lunes, 24 de diciembre de 2012

El regreso de Alemania a Oriente Próximo

Alemania se acerca a la cúspide industrial


Nazanín Armanian

23dic 2012
La táctica de Barack Obama de mantener un discreto segundo plano en Oriente Próximo, sus malas relaciones con el Gobierno israelí, el odio que los pueblos de la región le profesan y el gran prestigio del que gozan los alemanes por su tecnología, ofrecen una oportunidad de oro a Alemania para recuperar su influencia política y también militar, perdidas tras la Segunda Guerra Mundial, en esta región estratégica y tensa. La “responsabilidad histórica” respecto a Israel completa las justificaciones de la presencia alemana en la zona.
En ese sentido, Washington mira a Berlín con recelo. ¡Por algo se ha negado a concederle el derecho de veto en el Concejo de Seguridad de la ONU! Mientras, le vigila.
La primera misión alemana, definida por la Canciller Angela Merkel como “una elección de dimensiones históricas” fue la de Líbano. Bajo la bandera de la ONU, Alemania envió dos fragatas y 2.400 soldados para desarmar a Hezbollah y proteger a Israel. Luego, se negó a ir a la guerra contra Irak y se abstuvo en la operación del ataque contra Libia —por los intereses de la compañía petrolera BASF en ese país, y por las elecciones locales que estaban al caer—, aunque fue la BND — los servicios secretos alemanes— quien localizó a Muamar al Gadafi, jefe del Estado libio, para que luego fuese asesinado. En el caso de Siria Merkel pisa fuerte: ha instalado dos plataformas de lanzamiento de misiles Patriot en la frontera sirio-turca,
supervisadas por 170 técnicos alemanes. Será su primera participación activa en una guerra. Poner fin al servicio militar y crear un ejercito profesional le va a liberar de las posibles presiones sociales en los futuros conflictos.
Alemania, que busca en esta región petróleo y mercado para vender tecnología y sobre todo armas, afirma querer organizar un equilibrio de poder entre Irán, los árabes e Israel que garantice una paz duradera, y así corregir el error cometido por Estados Unidos.
¿Cómo lo hará? Así: vendiendo tantas armas (es el el tercer exportador del mundo detrás de Estados Unidos y Rusia) como le sea posible a Arabia Saudí, su cliente preferido, sin dejar de agitar la bandera de los “valores europeos”. Tras romper el tabú de la prohibición de la venta de armas a los países de las “zonas de tensión”, y con el lema de “tanques en vez de soldados”, Merkel vendió en 2011 unos 800 tanques Leopard a Catar y a Arabia, llevándose a cambio unos 15.000 millones de dólares. Su aliado israelí, que iba a recibir seis submarinos Delfín —¡y modificados para que lleven cabeza nuclear….y obviamente no para aplastar a las gentes de Gaza!—, se opuso a la entrega de dos de esos peces de acero a Egipto. A pesar de que han sido subvencionados por Berlín en el marco de las compensaciones por el Holocausto, el precio de esos seis delfines supera el presupuesto de 2012 destinado a las supervivientes de aquel genocidio, denuncian los pacifistas.
El ingenio alemán hace posible cerrar suculentos negocios de armas sin dañar su prioridad en política exterior, que no es otra que la paz entre palestinos e israelíes. Merkel, al contrario que Obama, ha criticado la expansión de los asentamientos judíos y ha ignorado la rabia de Netanyahu por reconocer a Palestina como Estado observador en la ONU. La canciller tampoco se despeinó al advertir a Tel Aviv de los riesgos para Israel de un ataque contra Irán ¡Al carajo los civiles iraníes que morirían en masa! Ni mu acerca del arsenal de armas de destrucción masiva de su pequeño aliado, que incluye unas 200 cabezas nucleares.
Se acercan las elecciones de Israel. Netanyahu volverá a alarmar al electorado y al mundo acerca de la amenaza inminente de Irán…. que anuncia desde 2003.
Una historia malentendida
Muchos analistas han señalado el antisemitismo como el factor que ha unido a Alemania y los países musulmanes de Oriente Medio. Se equivocan.
Antes de la fundación de la Unión Soviética en 1917, los alemanes buscaban en dichas naciones sometidas al colonialismo británico una alianza para acabar con lo que el emperador Guillermo II llamaba “la chulería de los ingleses”. Por entonces Alemania pedía a los líderes musulmanes —que consideraban al Káiser un salvador y le apodaban “Haji Guillermo Mohammad”—, lanzar una Yihadcontra el imperio británico. Los demócratas de la región denunciaban entonces las intenciones expansionistas de Alemania en la zona, que de paso fortalecían la posición de los oscurantistas y fanáticos. Una vez fundada la Unión Soviética fue el anticomunismo lo que hizo regresar a los alemanes a la región, y lo hizo desde Irán, vecino de la URSS y país con el que Alemania tenía relaciones políticas desde el siglo XVIII.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes, con el objetivo de utilizar el territorio iraní para atacar a la URSS, alegaron que Irán —”la tierra de los arios”— era el hermano natural de
aquellos nazis. Hitler arrastró al rey Reza Pahlevi a su trampa chovinista, y con él a millones de iraníes que empezaron a llevar el bigote mosca en señal de tal unión genética. La derrota del fascismo mejoró aun más las relaciones entre ambos países. El Sha, que había sustituido a su padre con la venia de los aliados, hasta rescató a la acerería Krupp, la joya de la industria germana, de la bancarrota total, con los petrodólares de los ciudadanos iraníes. ¿Busca Merkel a otros reyes y jeques para que así salven la economía europea?
Quienes hoy llevan la hipocresía hasta las nubes, en 1974 pusieron la primera piedra de la central nuclear de Bushehr, y sin terminarla, siguieron cobrando sus honorarios durante décadas. Es más, según Irán, Siemens habría incrustado en 2012 diminutos artefactos explosivos dentro del equipo que le vendía para la central, para la tranquilidad de los israelíes. ¡Es comer del plato y del comedero a la vez!
Berlín sigue manteniendo buenas relaciones con la República Islámica de Irán —por su gran mercado y su peso geopolítico—, y provoca así el enfado de Barack Obama, que acusa al Bundesbank de saltarse las sanciones financieras contra Teherán. Pero Merkel, consciente de que Irán no tiene posibilidad de fabricar armas nucleares, necesita los jugosos ingresos que le proporcionan sus relaciones comerciales con ese país. En 2004 Irán fue el primer mercado de Alemania en la región. De hecho, el 30% de la tecnología que importa Irán es alemana.
Al tiempo que la sociedad alemana reduce su apoyo al Gobierno derechista de Netanyahu (que no al pueblo) por los ataques a los palestinos, Merkel lo aumenta. Cosas del trastorno post-traumático tras la Segunda Guerra y el Holocausto. Política peligrosa para la paz mundial, como denunció Günther Grass, y nociva incluso para el propio Israel, pues eso contribuirá a aislarle aún más. Esta polaridad en Alemania también se refleja en las discrepancias entre Merkel y su ministro de exteriores, Guido Westerwelle, quien —sin consultar con su jefa— anunció planes para elevar el rango del representante palestino al de embajador. La canciller no dudó ni un segundo en revocar esa decisión.
Alemania, junto a China, representa el cambio en el equilibro entre las potencias mundiales y también la nueva dinámica de Oriente Próximo, siempre llena de incertidumbre

jueves, 13 de diciembre de 2012

Muere Oscar Niemeyer, el arquitecto comunista más famoso de Brasil

Muere Oscar Niemeyer, el arquitecto comunista más famoso de Brasil

Marta Domènech Rodríguez · David López López · · · ·

09/12/12

URBANISTA DE IZQUIERDAS BRASILEÑO

Luchador, audaz, marginado, exiliado, repatriado, admirado. Diez días antes de cumplir 105 años, el pasado 5 de diciembre, falleció Oscar Niemeyer, arquitecto militante del Partido Comunista de Brasil, el cual incluso llegó a presidir entre 1992 y 1996.

Ochenta años de carrera profesional nos dejan un gran legado, el más importante tal vez, la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, que proyectó con Le Corbusier, y la construcción de la ciudad de Brasilia en 1960 junto a su maestro, el urbanista Lucio Costa. Del estudio del aún joven Niemeyer salieron para esta nueva capital el Congreso y los Palacios Planalto (sede del Poder Ejecutivo), Alvorada (residencia oficial del presidente) e Itamaraty (Cancillería). Arquitectura moderna y democrática, equilibrio entre ciudadanos e instituciones de una nación joven, con volúmenes sensuales, dinámicos y transparentes.

Más allá de su estética aerodinámica del optimismo de los cincuenta o de la influencia purista que heredó de Le Corbusier, la preexistencia de un compromiso social convirtió su arquitectura en una oportunidad civilizatoria.

"Al principio me criticaron mucho, decían que lo mío era demasiado revolucionario, pero eso me impulsaba a hacer mi trabajo con más empeño. Siempre he hecho lo que me gustaba"(2).

Tenaz pese a todo, el irredimible comunista fue a veces una figura incómoda en su país e internacionalmente. Su obra se expuso en el MoMA(3), fue invitado para dar clases en Yale e incluso propuesto como director de la escuela de arquitectura de Harvard, pero su compromiso político motivó la denegación del visado para entrar en EE UU en varias ocasiones.

El golpe militar de 1964 le forzó a abandonar Brasil en 1966. Se refugió en París, la ciudad donde tantos otros compañeros se habían exiliado antes, y empezó la segunda etapa de su carrera con la construcción de la sede del Partido Comunista de la capital francesa o la Universidad Constantina en Argel, extrapolando un ideal más allá de las fronteras de su país.

La transición democrática le permitió repatriarse a Brasil. En la ciudad carioca permaneció hasta sus últimos días y culminó su larga y prolífica carrera como arquitecto. Una trayectoria optimista y alegre que no consiguieron empañar tantos obstáculos y trabas, y que estos días vemos reconocida por medio de un funeral con honores oficiales, promovido por la actual presidenta Dilma Roussef y, lo que es más importante, con un gran reconocimiento popular patente en las largas colas de ciudadanos que esperan pacientes a despedirle.

¡Hasta siempre compañero!

Notas:

(1)   Meyer, Hannes. El arquitecto y la lucha de clases. Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1972.

(2) Entrevista para BBC WORLD. "Oscar Niemeyer a 360 grados". Julio de 2007

(3) From Le Corbusier to Niemeyer: 1929-1949 (MoMA Exh. n.400, 15 de Febrero-3 de Abril de 1949)

Marta Domènech Rodríguez y David López López son arquitectos, amigos y colaboradores de Sin Permiso

La Europa inservible (*)

09DIC2012

 

por Rafael Poch / La Vanguardia.com

Domingo, 09 de Diciembre de 2012 15:05

La Europa inservible (*)

Su necesaria refundación no vendrá del “más Europa” que se pregona desde Bruselas y Berlín, sino de una rebelión popular cuyo marco solo puede ser nacional.

Vamos a hablar del proyecto europeo, de porqué esta Unión Europea, tal como está diseñada, es inviable e inútil para afrontar los retos del siglo. Por “retos del siglo” entiendo el calentamiento global, el auge demográfico, el “pico” petrolero y los problemas globales de dominio de unos países sobre otros, de pobreza y de desigualdad, combinados con una mentalidad caduca que tiende a seguir “resolviendo” todas esas cuestiones con métodos militares en un mundo atiborrado de armas de destrucción masiva capaces de anular toda vida en el planeta. Esos retos claman una “nueva civilización” y una Europa como la que tenemos es un claro impedimento a ella.

Así que vamos a hablar primero de las razones que hacen inviable desde ese punto de vista a la actual Unión Europea, luego, de la respuesta ciudadana que habría que dar a esa realidad y acabaremos con una reflexión sobre la violencia y los riesgos que tal respuesta comporta para quienes la asumen. Pero antes de entrar en esa crítica, quisiera subrayar la importancia de que haya en Europa algún tipo de pacto y estrecho vínculo internacional.

El motivo es que, desde el punto de vista de la historia universal de la guerra y la paz, Europa es la parte más guerrera y violenta del mundo. En los últimos quinientos años la historia europea salta de una guerra a otra, especialmente en los dos siglos que van de 1615 al fin de las guerras napoleónicas en 1815. En ese periodo las naciones europeas estuvieron en guerra una media de sesenta o setenta años por siglo. Luego hubo un poco más de paz hasta 1914, si olvidamos la guerra de Crimea o la franco-prusiana, pero en ese periodo Europa continuó culminando la exportación de guerra y genocidio hacia fuera de sus fronteras con el holocausto colonial- imperial que fue la conquista del mundo no europeo. Además, en ese periodo de relativa paz interna Europa inventó la industrialización y con ella industrializó la guerra lo que la convirtió en algo mucho mas destructivo. Dos guerras mundiales de inusitada mortandad e incubadas en y por Europa, fueron el resultado.

La Unión Europea se creó, precisamente, para remediar la crónica pelea continental, que después de la Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a 67 años de paz, una paz, sin embargo, tutelada por dos superpotencias en tensión nuclear, es decir una paz bajo vigilancia y presidida por un factor, el de la destrucción masiva, que representa el escalón superior de la estupidez humana.

Así que tengamos bien presente este dato sobre la Europa guerrera violenta y dominante a la hora de criticar el actual proyecto europeo.

I)   Todavía en 2003 Jürgen Habermas, el principal filósofo alemán vivo, pudo escribir un libro titulado “El occidente dividido” y ser tomado en serio. Su contexto era la desavenencia entre una parte de la Unión Europea, su matriz franco-alemana, y la administración Bush durante la segunda guerra de Irak. Y su fundamento era la exaltación de los “valores diferentes” –y por supuesto mejores- que Europa decía representar comparada con Estados Unidos.

En esa comparación, Europa era un continente de paz y de cultura, con apego a la nivelación social y al estado asistencial, regido por el derecho internacional y no por la ley del mas fuerte, es decir centrado en la diplomacia y no en la guerra, y tolerante y no fundamentalista en materia religiosa.

En países como China, esa desavenencia de 2003 estuvo en el centro de la discusión internacional de los dirigentes de Zhongnanhai, el Kremlin de Pekín. La posibilidad de que Occidente, aquel bloque que crucificó a China en el XIX, pudiera partirse en dos y se convirtiera en dos polos con intereses globales y recetas diferentes, es decir en algo más débilque lo anterior, era sumamente interesante por las mayores posibilidades y márgenes de acción que podía reportar en la multipolaridad a los países emergentes.

Ahora sabemos que aquella desavenencia, con su discurso narcisista y embellecedor de la Unión Europea sobre sí misma, es un fraude y que las esperanzas de una divergencia trasatlántica que tanto interesaron en China fueron un espejismo. La actual crisis nos ofrece una perspectiva mucho más real y un espejo mucho más fiel de la realidad europea.

Constatamos que esa Europa “autónoma y mejor” y preconizadora de “otros valores”, ha apoyado, colaborado y participado en casi todo lo que reprochaba a su pariente histórico de ultramar. Es decir Europa sigue siendo imperialista y sus debilitadas naciones se unen, precisamente, para poder seguir siéndolo. Veamos la lista:

-Durante veinte años se ha excluido a Rusia de cualquier esquema de seguridad continental. Es decir se ha impedido cerrar la relación de guerra fría con el extremo oriente de Europa, tal como quería el malogrado proyecto de Gorbachov. La ampliación al Este de la UE se hizo sobre un guión supervisado en Washington, según el cual el ingreso en la  OTAN era la antesala de la Unión Europea.

- En cuanto la URSS dejó de ser percibida como amenaza, Europa se lanzó a la guerra. Doce días después del ingreso de Polonia, Hungría y Chequia en la OTAN, comenzó la campaña de Kosovo para acabar con Serbia como estado regional anómalo para la nueva disciplina continental. El belicismo y la manipulación mediática adquirieron en Europa niveles que se creían exclusivos de Estados Unidos. Por primera vez desde Hitler, tropas alemanas participaron, en los Balcanes, en un conflicto, y nada menos que en nombre de la prevención de nuevos Auschwitz y “genocidios”.

-En Irak la divergencia franco-alemana con Bush no impidió una colaboración en toda regla a nivel de logística, servicios secretos, torturas y centros secretos de detención de la  “guerra contra el terror” que impide considerar como exclusivamente americanos asuntos como el de Guantánamo: los vuelos de la CIA atravesaron Europa desde Polonia hasta Rota, las cárceles secretas, las torturas y los secuestros implicaron complicidades de todo el mundo. Francia cedió su espacio aéreo para la campaña iraquí, los servicios secretos alemanes identificaron sobre el terreno en Bagdad los objetivos de los misiles del Pentágono y las bases alemanas fueron el principal nudo logístico de la guerra.

-En Palestina, la UE ha sido incapaz de trabajar para la creación de un Estado Palestino, sin duda la medida más eficaz contra el radicalismo islámico en todo el mundo y un imperativo moral incontestable. Por el contrario, ha ido incrementando unas relaciones privilegiadas con Israel y ha incrementado su complicidad con esa comedia que llaman “proceso de paz” en Oriente Medio, basada  en el apoyo al país ocupante y agresor.

- En Afganistán, la misma Europa que durante la guerra fría protestó y se negó a participar en Vietnam, se ha volcado con decenas de miles de soldados europeos metidos allá once años en esta guerra infame de treinta que no registra protestas. Aún más: los despliegues en el cuerno de África, la intervención militar en Libia y ahora en Mali, demuestran que el intervencionismo militar europeo no es una excepción puntual sino una tendencia consolidada.

-En Oriente Medio vivimos ahora las sanciones y amenazas contra Irán. Un intervencionismo creciente en la guerra civil de Siria que contribuye claramente a hacerla más sangrienta, que usa a fondo la habitual manipulación mediática y que da por completo la espalda a toda acción diplomática. El horizonte estratégico de este intervencionismo va más allá de Siria: complicar la vida a su aliado, Irán –objeto de sanciones por la sospecha de una ambición nuclear que, convertida en hecho conocido en el caso israelí se tolera sin problemas- y de paso complicar también el aprovisionamiento energético de China.

-Y todo esto está perfectamente interiorizado en el discurso europeo de la política exterior y de seguridad. En Alemania imponer el “acceso” (Zugriff) a los recursos energéticos globales es lo que da sentido a las misiones internacionales del Bundeswehr, afirma el discurso oficial. Hoy día no hay experto y analista de cualquier “centro de estudios estratégicos” del estáblishment, de Bruselas, Berlín o Londres, que no mencione el tema como algo rutinario, dando por supuesto que el militarismo es la respuesta a los retos del siglo. Lo llaman “nuevos desafíos” y la doctrina de la OTAN los quiere contrarrestar con acciones militares “preventivas” y “proactivas”, es decir agresiones, en todo el mundo.

Es decir, y concluyendo esta lista: en su relación con EE.UU, la Unión Europea desempeña en el mundo el papel que un primer ministro australiano definió para su país en Asia: el del “ayudante del Sheriff”.

Siendo imperialista y practicando un manifiesto vasallaje hacia Estados Unidos, la actual Europa no puede ser un polo de poder independiente y autónomo en el mundo multipolar y muchos menos un polo benévolo por otras razones.

En primer lugar, como ha apuntado Samir Amin, porque Europa no puede ser unos Estados Unidos de Europa. Por un lado carece de recursos naturales comparables a los de grandes países como Estados Unidos o Rusia. Por el otro,  a causa de su manifiesta falta de unidad interna, porque en Europa están presentes las tensiones y conflictos de intereses centro-periferia propios del desarrollo desigual. Europa contiene  zonas y países que son Norte -Alemania y compañía- otros que son Sur -España, Italia, Portugal- y otros que son patio trasero y tercera categoría: la Europa oriental y balcánica con Grecia incluida. (1)

En segundo lugar Europa no puede ser ni siquiera una federación unitaria porque no existe un “pueblo europeo”. La identidad europea no existe ni se la espera. Haciendo un gran esfuerzo, españoles, italianos, griegos y franceses, pueden alcanzar cierta afinidad identitaria apelando a aspectos de su común tradición (ibérica, católica, la herencia latina-románica, o al mediterráneo). A partir de ahí, y como dicen los chinos, “con la perspectiva de varias generaciones”, quizá pudieran embarcarse en algo juntos hasta el punto de borrar sus diferencias. Es una cuestión de imaginación. Pero imaginar eso mismo conjuntamente con los finlandeses, los alemanes, los húngaros o los británicos, es decir metiendo juntos a mediterráneos, vikingos y hunos, es superar los límites de la fantasía más atrevida.

Y en tercer lugar, la Unión Europea no puede funcionar como proyecto que valga la pena por el motivo que todos percibimos: porque su burocracia ha tenido la osadía de pretender que un billete de banco, asistido por un sistema sanguíneo-circulatorio compuesto por intereses empresariales multinacionales generalmente dominados por países del Norte europeo, podía ser el corazón de esa identidad de fantasía.

El resultado de esa osadía ha sido una especie de monstruo del Profesor Frankestein que ha acelerado la gran desposesión de soberanía que toda Europa siente hoy. Si la democracia en las naciones europeas, en el sentido genuino de “poder del pueblo”, ya era caricatura -en unas naciones más que en otras-, ahora resulta que nuestros imperfectos parlamentos ni siquiera tienen soberanía para decidir sobre presupuestos, o que las sacrosantas constituciones deben reformarse en veinticuatro horas por dictámenes que vienen precocinados desde Bruselas o Berlín y que son decididos por instituciones, como el BCE o la Comisión, que ni siquiera son electas.

Casi todas las propuestas que no parten de la propia burocracia de Bruselas para dar un aspecto humano a este monstruo son alemanas: la canciller Merkel desde la Alemania institucional y otros con pretensiones democratizantes e incluso rebeldes proponen lo mismo:más Europa, más integración europea para superar estos defectos. Habermas y otros quieren una Europa federal que resuelva internacionalmente esa devaluación de soberanía y democracia. Quieren convocar una “Asamblea constituyente europea” de hunos, vikingos y mediterráneos. El diputado verde Daniel Cohn-Bendit propone una Europa totalmente integrada compuesta por estados nacionales reducidos a la insignificancia. Es la única manera, dice, de afrontar el pulso mundial con las potencias emergentes. De lo contrario, advierte, “la influencia de nuestra civilización de dos milenios corre el riesgo de esfumarse”. El ex ministro de exteriores, Joshka Fischer, propone dar poderes dictatoriales a la Unión Europea… Los únicos que insisten en “más Europa” como fórmula para salir del hoyo son los alemanes. Hay que recordar que históricamente el discurso europeo de Alemania ha sido siempre entendido como el de una Europa germánica con los alemanes en el papel de dominante “Herrenvolk”. Una quimera hoy manifiestamente imposible.

Así que por todas estas razones (imperialismo, falta de autonomía y recursos, desigualdad interna, ausencia de un pueblo europeo y de identidad común, y por ser un androide empresarial) esta Europa es, a la vez, imposible e inservible para los retos del siglo.

Una vez constatado esto, y recordando aquello que hace importante y necesario un proyecto europeo común (impedir la pelea secular de sus miembros), no hay más remedio que plantearse la pregunta del qué hacer.

II) De lo que se trata es de realizar una refundación ciudadana del proyecto europeo.

De puertas afuera, esa refundación debe impedir la pelea europea. El proyecto europeo no debe tener más ambición mundial que una negación: la de no contribuir al imperio. Si el proyecto europeo ha de ser imperialista, no lo queremos.

De puertas adentro el marco de esta refundación no debe ser “más Europa”,  sino más soberanía popular-nacional.

Hay que dejar bien claro que el de la refundación ciudadana no es el único escenario de la actual crisis. De lo que aquí se habla es de lo que “habría que…”, no de algo que vaya a ocurrir inexorablemente. Presentimos que en Europa se está incubando una revuelta social mucho más importante de lo que hemos visto hasta ahora, pero nos encontramos en plena divisoria y tenemos datos que pesan tanto en la balanza de lo positivo y emancipatorio como de lo negativo y regresivo.

Por un lado tenemos el avance, en toda Europa, del chovinismo, la xenofobia y el desprecio por el débil y el emigrante, la ridiculización de la solidaridad y el afán de justicia (resumido en ese miserable concepto neocon que es el buenismo). Una perspectiva de la Europa parda de 1930, podríamos decir.

Por el otro lado tenemos el progreso de la protesta social y solidaria: Cuarenta  sindicatos en 23 países participaron el 14 de noviembre en una “Jornada de acción y solidaridad” sin precedentes en Europa. Cotejado con el tamaño y la virulencia de la enorme involución socio-laboral que sufre el continente aquello fue poco y desigual, muy poco. Pero eso ya no es Europa 1930, sino una perspectiva 1848.

La “primavera de los pueblos” de 1848 tambaleó el orden de la restauración absolutista del Congreso de Viena. Un orden absolutista en quiebra es aquel en el que una pequeña casta que acapara el grueso del poder la riqueza y los privilegios adopta decisiones que son vistas como injustas y erradas por la gran mayoría. No se trata del popular 1% contra el 99%, pero sí de algo muy polarizado como sugiere la creciente concentración desigual de la riqueza en Europa. Eso es lo que tenemos ahora.

¿Qué quiere decir una refundación ciudadana? Quiere decir una reconquista de la esfera económica y financiera que la política ha ido cediendo al capital en las últimas décadas. La UE ha sido diseñada como una autopista de la mundialización neoliberal. Pues bien, ahora se trata de combatirla con una desmundialización ciudadana que devuelva todo eso arrebatado a la política en los últimos treinta años, como dice Bernard Cassen.

Evidentemente todo esto plantea la pregunta del cómo.

Para eso es necesario crear un Frente Popular. Una gran unión, una gran alianza y un gran encuentro entre el mundo sindical, los subproletarios emigrantes y parados, la generación sin futuro y deshauciada, la gente mayor estafada tras una vida de trabajo, los sectores religiosos e intelectuales para los que la actual involución es intolerable desde el punto de vista de los principios éticos y morales.

Es fundamental la creación de nuevas fuerzas políticas y de programas. Hacen falta líderes, personas de todos estos ámbitos que representen y sean portavoces de esta refundación – de momento por ejemplo en Catalunya no tenemos líderes obreros ni sindicales dignos de tal nombre, pero curiosamente ha aparecido una de esas personas en el ámbito más inesperado: una hermana benedictina….

Esta refundación solo puede ser (en Europa y en el mundo) internacional e internacionalista, pero, a menos que queramos disolvernos en un sueño idealista de hermandad universal, su marco solo puede ser nacional.

Esa reconquista no puede hacerse en Bruselas, con su burocracia mucho más dominada por el lobbysmo empresarial que la de los estados nacionales, ni en el irrelevante Parlamento Europeo. El ágora, el punto de encuentro y la articulación de ese Frente Popular debe lograrse desde los respectivos marcos nacionales: entre comunidades de gente cercana unida por su marco geográfico y socio-laboral, su lengua su cultura y su común identidad integradora. La experiencia de los foros mundiales, tan interesante pero al mismo tiempo tan etérea e indeterminada, da mucho que pensar. Como ha dicho hace poco Oskar Lafontaine, “La Europa democrática empieza en casa”. Este marco nacional no es sustituto ni alternativa a lo internacional, sino mas bien su condición primera. (2)

Para acabar, una reflexión sobre la violencia.

III)   La Europa de hoy no es la del XIX, cuando cualquier avance social pagaba el precio de enormes cantidades de sangre y de violencia. En este continente mucho más rico, mucho más culto y demográficamente mucho más envejecido que el del siglo XIX, quien más quien menos tiene algo que perder. Eso sugiere que la no violencia popular tiene un nuevo sentido y grandes espacios a su favor.

Al mismo tiempo, la rebelión civíl y pacifica, el movimiento social transformador, no es ninguna broma postmoderna y on-line. Exige lo de siempre: compromiso, voluntad, organización y sacrificio. Y recoge represión y reacción. Es decir: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía absolutista.

La experiencia histórica más reciente nos avisa del enorme potencial de violencia y provocación que tiene el estáblishment. Los dos principales líderes antibelicistas del 1968 en Estados Unidos, Martin Luther King y Robert Kennedy, fueron asesinados. También lo fue el líder estudiantil más notable del 68 alemán, Rudi Dutschke, muerto de las secuelas de un atentado.

Hay que recordar también que la dictadura no es imposible ni una lejana reliquia histórica. Hace menos de cuarenta años la Europa del Sur, desde Portugal a Grecia pasando por España, estaba gobernada por dictaduras. Hace poco más de veinte toda la Europa del Este estaba gobernada por dictaduras comunistoides. Es decir: la mayor parte de Europa eran dictaduras hasta hace muy poco.

Y hay que volver a leer todo lo que expone el Profesor suizo Daniele Ganser en su libro de 2005 sobre Gladio, la cada vez más documentada evidencia de la manipulación directa del terrorismo de los años setenta y ochenta por grupos vinculados a la OTAN -los peores atentados en Italia, Bélgica y Alemania lo fueron. Volver a escuchar la opinión de algunos antiguos miembros de grupos alemanes violentos que hoy confiesan que seguramente su labor estuvo policialmente manipulada desde el principio. Analizar lo que sabemos de las protestas antiglobalización de julio de 2001 en Génova.  Lo que está ocurriendo ante nuestros ojos con los apoyos policiales y empresariales a la extrema derecha griega, o lo que se ha visto en España con los indignados… (3)

Hay que tener claro que cualquier presión hacia esa necesaria desmundialización ciudadana chocará, está chocando ya, con las habituales reacciones, tramas negras, represiones, manipulaciones mediáticas y juegos sucios. Repito: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía.

(*) Este texto sigue las notas de una conferencia pronunciada el 30 de noviembre en el Centre d´estudis Cristianisme i Justicia de Barcelona.

Notas

(1) Para la exposición de Samir Amin en castellano consultar Europa vista desde el exterior (en www.mientrastanto.org)

(2) El concepto desmundialización lo emplea Bernard Cassen. En L´heure de la démondialisation est venue,  Mémoire des Luttes  agosto 2011.

(3) El libro de Daniele Ganser,  La Operación Gladio y el terrorismo  en Europa Occidental,2005. Sobre el brutal aplastamiento de la pr

lunes, 10 de diciembre de 2012

UN PREMIO INFAME



LA GRAN BANDERA PIRATA ESTÁ AQUÍ NO EN SOMALIA


 

10dic 2012
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Etiquetas: UE
Hoy se hace entrega del Nobel de la Paz a la Unión Europea (UE); todo un insulto al testamento del fundador de los premio, Alfred Nobel, que estipuló que“la totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyos intereses serán distribuidos cada año en forma de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad”.  Y la UE no ha realizado, ni mucho menos, ese mayor beneficio.
La paz no es únicamente la ausencia de guerra, entendida ésta como el enfrentamiento bélico, sino la convivencia tranquila, sin tensiones provocadas, por ejemplo, por situaciones de desigualdad. Y precisamente la desigualdad se ha ido incrementando en los países de la Unión Europea de manera alarmante, incluida, la venerada Alemania. Sólo en los últimos años, la UE ha mirado a otro lado cuando países que la componen -entre ellos España-, iniciaron una guerra ilegal contra Iraq; no sólo ha obviado ocupaciones ilegales como la de Marruecos en el Sáhara Occidental sino que, además, la ha explotado con acuerdos de pesca ilegítimos; ha consentido deportaciones de gitanos rumanos; ha visto con buenos ojos el trato inhumano que reciben los inmigrantes en Grecia, muchos de ellos refugiados, con tal de que no avancen por Europa…
Ni siquiera hay igualdad de género, pues menos del 14% de los embajadores europeos y menos del 5% de los ministros de la UE son mujeres. Y ahora, por vía de la troika, la UE se ha convertido en una de las mayores generadoras de miseria en todo el mundo, desmantelando los Estados de Bienestar europeos para perpetuar el sistema de privilegios de la élite económica dominadora, destruyendo todas las conquistas logradas por la clase trabajadora durante décadas y entregando un cheque en blanco al empresario, legalizando la explotación. De hecho, nunca antes hubo tanta inseguridad jurídica como ahora en la UE, puesto que cualquier ley que suponga una garantía para los más desfavorecidos es susceptible de ser borrada del mapa, como se han encargado de hacer, entre otros, el gobierno de España con el aplauso de los Estados Miembro.
Por todo ello, más que el Nobel de la Paz, debería denominarse el Nobel de la Pez, ya saben, del meconio, de la primera defecación de los bebés. Sin embargo y aún después de lo expuesto, tampoco debería sorprendernos el premio, sobre todo si miramos a quién lo otorga. A fin de cuentas, es como si el gremio de ladrones nombra personalidad del año a Jaume Matas o Rodrigo Rato, por ejemplo, según sus criterios sin duda que lo son. Algo parecido pasa con el Nobel de la Pez, cuyo jurado es el Storting (Parlamento) noruego.
Noruega, en realidad, no forma parte de la Unión Europea. Nunca ha querido pertenecer -el último referéndum, en 1994, así lo ratificó- porque, de serlo, con total seguridad sería un donante neto. A fin de cuentas, es el sexto mayor exportador de petróleo del mundo y el segundo de gas; de hecho, la cuarta parte del gas natural que se consume en Europa es noruego. En lugar de ser un Estado Miembro, prefiere quedar al margen (de esa solidaridad) pero participando de pleno en el mercado común.
¿Qué pensaría Alfred Nobel si conociera este Premio a la UE? Seguramente le aterraría, pero no menos de lo que le aterraría su propio país, el que otorga los premios. Los Premios Nobel son, en realidad, fruto del remordimiento de un empresario que a su muerte se arrepintió de haberse hecho rico con la minería y a costa de las guerras (inventó la dinamita). En 2011 el Gobierno de su país exportó armas, municiones y otros materiales militares por casi 3.900 millones de coronas (algo más de 530 millones de euros), un 50% más que en 2010. Su propio ministerio de Exteriores admite que, por ejemplo en la guerra de Iraq, al menos 200 víctimas civiles murieron por armas noruegas.
Asi que, y con el antecedente de Obama, ¿de qué nos sorprendemos por que la UE sea Premio Nobel de la Paz? El año que viene, igual le cae al FMI, quién sabe


David Bollero

 

 

Diario Público 10 de 2012

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