polarización del ingreso real. Todos ellos consideran que se debe intentar movilizar la opinión pública para ponerle presión a las autoridades gubernamentales para que actúen formas específicas. Y todos ellos consideran que aunque continuara la actual situación anómala y poco sana todavía algún tiempo, existen políticas estatales apropiadas que harán posible una economía menos polarizada y más sana.

Hace no tanto, el estancamiento secular fue un término utilizado por muchos analistas, primordialmente para describir el estado de la economía japonesa, al comienzo de los años 90 del siglo XX. Pero desde 2008 el uso del concepto se ha aplicado a diversas regiones –miembros de la zona del euro, como Grecia, Italia e Irlanda; Estados ricos en petróleo, como Rusia, Venezuela y Brasil; recientemente también Estados Unidos, y potencialmente actores económicos previamente fuertes como China o Alemania.

Uno de los problemas de quienes buscan entender lo que está ocurriendo es que diferentes analistas utilizan diferentes geografías y diferentes calendarios. Algunos hablan de la situación Estado por Estado y algunos intentan evaluar la situación en la economía-mundo como un todo. Algunos piensan que el estancamiento secular comenzó en 2008; otros dicen que fue en la década de los 90. Otros más piensan que viene de finales de los 60, y unos cuantos más la sitúan aun antes.

Déjenme proponerles una vez más otro modo de entender el estancamiento secular. La economía-mundo capitalista ha existido en partes del globo desde el siglo XVI. Yo le he llamado el sistema-mundo moderno. Se ha expandido de un modo constante en lo geográfico terminando por abarcar el mundo entero desde mediados del siglo XIX. Ha sido un sistema muy exitoso en términos de su principio rector: la interminable acumulación de capital. Es decir, la búsqueda de acumular capital de modo de acumular más capital aún.

El moderno sistema-mundo, como todos los sistemas, fluctúa. También tiene mecanismos que limitan las fluctuaciones y lo empujan hacia un renovado equilibrio. Esto semeja un ciclo de altas y bajas. El único problema es que las caídas nunca retornan al punto bajo previo, sino a uno un poco más alto. Esto se debe a que en el complejo patrón institucional hay resistencia a ir hasta el fondo. La forma real de los ritmos cíclicos es dos pasos hacia arriba y un paso hacia abajo. Por tanto, el punto de equilibrio se mueve.

Si uno mide la abscisa de las tendencias, se mueven hacia una asíntota de 100 por ciento, que por supuesto no pueden cruzar. Un poco antes de dicho punto (digamos, cerca del 80 por ciento), las curvas comienzan a fluctuar alocadas. Esto es señal de que nos hemos movido al interior de la crisis estructural del sistema. Se bifurca, lo que quiere decir que son dos diferentes, casi opuestos, modos de optar por un sistema sucesor (o sistemas). Lo único que no es posible, es hacer que el actual sistema opere del modo normal anterior.

Mientras que antes de ese punto los grandes esfuerzos por transformar el sistema tuvieron como efecto pocos cambios, ahora lo opuesto es cierto. Cada pequeño esfuerzo por cambiar el sistema tiene un gran impacto. Es mi argumento que el sistema-mundo moderno entró en su crisis estructural cerca de 1970 y se mantendrá en ella todavía otros 20-40 años más. Si deseamos evaluar las acciones útiles, necesitamos tener en cuenta dos temporalidades diferentes: el corto plazo (a lo sumo tres años) y el mediano plazo.

A corto plazo lo que podemos hacer es minimizar el sufrimiento de quienes son los más afectados negativamente por la creciente polarización en el ingreso que está ocurriendo. La gente vive en el corto plazo y necesita alivio inmediato. Sin embargo, tal alivio no cambiará el sistema. El cambio puede ocurrir a mediano plazo conforme los que favorecen una clase u otra de sistema sucesor obtienen la suficiente fuerza para inclinar la bifurcación hacia su propia dirección.

He aquí el peligro de no ir lo suficientemente lejos en el análisis crítico del sistema. Sólo si uno mira con claridad que no hay salida del estancamiento persistente uno puede de hecho volverse lo suficientemente fuerte para ganar la batalla política y moral.

Una punta de la bifurcación pugna por remplazar el capitalismo por otro sistema que será tan malo o más que el anterior, manteniendo los rasgos cruciales de jerarquía, explotación y polarización. La otra punta pugna por un nuevo sistema que sea relativamente igualitario y relativamente democrático.

En los años por venir, habrá vueltas que parezcan indicar que el sistema vuelve a funcionar. Puede incluso subir el nivel de empleo en el sistema como un todo (la medida clave del estado del sistema). Pero tal alza no podrá durar mucho, porque la situación global es demasiado caótica. Y el caos paraliza la presteza de los poderosos emprendedores y de las personas simples por igual, en lo tocante a gastar el capital remanente en formas que tienen el riesgo de pérdida y, por tanto, de su supervivencia.

Estamos en un alocado viaje, uno que no es nada placentero. Si nos hemos de comportar con sensatez, el primer requisito es la claridad de análisis, seguida de decisiones morales y juicio político. El fondo del asunto es que ya hace mucho rebasamos el punto en que el capitalismo como sistema histórico pueda sobrevivir.

Traducción: Ramón Vera Herrera

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/09/25/opinion/026a1mun

viernes, 11 de marzo de 2016

¿Otra crisis financiera?

SOS, ECONOMÍA



En las últimas semanas hemos escuchado muchas voces que están poniendo en duda la salud de la economía europea y mundial, y en especial la de las entidades financieras (más las europeas en este caso). Voces que proceden también de los medios que representan a la élite económica dominante.
Existen datos que avalan esas afirmaciones, entre los que vamos a señalar dos:
Ha empeorado la situación económica de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). La situación no es homogénea en todos ellos, ni mucho menos. Así, el PIB de Brasil y Rusia cae (a un 1,7 y un 4% respectivamente) y el de China crece (un 6,9%, la cifra más baja de los últimos años. A ello habría que añadir el giro dado en ese país hacia la economía interna). En todo caso, se constata una ralentización o estancamiento económico en esos países que tiene ya repercusiones en el resto de economías mundiales.

Han tratado de hacernos creer que el impulso de la economía se debía limitar a una política de bajos tipos de interés, a la vez que se aplicaban las políticas de ajuste presupuestario (fundamentalmente recortando el gasto social). Esto ha llevado a que hoy en día los tipos de interés estén llegando a ser negativos, como ocurre por ejemplo con el euribor a un año (el que se toma como referencia para la renovación de los préstamos hipotecarios). Esos bajos tipos de interés no han dado como resultado esa anunciada recuperación económica. Además, los bajos tipos están contribuyendo a agravar aún más la situación de las entidades financieras, que no encuentran rentabilidad en el negocio bancario tradicional. Esto ha hecho que se siga favoreciendo la especulación, a la que no se ha puesto ninguna cortapisa, con el consiguiente riesgo cierto de que estallen nuevas burbujas. Por tanto, se constata la posibilidad de que se dé una nueva crisis bancaria y se ve que la política monetaria (bajos tipos de interés) no va a servir para impulsar la economía en Estados Unidos y en la Unión Europea.


En anteriores Análisis de Coyuntura ELA ya había señalado que las políticas europeas no tenían como objetivo el impulso económico, sino que trataban de salvar la Banca. Dos tipos de medidas han ido en esa dirección:

1. Los programas de rescate a la banca, a través del dinero público. De 2008 a 2012 (últimos datos oficiales disponibles) los gobiernos de la Unión Europea destinaron 413.196 millones de euros a recapitalizar bancos o a rescatar sus activos deteriorados. Esta cifra equivale al 5,44% del PIB de un año. A ello hay que añadir los 3,37 billones de euros (27,37% del PIB de un año) destinados a garantías y otras medidas de liquidez con las que se ha beneficiado a la banca. Ingentes cantidades de dinero que han repercutido en el mencionado recorte del gasto público en otras materias.

2. El Banco Central Europeo ofrece a la banca diversas vías de financiación a bajo coste. Las cantidades se han más que duplicado desde 2008, hasta alcanzar un saldo de casi 1,4 billones de euros en 2015.
Los gobiernos de la Unión Europea y las instituciones que la gobiernan insisten en la necesidad de seguir aplicando las políticas de ajuste y las consiguientes «reformas estructurales» (que no son otra cosa que un recorte de los derechos laborales y sociales y una intensificación de las privatizaciones y de convertir en negocio todo lo que tiene que ver con los servicios públicos).

A la vista de ello, de confirmarse los vaticinios de quienes anuncian los riesgos de una nueva recesión y una nueva crisis bancaria, sería inaceptable que las políticas que se quisiesen aplicar volviesen a ser las mismas que hemos sufrido en los últimos años: nuevos rescates bancarios con dinero público y más recortes de derechos sociales y laborales. Como ha ocurrido, de esa manera habría más paro y más pobreza, y una enorme acumulación de capital en muy pocas manos que hará crecer las desigualdades. Todo ello desde un punto de partida peor que el que existía en 2008. Sin embargo, todo hace pensar que esa sería la opción de los actuales poderes económicos, financieros y políticos.
Mikel Noval, responsable del Gabinete de Estudios del sindicato ELA 
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 11 de enero de 2016

Precios del petróleo: el colapso de la OPEP


Campo petrolífero

 

Alejandro Nadal



En los pasados 18 meses el colapso de los precios internacionales de petróleo alcanzó dimensiones dramáticas. Entre junio y diciembre de 2014 la cotización cayó de 114 a 60 dólares por barril (para el Brent). Pero el brutal desplome no se detuvo: a lo largo de 2015 la tendencia a la baja se mantuvo y hoy los precios del petróleo se encuentran en los niveles más bajos desde 2008.
La incertidumbre que rodea el mercado internacional de petróleo es notable. Lo que antes podría considerarse algo normal hoy aparece como extraño y difícil de acomodar en viejos moldes analíticos que se han hecho obsoletos. La Agencia Internacional de Energía calcula que la sobreoferta mundial de crudo rebasa los 2 millones de barriles diarios. Pero en diciembre pasado los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidieron incrementar el tope superior de su producción de 30 a 31.5 millones de barriles diarios a sabiendas de que se mantiene una oferta excedente a nivel mundial.
En un interesante artículo publicado hace un año, el economista en jefe de Gavekal Dragonomics, Anatole Kaletsky, se preguntaba si el precio de 50 dólares el barril sería el piso para una recuperación de las cotizaciones o si sería un nuevo techo. Para muchos analistas el nivel de 50 dólares por barril se presentaba como un trampolín para futuros aumentos en el precio del crudo. En cambio, para otros la cota de 40 dólares se anunciaba como un techo que sería muy difícil de sobrepasar. El debate se agudizó en los primeros meses de 2015, cuando se consolidó la tendencia a la baja.
Hoy las interrogantes sobre el precio del crudo son interesantes porque las respuestas podrían decir mucho sobre el futuro de la economía mundial. En las últimas seis décadas cada recesión mundial ha sido precedida por un incremento notable en los precios del petróleo. Y cuando el precio del crudo se ha reducido en 40 o 50 por ciento y ha permanecido en esos niveles por más de medio año, la economía mundial ha respondido con un crecimiento vigoroso.
Pero hoy las cosas han cambiado radicalmente. Los bajos precios del crudo no son presagio de una nueva fase de crecimiento. Los países y regiones que podrían ser fuentes de dinamismo se encuentran atrapados en el estancamiento. En las economías más ricas el desendeudamiento de los consumidores no concluye y sigue su tortuoso camino porque los salarios no se han recuperado. En Estados Unidos se presenta un círculo vicioso: el proceso de eliminar deudas se hace lento porque el crecimiento de la economía es mediocre y el crecimiento sufre porque el desendeudamiento frena la expansión de la demanda. En Europa la disfuncional política macroeconómica frena y distorsiona la economía regional. La política fiscal se encuentra hincada en el altar de la austeridad, mientras que la política monetaria mantiene la inyección de recursos al sector financiero. Y países como China y Brasil (así como los demás “mercados emergentes”) se encuentran en graves dificultades. Se comprende por qué se habla de un estancamiento secular cuando se analizan las tendencias regionales y sub-regionales.
Quizás todo esto explica por qué Arabia Saudita ha preferido una estrategia de ampliación de su franja de mercado vía una guerra de precios en lugar de mantener las cotizaciones del crudo en niveles altos. En casos de oligopolios concentrados en los que la diversificación del producto no es posible, la entrada de nuevos competidores siempre representa una amenaza para los viejos productores ya establecidos. Esto es más claro cuando el volumen de la demanda crece despacio o cuando los nubarrones de una contracción asoman en el horizonte. Y eso es exactamente el escenario al que se ha enfrentado Arabia Saudita; de ahí que haya optado por declararle la guerra a los nuevos productores estadunidenses basados en la tecnología de fracking, que ya estaban comenzando a inundar el mercado mundial.
Pero destruir la capacidad de producción de nuevos productores a través de una guerra de precios toma tiempo. El desplome en los precios que ha provocado Arabia Saudita ya ha tenido un efecto significativo en las empresas estadunidenses en las regiones donde se encuentra el petróleo de esquistos. Pero Riad quiere asegurarse. Por eso ha recortado el gasto público, preparándose para una campaña más larga de lo que esperaban muchos analistas.
La ejecución de 47 personas en Arabia Saudita, entre ellas Nimr al-Nimr, el más importante representante de la comunidad chiíta en ese país, ha desencadenado la peor crisis con Irán. En otros tiempos se hubiera esperado que esta confrontación entre los dos miembros de la OPEP llevaría a una falta de cooperación dentro del cártel petrolero. La ironía esta vez coloca a los dos rivales en la misma esquina, pues Irán también buscará aumentar su producción cuando entre en vigor el acuerdo nuclear (y se levanten las sanciones) para poder vender lo más que pueda a sus clientes tradicionales en China, India, Japón y Corea del Sur. El colapso de la OPEP es un hecho.

Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso 
 
Fuente: Sin Permiso

viernes, 4 de diciembre de 2015

Lo que no se sabe sobre el Tratado de libre comercio entre EEUU y la UE

 

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona

En varios artículos anteriores he alertado del peligro que supone el nuevo Tratado mal llamado de Libre Comercio entre EEUU y la Unión Europea (UE) para los derechos laborales, derechos civiles y derechos del consumidor a los dos lados del Atlántico Norte, que se verán negativamente afectados por tal tratado (“¿Qué se intenta con los tratados mal llamados de libre comercio?”, Público, 23.07.15; “Las consecuencias negativas de los anteriores tratados de libre comercio”, Público, 15.06.15; “La farsa de los tratados de libre comercio”, Público, 21.05.15). Como subrayé en tales artículos, el objetivo de este tratado no es facilitar el comercio entre EEUU y los países de la UE (objetivo con el cual no tengo ninguna reserva), sino eliminar lo que el tratado define como “barreras para el comercio y para la inversión”, que es el término utilizado para referirse a las normas de protección del trabajador, del consumidor y del ambiente que los países han desarrollado en respuesta a las demandas populares. Y esta eliminación tendría lugar mediante el establecimiento de un tribunal supranacional (que no sería elegido y cuya composición sería principalmente de “expertos” en comercio próximos a las grandes empresas transnacionales) que tendría la autoridad para forzar a un país a que desmantelara tales protecciones al considerarlas “barreras al comercio y a la inversión”.

Parece que la gran protesta que ha habido sobre este elemento del Tratado ha hecho que se esté ahora discutiendo entre los bastidores del poder (en los comités secretos donde se está preparando tal tratado) cómo diluir esta protesta popular haciendo cambios en la naturaleza de dicho tribunal. No me fío, y el secreto que domina el proceso, con una enorme opacidad y falta de transparencia, explica la falta de credibilidad de tales comités. De ahí que sea vital que la oposición a este tratado continúe, pues estas negociaciones son claramente antidemocráticas (no hay otra manera de definirlas), ya que ni el Parlamento Europeo ni los parlamentos nacionales están siendo invitados ni consultados en estas negociaciones.

Una dimensión del tratado desconocida

Pero existe otra dimensión del TTIP que casi ha pasado desapercibida y que puede causar tanto daño como el Tribunal Internacional. Me refiero a los comités llamados Consejos de Cooperación Reguladora (Regulatory Cooperation Council) que se constituirán de manera bilateral entre EEUU y los países miembros de la UE (o entre estos mismos), y que tendrán como objetivo analizar los obstáculos al comercio y a la inversión. Tales consejos estarán compuestos por “expertos en comercio”, pero no por expertos en temas laborales, ambientales o de defensa del consumidor. Las funciones de estos consejos se están definiendo, pero no tienen buena pinta. ¿Quién proveerá la información? ¿Quién la evaluará? ¿Qué poder normativo tendrán? ¿Qué poder sancionador?

Ya hay algo en la narrativa que es alarmante. Todo el lenguaje es económico y se habla de aplicar medidas utilizando criterios de evaluación de intervenciones tales como el coste-beneficio, que es el código que se utiliza en econometría para aplicar primordialmente criterios economicistas para evaluar una intervención. Desde este punto de vista, parecería que el único criterio para evaluar cualquier intervención o eliminación de protección laboral, ambiental o de defensa del consumidor sería la rentabilidad de dicha intervención. Esta ideología, presentada como ciencias económicas, es enormemente peligrosa y nos ha llevado al desastre actual del austericidio. Es el pensamiento (mejor dicho, dogma) neoliberal aplicado al comercio internacional.

De ahí la urgente necesidad de que la población se movilice y exija cambios tanto en la composición como en las funciones de dichos consejos, subrayando que el tema prioritario del criterio de evaluación sea el bienestar y la calidad de vida de las poblaciones sujetas a tal tratado, exigiendo además que haya expertos laborales y ambientales, entre otros, sensibles a las necesidades de los trabajadores y usuarios, en lugar de tomar siempre como criterio la rentabilidad para el empresario de tal comercio o inversión. E, incluso más importante, subrayar que tales consejos deben estar bajo la responsabilidad política de los representantes de la población, una responsabilidad que en el clima neoliberal mercantil dominante en las instituciones que están preparando este tratado ni se considera. La arrogancia del poder llega hasta el punto de que propuestas de una enorme insensibilidad social y de claro perjuicio a las clases populares se presentan como las únicas lógicas y razonables según el criterio de las “ciencias económicas”.

Fuente: Público.es

viernes, 27 de noviembre de 2015

¿Por qué no existe el salario decente en España?

 

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona

El “salario mínimo” establece una norma que instruye a los agentes sociales que mantengan un nivel mínimo salarial por debajo del cual no se permite reducir el salario. Fue, en realidad, una gran conquista del movimiento sindical y contribuyó en gran medida a reducir la pobreza. La aplicación de las políticas neoliberales por gran parte de los partidos liberales y socioliberales gobernantes en Europa (incluida España) ha tenido como consecuencia un gran descenso del salario mínimo y de su impacto corrector de la pobreza. Una medida aplicada por varios de estos gobiernos, incluidos los españoles, ha sido desligar las variaciones del salario mínimo del aumento de la inflación, lo cual ha deteriorado todavía más su capacidad adquisitiva y su habilidad de prevenir la pobreza.

Esta y otras medidas han mostrado las grandes insuficiencias del salario mínimo, lo cual explica que haya aparecido un movimiento en varios países exigiendo no ya el salario mínimo, sino el “salario decente” (o en inglés, “living wage”) necesario para garantizar una vida digna, que es más que salirse de la pobreza. Salario decente es el nivel de ingresos netos (es decir, después de pagar impuestos y otras tasas), derivados del trabajo realizado durante un periodo de tiempo (que no puede sobrepasar las 48 horas por semana), que permita a las personas tener sus necesidades básicas cubiertas y atendidas, tales como vivienda, energía, nutrición, vestimenta, atención sanitaria, educación, agua potable, escuelas de infancia y transporte para una familia de cuatro personas, recibiendo además una cantidad adicional para gastos discrecionales equivalente al 10% del coste de las necesidades básicas citadas en este párrafo.

El movimiento internacional por un salario decente

Este movimiento a favor del salario decente se ha ido extendiendo a lo largo de los países a los dos lados del Atlántico Norte. El 27 de octubre de este año, 140 personas de varios países procedentes de movimientos sindicales y sociales, académicos y también representantes políticos y de asociaciones no gubernamentales, se reunieron en el Consejo Económico y Social de los Países Bajos para, entre otras cosas, pedirle a la OCDE, que es una coalición de 34 países fundada en 1961 (que, en teoría, tiene como objetivo “promover el bienestar económico y social de la población alrededor del mundo”), que se tome en serio tal mandato y exija como condición de buen gobierno que las empresas transnacionales paguen salarios decentes a sus trabajadores, resolución que, como muchas otras que podrían haber mejorado el bienestar de la población, ha sido ignorada en las intervenciones de la OCDE.

El continuo argumento que se utiliza por parte de las derechas y del mundo empresarial para no responder a esta petición es que tal aumento de los salarios disminuiría la competitividad de las empresas. Pero el mundo de las grandes empresas ha visto crecer sus beneficios espectacularmente durante estos últimos años. Podrían haber subido, por lo tanto, los salarios, sin aumentar el precio de los productos, a costa del descenso de los beneficios. Ninguna consideró esta posibilidad. Por cierto, una de las empresas que paga peor a sus trabajadores es precisamente la empresa Apple, que consigue unos beneficios muy elevados como consecuencia de unos salarios miserables y de ahorrar el pago de impuestos en paraísos fiscales (ver Can the Electronics Industry Provide a Living Wage? Not While Corporations Set the Rules, de Nicki Lisa Cole, Truthout, 30.10.15).

La urgente necesidad de conseguir el salario decente

Pero estas apelaciones a las empresas tienen sus limitaciones. De ahí que los defensores del salario decente estén presionando a los gobiernos para que estos no contraten a ninguna empresa que no pague salarios decentes. Esta medida tendría un gran impacto, pues en cualquier país el Estado es el mayor contratante de empleo. ¿Por qué no está ocurriendo esto en España? Y la respuesta es muy fácil de ver: porque el mundo empresarial y de las grandes empresas tiene mucho más poder mediático y político que el mundo del trabajo. Así de claro. Es este enorme desequilibrio el que es responsable de que se hayan estado llevando a cabo, por parte de los gobiernos de tendencia conservadora y liberal, políticas públicas (como la reforma laboral en España) que han tenido un impacto sumamente negativo, pues al reducirse los salarios (que era el objetivo de tales reformas) ha disminuido la demanda doméstica, una de las mayores causas de la Gran Recesión económica. Como suele pasar estos días, la enorme evidencia científica que avala esta interpretación de las causas de la Gran Recesión ha forzado a instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), a reconocer su error, cuando por muchos años han estado presionando a los gobiernos para que redujeran los salarios. El establishment político-mediático español (incluyendo el catalán) continúa estancado en esta visión neoliberal, promovida en los medios. La televisión pública catalana, TV3, por ejemplo, ha estado promoviendo el neoliberalismo en un programa, Economia en colors, que es una burda y vulgar justificación de las políticas que han llevado al desastre, atribuyendo el éxito empresarial a la actitud innovadora de las grandes compañías, como McDonalds, sin citar que gran parte de este supuesto éxito se debe a los salarios misérrimos y a la explotación laboral practicada por tales compañías. McDonalds es un ejemplo de ello.

Existe un enorme retraso en la cultura económica y financiera en España que es responsable de que no se estén tomando las medidas que un gran número de economistas tan conocidos como Paul Krugman, Thomas Piketty, Joseph Stiglitz o Mark Weisbrot han estado proponiendo a nivel internacional por bastante tiempo. Aquí, en España, continuamos todavía con los lumbreras mediáticos, que a través de fundaciones como Fedea, financiadas por el IBEX-35, continúan con su dogma, basado más en la fe que no en la evidencia científica. Y así nos va.

Fuente: Público.es

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La economía va bien, ¿para quién?

 

Fernando Luengo
Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid,  miembro de econoNuestra, del círculo Energía, Ecología y Economía y del Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos

El Partido Popular (PP) trae en su  mochila electoral un mensaje fuerte: estamos saliendo de la crisis. La reciente evolución del Producto Interior Bruto (PIB) y del empleo serían dos de las pruebas, sacadas a colación continuamente, que demostrarían que el escenario de la recuperación se habría abierto en nuestra economía.

Poco importa para estos maestros de la propaganda que la “mejora” en el PIB se explique en gran medida por factores coyunturales, como la depreciación del euro, la caída en el precio del barril de crudo o la política de expansión monetaria seguida por el Banco Central Europeo. Tampoco se repara en que diferentes organismos internacionales están alertando sobre un panorama internacional crecientemente sombrío, surcado de tensiones económicas y políticas, que afectará, que ya está afectando, a las previsiones de crecimiento, también a las referidas a la economía española. Y, por supuesto, nada se dice de que la mayor parte de los nuevos empleos son de pésima calidad, simplemente indecentes.

Pero, claro, tenemos a tiro de piedra las elecciones y nada ni nadie puede empañar el mensaje –tramposo y sesgado, más que optimista- de que el final de la crisis ha llegado.

Sin pretender presentar una relación exhaustiva de indicadores que apuntan en una dirección radicalmente opuesta a la defendida por el gobierno, procede traer aquí algunos de los más significativos.

Según Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, en el año que está a punto de cerrarse el PIB tan sólo alcanzará el nivel que tenía en 2011. Si tomamos como referencia la producción de manufacturas y la formación bruta de capital fijo, dos de los indicadores que mejor expresan el potencial de crecimiento de una economía, las cosas han ido peor. El PIB manufacturero todavía se situará en 2014 (último año para el que Eurostat ofrece información estadística al respecto) un 5% por debajo del umbral de 2011, y la inversión un 0,5%.

Entre 2011 y 2015 la diferencia entre el PIB por habitante de Alemania y el de España se ampliará de manera sustancial, en algo más de cinco puntos porcentuales. Con el PP, la deuda pública, uno de los indicadores fetiche de los defensores de las mal denominadas políticas de austeridad (se ha distribuido dinero a manos llenas entre los bancos), se habrá disparado pasando del 69,4% en 2011 al 100,8% en 2015 (a pesar de que el déficit se ha recortado desde el 9,4% hasta el 4,7%).

A lo largo del periodo analizado, desaparecerán alrededor de 600 mil puesto de trabajo, lo que, en términos porcentuales, supone un 3% menos de ocupación. El número de desempleados crecerá en unas 100 mil personas y la tasa de desempleo en un punto porcentual, superando el 22%. La capacidad adquisitiva de los trabajadores ha continuado degradándose; así, la compensación real por empleado se habrá reducido un 2,5%, lo que se traduce en una pérdida equivalente en el peso de los salarios en la renta nacional.

Las diferencias entre los salarios mayores y menores ha seguido su trayectoria alcista: la relación entre el salario bruto promedio entre los deciles de ingresos superior e inferior ha pasado del 9,5%, en 2011, hasta el 11,3% en 2014. En relación a 2011, la población en riesgo de pobreza o exclusión social ha aumentado en más de un millón de personas, superando los 13 millones, lo que, aproximadamente, representa el 30% de la población. La proporción de trabajadores pobres también habrá crecido en casi dos puntos porcentuales, hasta alcanzar en 2014 el 12,6%, lo mismo que la riqueza en poder del 1% de la población, que habrá pasado del 24,6% al 27%.

Los políticos del PP y los medios de comunicación a su servicio pueden hacer juegos malavares con los datos de coyuntura o pueden apelar a la herencia dejada por el gobierno de Zapatero (que dejó mucho que desear desde la perspectiva de los intereses de la mayoría social). Lo cierto es que la realidad, esa que continuamente ignoran o deforman, es inapelable. No sólo estamos lejos de haber superado la crisis, sino que las políticas aplicadas en la legislatura que ahora se cierra nos han alejado de esa salida. No son pocos los autores que, recordando la experiencia latinoamericana, señalan que la economía española está ante una o dos décadas perdidas.

Los objetivos considerados prioritarios por el gobierno no se han alcanzado. Los ajustes presupuestarios no han saneado las cuentas públicas; al contrario, ahora son más frágiles. El retroceso de los salarios no ha mejorado nuestra competitividad, ni tampoco ha permitido conservar el empleo. La provisión de liquidez a los bancos no se ha traducido en mayor financiación para las familias y las pequeñas y medianas empresas. La recuperación de los márgenes empresariales no se ha traducido en una reactivación sustancial de la inversión productiva. En suma, la combinación de austeridad más reformas estructurales no nos ha hecho más fuertes ni nos ha sacado de la crisis.

Entretanto, los problemas de fondo, lejos de resolverse, se han agravado: ha aumentado la desigualdad y la fractura social, nuestra economía ha perdido capacidad productiva, la industria financiera continúa siendo el motor de la economía, las diferencias entre el norte y el sur se han acentuado y el proyecto europeo se encuentra cada vez más en manos de las elites y las oligarquías. Eso sí, los ricos lo son más, las grandes empresas tienen más poder de mercado, los bancos culpables de la crisis han saneado sus balances con dinero público y la reforma laboral se ha llevado por delante la negociación colectiva.

Por todo ello, urge un cambio sustancial en la orientación de la política económica. Un cambio que se tiene que articular en torno al empleo decente, la renovación del aparato productivo, la sostenibilidad de nuestra manera de producir, consumir y vivir, la distribución del ingreso, la riqueza y los tiempos, la igualdad de género y la democracia. Estas son las coordenadas sobre las que Podemos ha elaborado su programa económico y que inspiran todas y cada una de las medidas que aparecen en el mismo.

Hay recursos para llevarlo a cabo, los que surgirán de una estructura fiscal más progresiva, de una resuelta lucha contra el fraude, de la reestructuración de la deuda y de la reactivación de la actividad económica. Pero, como siempre, la clave para hacer una política económica que ponga las bases de otra economía está en que en los círculos y, más allá, en todos los rincones de la sociedad, tome la palabra y se movilice una ciudadanía comprometida, exigente, activa y politizada.

Fuente: Podemos

miércoles, 11 de noviembre de 2015

"¿Podemos aprender algo del ejemplo griego?"

 

 

 

Entrevista a Éric Toussaint, invitado por los sindicatos eslovenos en Ljubljana

Mimi Podkrižnik

-¿Creía usted en el proyecto europeo? ¿Todavía cree en él?

-Claramente no. El proyecto europeo se ha transformado en una camisa de fuerza para las poblaciones. No hay más un margen de maniobra que permita a un gobierno elegido democráticamente poner en práctica políticas al servicio del interés general y que al mismo tiempo respeten las normas europeas. Efectivamente, los diferentes tratados y la arquitectura institucional en la que se enmarcan —el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, los gobiernos nacionales y el Banco Central Europeo— articulan un marco tremendamente jerarquizado y coercitivo que deja cada vez menos lugar al ejercicio de la autonomía, en otras palabras a la democracia y a la voz de la ciudadanía. Y hemos tenido un buen ejemplo con Grecia. En enero de 2015, el pueblo griego había llevado al poder a un gobierno con un programa de ruptura con las políticas de austeridad que habían sido un rotundo fracaso. Ese mismo pueblo se reafirmó en su rechazo a las políticas de austeridad en el referéndum del 5 de julio de 2015. Semejante desafío no hizo más que exacerbar la obstinación de las diferentes instituciones europeas en evitar que la voluntad popular se concretara. E incluso, eso se dijo claramente. En sus declaraciones, Jean-Claude Juncker expresó que el referéndum no era pertinente. Según los dirigentes europeos, la vía de las políticas europeas ya está trazada por la Comisión y el eurogrupo, y no existe ninguna posibilidad de salirse o desviarse de la misma.

-¿Por qué pasa eso? ¿Realmente estamos dentro de un círculo vicioso?

-La propia construcción de Europa, es decir la adhesión a los tratados y la propia concepción del funcionamiento de las instituciones, lleva a restringir al mínimo el funcionamiento democrático. Por otro lado, las grandes empresas privadas ejercen un lobby extremadamente poderoso sobre la Comisión y el Parlamento, incitándolos a que tomen decisiones que favorezcan los intereses particulares de dichas empresas. A la cabeza del BCE está Mario Draghi, quien era uno de los estrategas de Goldman Sachs para toda Europa. Es una situación emblemática en la que las grandes empresas privadas europeas consiguen colocar en posiciones de poder a personas que salen de su medio, o tienen jefes de Estado y altos funcionarios para que adopten medidas que priman sus intereses. Un sistema semejante se acerca mucho a un sistema oligárquico, en el que algunos pocos imponen sus decisiones y definen políticas al servicio de una pequeña minoría.

-La izquierda también cayó en la trampa. Vemos lo que pasa en Francia con la izquierda tradicional, con los socialistas de François Hollande, o bien en Grecia con la izquierda radical o con la nueva izquierda de Alexis Tsipras.

-Hago una distinción entre la izquierda tradicional y la izquierda radical, puesto que está claro que no se puede hablar de izquierda para el caso de François Hollande, Tony Blair, o Jeroen Dijsselbloem. Este último es miembro del partido socialista holandés, lo que no le impidió ser uno de los más activos en poner obstáculos en el camino del gobierno griego salido de las elecciones del 25 de enero de 2015. Se puede colocar ese tipo de partido socialista del lado de las fuerzas conservadoras. Podemos llamarlos «neoliberales» o «socioliberales». En esos partidos, existe siempre un ala izquierda que trata de expresarse: en el partido laborista inglés se eligió a Jeremy Corbyn en contra de la opinión de Tony Blair o de Gordon Brown. Pero, ¿qué margen de maniobra tendrá Jeremy Corbyn? Prestemos atención a lo que pasará con el partido laborista. En cualquier caso, Corbyn indicó claramente que si llega a ser primer ministro, el Reino Unido volverá al estado anterior a Thatcher y Blair. Habla de renacionalizar los ferrocarriles, y por lo tanto va más lejos que lo que Tsipras anunciaba en enero de 2015... François Hollande, los socialistas holandeses, los socialistas alemanes, todo ellos votaron a favor de todos los tratados europeos junto al otro gran grupo parlamentario de derecha, el partido popular. La conclusión es clara: esos socialistas son los artífices de todo a lo que nos enfrentamos en este momento. Un movimiento como el de Alexis Tsipras o Podemos en España, y otras iniciativas parecidas, no han tenido ninguna participación en la construcción de este entramado.

-Todavía no...

-No están en los lugares de poder en la Unión Europea. ¿Por qué cayeron en la lógica que prevaleció en Grecia? Porque tenían la ilusión de que las estructuras de poder europeo les concederían un margen de maniobra. Pensaban realmente que el fracaso de las políticas aplicadas en Grecia era evidente, ya que está reconocido por economistas muy serios...

-... por premios Nobel...

-Sí, pensaban que a cambio de su sentido de la responsabilidad, los dirigentes europeos y los de los gobiernos nacionales les iban a decir: de acuerdo, los dejamos llevar a cabo su experiencia, reducir radicalmente las medidas de austeridad y tratar de relanzar un poco la actividad económica de Grecia. Y se equivocaron. El cálculo había sido completamente erróneo. Para los dirigentes europeos es fundamental mostrar a todos los países de Europa que no hay ninguna posibilidad de abandonar el camino de la austeridad y que no es posible frenar las privatizaciones. Para esos dirigentes europeos, ya sean Matteo Renzi o François Hollande, Wolfang Schäuble o Jeroen Dijsselbloem, es esencial impedir el éxito de la experiencia de Syriza en Grecia. Y entre los más furiosamente decididos a hacer fracasar a Tsipras estaban, por supuesto, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y el primer ministro portugués, Passos Coelho. Puesto que se decían: si Tsipras tiene éxito, Podemos llegará al poder, antes o después, en España. Y pasaría lo mismo en Portugal. Ningún gobierno de los otros 27 países de UE dio la más mínima posibilidad al gobierno griego, ni tampoco las instituciones europeas. Pensamos que Tsipras creía que tendría el apoyo tanto de Matteo Renzi como de François Hollande, ya que también desean tener un poco más de margen de déficit. Pero no fue así.

-De acuerdo con las encuestas de opinión pública, el daño causado a Syriza afectó a Podemos. La popularidad de este último cayó del 20 % al 14 %...

-El objetivo de los dirigentes europeos es que el pueblo español no vote a Podemos y que Podemos abandone la voluntad de cambiar realmente las cosas, mostrándoles cómo Tsipras aceptó la capitulación. «Porque aunque podéis tener la posibilidad de llegar a ser miembros de un gobierno, siempre tendréis que aceptar las reglas.»

-Usted hace la distinción en Europa entre países del centro y países periféricos. Eslovenia forma parte de la periferia, evidentemente, como Grecia y Portugal. Cuando se habla de estos países, podemos percibir un discurso totalmente diferente. Se trata a Portugal de buen alumno, con respecto a su programa y a su rescate por parte de laTroika, mientras que se fustiga a Grecia.

-Como se habla de buen alumno con respecto a Irlanda. Pero la situación real es tremendamente mala tanto para Portugal como para Irlanda o España. Hay una apariencia de éxito desde el punto de vista de los criterios de los dirigentes europeos, porque estos tres países lograron reembolsar la deuda sin pedir una reducción de la misma. Pero todo eso está estrictamente ligado a los tipos de interés que, en forma provisoria, son muy bajos. Todos los países europeos, incluso Eslovenia, refinancian su deuda pública a un coste muy bajo, por el momento, pero no hay ninguna garantía de que esa situación continúe. Tanto en Portugal como en España, la tasa de crecimiento es muy baja o se estanca, la tasa de desempleo es extremadamente alta, la situación de los bancos portugueses, irlandeses, españoles es muy mala también, y será necesario continuar con la recapitalización. El año pasado, uno de los principales bancos portugueses, el Espirito Santo quebró. De hecho, los grandes medios y el gobierno europeo conceden su aprobación a algunos gobiernos porque hay que insistir en que los griegos son malos alumnos y por eso les va tan mal. Los otros, los que aplican bien las reformas, salen bien parados. Pero todo eso es mistificación. El balance real es muy diferente.

-Se entra en la psicología…

-En Eslovenia, están en una situación un poco surrealista. Si no me equivoco, la mayoría de la población eslovena, el gobierno esloveno y los grandes medios consideran que están tan cerca del centro de las grandes potencias —especialmente Alemania y Austria— que saldrán a flote. Que están en la periferia pero ya con un pie en el centro. Y algunos piensan incluso que ya están en el centro. Pero veremos si esto dura. La deuda pública de Eslovenia explotó debido al rescate de los bancos y eso no va a mejorar a corto plazo. El propio país no está exento de dificultades en los próximos dos o tres años. Y sobre todo, la gran diferencia entre Eslovenia frente a Alemania y Austria es que ustedes no están en el centro del poder europeo. Es en Berlín, París, Londres y en menor medida Bruselas y Ámsterdam donde se ejerce la influencia en la política de los dirigentes europeos, no en Ljubljana.

-¿Cuál es su opinión con respecto al papel de los medios de comunicación? Se escribe en forma diferente sobre Portugal o Grecia. Hay mucha manipulación, y también emoción. Nos perdemos en el estilo y olvidamos el fondo, por ejemplo en el estilo Varoufakis. Se preocupan por la posible «peineta», incluso por su ropa.

-Está claro que se estigmatiza a Grecia y a la población griega. Los comentaristas que deberían ser serios han dicho que en Grecia no se recaudan impuestos desde hace siglos y que eso es una herencia del imperio otomano. Por supuesto, es evidente que hay evasión fiscal en Grecia.

-… y corrupción. No olvidemos que estamos en los Balcanes…

-En toda Europa hay corrupción. En todos lados. En la FIFA, en todos los organismos… Pero quieren hacer creer que está limitado a algunos países. Para esconder la gran corrupción se pone el acento en un pequeño país, al que se estigmatiza. Lo que la opinión pública eslovena no sabe es que un ministro de defensa griego, que por cierto proviene del PASOK [Akis Tsohatzopoulos], fue condenado en 2013 a 20 años de cárcel por corrupción. Y está en prisión con otros cinco miembros de su familia. Pero nadie habla de eso. ¿Cuántos ex ministros europeos están en la cárcel? Creo que algunos ministros o ex ministros eslovenos podrían estar en la cárcel, sin embargo no lo están... no fueron condenados. En Grecia, hay procesos por corrupción y condenas: hay un proceso en curso contra 69 griegos implicados en un gran escándalo de corrupción con la empresa multinacional Siemens.

Por supuesto que Grecia tiene graves problemas de corrupción y de evasión de impuestos, pero ese problema está ampliamente extendido en toda Europa, donde las grandes empresas y la parte más rica de la población europea consiguen que se les concedan regalos fiscales. Por lo que los Estados han de paliar esa disminución en la recaudación con el endeudamiento. A eso se agrega la evasión fiscal, y como ejemplo el caso del banco HSBC, o el caso Luxleaks, que implica directamente a Juncker. No olvidemos que Draghi estaba directamente involucrado en el escándalo del maquillaje de cuentas públicas griegas en 2001 y 2002… Tenemos un gran problema tanto en Europa como en Estados Unidos: la existencia de grandes empresas, especialmente bancos enormes que, sistemáticamente, son hallados culpables de fraudes o de corrupciones. La UE solo toma medidas demasiado flojas a este respecto.

-Nadie se siente responsable ni culpable.

-Las instituciones europeas, la Comisión Europea, los gobiernos de los principales Estados podrían tomar fuertes medidas para impedir la evasión fiscal, que es masiva y que conlleva, sobre todo, perjuicios económicos a los más vulnerables. Los ricos de los países de la periferia europea colocan su dinero en los países más seguros, en Luxemburgo, Alemania, Austria, Bélgica, la City de Londres. Los responsables europeos tienen todos los medios para tomar esas medidas pero no tienen interés en hacerlo.

-¿Será posible que, algún día, uno de ellos llegue a ser juzgado?

-No soy optimista, sobre todo no a corto plazo. No creo que esos personajes sean juzgados, ni condenados, aunque su comportamiento bien lo merece. Lo que podría ser positivo es que sacáramos lecciones de lo que pasó en Grecia y que las nuevas fuerzas democráticas y progresistas comprendan que deben ser más firmes, mucho más de lo que no ha sido Tsipras, y estar dispuestos, como gobiernos democráticamente elegidos, a desobedecer las órdenes de la Comisión Europea y del BCE, si, como vimos en el caso de Grecia, se aplican medidas injustas para las economías de sus países.

-La ola de indignación dura ya cierto tiempo. Stéphane Hessel llamó a indignarse hace ya varios años. Se vio nacer al movimiento de los indignados en España y a la formación Podemos, pero todavía no se llegó a nada. Nos sentimos un poco en punto muerto.

-Las formaciones son propulsadas por una parte de la población que quiere respuestas radicales. Es por ello por lo que Jeremy Corbyn, que no tenía ninguna influencia institucional salvo la de los sindicatos, ganó en el partido laborista, y por lo mismo, Bernie Sanders en Estados Unidos, que cuenta con muy pocos medios, encuentra un gran respaldo en la base del partido demócrata a pesar de ser percibido como un socialista radical. Hace 20 años, los que tenían el viento a favor eran Tony Blair y Gordon Brown, Clinton o Barack Obama… Ahora son Sanders, Corbyn, Podemos. ¿Por qué? Porque esto corresponde a la voluntad de una parte de la población que llegó a la conclusión de que son necesarias políticas que traten los males de raíz. En algunos casos, las nuevas formaciones políticas, como Syriza o Podemos, son a veces demasiado moderadas. Aunque digan que se necesitan soluciones radicales, y por ello recogen un gran apoyo popular, tienen miedo de llevarlas a la práctica. Necesitamos un gobierno progresista que no tenga miedo a desobedecer. La intención de Stéphane Hessel era decir a la gente: si los que tiene el poder aplican políticas fundamentalmente injustas, existe el deber de rebelión, de revuelta, de desobediencia. Es importante que estas palabras provengan de alguien que resistió al nazismo, porque es justamente esa gente la que resistió en Francia, oponiéndose al régimen de Vichy, a la policía francesa y no solamente a los nazis. Había que tener mucho coraje para luchar contra la policía y el gobierno colaboracionista de tu propio país. Ahora, por supuesto, no estamos en la misma situación. La Alemania de Angela Merkel y de Wolfang Schäuble no es la Alemania nazi. Hay una enorme diferencia, pero, indudablemente, en el contexto actual, no hay suficiente espacio para ejercer los derechos democráticos, y por lo tanto debemos estar listos para desobedecer y rebelarnos. Espero que todas las fuerzas políticas lo comprendan, si no iremos de decepción en decepción. El riesgo que corremos es que llegue la extrema derecha…

-…Marine Le Pen en Francia…

-O Viktor Orban en Hungría. El gran riesgo es que esta extrema derecha termine por encontrar figuras carismáticas, y que con una desobediencia violenta, dirigida contra los migrantes, pueda aparecer como una alternativa creíble para las poblaciones. Existe un peligro real en Europa. No es inmediato, no para dentro de un año o dos, pero el peligro está ahí.

-¿Cuál es su opinión con respecto al papel de los sindicatos? Vemos que en el sector privado se cierran muchas fábricas. La clase obrera está por desaparecer.

-Es un poco exagerado, pero es evidente que existe un debilitamiento estructural de los grandes sectores de asalariados. La concentración de trabajadores con salario se reduce ciertamente en algunos países o incluso en regiones enteras de Europa. El movimiento sindical perdió fuerza en una serie de países.

-El sindicalismo se pierde, al menos en Eslovenia, en cierta nostalgia, pero, también hay que decirlo, en la demagogia. El mundo está en plena mutación, y, por lo tanto, es necesario que los sindicatos sigan también esa dinámica.

-Espero mucho de la capacidad del movimiento sindical en la redefinición de una doctrina coherente en el nuevo contexto. Uno de los grandes problemas de Europa es que tenemos una Confederación Europea de Sindicatos (CES) con, si no me equivoco, 60 millones de adherentes. Pero esta Confederación sostuvo todos los tratados europeos, excepto el último, al cual criticó: el tratado de estabilidad, coordinación y gobernanza, el TECG o pacto presupuestario. La CES se opuso al mismo pero de manera extremadamente floja, sin movilizaciones. A pesar de esta reducción de la gran concentración industrial, todavía se tiene—con una CES que reúne a casi todos los sindicatos— un poder potencial bien considerable, pero solo es potencial. En la práctica, la CES dejó hacer de todo, creyendo que la Unión Europea le permitiría, como dirección sindical, vivir tranquilamente en un supuesto diálogo social. En realidad, los dirigentes europeos no tenían otro objetivo que el de precarizar el trabajo y replantear las convenciones colectivas. La CES entendió demasiado tarde lo que estaba pasando y fue incapaz de reaccionar, porque no existía, ni existe, un funcionamiento democrático en esa enorme superestructura y también, y sobre todo, un rechazo por parte de su dirección y de ciertos grandes sindicatos, que son miembros de la CES, a enfrentarse con los partidarios de esas políticas de agresión social.

-¿Cuál es el papel de las empresas armamentistas, dada la crisis de la deuda pública así como la crisis migratoria?

-Las industrias armamentistas tienen, sin duda alguna, un papel importante: en el caso griego, los proveedores de armas a Grecia son principalmente industrias alemanas, francesas y estadounidenses. Y son responsables de la corrupción. Acabo de hablar de la condena de un ministro griego. Es evidente que la corrupción provino de empresas como Rheinmetall de Alemania, Thales de Francia y Lockheed Martin de Estados Unidos. Hay casos muy precisos y bien conocidos en los que se sabe de sobornos con montos considerables para corromper a dirigentes políticos. Y eso significa centenas de millones de euros. Se nota la preocupación de una serie de países europeos en desarrollar su industria armamentista —especialmente Polonia, que acaba de celebrar una gran feria internacional del armamento—. El importante flujo de refugiados que proviene de Siria es producto de la política de Europa y Estados Unidos con respecto a Oriente Medio. Pienso que la intervención militar en Irak, en 2003, desestabilizó la región sin aportar realmente la democracia, y también la intervención en Libia y finalmente la política llevada a cabo respecto a Siria. Todo eso generó el refuerzo de Al-Qaeda en Libia y en la zona próxima a Sudán y a Malí, favoreciendo la creación del Daesh. Tenemos proveedores de armas que aprovisionan a las diferentes partes en conflicto y mantienen las guerras. Como en otros momentos de la historia, hay, efectivamente, una relación entre la estrategia seguida por los proveedores de armas y el tipo de políticas llevadas a cabo para resolver los problemas en diferentes regiones del mundo. Tales políticas no corresponden al interés de los pueblos, puesto que uno de sus efectos más trágicos es lanzar a las carreteras a centenas de millares de personas, especialmente niños y viejos, que todo lo que pueden hacer es pedir asilo a Estados que rechazan acogerlos o lo hacen a regañadientes.

-Recientemente, la editorial eslovena CF publicó en el libro sobre la deuda pública Quien debe a quien? una fotografía de soldados alemanes izando la bandera nazi en la Acrópolis de Atenas en 1941. ¿A usted qué le parece?

-La editorial ha querido lanzar un mensaje muy fuerte. Su interés fue hacer reflexionar, puesto que no debemos olvidar la historia europea. No hace tanto tiempo, las tropas de Mussolini, seguidas por las nazis, ocupaban Grecia. Y Grecia fue uno de los países europeos más martirizados, atacados y destruidos, junto a la Unión Soviética, Polonia y en parte también Yugoslavia. Grecia tiene siempre todo el derecho de pedir reparaciones de guerra a Alemania. Y la respaldo en esa tesitura. Esa foto debería hacer reflexionar. No es una caricatura, no se puso un casco sobre la cabeza de Wolfang Schäuble o de Angela Merkel. Esa foto no quiere decir que Angela Merkel se comporte como los nazis, pero debe ser considerada como un recordatorio de nuestra historia

-Creo que se debería cambiar de retórica en los medios de comunicación y no hablar más del cuarto reich, por ejemplo. Demasiados recuerdos impiden alcanzar nuestros objetivos; vale más apaciguar el discurso. .

-Es evidente que no estamos en una situación de dominación total, ciertamente no en una dominación militar, por parte de Alemania sobre el resto de Europa. Por el contrario, muchos gobernantes nacionales están muy contentos de que Angela Merkel y Wolfang Schäuble aparezcan como los malos y los más duros. Eso les arregla algo a Matteo Renzi o a François Hollande al poder decir: «son ellos los que nos impiden hacer concesiones.»

El problema actual en Europa no es solo Alemania, es la arquitectura europea. Para cambiar todo, eso se hace evidente: si se quiere realmente una Europa democrática será necesario derogar una serie de tratados europeos. Habría que iniciar lo más rápidamente posible un proceso constituyente en el nivel europeo, un proceso democrático, que se traduzca en la elección de una asamblea constituyente europea de los diferentes pueblos de Europa. En cada país de la Unión Europea también deberían ser lanzados unos procesos nacionales con el fin de colaborar colectiva y democráticamente a un nuevo proyecto para Europa. Nos podríamos inspirar en la experiencia de Francia en el siglo XVIII en el que las poblaciones de todas las regiones del país habían redactado los «cahiers de doléances», documentos donde expresaban sus sentimientos, sus esperanzas, sus exigencias… Ya es tiempo de hacer un balance de la construcción europea de los últimos sesenta años y digamos: ahora retomamos esta construcción y la volvemos realmente democrática con la participación de los pueblos. Creo que hay una serie de tratados europeos que no nos lo permiten. Por lo tanto, será necesaria una gran conmoción en Europa, un gran movimiento europeo que permita terminar en un cambio de tal envergadura. Y ¿cuándo tendrá lugar? Comenzará con algunos países que desobedezcan, con otros que querrán salir de la zona euro. Europa entrará en una crisis mucho más grave que la actual, aunque puede que tarde de diez años o veinte. El proceso será lento y largo. La salida del antiguo régimen del absolutismo real fue el fruto de una larga lucha.

-¿Será posible de hacerlo pacíficamente, dada la historia y la crisis?

-Creo que la fuerza de las estructuras autoritarias europeas se apoya en la sumisión y la docilidad de los pueblos, así como de sus representantes políticos. Su fuerza está en nuestra obediencia resignada. A partir del momento en el que la indignación se vuelva masiva y se transforme en movilización, Europa se verá forzada a cambiar y eso no implica ejercer la violencia. Tiene que ser posible hacerlo con firmeza y determinación pero sin violencia.

-¿Es correcto hablar del 1 % de ricos contra el 99 % de pobres?

-Sí, está bien. Es muy esquemático, por supuesto, pero corresponde a la realidad. Estudié este problema y los trabajos de Thomas Piketty lo pusieron bajo los focos. El uno por ciento más rico en Estados Unidos posee el 50 % de patrimonio nacional. Si se agrega un nueve por ciento, no se obtiene mucho más… Hablar del uno por ciento permite decir que se pueden diseñar medidas para un sector minoritario de la sociedad y que no hay necesidad de tocar la clase media. Se ha llegado a tal nivel de concentración de la riqueza que la fórmula del 1 % es mucho más justa que hace 30 años. Hace 30 años había que hablar del 10 %.

-¿Pero en comparación con el período de antes de la Primera Guerra Mundial o de después? ¿Era la misma situación?

-Se ha vuelto, con respecto al nivel de concentración de la riqueza, a la situación de hace 100 años. Y es lo que muestra Piketty.

Fuente en esloveno: http://www.delo.si/sobotna/se-bomo-...

Delo es el principal diario esloveno.

La traducción del esloveno al francés fue realizada por Mimi Podkrižnik. La versión francesa fue revisada por Patrick Saurin, Damien Millet y Éric Toussaint

Traducción al castellano Griselda Piñero y Raúl Quiroz

miércoles, 14 de octubre de 2015

INQUIETUD EN BRASIL





El Movimiento de los Sin Tierra (MST) y la coyuntura política brasilera

François Houtart
Rebelión


La crisis económica mundial que afecta el Brasil tiene graves consecuencias políticas. Recortes en programas de infraestructura y sociales están al orden del día. Empezó una privatización de la educación. Estados que fueron, en el pasado; vitrinas del PT, como el Rio Grande do Sul (ahora gobernado por el PMDB, un partido de centro-derecha aliado en el plan federal con el PT) y el Paraná (con un gobernador del PSDP, partido social-demócrata de F.H. Cardoso), adoptan medidas neoliberales en dominios económicos y sociales. La popularidad de la presidente Dílma ha caído debajo de los 10 %.
Entre el 21 y el 25 de Septiembre, el MST organizó en Brasilia, el segundo encuentro nacional de los Educadores y Educadoras de la Reforma agraria. Se trata de profesores de todo nivel, desde la alfabetización y la escuela primaria, hasta la universidad, que se dedican a la educación en los asentamientos del MST y de otros movimientos rurales. Los programas son apoyados por el Estado y varios convenios han sido firmados con universidades principalmente estatales. Desde el principio de esta iniciativa en 1998, decenas de miles de alumnos han pasado por este sistema de educación.
La dimensión política del momento fue bien presente en este encuentro. Dos ministros asistieron a la sesión de inauguración; el de Educación y el de Desarrollo Rural. Este último, del Partido del Trabajo (PT), antiguo Ministro de Bienestar social y responsable de los programas de lucha contra la pobreza (bolsa familiar entre otros) está supuestamente hacer el contrapeso con la Ministra de Agricultura, proveniente de los “ruralistas” o grandes propietarios, pero su presupuesto representa una mínima parte de este ministerio..
En su intervención, João Pedro Stedile, fundador del Movimiento, habló claramente de la coyuntura socio-política: se debe luchar contra las políticas neoliberales, porque ellas son una estrategia de clases. De verdad la situación es confusa, porque en el Brasil actual, ninguna clase social tiene una hegemonía, lo que desemboca en alianzas políticas dudosas y proyectos contradictorios.
Según él la crisis actual del país es triple. La primera es de orden económico y tiene su origen en el sistema capitalista mundial, que acentuó durante los últimos 15 años, la dependencia de la economía brasileña: reprimerización y relativa des-industrialización. El Brasil no crece más. La burguesía productiva se orienta hacia la especulación financiera. En poco tiempo, más de 200 mil millones de dólares han quitado el país. Las empresas transnacionales reinvierten al exterior.
La segunda es la crisis urbana, con varios aspectos: el transporte caro y de mala calidad, la vivienda, la educación superior que absorbe solamente el 15 % de los egresados del nivel secundario. Otro orador del encuentro señalo que cada año, 40.000 personas son asesinadas, la mayoría jóvenes, pobres, negros y que se cuentan unos 50 000 desaparecidos. Se debe recordar también que todavía Brasil queda una sociedad de desigualdades extremas. Los ricos viven en otro mundo. Es el segundo país del mundo en número de helicópteros privados, después de los Estados Unidos.
La tercera es política. El sistema electoral significa el secuestro de la voluntad popular y permite una sobre-representación de los terratenientes. La corrupción afectó los partidos de Gobierno, el PT, pero aún más, el PMDB (Partido Movimiento Democrático del Brasil), de centro-derecha, en alianza con el Partido del Trabajo y que tiene la vice-presidencia y la dirección del senado. Se explica así, en gran parte, la pérdida de credibilidad de la presidenta que cayó hasta el 7 %.
João Pedro Stedile concluyó que el pueblo debe reconstruir su espacio, ahora en la calle, más que por la política institucional. Ya, en su congreso de 2014, el MST había anunciado la reanudación de las ocupaciones de tierras y en algunos meses centenares de acciones han tenido lugar, una sobre las tierras de un ministro del gobierno. Felizmente, no hubo incidentes de gravedad. Stedile añadió también que frente a la supresión de las escuelas rurales por millares, cada escuela cerrada significará la ocupación de una sede municipal (prefeitura). Pidió la solidaridad con los obreros del petróleo que están en huelga, no para un aumento salarial, sino para defender la parte de la renta petrolera destinada a la educación. Finalmente él recordó que la Reforma Agraria Popula es el objetivo fundamental del Movimiento, frente a la concentración de las tierras para el monocultivo y que la agro-ecología era su principio de base.
Al mismo tiempo, un artículo de Marcelo Carcanholo, presidente de la Asociación Latino-americana de Economía Política y de Pensamiento Crítico, era publicado en la revista (on line) Izquierda y titulado: “¿Por qué el gobierno de Dílma no es de izquierda? - La economía política de los gobiernos del PT”. (Izquierda, 57, Septiembre 2015, 41-45).
Según este analista, Lula no cambió la lógica económica de su predecesor, para no perder la credibilidad de los mercados y aún amplió ciertas reformas estructurales a favor de ellos. Él aprovechó de la coyuntura internacional favorable para una elevación de las tasas de crecimiento sin presiones inflacionistas y para desarrollar políticas sociales compensatorias. Eso fue el periodo 2002-2007.
El resultado fue lo que ya fue citado: reprimerización y desindustrialización relativa, es decir una gran vulnerabilidad frente al exterior. El receso de la coyuntura provocó efectos inmediatos. Para responder a la crisis de 2007-2008, se decretó una exoneración tributaria, una expansión del crédito y se protegieron mercados garantizados, esto en conjunto ha significado una tímida política anti cíclica en un océano liberal. A medio plazo eso acentuó el déficit fiscal, provocó el endeudamiento de las familias y estrenó un ajuste ortodoxo.
Al contrario, una política de izquierda habría terminado con las estructuras neoliberales, reduciendo la vulnerabilidad estructural exterior; promoviendo una modificación en la concentración de la renta; una ampliación del mercado interno y una expansión de la integración regional más allá que los acuerdos comerciales. Habría significado también políticas sociales y públicas que transcienden las medidas compensatorias, que finalmente deriven de la ampliación de las reformas neoliberales..
La conclusión del autor es que Dilma no es de izquierda, porque su propuesta política nunca fue de izquierda, y porque la alianza política y de clases del PT no fueron diferentes. Si ciertos intelectuales pueden pensar que esta posición es demasiado radical, la experiencia del MST en el terreno tiende a confirmar su pertinencia


martes, 13 de octubre de 2015

La pantomima del TTYP

Adam Hersh
        Joseph Stiglitz                                     Adam Hersh


Joseph Stiglitz Adam Hersh 10/10/2015

Los negociadores y ministros de Estados Unidos y otros 11 países de la cuenca del Pacífico se reúnen en Atlanta en un esfuerzo por ultimar los detalles del nuevo Trans-Pacific Partnership (TPP,
Partenariado Trans-Pacifico), y es necesario un análisis sobrio de su contenido. El mayor acuerdo de comercio e inversión regional de la historia no es lo que parece.

Se ha hablado mucho sobre la importancia del TPP para el “libre comercio”. En realidad se trata de un acuerdo para gestionar las relaciones comerciales y las inversiones de sus miembros. Y hacerlo en nombre de los grupos de presión empresariales más poderosos de cada país. No nos equivoquemos: es evidente por la naturaleza de las principales cuestiones pendientes, sobre las que
los negociadores siguen regateando, que el TPP no tiene que ver con el "libre" comercio.
Nueva Zelanda ha amenazado con retirarse del acuerdo por la manera en que Canadá y los EE.UU. controlan el comercio de productos lácteos. Australia no está contenta con la forma en que los EE.UU. y México regulan el comercio de azúcar. Y los EE.UU. no están contentos con la forma en que Japón gestiona el comercio del arroz. Estas industrias están respaldadas por bloques de
votantes importantes en sus respectivos países. Y estos temas representan sólo la punta del iceberg en términos de cómo el TPP impondrá una agenda que en realidad va en contra del libre comercio.

Para empezar, tenga en cuenta los efectos de un acuerdo que amplia los derechos de propiedad intelectual de las grandes compañías farmacéuticas, como hemos conocido gracias a las versiones filtradas del texto de negociación. La investigación económica demuestra claramente que tales derechos de propiedad intelectual no sirven para promover la investigación, en el mejor de los casos.

De hecho, hay pruebas de lo contrario: cuando el Tribunal Supremo invalidó la patente de Myriad
sobre el gen BRCA, se produjo una explosión de innovaciones que se tradujeron en mejores pruebas menos caras. En efecto, las disposiciones del TPP restringirán la competencia abierta y aumentarán los precios para los consumidores en los EE.UU. y en todo el mundo: anatema para el libre comercio.
El TPP regulará el comercio de productos farmacéuticos a través de una serie de cambios de unas reglas aparentemente arcanas sobre temas como "la vinculación de patentes", la "exclusividad de datos", y datos “biométricos". El resultado real es que se permitirá expandir a las empresas farmacéuticas - a veces casi por tiempo indefinido - sus monopolios sobre los medicamentos patentados, excluir a medicamentos genéricos más baratos del mercado, e impedir a competidores
"biosimilares" la introducción de nuevos medicamentos durante años. Así es como el TPP regulará el comercio de la industria farmacéutica, si los EE.UU. se salen con la suya.

Del mismo modo, considere cómo los EE.UU. esperan utilizar el TPP para regular el comercio de la industria del tabaco. Durante décadas, las empresas tabacaleras estadounidenses han utilizado mecanismos de defensa para los inversores extranjeros creados por acuerdos similares al TPP para luchar contra regulaciones destinadas a frenar el flagelo para la salud pública que es el consumo de
tabaco. Bajo estos sistemas de resolución de controversias inversores-Estado (ISDS), los inversores extranjeros adquieren nuevos derechos para demandar a los gobiernos nacionales ante mecanismos de arbitraje privados por reglamentos que consideren una amenaza para la rentabilidad esperada desus inversiones.

Los intereses empresariales internacionales consideran imprescindibles los ISDS para proteger los derechos de propiedad donde no existen el imperio de la ley y tribunales creíbles. Pero este argumento no tiene sentido. Los EE.UU. están exigiendo el mismo mecanismo en un mega-acuerdo similar con la Unión Europea, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), a
pesar de que no hay duda sobre la calidad de los sistemas jurídicos y los tribunales de Europa.
Todo el mundo está de acuerdo, los inversores - cualquiera que sea su domicilio fiscal - merecen ser protegidos contra expropiaciones o regulaciones discriminatorias. Pero los ISDS van mucho más allá: imponen la obligación de compensar a los inversores por las pérdidas de beneficios esperados
y podría ser invocados incluso cuando las reglas no son discriminatorias y los beneficios se obtienen causando daño a la sociedad.

Actualmente Philip Morris International ha llevado a los tribunales a Australia y Uruguay (que no es socio del TPP) por exigir que los cigarrillos lleven etiquetas que adviertan de su peligro para la salud.
Canadá, bajo amenaza de una demanda similar, se echó atrás de introducir una etiqueta de advertencia igualmente eficaz hace unos años.

Dado el velo de secreto que rodea a las negociaciones del TPP, no está claro si el tabaco será excluido parcialmente de los ISDS. De cualquier manera, la cuestión más amplia sigue estando ahí: estas disposiciones hacen que sea difícil a los gobiernos ejercer sus funciones básicas: la protección de la salud y la seguridad de sus ciudadanos, garantizar la estabilidad económica y la protección del
medio ambiente.

Imagínese lo que habría ocurrido si esas disposiciones hubieran estado en vigor cuando se descubrieron los efectos letales del amianto. En lugar de cerrar las fabricas y obligar a los fabricantes a indemnizar a los perjudicados, bajo los ISDS, los gobiernos hubieran tenido que indemnizar a los fabricantes por no matar a sus ciudadanos. Los contribuyentes habrían pagado dos veces: primero por el daño causado a su salud por el amianto, y luego para compensar a los fabricantes por sus ganancias perdidas cuando el gobierno intervino para regular un producto
peligroso.

No debe sorprender a nadie que los acuerdos internacionales de los Estados Unidos regulen, en vez de liberalizar, el comercio. Es lo que sucede cuando el proceso de decisión de las distintas políticas se cierra a las partes interesadas no empresariales; por no hablar de los representantes elegidos
por el pueblo en el Congreso de los EE.UU..


Joseph Stiglitz premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia, fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Bill Clinton y Vicepresidente Adjunto y Economista Jefe del Banco Mundial.
Adam Hersh
economista en el Instituto Roosevelt y profesor visitante en la Universidad de Columbia.

Traducción G. Buster Fuente: https://project-syndicate.org/commentary/transpacific-
partnership-charade-by-joseph-e--stiglitz-and-adam-s--hersh-2015-10
URL de origen (Obtenido en 13/10/2015 - 12:50):
http://www.sinpermiso.info/textos/la-pantomima-del-tpp

jueves, 8 de octubre de 2015

El artífice del milagro español

 


RATO,RAJOY,AZNAR Y GUINDOS

Rato es la crisis. Propició la burbuja inmobiliaria que nos hundió en el agujero en el que nos enterró con la tierra de Bankia mientras se hacía sospechosamente millonario.
 
Se le llenaba la boca a la derecha y lo repitieron tanto que se ha convertido en una frase hecha como que el fútbol son once contra once o que el antiguo rey es muy campechano: “Rodrigo Rato, el artífice del milagro español”. Aún hoy lo dicen aunque con la boquita pequeña, avergonzados por los follones judiciales en los que anda metido, como para intentar distinguir su presunta gestión milagrosa de su presunta corrupción personal. Pero no se pueden separar. El supuesto milagro de Rato consistió en privatizar, regalar y desregular a cambio de los dividendos con los que él mismo empezó a especular. Hacía rico a sus amiguetes a cambio de hacerse rico y así se hincharon la burbuja y sus bolsillos hasta estallar. El artífice del milagro español era un artificiero.
Rato es la crisis. Es origen y fin. Causa y consecuencia. En él está todo y él está en todas. Estaba detrás de la burbuja inmobiliaria que nos hundió en el agujero en el que nos enterró con la tierra de Bankia donde especuló con las cuentas y las tarjetas, mientras se hacía millonario por medios presuntamente corruptos que cada día parecen menos presuntos. No es que se haya corrompido, es que toda su gestión huele a podrido. Cuando era vicepresi y ministro de Aznar ya había colocado a su amigo Francisco González en el BBVA para que le hiciera préstamos millonarios sin más aval que su nombre, Don Rodrigo. Después Rajoy le puso a mandar Cajamadrid y de ahí a Bankia donde acabó de rematar el hundimiento que había urdido.
Todo lo que toca se hunde mientras él sale a flote sobre su portaaviones de sociedades interpuestas y testaferros. Pero todo lo que aflora acaba por cantar y a él le han pillado con todo el equipo. Por ahora ha sido el equipo el único que ha pisado calabozo porque sólo él tiene acceso al despacho del ministro. Su detención fue también presunta y simulada como toda la regeneración del PP que se apresuró a declarar que la justicia es igual para todos. Excusatio non petita, accusatio manifesta. Para que todos pudiéramos ver el circo, se avisó a las cámaras antes que al detenido que salió tan rápido como había entrado. Y de ahí a la calle y al yate a seguir su vida a todo trapo mientras las víctimas de sus milagros se ahogan.
Su milagro era eso, un espejismo que acabó hecho añicos como un espejo que nos ha dejado cortes y cicatrices por todo el cuerpo. El PP niega que Rato tenga nada que ver con ellos aunque todo lo hizo con el carné de Génova en la mano con la que no estaba cobrando y con cargos nombrados por el partido. Si Aznar asoma ahora la patita y el rabo es para que nos olvidemos de que fue él quien lo nombró milagrero. Maniobras de distracción mientras Rajoy se hace el distraído como si no supiéramos que le puso a dirigir Cajamadrid y Bankia junto a otros insignes peperos. Aún estamos esperando a que José Mari y Mariano salgan a pedir disculpas por ambos patinazos pero nos quedaremos sentados.  
Un milagro español sería ver a dos presidentes disculpándose por sus errores y a Rato pagando por ellos. Los primeros deberían pagar en las urnas, el segundo en una cárcel. Puede que entonces volvamos a creer. Pero yo tengo más dudas que Santo Tomás. 

FUENTE: DIARIO.ES





lunes, 20 de julio de 2015

Furia y ruido de enorme significado

Lágrimas por Grecia hoy, mañana por la UE

Paul Craig Roberts

CounterPunch

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

Toda Europa, así como los impasibles estadounidenses y canadienses, han sido puestos en guardia por quienes representan al 1%. El mensaje que implica el fracaso de Syriza es que el sistema de protección social será desmantelado en todo Occidente.

El primer ministro griego Alexis Tsipras ha cedido al 1% el saqueo de los avances logrados por los griegos en materia de protección social después de la Segunda Guerra Mundial del siglo XX. Las jubilaciones y los cuidados de la salud para las personas mayores están en vías de desaparición. El 1% necesita dinero.

Las protegidas islas griegas, los puertos los servicios de agua corriente, los aeropuertos, todo el conjunto del patrimonio nacional debe ser vendido al 1%. Evidentemente a precio vil, pero las tarifas del agua que llegarán inmediatamente después no podrán discutirse

Se trata de la tercera etapa de la austeridad impuesta a Grecia, austeridad que necesita la complicidad del propio Gobierno griegos. Los acuerdos de austeridad sirven de pantalla para ocultar el saqueo del pueblo griego, que será literalmente desposeído de todo. El FMI es uno de los miembros de la troika que impone esa austeridad, aunque los mismos economistas del FMI hayan dicho que las medidas de austeridad han demostrado hallarse equivocadas. Fue la austeridad la que provocó la ruina griega. Y sin embargo el endeudamiento de Grecia aumentó como un pesado fardo. Cada nueva medida de austeridad vuelve a la deuda cada vez menos reembolsable.

Pero cuando el 1% saquea, los hechos no interesan. La austeridad que es la base del saqueo ha continuado, aunque los economistas del FMI no puedan justificarla.

La democracia griega se ha mostrado impotente. El saqueo continúa pese a que el pueblo griego lo rechazó mediante su voto de hace una semana. Por lo tanto queda en evidencia que Alexis Tsipras es un primer ministro elegido que no representa al pueblo griego sino al 1%.

El suspiro de alivio del 1% se oyó en todo el planeta. El último partido europeo de izquierda, o que se cree de izquierda, ha sido llamado al orden. Igual que el Partido Laborista británico, el Partido Socialista francés y todos los demás.

Sin ideología que la sostenga, la izquierda europea ha muerto igual que el partido demócrata de Estados Unidos. Con la muerte de esos partidos políticos el pueblo ya no tiene voz. Un gobierno en el que el pueblo no puede hacer escuchar su voz ya no es una democracia. Esto se ve claramente en Grecia. Una semana después de que el pueblo se expresara en un referendo de manera contundente, su Gobierno lo ignora y pacta con el 1%.

El Partido Demócrata estadounidense murió a causa de la deslocalización de los empleos, que destruyó la base financiera del partido, que se apoyaba en los sindicatos y las fábricas. La izquierda europea murió junto a la Unión Soviética.

La Unión soviética era el símbolo de la existencia de una alternativa socialista al capitalismo. El hundimiento soviético y el “Fin de la Historia” privaron a la izquierda de un programa económico y le dejaron, al menos en Estados Unidos, ocuparse de los temas sociales como el aborto, el matrimonio homosexual, la igualdad de género y el racismo, quitándole el tradicional apoyo de la izquierda, la clase obrera. Desapareció la lucha de clases convirtiéndose en una guerra entre heterosexuales y homosexuales, blancos y negros, hombres y mujeres.

Hoy que los pueblos occidentales se enfrentan a una nueva servidumbre y que el mundo corre el riesgo de una guerra nuclear debido a la pretensión de los neoconservadores de creerse el pueblo elegido por la historia para ejercer la hegemonía mundial, la izquierda estadounidense se ocupa en odiar la bandera de la Confederación.

La caída del último partido europeo de izquierda, Syriza, significa que a menos que otros partidos más decididos emerjan en Portugal, España e Italia, la posta será tomada por los partidos de extrema derecha, como el Partido de la Independencia del Reino Unido de Nigel Farage, el Frente Nacional de Marina Le Pen y otros partidos que defienden el nacionalismo contra la extinción nacional en la Unión europea.

Syriza no podía triunfar una vez que fracasó en la nacionalización de los bancos griegos en respuesta a la decisión de la UE de declarar su quiebra. El % griego tiene los bancos y los medios y el ejército griego no da ninguna muestra de pensar en aliarse al pueblo. Lo que estamos viendo es la imposibilidad de lograr un cambio pacífico como lo explicaron Karl Marx y Lenin.

Las revoluciones o las reformas fundamentales son contrariadas o revocadas por el 1% sobreviviente. Marx contrariado por el fracaso de las revoluciones de 1848 e imbuido por su concepción materialista de la historia, llegó a la conclusión de que, igual que Lenin, Mao y Pol Pot, dejar vivos a los miembros del antiguo orden significaba la contrarrevolución y el regreso de los pueblos a la servidumbre. En América Latina todo gobierno reformista corre el riesgo de ser depuesto por los intereses económicos estadounidenses de común acuerdo con las élites españolas. Estamos viendo que este proceso se pone de manifiesto en Venezuela y en Ecuador. Debidamente imbuidos, Lenin y Mao eliminaron el antiguo orden. El holocausto de clase fue a menudo mayor que todo lo que padecieron los judíos con el holocausto racista nazi. Pero para eso no se ha erigido un memorial.

Los occidentales no han llegado a comprender hasta hoy por qué Pol Pot vació las zonas urbanas. Occidente rechaza a Pol Pot considerándolo un psicópata y un asesino masivo, un caso psiquiátrico, pero Pol Pot actuó partiendo de la suposición de que si permitía quedarse a los representantes del antiguo orden, su revolución sería echada abajo.

El conservador inglés Edmund Borke decía que la vía del progreso pasaba por la reforma, no por la revolución. La élite inglesa, aunque arrastrando los pies, aceptó las reformas para evitar la revolución, justificando a Burke. Pero hoy, con la izquierda totalmente vencida, no es de esperar que el 1% acepte las reformas. La única opción es someterse a su poder.

Grecia no es más que el comienzo. Los griegos arrojados de su país por el derrumbe de su economía, la desaparición de su sistema de seguridad social y con una tasa de desempleo extraordinariamente elevada van a contagiar su pobreza a otros países de la UE. Los miembros de la UE no están vinculados a fronteras nacionales y pueden migrar libremente. El cierre del sistema de ayudas de Grecia llevará a sus habitantes a buscar los sistemas de ayuda de otros países de la UE, que serán eliminados a su vez por la privatizaciones del 1%.

El aniquilamiento (de los bienes comunes) del siglo XXI ha comenzado

Paul Craig Roberts es el redactor jefe del Wall Street Journal y secretario adjunto del secretario del Tesoro de EE.UU. Es autor de How the Economy Was Lost: The Lost Economy/ War of the Worlds, publicado por CounterPunch / AK Press. ISBN 978-1-84935-007-5. Su último libro esEconomies in Collapse: The Failure of Globalism, publicado en Europa, junio 2012. Su sitio en Internet: http://www.paulcraigroberts.org

Artículo original en inglés: http://www.counterpunch.org/2015/07/15/greece-sound-and-fury-signifying-much/

Fuente: http://lesakerfrancophone.net/grece-du-bruit-et-de-la-fureur-qui-signifient-beaucoup/

miércoles, 1 de julio de 2015

UN GOLPE SIN TANQUES



 En el país heleno hemos contemplado un golpe de Estado económico y aquí en España sufrimos un golpe de Estado laboral

OLGA RODRÍGUEZ
30/06/2015 - 21:22h

Ya no se necesitan tanques ni despliegues militares para llevar a cabo imposiciones en contra de los intereses de la ciudadanía. Ejemplo de ello es el golpe de Estado económico que el poder financiero ha declarado a Grecia: ante el anuncio de un referéndum democrático, la respuesta son amenazas y la insistencia en más asfixia económica.
En vez de gravar a las rentas más altas, la Troika insiste en imponer el aumento del IVA en alimentos básicos, en bajar las pensiones, en recortar salarios. El Eurogrupo actúa como un maltratador: quiere a Grecia en su órbita, pero sin capacidad de maniobra, controlada, subyugada, golpeada.
De ahí, las contradicciones. Se exige a Grecia que actúe contra sí misma, se impone al Gobierno griego medidas que supondrían más recortes y sacrificios para el pueblo griego, pero a su vez surge el temor cuando se dan cuenta de que, ante eso, Grecia no solo reivindica su soberanía, sino que podría terminar acercándose más a otras órbitas: las de los BRICS, la de Rusia.
Eso explica la reacción de Estados Unidos de este pasado fin de semana, pidiendo a los actores europeos que mantengan la negociación que permita a Grecia “volver al crecimiento y la sostenibilidad de la deuda dentro de la Eurozona”, aunque eso implique “una posible quita” de la deuda.
Así lo contempla, por ejemplo, el analista económico senior del diario estadounidense The New York Times, Neil Irwin, quien menciona el riesgo de que Grecia se vea empujada hacia Rusia en términos geopolíticos y de que el euro y la Unión Europea terminen siendo más frágiles de lo que a sus líderes les gustaría.
En las últimas semanas Grecia ha intensificado sus contactos con el Gobierno ruso para tratar de configurar una alianza más estrecha. Y de hecho ambos países acaban de firmar un memorandum de entendimiento para crear una compañía participada por ambas partes que se encargaría de construir el gasoducto Turkish Stream a su paso por territorio griego, y que en esa zona se llamaría “gasoducto de Europa del Sur”.
En términos geopolíticos la sombra de Rusia y China frente a lo que se entiende por Occidente no es baladí, y ello es tenido en cuenta por las políticas de Estados Unidos en Oriente Medio o en Ucrania, entre otras áreas. Frente a la unipolaridad estadounidense de hace unos años, surge la multipolaridad y el temor de Washington a una pérdida progresiva de poder e influencia en el mundo, ante una Rusia con cierta fuerza y una China que aplica lo que algunos llaman la estrategia de la acupuntura, ampliando silenciosamente su control a través de su poder económico. Por ello Estados Unidos llama a filas a sus socios europeos: si para evitar que Grecia se escape hay que hacer una quita, se hace.
El FMI ha reconocido que las medidas de austeridad impuestas en Grecia en los últimos años han provocado la disminución de la actividad económica mucho más pronunciada que la prevista por la Troika, pero a la vez se sigue apostando por apretar las tuercas a Grecia.
Grecia ha sufrido seis años de desmantelamiento del tejido productivo y de medidas destinadas a rescatar y sanear los bancos a costa de asfixiar a la mayoría de la población. A cambio, la banca europea intenta en Grecia por la vía económica lo que antes otros conseguían por la vía militar. Ya no se necesitan armas de fuego para perpetrar golpes. En el país heleno hemos contemplado un golpe de Estado económico y aquí en España sufrimos un golpe de Estado laboral, en el que las condiciones de trabajo son tan precarias que no hace falta que nadie nos reprima para exigir nuestros derechos como trabajadores: ya lo hacemos nosotros mismos.
Estamos presenciando un capítulo histórico escalofriante. El Eurogrupo amenazando, la derecha griega lanzando una moción de censura y Tzypras hablando en el Congreso en plena madrugada del sábado, defendiendo la soberanía de su país y su derecho a convocar un referéndum que la Troika teme, porque el efecto de todo un pueblo diciendo no a las medidas dacronianas de austeridad pondría en evidencia el carácter antidemocrático de las mismas.
Por eso en los últimos días se redoblan los esfuerzos propagandísticos que pretenden inyectar miedo en la población griega para que triunfe el sí. Y por eso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker -el que como primer ministro de Luxemburgo fomentó los paraísos fiscales- se empeña en hacernos creer que en el referéndum griego se decide la permanencia o no de Grecia en la Unión Europea, cuando en realidad de lo que se trata es de elegir entre la agonía de la asfixia a costa de los intereses de una minoría o la sensatez de medidas que permitan al Gobierno griego pagar la deuda legítima con condiciones humanas sin necesidad de condenar a su país a más pobreza y sumisión.
La Unión Europea tiene que decidir si quiere estar al servicio de sus ciudadanos o del sistema financiero global. Por eso en Grecia todos nos jugamos mucho.
hazte socio/socia



lunes, 29 de junio de 2015

Así ocurrió. Mi intervención en la reunión del Eurogrupo el pasado 27 de junio, y una valoración del referéndum propuesto al pueblo de Grecia Yanis Varoufakis · · · · ·

 

 

EL EUROGRUPO

 

28/06/15


 

La reunión del Eurogrupo de ayer, 27 de junio de 2015 no pasará a la historia como un momento de orgullo para Europa. Los ministros rechazaron la petición del gobierno griego para garantizar al pueblo griego una semana de deliberación, a fin de decidir una respuesta de Sí o No a las propuestas de las instituciones, unas propuestas cruciales, huelga decirlo, para el futuro de Grecia en la Eurozona. La mera idea de que un gobierno pudiera consultar a su pueblo sobre una propuesta problemática hecha por las instituciones fue tratada con incomprensión y, a menudo, con un desdén rayano en la indignación. Hubo incluso quien llegó a espetarme: “¿Cómo puede usted esperar que la gente común entienda asuntos de tal complejidad?”. ¡La democracia no tuvo un buen día en la reunión de ayer del Eurogrupo! Pero tampoco las instituciones europeas. Luego de que se rechazara nuestra propuesta, el Presidente del Eurogrupo rompió con la convención de unanimidad –emitiendo un comunicado sin mi consentimiento— y llegó incluso a tomar la dudosa decisión de acordar una continuación de la reunión sin la presencia del ministro griego, ostensiblemente para discutir los “próximos pasos”. ¿Pueden coexistir la democracia y una unión monetaria? ¿O debe acaso caer una de las dos? Tal es la cuestión capital que el Eurogrupo decidió responder guardando a la democracia en el cajón de las cosas demasiado arduas. Por ahora. O eso, al menos, me atrevo a esperar yo.

Intervención de Yanis Varoufakis en la Reunión del Eurogrupo del 27 de junio de 2015 [Para ver su intervención de la semana pasada, pulse AQUÍ]

Colegas:

En nuestra última reunión del pasado 25 de junio las instituciones presentaron su oferta final a las autoridades griegas en respuesta a nuestra propuesta de un Acuerdo a Nivel de Expertos (SLA, por sus siglas en inglés) presentado el 22 de junio (y firmado por el Primer Ministro Tsipras). Tras un largo y cuidadoso examen, nuestro gobierno decidió que, desgraciadamente, la propuesta de las instituciones no podía ser aceptada. A la vista de lo cerca que estaba ya el 30 de junio, fecha de expiración del actual acuerdo de préstamo, el punto muerto a que hemos llegado nos suscita honda preocupación a todos. Y sus causas deben ser examinadas a conciencia.

Nosotros rechazamos las propuestas realizadas por las instituciones el pasado 25 de junio por varias razones de peso. La primera razón es la combinación de austeridad e injusticia social que impondrían a una población ya devastada por… la austeridad y la injusticia social. También nuestra propia propuesta SLA (del 22 de junio) es austera, buscando aplacar a las instituciones y, así, acercarnos a un acuerdo. Solo que nuestra SLA busca desplazar la carga de esta nueva oleada de austeridad hacia las espaldas de los más capaces de soportarla (por ejemplo: concentrándose en mayores contribuciones de los empresarios a los fondos de pensiones, en vez de reducir las pensiones más bajas). Sin embargo, incluso nuestra SLA contiene muchos elementos que la sociedad griega rechaza.

Así pues, habiéndosenos empujado enérgicamente a aceptar una nueva austeridad substancial en forma de superávits primarios absurdamente grandes (un 3,5% del PIB a medio plazo, algo inferior a la irrecibible cifra acordada por los anteriores gobiernos griegos: 4,5%), tuvimos que terminar haciendo equilibrios recesivos entre, por un lado, los mayores impuestos y gravámenes en una economía en la que a quienes pagan lo debido les sale por un ojo de la cara, y por el otro lado, reducciones en pensiones y servicios sociales en una sociedad ya devastada por recortes masivos en el ingreso básico que sostiene a los cada vez más necesitados.

Déjenme decirles, colegas, lo que ya hemos comunicado a las instituciones el 22 de junio, al ofrecer nuestras propias propuestas: incluso esta SLA, la que nosotros proponíamos, resultaba extremadamente difícil de pasar por el Parlamento, dado el nivel de medidas recesivas y de austeridad que entrañaba. Desgraciadamente, la respuesta de las instituciones fue insistir en medidas todavía más recesivas (es decir, paramétricas), como, pongamos por caso, incrementar el IVA de los hoteles ¡del 6% al 23%!). Y lo que todavía es peor, en desplazar masivamente las cargas desde el mundo empresarial hacia los sectores más débiles de la sociedad: por ejemplo, reduciendo las pensiones más modestas, privando de apoyo a los campesinos, posponiendo indefinidamente toda legislación que ofrezca una mínima protección a trabajadores inclementemente explotados.

Las nuevas propuestas de las instituciones, según se expresan en su documento del 25 de junio –anterior a la SLA—, convertirían un paquete de medidas políticamente problemáticas (desde la perspectiva del Parlamento griego) en un paquete de medidas extremadamente difícil de aceptar por una mayoría parlamentaria. Pero eso no es todo. La cosa es peor, mucho peor que eso, cuando echamos un vistazo al paquete de medidas de financiación propuestas.

Lo que hace de todo punto imposible que pase por el Parlamento griego la propuesta de las instituciones es la falta de respuesta a esta cuestión: ¿Nos ofrecerán al menos esas penosas medidas un período de tranquilidad para poder llevar a cabo las reformas y medidas acordadas? ¿Acaso una inyección de optimismo contrarrestará el efecto recesivo de la consolidación fiscal extra que se pretende imponer a un país que lleva ya en recesión 21 trimestres consecutivos? La respuesta es clara: No; la propuesta de las instituciones no ofrece esa perspectiva.

He aquí por qué: la financiación propuesta para los próximos 5 meses (véase más abajo el calendario) resulta problemática por distintas razones:

Por lo pronto, no hace provisiones para los atrasos del Estado causados por 5 meses de realizar pagos sin desembolsos y de ingresos fiscales menguantes resultantes de la permanente amenaza de Grexit que estaba en el aire, por así decirlo.

En segundo lugar, la idea de canibalizar el HFSF (Fondo Helénico de Estabilidad Financiera, por sus siglas en inglés), a fin de pagar los bonos del BCE de la era SMP [Securities Market Program, un programa que fue substituido en septiembre de 2014 por el actual programa OMT (Outright Monetary Transactions); T.] constituye un peligro claro y vivamente presente: esos dineros fueron concebidos –fundadamente— para robustecer a la frágil banca griega, posiblemente a través de una operación que permitiera enfrentarse a las montañas de créditos no rentables que merman su capitalización. La respuesta que he obtenido de funcionarios veteranos del BCE, cuyo nombre no dejaré dicho, es que, si necesario fuera, el HFSF sería reaprovisionado para poder lidiar con las necesidades de recapitalización de los bancos. ¿Y quién reaprovisionaría? El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), se me dijo. Pero –un pero nada menor— eso no forma parte del acuerdo propuesto y, además, no podría ser parte del acuerdo, en la medida en que las instituciones carecen de mandato para comprometer de ese modo al MEE, como estoy seguro de que Wolfgang [Schäuble] nos recordará a todos. Por lo demás, si pudiera llegar a hacerse un arreglo así, ¿por qué no se discute nuestra sensible, moderada, propuesta de una nueva función del MEE para Grecia que ayude a desplazar los pasivos del SMP actualmente en manos del BCE hacia el MEE? La respuesta: “no lo discutimos porque no nos da la gana” sería demasiado dura para que yo pudiera trasladarla a mi Parlamento al lado de un nuevo paquete de austeridad.

En tercer lugar, el calendario de desembolsos propuesto es un campo de minas en forma de revisiones –una al mes— que garantizará dos cosas. La primera, que el gobierno griego se verá inmerso día tras día, semana tras semana en el proceso de revisión durante cinco largos meses. Y bastante antes de que esos cinco meses expiren, tendremos que entrar en otra tediosa negociación sobre el siguiente programa. Porque no hay nada en la propuesta de las instituciones capaz de inspirar ni siquiera la más remota de las esperanzas en que al final de esta nueva extensión Grecia podrá caminar por su propio pie.

En cuarto lugar, dado que resulta apabullantemente claro que nuestra deuda seguirá siendo insostenible a final de año y que el acceso a los mercados seguirá tan lejos como ahora, no puede contarse con que el FMI desembolse su parte, los 3,5 mil millones con que cuentan las instituciones como parte del paquete de financiación propuesto.

Estas son razones sólidas que justifican por qué nuestro gobierno no considera que disponga de un mandato para aceptar la propuesta de las instituciones ni para servirse de la mayoría de que dispone en el Parlamento para pasarla por el legislativo.

Al mismo tiempo, y sabedores del crítico momento histórico en que nos hallamos, no disponemos tampoco de mandato para desestimar las propuestas de las instituciones. Nuestro partido recibió el 36% del sufragio, y el gobierno en su conjunto recibió poco más del 40%. Plenamente conscientes de la gravedad de nuestra decisión, nos sentimos obligados a poner la propuesta de las instituciones en manos del pueblo de Grecia. Nos proponemos explicarles cabalmente qué significaría un SÍ a la Propuesta de las instituciones, y hacer lo propio con el voto del NO, para que decida el pueblo. En lo que a nosotros hace, aceptaremos el veredicto popular y haremos todo lo necesario para ponerlo en práctica, sea cual sea el resultado.

Algunos se inquietan porque un Sí podría significar un voto de falta de confianza en nuestro gobierno (puesto que nosotros recomendaremos votar No), caso en el cual no podríamos prometer al Eurogrupo que estaríamos en situación de firmar y llevar a la práctica el acuerdo con las instituciones. No es así. Nosotros somos demócratas convencidos. Si el pueblo nos da una instrucción clara para suscribir las propuestas de las instituciones, haremos lo que sea preciso en este sentido, aun cuando ello traiga consigo una reconfiguración del equipo de gobierno. Colegas: la solución del referéndum es óptima para todos, dadas las restricciones en que nos hallamos.

  • Si nuestro gobierno aceptara hoy la oferta de las instituciones prometiendo pasarla mañana por el Parlamento, seríamos derrotados en el Parlamento, lo que resultaría en la convocatoria de nuevas elecciones no antes de un mes: un retraso y una incertidumbre que no harían sino disminuir muy mucho las perspectivas de una solución satisfactoria.
  • Pero aun si consiguiéramos pasar por el Parlamento las propuestas de las instituciones, nos enfrentaríamos a un gran problema de titularidad y de puesta en práctica. Dicho simplemente: así como en el pasado los gobiernos que se allanaron a poner en práctica políticas dictadas por las instituciones no lograron hacerse acompañar por el pueblo, así también nos pasaría a nosotros: cosecharíamos el mismo fracaso.

Respecto de la cuestión que hay que plantear al pueblo griego, mucho se ha discutido. Muchos de ustedes nos aconsejan –y hasta nos instruyen para— que sea una pregunta de Sí o No sobre el euro. Déjenme ser claro al respecto. Para empezar, la cuestión fue formulada en el Gabinete y acaba de pasar por el Parlamento, y su tenor literal es el siguiente: “¿Acepta usted la propuesta de las instituciones tal como nos fue presentada el 25 de junio en el Eurogrupo?”. Esta es la única cuestión pertinente. Si hubiéramos aceptado esta propuesta hace dos días, habríamos llegado a un acuerdo. Lo que hace el gobierno griego ahora es preguntar al electorado para que conteste la cuestión que tú, Jeroen [Dijselbloem] me planteaste literalmente así (cito textualmente): “considéralo, si quieres, una propuesta de tómalo o déjalo”. Muy bien; así lo consideré. Y lo que hacemos ahora es honrar a las instituciones y al pueblo griego pidiendo a este último una respuesta clara a la propuesta de las instituciones.

A quienes digan que, en realidad, esto es un referéndum sobre el euro, mi respuesta es la siguiente: podéis perfectamente decir eso, pero yo no haré comentarios. Es vuestro juicio, vuestra opinión. Vuestra interpretación. ¡No la nuestra! Hay una lógica en vuestro punto de vista, si lo que amaga es una amenaza de que un No del pueblo griego a la propuesta de las instituciones será seguido de movimientos tendentes a expulsar a Grecia –ilegalmente— del euro. Tal amenaza resultaría incongruente con los principios básicos de la gobernanza democrática europea y con la legislación europea.

A quienes nos instruyen para que la cuestión sometida a referéndum sea el dilema Euro-Dragma, mi respuesta es cristalinamente clara: los Tratados europeos tienen cláusulas para regular la salida de la Unión Europea; pero no hay ninguna cláusula que regule legalmente una salida de la Eurozona. Y por buenas razones, huelga decirlo, porque la indivisibilidad de nuestra Unión Monetaria es parte de su raison d’ être. Pedirnos que formulemos la cuestión del referéndum como una elección que permita la salida de la Eurozona es pedirnos que violemos los Tratados de la UE y la legislación de la UE. A quienquiera me sugiera a mí o a otros celebrar un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Monetaria Europea, le recomendaré que busque primero cambiar los Tratados.

Colegas:

Es hora de hacer balance. La razón de que nos hallemos en el actual dilema es sólo una: la propuesta originaria de mi gobierno a ustedes y a las instituciones, que yo articulé aquí en mi primera intervención ante el Eurogrupo, nunca se tomó en serio. Era la sugerencia de que creáramos un denominador común entre el Memorándum de Entendimiento (ME) prevalente y nuestro nuevo programa de gobierno. Hubo un efímero momento, con la declaración del Eurogrupo del 20 de febrero, en que asomó la perspectiva de ese denominador común, al prescindir de referencias al ME y concentrarse en una nueva lista de reformas que nuestro gobierno debería presentar a las instituciones.

Por desgracia, inmediatamente después del 20 de febrero las instituciones y el grueso de los colegas en esta sala se afanaron en recuperar centralmente el ME y en reducir nuestro papel al de proponer cambios marginales al ME. Es como si se nos hubiera dicho, para parafrasear a Henry Ford, que podríamos tener cualquier lista de reformas y lograr cualquier acuerdo, mientras nos atuviéramos al ME. El denominador común fue, así pues, sacrificado a favor de imponer a nuestro gobierno una retirada humillante. Así lo veo yo. Pero eso carece ahora de importancia. Ahora le toca al pueblo griego decidir.

Nuestra tarea hoy en el Eurogrupo es la de sentar las bases de un tránsito tranquilo al referéndum del 5 de julio. Eso significa una cosa: que nuestro acuerdo de préstamo habrá de ser extendido unos cuantas semanas para que el referéndum tenga lugar en condiciones de tranquilidad. Inmediatamente después del 5 de julio, si el pueblo ha votado Sí, la propuesta de las instituciones será subscrita. Hasta entonces, en la próxima semana, a medida que se acerca el referéndum, cualquier desviación de la normalidad, especialmente en el sector bancario, será inequívocamente interpretada como una coerción a los votantes griegos. La sociedad griega ha pagado un considerable precio, con una gigantesca contracción fiscal, para poder ser parte de nuestra unión monetaria. Pero una unión monetaria democrática que amenaza a un pueblo en trance de ofrecer su veredicto con controles de capital y cierres de bancos es una contradicción en los términos. Me gustaría pensar que el Eurogrupo respetará este principio. En lo que atañe al BCE, el custodio de la estabilidad monetaria y de la propia Unión, no tengo la menor duda de que si el Eurogrupo tomara hoy una decisión responsable y aceptara la extensión de nuestro acuerdo de préstamo que estoy solicitando ahora, hará todo lo necesario para dar al pueblo griego unos cuantos días más para que pueda expresar su opinión.

Colegas: vivimos momentos críticos, y las decisiones que tomemos serán transcendentales. En los años venideros nos preguntarán: “¿Dónde estaba usted el 27 de junio? ¿Y qué hizo para evitar lo ocurrido?”. Al menos deberíamos ser capaces de decir: “Dimos al pueblo que vivía bajo la peor depresión una oportunidad para considerar sus opciones. Ensayamos la democracia como medio para salir de un punto muerto. Y nosotros hicimos lo preciso para darle a ese pueblo unos cuantos días para poder hacerlo.”

PS.- El día en que el Presidente del Eurogrupo rompió la tradición de unanimidad y excluyó arbitrariamente a Grecia de un encuentro del Eurogrupo.

Tras la intervención que acabo de transcribir, el Presidente del Eurogrupo rechazó –apoyado por el resto de miembros— nuestra petición de una extensión y anunció que el Eurogrupo emitiría una declaración cargando a Grecia con la culpa de este impasse. Sugirió que los 18 ministros (es decir los 19 ministros de finanzas de la Eurozona menos el ministro griego) reflexionaran luego sobre la manera y los medios de protegerse a sí mismos de las repercusiones.

Llegados a este punto, pedí asesoramiento jurídico al secretariado sobre si el Eurogrupo podía emitir una declaración sin la convencional unanimidad y sobre si el Presidente del Eurogrupo podía convocar una reunión sin invitar al ministro de finanzas de un Estado miembro de la Eurozona. Lo que recibí fue la extraordinaria respuesta que sigue: “El Eurogrupo es un grupo informal. Así pues, no está vinculado por Tratados o regulaciones escritas. Aunque la unanimidad es convencionalmente respetada, el Presidente del Eurogrupo no está restringido por reglas explícitas”. Dejo al propio comentario del lector esta extraordinaria afirmación.

Por mi parte, concluí como sigue:

Colegas: rechazar la extensión del acuerdo de préstamo uno cuantos días, y para el propósito de ofrecer al pueblo griego la oportunidad de deliberar en paz y tranquilamente sobre la propuesta de las instituciones, especialmente dada la alta probabilidad de que se aceptaran esas propuestas, dañará permanentemente la credibilidad del Eurogrupo como un cuerpo de toma democrática de decisiones compuesto por Estados socios que comparten no sólo una moneda común, sino también valores comunes.

Yanis Varoufakis, ministro de finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.

Traducción para www.sinpermiso.info : Antoni Domènech

Fuente: sinpermiso

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