Jean-Luc Mélenchon
Las cumbres europeas se suceden y se parecen. La de estos 28 y 29 de junio no supone una excepción, todo lo contrario. François Hollande ya había adoptado, sin embargo, compromisos muy claros en su proyecto presidencial: "Renegociaré el Tratado Europeo privilegiando el crecimiento y el empleo, y reorientando el papel del Banco Central Europeo" (compromiso n°11). Los resultados de la cumbre del 28-29 de junio están muy lejos de este objetivo.
François Hollande no ha renegociado nada del todo. La cuestión se llevaba oyendo desde el 21 de junio, en la famosa «mini-cumbre de Roma». Merkel llegó allí fuerte por la capitulación del SPD, principal aliado de Hollande en Europa, a la que llevaba dedicada desde hace varias semanas: éstos votarían por el pacto presupuestario sin que ella tuviera que ceder en alguna forma de mutualización de la deuda, la que fuera. Al igual que Mario Monti, también disponía ella de un medio de presión considerable: Alemania e Italia, a semejanza de Francia y España, tienen derecho de veto sobre la entrada en vigor del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Ahora bien, en el primer caso, el Bundestag debía pronunciarse sobre ese mecanismo justo después de la cumbre, en el otro caso, la fecha de voto de los diputados italianos no se ha fijado todavía. La señora Merkel no cederá en nada sobre la mutualización, so pena de ver a la CDU rechazar el MEE. En lo que respecta a Mario Monti, no abandonará nada de su idea de no esperar a que se desarrolle el MEE para rescatar los títulos de la deuda italiana (como puede hacerlo el MEE) y utilizar desde ya mismo el FESF para este fin. Compensaría así el hecho de que el BCE haya dejado de lado su programa de rescate desde mediados de marzo. Por lo que respecta a Mariano Rajoy, debía evitar cuanto antes el rechazo del BCE a recapitalizar más los bancos españoles y conseguir que el FESF lo haga directamente sin llegar a hacer más pesada su deuda. Todos han logrado sus fines. Y para eso se han servido del hecho de que Hollande esté dispuesto a cederlo todo para salir de la cumbre con un «pacto por el crecimiento».
Por tanto, la UE se ha dotado en realidad de un «pacto por el crecimiento y el empleo». No hay nada de nuevo en ello. Volvemos a encontrar las orientaciones fijadas por doce jefes de Estado y de gobierno de derechas que la cumbre europea de marzo, o sea, el señor Sarkozy, había adoptado. Profundización del mercado único, completa puesta en marcha de la directiva de servicios, profundización del mercado único de la energía, aplicación de las «nuevas herramientas de gobernanza económica» (el famoso «6 pack» -es decir, poner bajo tutela los presupuestos del Estado y las sanciones financieras-, el Semestre europeo, el Pacto por el euro plus), adopción rápida del «2 pack » (que hace entrar en el derecho europeo lo esencial de las disposiciones del pacto presupuestario e incrementa el poder de la troika sobre los estados en dificultades), aceleración del establecimiento de zonas de librecambio, sobre todo transatlántico, ¡ahí está todo!
Evidentemente no es en eso en lo que François Hollande ha puesto el acento. Plantado por sus camaradas del SPD alemán en los eurobonos, ya no podía valerse de gran cosa. Poco importa, ha sacado pecho. «Hay nuevos instrumentos» ha explicado antes de enumerarlos. Los «project bonds» para empezar. 4.500 millones. En lo referente, Hollande tiene razón en un punto: estos project bonds se establecerán por vez primera este verano. Pero esto nada tiene que ver con su intervención: ya se han discutido en los arcanos europeos y los ha validado el Parlamento Europeo. Enseguida ha tenido que reconocer que «no se trata de nada nuevo» en el momento de anunciar la recapitalización del BEI. 70.000 millones. En cuanto al resto ni siquiera ha tenido la desfachatez de pretender que había algo nuevo: todo vendrá de la reasignación de fondos estructurales no gastados, es decir, de sumas ya previstas en el presupuesto europeo. Nótese que respecto a estos fondos que pueden gastarse hasta 2013 por parte de las localidades, habrá que esperar probablemente para reasignarlos y decidir, llegado el caso, en detrimento de qué proyecto podrá hacerse esa reasignación. Queda la tasa sobre las transacciones financieras de la que se jacta François Hollande que «busca los países voluntarios para aplicare esta tasa». Se trata de una vergonzosa mentira: en febrero de este año, nueve estados (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Austria, España, Finlandia, Grecia y Portugal) han presentado un informe para aplicar juntos esta tasa a título de cooperación reforzada.
Lo que no ha dicho François Hollande es que esa cumbre europea clausuraría el Semestre europeo 2012. Conforme a las reglas de este «Semestre », se habían decidido ahí las reformas que deberán realizar los diferentes gobiernos so pena de sanción. François Hollande ha aceptado sin rechistar dar por válidas las «recomendaciones» que la Comisión Europea había hecho a Francia a finales de mayo, a saber, entre otras: mayor rigor presupuestario, continuación de la reforma de las jubilaciones, mantenimiento del IVA social, liberalización sobre todo del sector servicios y de transportes, desregulación del mercado de trabajo…Un concentrado de sarkozysmo.
Sin embargo, después de esta Cumbre, François Hollande se ha atrevido a afirmar que «se ha reorientado Europa tal como convenía». Ha explicado que para él el pacto presupuestario, el pacto por el crecimiento y el impuesto a las transacciones financieras constituyen un «marco global y coherente». La única coherencia que se desprende de ello es, no obstante, una visión austeritaria. La de una federalización autoritaria que no crea la menor institución democrática. La creación de un Parlamento Europeo que disponga, como todo parlamento digno de este nombre, de poder de iniciativa legislativo no está siempre a la orden del día, no más que la participación acrecentada de los parlamentos nacionales en la formación del derecho europeo. Y ni pensar en consultar a los pueblos sobre este nuevo giro de envergadura de la construcción europea. El presidente ha anunciado que presentaría conjuntamente los pactos por la austeridad y por el crecimiento así como el pacto que instituye una tasa sobre las transacciones financieras en el Parlamento, y que no pensaba que pasaran por un referéndum. Ni siquiera el pacto presupuestario que pretendía renegociar. Como señal de la poca confianza en la "renegociación" prometida por Hollande, a continuación de los diputados socialdemócratas portugueses y daneses, los diputados del SPD alemán, principal aliado de François Hollande, han votado por este pacto, con 23 excepciones.
Más que nunca, es urgente hacer campaña por otra Europa y luchar por conseguir un referéndum sobre el pacto Merkozy.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
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