viernes, 30 de mayo de 2014

Elecciones europeas, continuismos y temblores de tierra

COPHENAGUE-DINAMARCA

 

Jesús Sánchez Rodríguez

Rebelión

Los resultados de las elecciones en Europa

Las elecciones europeas tienen dos características diferenciadoras en relación a otro tipo de elecciones como las parlamentarias, las regionales o las municipales, y estas características son comunes a la mayoría de los países del continente.

La primera de ellas es la alta abstención. En las siete elecciones al Parlamento Europeo celebradas entre 1979 y 2009 la participación ha bajado, cita tras cita, desde el primer 61,99% al 43,08% de hace 5 años. Correlativamente a cada descenso de participación en cada nueva elección se correspondía con un Europa comunitaria más amplia, de los 9 miembros de 1979 se ha pasado a los 27 actuales. A mayor espacio, menor porcentaje de participación. Esto orienta hacia una primera hipótesis interpretativa, los ciudadanos europeos se sienten cada vez más extraños a unas instituciones cada vez más lejanas, siendo percibido, además, el Parlamento Europeo como un órgano sin impacto en las decisiones que les afectan. En las elecciones de este año por primera vez la participación se ha mantenido al mismo nivel que la de 2009 lo que podría interpretarse en el sentido de que la abstención europea ha tocado fondo. Sin embargo utilizar el dato de la participación media entre los 27 Estados de la UE oculta las grandes diferencias entre algunos extremos como la alta participación de alrededor del 90% en países donde es obligatorio votar, como en Bélgica y Luxemburgo, y la muy baja participación en otros, sobre todo en los países de reciente incorporación en el este europeo, donde la participación se situó por debajo del 30%, o casos extremos como la República Checa (19%) o Eslovaquia (13%).

La segunda de las características de las elecciones europeas es que suelen ser utilizadas por los ciudadanos para expresar un voto de protesta de manera más acusada que en otro tipo de elecciones donde los efectos sobre la vida cotidiana tienen consecuencias más inmediatas y directas. El parlamento europeo sigue viéndose como una institución lejana y con poca o nula capacidad de intervención en los asuntos que afectan a los ciudadanos europeos, percepción agudizada con la actual crisis económica en la que esta institución ha tenido un protagonismo absolutamente secundario frente al peso de países como Alemania u otras instituciones como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

Dicho esto, los resultados generales pueden englobarse dentro de las siguientes tendencias: Permanece el dominio de los conservadores y socialdemócratas aunque con correctivos para los cuatro principales grupos de europarlamentarios, los conservadores pierden 64 escaños (212), los socialistas 10 (186), los liberales 13 (70), y los verdes 2 (55). Por el contrario crecen los grupos que representan un voto de protesta contra la actual UE, tanto por la izquierda como por la extrema derecha, la izquierda gana 8 parlamentarios (43), los ultraderechistas del grupo europeo de la Libertad y la Democracia ganan 5 (36) sin contar con dos grandes vencedores en Francia y Gran Bretaña que no pertenece a este grupo, así, el Frente Nacional ha pasado de 6 a 24 escaños y el UKIP que pasa de 13 a 23.

Efectivamente continua la preocupante tendencia, expresada en las elecciones europeas de 2009 y en otras de tipo nacional en estos últimos cinco años, de implantación y crecimiento de partidos xenófobos y ultraderechistas por toda Europa hasta alcanzar cerca de un 25%, y englobando tanto a países especialmente golpeados por la crisis y las medidas de austeridad, como Grecia donde Amanecer Dorado se sitúa en tercera posición con un 9,4% de votos y Laos con el 2,8%, como a países que han sorteado la crisis con menos problemas como en Dinamarca y Austria donde han obtenido un 25% de los votos. Pero sin duda ha sido la victoria obtenida por el Frente Nacional en Francia el dato que más repercusión ha tenido al situarse como el primer partido más votado, convirtiéndose, de esta manera, en la referencia de toda la extrema derecha en Europa. Este ascenso de las posiciones xenófobas y ultraderechistas tendrá consecuencias seguramente en tres aspectos, primero, servirá de aliciente al crecimiento de estos partidos en toda Europa, segundo, arrastrará hacia posiciones más derechistas a los partidos conservadores para intentar recuperar electorado o evitar mayores pérdidas y, tercero, repercutirá en las decisiones del parlamento europeo. Mucho es de temer que las posiciones xenófobas y ultranacionalistas continúen creciendo en Europa tras este resultado.

En el campo de la izquierda los resultados han sido mediocres con la excepción de Grecia, con la victoria de Syriza, y España con el ascenso de IU y la irrupción de Podemos, pero sobre España dedicaré un análisis más detallado más abajo.

Efectivamente, con la excepción de Syriza, los resultados de la izquierda europea no han supuesto avances significativos. En Grecia por primera vez, y después de varias elecciones, Syriza se ha convertido en la fuerza política más votada, multiplicando por seis los resultados de hace cinco años, esto significa que se ha consolidado como referente de la izquierda tanto en Grecia (donde la izquierda sigue fragmentada y el KKE (comunistas) ha obtenido un 6%) como en Europa. Su gran reto es consolidar este resultado en futuras elecciones nacionales, evitando que una parte de su apoyo sea una expresión de protesta solo en las europeas. Como ya se había comentado en artículos anteriores esta situación de la izquierda en Grecia es fruto de tres circunstancias especiales, primero la dureza de las medidas de austeridad con las que se ha castigado a las clases populares griegas y las continuas movilizaciones de protesta con las que han respondido éstas, segundo, la capacidad de la mayoría de la izquierda griega para levantar una organización unitaria para responder a la crisis y, tercero, al hundimiento de la socialdemocracia griega, inicialmente por la traición a su electorado cuando gobernó en solitario y luego por su alianza con los conservadores.

En el resto de Europa la izquierda ha mantenido unos resultados mediocres para una época de crisis como la actual. En Alemania La Izquierda obtiene 7 eurodiputados, perdiendo uno. En Portugal la coalición de comunistas y verdes alcanzó el 12,4% y el Bloque de Izquierda ha bajado al 4,5%, perdiendo en conjunto un eurodiputado. Y en Francia, el Frente de Izquierdas alcanzó un modesto 6,34% y tres eurodiputados, después de los desastrosos resultados obtenidos en las últimas elecciones municipales.

Los resultados de las elecciones en España

Las elecciones europeas de 2014 han producido un pequeño terremoto político en cuatro países por diferentes circunstancias. En Gran Bretaña por la victoria del partido xenófobo y antieuropeo del UKIP, en Francia por la victoria del Frente Nacional, en Grecia por la victoria del izquierdista Syriza y en España por varios factores que ahora pasaremos a analizar.

El primero de estos factores ha sido el hundimiento del bipartidismo conformado por los conservadores y los socialistas que había dominado el sistema electoral español desde la transición. En concreto, ambos partidos han cosechado ahora un 49,07% de los votos cuando en las anteriores elecciones europeas obtuvieron el 82,05%. Los votos perdidos por el PP y el PSOE han redundado en beneficio de partidos menores ya existentes o de nueva creación. Esta situación ha fragmentado el sistema electoral español, y su consolidación en las próximas elecciones del 2015 obligaría a gobiernos de coalición, entre los que no puede descartarse uno entre los dos principales partidos como evocó el ex-presidente de gobierno Felipe González.

El segundo factor lo representa el fuerte aumento de la izquierda en España, tanto de la ya existente, IU, que pasa de un 3,77% y dos eurodiputados en 2009 a un 9,99% y 6 diputados en las actuales elecciones, como del recién creado partido Podemos que ha irrumpido con un inesperado 7,94% y 5 escaños. España era el país de Europa donde más avanzado estaba el proceso para intentar repetir el modelo de Syriza, el de una izquierda fuerte capaz de ponerse a la altura electoral del PSOE. En España la socialdemocracia, al contrario que en Grecia, que ha sufrido una debacle por los motivos más arriba apuntados, lo que está sufriendo es un fuerte desgaste que hace que la izquierda ascienda, también, de manera progresiva. Los pronósticos daban un mayor crecimiento de IU en estas elecciones, de manera que se aproximase al modelo Syriza. Sin embargo la irrupción de Podemos, como partido representante del movimiento 15-M, ha cortocircuitado esta posibilidad. Lo que resta por ver ahora es si el modelo Syriza de ascenso de la izquierda a primeras posiciones en el terreno electoral queda definitivamente arruinado en España o puede ser retomado por una alianza entre IU y sus socios de una parte, y Podemos de otra. Entre ambas formaciones representan prácticamente un 18% de los votos frente al 23% del PSOE. Este es un proceso lleno de incógnitas que debe resolverse en los próximos meses. Podemos es un partido recién creado sobre la base de una nebulosa de activistas y algunos partidos de la izquierda radical que han tenido como punto de unión un personaje mediático, un proceso de primarias y un discurso anti-partidos y anti-austericidio. Pero ahora, con el peso adquirido, se encuentra ante la obligación de elaborar un programa detallado para llevar a la práctica y una política de alianzas. Veremos si el modelo Syriza se retoma en España a otro nivel o queda definitivamente descartado.

El tercer factor originado en estas elecciones europeas y que ha provocado el pequeño terremoto del que hablamos ha tenido lugar en un territorio concreto, en Cataluña, y como consecuencia del proceso soberanista que está allí planteado. En primer lugar, en Cataluña la participación en las elecciones ha sido un 10% superior a la registrada en 2009 y, en segundo lugar, los resultados han reflejado el contencioso por el derecho a decidir. Así el partido gobernante, CiU, que ha aplicado una política de austeridad similar a la del PP en el resto de España, sin embargo apenas ha sufrido un ligero desgaste del 0,65%, aunque ha sido desbancado por ERC que ha triplicado el número de votos y se ha convertido en la fuerza más votada en Cataluña. La izquierda, ICV-EUiA, que también apoya el derecho a decidir y ha combatido las medidas de austeridad ha duplicado sus apoyos hasta el 10,3%. Estos resultados, especialmente el de ERC, sin duda que servirán para reforzar la voluntad en Cataluña de celebrar el referéndum en noviembre próximo, en contra de la posición del gobierno y el parlamento español.

El conjunto de estos factores plantean un panorama con un desarrollo abierto a múltiples posibilidades entre las que se encuentran la disputa por el liderazgo de la izquierda, la política de alianzas ante una perspectiva de fragmentación electoral, y el conflicto soberanista en Cataluña. Y como telón de fondo de todo ello, la lucha entre las clases populares y la burguesía en torno a la crisis económica y social que sigue pesando sobre España.

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