lunes, 22 de septiembre de 2014

La lucha por la independencia no ha terminado en Escocia a pesar del voto del miedo

 

 

BRAVEHEART2

 

Tariq Alí · · · · ·

Los unionistas de todas las tendencias desde los orangistas hasta los conservadores y laboristas de toda laya estarán encantados con los resultados escoceses. El Reino Unido se ha salvado. Han ganado por 400.000 votos. No es un gran triunfo, pero sí una victoria, y una derrota para el movimiento independentista.

Voy a esperar para el desglose detallado por edades, sexos y clases antes de comentar todos estos aspectos, pero la historia no ha terminado. Su victoria ha sido posible gracias al Proyecto Miedo que ha requerido una campaña de los medios de comunicación que incluso Goebbels habría admirado. Recuerda a las recientes ofensivas en América del Sur, pero allí nuestro bando ganó a pesar de la oposición del 99% de los medios de comunicación. Aquí, también, los medios de comunicación fueron respaldados por una violenta campaña de las grandes empresas –con los bancos a la cabeza- y todos los principales partidos. A pesar de todo eso, el voto por la independencia fue casi del 45%, y en Glasgow y Dundee fue mayoritario.

Cómo de corta es la memoria en estos tiempos lo demuestra que Gordon Brown fue elevado a salvador de la Unión. Actuó bien, derramando lágrimas de cocodrilo por el Servicio Nacional de Salud [NHS, por sus siglas en inglés] que él y Blair ya habían comenzado a privatizar y debilitar mediante dudosas iniciativas de financiación privada. El secretario de salud del nuevo laborismo Alan Milburn trabaja ahora para la medicina privada, ¡para una compañía que él ayudó como ministro en el gobierno!

¿Qué ocurrirá ahora? Cameron usará la victoria para presentarse a sí mismo como el hombre que salvó la Unión, con cierta justificación. El Proyecto Miedo fue concebido en Downing Street, con Nick Clegg y Ed Moribund a su servicio como pajecitos. Simultáneamente, Cameron impulsará mediante (con las medidas de autonomía fiscal completa) una ley para impedir que los parlamentarios escoceses puedan votar sobre cuestiones inglesas. Esto mantendrá a los conservadores unidos, hará feliz a UKIP [partido thatcherista que reclama la salida del Reino Unido de la UE. NdT] y dejará jodidos a los laboristas. ¡No más carne de cañón escocesa para los votos de Westminster sobre el presupuesto!

En Escocia habrá mucha introspección en el seno del Partido Nacionalista de Escocia. ¿Cómo han podido perder en algunos de sus feudos? ¿Han trabajado lo suficientemente duro? ¿Debe ser destituido Alex Salmond y reemplazado por Nicola Sturgeon? [Alex Salmond ya ha dimitido pocas horas después de conocerse el resultado del referéndum. NdT]. Y quién sabe qué más…

En la izquierda la enérgica y no sectaria Campaña por la Independencia Radical luchó bien. Sería importante preservar y mejorar esta corriente política escocesa para razonar a favor de una Escocia muy diferente y eso significa mantener unido al movimiento.

La Escocia radical no desaparecerá y el modelo no debe retroceder a los fallos probados de la izquierda socialista, sino conducir a algo como Podemos en el Reino de España. Habrá tristeza y desmoralización, cosa que es perfectamente comprensible, pero no va a durar mucho tiempo. La política británica está empeorando y no mejorando.

El miedo conduce a la pasividad y aunque en este caso los unionistas han logrado meter miedo en las urnas, quizá no serán capaces de volver a hacerlo. La esperanza conduce a la actividad y eso es lo que la campaña por la independencia ha representado. Vamos a ganar la próxima vez.

Tariq Ali es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso

lunes, 8 de septiembre de 2014

¿Quién está diciendo la "Gran Mentira" sobre Ucrania?

 

 

LUGANSK

Exclusiva: Washington describe la crisis de Ucrania como un film en blanco y negro con el presidente ruso Putin de malo y los golpistas de Kiev respaldados por EE.UU., de buenos. Pero la realidad es muy diferente. Mientras, el pueblo norteamericano permanece en su permanente engaño, ignorando los hechos clave.

Si nos preguntamos cómo podría el mundo tropezarse con la Tercera Guerra Mundial —como lo hizo en la Primera Guerra Mundial hace un siglo— todo lo que necesita es fijar su atención en la locura que ha envuelto a la práctica totalidad de la estructura de los medios políticos de Estados Unidos sobre el conflicto de Ucrania, donde un falsa narrativa de sombreros blancos contra sombreros negros se apoderó desde el principio de la situación, demostrando ser impermeable a la razón y a los propios hechos.

La mentira original tras la última sesión de "pensamiento en grupo" del Washington oficial, fue que el presidente ruso, Vladimir Putin instigó la crisis en Ucrania como parte de algún plan diabólico para reclamar el territorio de la extinta Unión Soviética, incluyendo Estonia y otros países bálticos. Aunque no hay en ello una pizca de información veraz, Estados Unidos apoyó este escenario y todas las personas "inteligentes" de Washington sólo "sabían" que esto era verdad, sin más, por decreto de la prensa prostituida al sistema y las grandes corporaciones.
Sin embargo, una vez que se reconoció la realidad —aunque pronto fue olvidada— la realidad es que la crisis fue provocada el año pasado por la Unión Europea al proponer un acuerdo de asociación con Ucrania, mientras que los neoconservadores estadounidenses y otros políticos de la línea dura y expertos en geoestratégia del bunker industrial-militar, decidieron utilizar a Ucrania como herramienta estratégica para socavar políticamente a Putin dentro de Rusia.
El plan incluso fue anunciado por organismos ultraconservadores estadounidenses, como la Fundación Nacional para la Democracia presidida por Carl Gershman, que escribió en la página editorial del Washington Post calificando a Ucrania como "el premio más grande" que le había tocado a Occidente y un paso intermedio importante para finalmente derrocar a Putin en Rusia.
Gershman, cuya organización está financiada por el Congreso de Estados Unidos, escribió: "Con la elección de Ucrania de unirse a Europa se conseguirá la desaparición de la ideología del imperialismo ruso que Putin representa. ... Los rusos, también, se enfrentan a unas elecciones, y Putin puede encontrarse a sí mismo en el lado perdedor no sólo entre sus vecinos, sino dentro de la misma Rusia."
En otras palabras, desde el principio, Putin fue el objetivo de la iniciativa de Ucrania, no el instigador. Pero incluso si se decide ignorar la clara intención de Gershman, habría que inventar una teoría de la conspiración muy retorcida para apoyar la creencia convencional sobre el gran plan de Putin.
Para creer que Putin era de hecho el autor intelectual de la crisis, habría que pensar que de alguna manera dispuso que la UE ofreciera el acuerdo de asociación el año pasado, luego convenció al Fondo Monetario Internacional para fijar esas "reformas" draconianas al presidente ucraniano, que hicieron a Viktor Yanukovich desistir de la operación.
Entonces, Putin tuvo que organizar manifestaciones masivas en la plaza Maidan de Kiev contra Yanukovich mientras entrenaba a las milicias neonazis para que aportaran la brutal violencia necesaria para finalmente derrocar al presidente electo y reemplazarlo por un régimen dominado por los nacionalistas ucranianos de extrema derecha y los tecnócratas designados y respaldados por Estados Unidos. A continuación, Putin tuvo que conseguir que el nuevo gobierno realizara acciones provocativas contra los rusos étnicos en el este, incluyendo la amenaza de prohibir el ruso como idioma oficial. E incluir en este guión que Putin —al mismo tiempo— estaba actuando como si estuviera tratando de ayudar a Yanukovich a desactivar la crisis e incluso consiguió la aquiescencia de Yanukovich para acordar que el 21 de febrero aceptara un acuerdo negociado por tres países europeos pidiendo elecciones adelantadas en Ucrania en las que arriesgaba el poder. En cambio, Putin fue supuestamente estaba ordenando a las milicias neonazis que expulsaran a Yanukovich mediante un golpe de Estado el 22 de febrero, todo ello para crear la crisis actual.
Si bien este escenario de fantasía sería el del más extremado rubor teórico de la conspiración, esta narrativa fue abrazada por destacados políticos estadounidenses, entre ellos la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, y los "periodistas", del New York Times y la CNN. Todos ellos coincidieron en que Putin era un loco inmerso en una tarea de agresión brutal contra de sus vecinos con el objetivo de reconstruir el Imperio Ruso. Clinton incluso lo comparó con Adolf Hitler.
A continuación, esta falsa narrativa fundacional fue adornada por un cuadro pintado por el persistente de EE.UU. distorsionando los informes sobre el desarrollo de la crisis. De hecho, durante los últimos ocho meses, hemos visto sin duda desde varios ángulos la cobertura de una importante crisis internacional, aunque hubo otras estampidas esperpénticas del estilo de la inexistentes armas de destrucción masiva de Irak en 2002-03, la supuesta bomba nuclear de Irán, cuyo supuesto proyecto para sirvió demonizar a Irán durante de las última décadas, la "crisis humanitaria" de Libia de 2011, y el ataque con gas sarín en Siria en 2013.
Pero la histeria sobre Ucrania —con funcionarios estadounidenses y editorialistas ahora tratando de urdir una respuesta militar de la OTAN sobre la supuesta "invasión" de Ucrania por parte de Rusia— plantea la posibilidad de una confrontación nuclear que podría acabar con toda la vida en el planeta.
La 'Gran Mentira' de la "Gran Mentira"
Esta locura alcanzó nuevos vuelos con un editorial del 1 de septiembre en el neoconservador Washington Post flagrantemente erróneo al afirmar que el ocultamiento de las armas de destrucción masiva por parte de Sadam Hussein era un "hecho incontrovertible". En su nueva redacción, el Mensaje retomó muchos de los elementos clave de la narración falsa sobre Ucrania en el contexto orwelliano de acusar a Rusia de engañar a su propia gente.
La "claridad cristalina" del editorial del Post consistía en contar la "Gran Mentira", mientras que acusaba a Putin de contar la "Gran Mentira." El editorial comenzó con el mito original de la agresión llevada a cabo por Putin cuyo "amargo resentimiento" por el colapso del imperio soviético había hecho metástasis en el nacionalismo ruso en plena ebullición...
"En el enjuiciamiento de la ampliación de la guerra en Ucrania, también se están utilizando los medios de comunicación controlados por el Estado para ocultar la verdad, de tal forma que la mayoría de los rusos están mal informados —o informados a medias— sobre los acontecimientos en su vecino del oeste...”
"En referencia a las milicias rusas del este de Ucrania, ahora respaldadas por las tropas y las armas rusas, Moscú habla de los combatientes ucranianos comparándolos con los nazis de Ucrania que lucharon a favor de Hitler y en contra de sus propios compatriotas en la Segunda Guerra Mundial. Las propias fuerzas que respaldan al gobierno de Ucrania en Kiev son fascistas y neo-nazis, según dijo el Sr. Putin personalmente el viernes".
El mensaje continúa: "Contra los instrumentos de propaganda de Rusia, Occidente podría promover una versión justa y objetiva de los hechos. Incluso en un país con un acceso sin restricciones a Internet, el poder de los medios de comunicación tiene una influencia importante en la opinión pública".
La distorsión de la corriente principal de los medios de comunicación norteamericanos al “informar” de la crisis de Ucrania es algo que ni un totalitario real podría haber soñado. Prácticamente ausente de los principales medios de comunicación norteamericanos de todo el espectro político, no ha habido ningún esfuerzo significativo para contar el otro lado de la historia o para descubrir las muchas veces en que la "versión justa y objetiva de los hechos" contada por Occidente ha sido falsa o engañosa, empezando por la versión de quién empezó esta crisis.
Ciegos ante los neonazis
En otro ejemplo, el Post y otros de los principales medios estadounidenses han ridiculizado la idea de que los neo-nazis jugaron un papel significativo en el golpe que derrocó a Yanukovich el 22 de febrero o en la brutal ofensiva del régimen de Kiev contra los rusos étnicos en el este de Ucrania.
Sin embargo, de vez en cuando, la verdad incómoda ha roto la mordaza. Por ejemplo, poco después del golpe de Estado de febrero que la BBC describió cómo "los neonazis encabezaron la toma violenta de los edificios del gobierno para echar a Yanukovich del poder y luego fueron recompensados con cuatro ministerios en el régimen que fue improvisado en las secuelas del golpe de Estado.
Cuando los rusos étnicos en el sur y el este resistieron los edictos de los nuevos poderes en Kiev, algunas milicias neonazis fueron incorporadas a la Guardia Nacional y enviadas al frente de batalla como tropas de asalto con ganas de luchar y matar a la gente a quien consideran "Untermenschen" utilizando el término alemán despectivo con el que los nazis denominaban a los eslavos: infrahumanos.
Incluso el New York Times, que ha sido uno de los violadores más atroces de la ética periodística en la cobertura de la crisis de Ucrania, tomó nota de que las milicias neonazis de Kiev llevaban banderas nazis en una orgía de svásticas y demás simbología nazi, mientras dirigían los ataques a las ciudades del este —aunque consignada esta realidad embarazosa en los última tres párrafos de una larga historia Times comienza a escribir sobre un tema diferente. [Ver en Consortiumnews.com "El NYT descubre en Ucrania neonazis luchando."]
Más tarde, el conservador London Telegraph escribió una historia mucho más detallada acerca de cómo el régimen de Kiev había reclutado conscientemente estas tropas de asalto especiales, que llevaban el símbolo Wolfsangel favorito de las SS de Hitler, para liderar la lucha callejera en las ciudades orientales que fueron ablandadas por primera vez por la artillería del ejército . [Ver de Consortiumnews.com "Ignorando a las tropas neonazis de Asalto de Ucrania".]
Se podría pensar que liberar tropas de asalto nazi en una población europea por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial sería una gran historia —dada la cantidad de cobertura que se da a erupciones mucho menos significativos de sentimiento neo-nazi en Europa— pero esta fea realidad en Ucrania desapareció rápidamente en el agujero de la memoria de los medios estadounidenses. No encajaba el bueno preferido / en la narrativa de chico malo, con los buenos del régimen de Kiev y los malos de la película.
Ahora, el Washington Post ha ido un paso más allá omitir la referencia de Putin a la violencia extrema causado por batallones neonazis de Kiev como parte de la "Gran Mentira". El mensaje está diciendo a sus lectores que cualquier referencia a estos neonazis es sólo un "fantasía".

Y, aún más preocupante, la corriente principal de los medios de comunicación de Estados Unidos y toda la clase política de Washington continúan ignorando la matanza de miles de rusos étnicos, incluidos niños y no combatientes por gobierno de Kiev. La "responsabilidad de proteger" a la gente ha desaparecido de repente. O, todas las muertes son de alguna manera culpa de Putin por haber provocado la crisis de Ucrania en primer lugar.
Una "invasión" misteriosa
Y ahora está el curioso caso de la supuesta "invasión" de Ucrania por parte de Rusia, otra reivindicación alarmista pregonada por el régimen de Kiev y de la que se hizo eco de la línea dura de la OTAN.
Aunque me han dicho que Rusia proporcionó algunas armas ligeras a los rebeldes al principio de la lucha para que pudieran defenderse ellos y su territorio —y un número de nacionalistas rusos han cruzado la frontera para unirse a la lucha— las pretensiones de una "invasión abierta" con tanques, artillería y convoyes de camiones, han sido respaldadas con escasas pruebas.
Un ex funcionario del espionaje estadounidense que las ha examinado, afirmó que lo que había para apoyar las pretensiones de una invasión rusa significativa equivalía a "prácticamente nada". En cambio, parece que los rebeldes rusos étnicos pueden haber evolucionado hasta convertirse en una fuerza de combate más eficaz de lo que muchos pesaron en Occidente. Después de todo, están luchando en su propia casa para defender su vida y su patria.
Preocupado por el reciente juicio apresurado sobre la "invasión", un grupo de ex funcionarios y analistas del espionaje de Estados Unidos, tomó la inusual decisión de enviar una nota a la canciller alemana Angela Merkel, en la que le advertían de una posible repetición de las afirmaciones falsas que llevaron a la guerra de Irak.
"Usted necesita saber", escribió el grupo, "que las acusaciones de una importante 'invasión' de Ucrania por parte de Rusia no parecen estar apoyadas por información fiable. Más bien, la información parece ser de la misma especie dudosa, utilizada hace 12 años para 'justificar' el ataque liderado por Estados Unidos que arrasó Irak".
Pero estas dudas e inquietudes no se reflejan en editoriales u otras informaciones de la prensa gubernamental-corporativa. De hecho, los estadounidenses que dependen de estos poderosos medios de prensa para su información están tan “protegidos contra la realidad” como si vivieran en una sociedad totalitaria.

Por Robert Parry (Consortium News) Periodismo de investigación

Traducido por Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org


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* El periodista de investigación Robert Parry desmontó muchas de las historias de Irán-Contra para The Associated Press y Newsweek en la década de 1980.

Fuente: consortiumnews.com/2014/09/08/whos-telling-the-big-lie-on-ukraine/

Romper el decadente Estado británico. Sobre la independencia de Escocia

 

Tariq Ali

Escocia es una nación desde hace mucho tiempo. No tardaremos en saber si la ciudadanía quiere que esta nación se convierta en un Estado. Deseo que lo hagan. No sólo va a abrir nuevas oportunidades para su propio país, sino que se romperá el atrofiado y decadente Estado británico y debilitará su eficacia como un vasallo de Estados Unidos.

De ahí los llamamientos de Obamay Hillary Clinton a votar 'No', un sentimiento que Blair comparte plenamente, pero no se atreve a admitirlopor temor a que su intervención podría inclinar la balanza en la dirección opuesta. No hay ninguna cuestión de principio aquí, sólo intereses imperiales.

Los EE.UU. aceleraron la desintegración del viejo Estado soviético, primerolas repúblicas bálticas, a continuación Ucrania y Asia Central. Le siguió la destrucción de Yugoslavia. Si Letonia y Eslovenia, ¿por qué no Escocia?Después de todo, el SNP decidió (por desgracia) permanecer en la OTAN.

Fueron intelectualmente muy regocijantes los dos viajes a Escocia que hiceeste verano para presenciar y participar en los debates serios que tienen lugar en salones, iglesias, calles, bares y casas. ¡Qué contraste con lalúgubre vieja Inglaterra, donde los tres grandes partidos y todos los medios de comunicación están en contra de la independencia de Escocia!

La campaña del "No" carece de sentido y sutileza, y se basa exclusivamenteen el miedo. Pero son las fuerzas del conservadurismo pesimista en Escociaque se demuestran superficiales y parroquianas. El SNP, y aún más la Campaña de Independencia Radical, miran una Escocia independiente a través de perspectivas internacionales. Su mirada se fija en el modelo noruego y más allá. Hace unos meses, en una carta abierta al pueblo de Escocia publicada por el Herald, algunos de los principales escritores e intelectuales de Escandinavia alentaron el nacimiento de un Estado independiente, recordando a los escoceses que la ruptura de Noruega con Suecia en 1905 también fue precedida por alarmismo, pero mejoró la calidad de vida y la política en ambos países.

El notable crecimiento del movimiento pro-independencia es el resultado del desmantelamiento que hizo Thatcher del Estado de bienestar, con los aplausos y continuación de Blair-Brown por su obra destructora. Hasta entonces los escoceses habían decidido seguir con el laborismo, haciendo la vista gorda a la corrupción y la trapacería que caracterizaron la maquinaria del partido en Escocia.

Se acabó.
Cuando un gran número de personas deja de creer que puedan ejercer la autodeterminación política dentro del orden social existente, empieza a mirar más allá de los partidos de gobierno tradicionales. En el continente (y en Inglaterra) esto ha llevado al crecimiento de la derecha. En Escocia lo que se pide es la autodeterminación nacional, social y política: en términos concretos, esto significa una democracia social, humanista.
Aunque el miedo desemboque en una mayoría unionista, todos están de acuerdo en que las cosas nunca volverán a ser lo mismo.
Y si Escocia gana, quizá la calma somnolienta de la política inglesa será alterada.

Tariq Ali es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso

Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós

viernes, 5 de septiembre de 2014

ESTADOS UNIDOS Y SU TERRIBLE DECADENCIA


La fase demencial del totalitarismo neoliberal


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Por Alberto Rabilotta*

No hay que ser un experto para ver que en los últimos meses, y de manera cada vez más acelerada, el imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN están tratando de crear todas las condiciones para transformar las relaciones internacionales en un nuevo teatro de confrontaciones con vistas a mantener el ya cuestionado sistema internacional unipolar y la hegemonía neoliberal.
Hace apenas tres años, cuando alboreaba la multipolaridad con los esfuerzos de creación de UNASUR y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con Rusia tratando de consolidar una región euroasiática y los BRICS explorando una alternativa a la tiranía neoliberal, el imperialismo se lanzó a la creación de nuevos focos de tensión, interviniendo en Libia –que en ese entonces era un país clave de una necesaria integración africana-, en Siria y en países de África, y relanzó con fuerza la subversión en varios países latinoamericanos.
En la segunda parte del 2013, cuando arreciaba la agresión intervencionista en Siria, el último gran país del Oriente Medio con un sistema en el que convivían diversos pueblos, culturas y religiones, en el marco de la reunión del G20 en San Petersburgo y gracias a la carta del papa Francisco, Rusia introdujo el tema de Siria, amenazada con bombardeos aéreos por parte de Estados Unidos (EE.UU.) y países de la Unión Europea (UE) por el supuesto e inventado uso de armas químicas por parte del gobierno sirio, y forzó una difícil negociación para frenar la amenaza de bombardeos a cambio de sacar el arsenal químico de Siria y destruirlo.
La firme posición rusa en el caso de Siria, que contó con el apoyo de China y la mayoría de países del mundo, mostró por primera vez que existían fuerzas capaces en la escena internacional para ponerle límite o término al sistema unipolar creado por EE.UU. desde el derrumbe de la Unión Soviética, y comenzar el restablecimiento de un orden multipolar, algo que para el imperialismo significaría el comienzo del fin de su proyecto de hegemonía neoliberal total.
No en vano desde el 2013, y en particular durante la primera parte del 2014 cuando la CELAC se formó, y en perspectiva de la reunión cumbre en Brasil el BRICS esboza sus intenciones de crear instrumentos financieros para liberarse del dólar, que directamente o a través de sus lacayos locales EE.UU. y sus aliados arreciaron sus intentos subversivos en Venezuela e incrementaron la desestabilización política, financiera y económica en otros países latinoamericanos.
Es en esta perspectiva de desestabilización, específicamente del gobierno de la presidenta Cristina Fernández, que juega un importante papel la decisión y todo el actuar del juez Thomas Griesa de Nueva York para favorecer a los “fondos buitre”: esa decisión constituye una nueva arma del sistema judicial estadounidense para someter a los países deudores, que son mayoría en el mundo, a una ley estadounidense que siempre es interpretada de manera a satisfacer al gran capital.
Y desde enero pasado el imperialismo neoliberal puso en acción las fuerzas que desde hace años venía financiando, entre ellas los ultranacionalistas y neonazis, para crear un peligroso foco de tensión permanente en Ucrania, en la “puerta de entrada” de Rusia.
El rechazo del presidente constitucional Víctor Yakunovich a una integración con la UE que significaba la desindustrialización del país, disparó la operación para derrocarlo y reemplazarlo con uno que aceptaría, como ha sido el caso y muy rápidamente, el dictado de Washington, del FMI y de la OTAN, destruyendo a cañonazos y bombardeos la oposición interna en el Este del país, con el claro intento genocida de eliminar la población ruso-parlante, como dijo en la televisión un “periodista” ucraniano (1), y así recuperar esas tierras. No dijo, pero se puede asumir, que una vez “limpiadas” de “gente inútil” esos territorios servirían para instalar armamentos ofensivos de la OTAN y crear una constante amenaza directa a la seguridad de Rusia.
Para lanzar la reciente cruzada contra Rusia, como dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Moscú, Sergei  Lavrov, “si no hubiera sido Ucrania, les aseguro, cualquier otro aspecto de la política interior o exterior de Rusia les hubiera servido de razón”. Lavrov lamentó que las buenas intenciones expresadas por los “socios occidentales en Europa” no resistan la inercia de la Guerra Fría que busca “llevar a todos los europeos bajo el techo de la OTAN y hacerlos que se dirijan a Rusia con un tono severo”. Esta miopía política, agregó, está basada en la intención de imponer su voluntad a toda costa, de adoptar sanciones contra quienes disienten y tomar represalias contra quienes están por “la independencia y no aceptan obedecer el orden mundial unipolar” (2).
Este orden unipolar permite a EE.UU. y sus aliados la impunidad criminal que se manifestó por enésima vez en la agresión, con bombardeos y fuerzas terrestres que mataron a cerca de dos mil personas, en la Franja de Gaza. Israel actúa impunemente gracias al apoyo político, diplomático y a las armas y datos de inteligencia estadounidenses,  como confirman los documentos revelados recientemente por el informante Edward Snowden y publicados por el periodista Gleen Greenwald (3).
La ley estadounidense debe prevalecer.
Estados Unidos, cuya existencia jamás fue amenazada por guerra alguna fuera de la guerra de Secesión, no posee más que una definición ideológica de sus enemigos: aquellos que no aman el modo de vida estadounidense, se encuentren donde sea, afirmaba en 2005 el historiador Eric Hobsbawm durante una conferencia en la Universidad de Harvard dedicada a destacar las diferencias entre la hegemonía estadounidense y la otrora hegemonía británica.
Este historiador argumentó que Gran Bretaña, como su hegemonía no dependía de la potencia imperial sino de su comercio, se adaptó más fácilmente a las derrotas políticas, como ya lo había hecho cuando tuvo su mayor derrota política, con la pérdida de las colonias en América. Y luego recordó que durante la Guerra Fría el crecimiento de las empresas estadounidenses en el mundo fue hecho bajo el padrinazgo del proyecto político de EE.UU., con el cual se identificarían muchos de los grandes patrones así como la mayoría de los estadounidenses. A cambio, dada su hegemonía mundial, la convicción de Washington de que la ley estadounidense debe prevalecer en las relaciones de los estadounidenses con el mundo adquirió una fuerza política considerable.
Y Hobsbawm concluyó la conferencia con una pregunta cuya respuesta es ahora evidente:¿Retendrá EE.UU. esta lección o cederá a la tentación de mantener una posición que se erosiona apoyándose en la fuerza político-militar, engendrando así no el orden mundial sino el desorden, no la paz mundial sino la guerra, no el avance de la civilización sino la barbarie? (4).
Ahora el paseo por la realidad y el despertar de la “inteligencia social”.
Por su naturaleza, que implica “desencajar” la economía capitalista de la sociedad y poner el Estado al servicio exclusivo de los grandes intereses económicos, financieros y comerciales, el imperialismo neoliberal no tiene otra alternativa que destruir toda forma de democracia y de soberanía popular y nacional. Su única opción es el totalitarismo. El intelectual húngaro Karl Polanyi, historiador de la economía, consideraba la idea de los “mercados autoregulados” a nivel mundial –el neoliberalismo- como una peligrosa utopía, y ya en 1945 advertía que EE.UU. tenía el basamento histórico e ideológico para intentar llevarla a cabo (5).
La utópica misión del neoliberalismo es instaurar un régimen universal basado en las leyes estadounidenses, como nos recuerda Hobsbawm, y para ello debe lograr que los Estados soberanos cedan su soberanía, acepten aplicar la ley estadounidense (¿No es lo que Griesa exige?) y derriben las barreras nacionales, para así convertirse en Estados garantes de un sistema al servicio exclusivo de  los intereses económicos representados en los oligopolios financieros, industriales, comerciales, mineros, agroindustriales, entre otros más cuyas casas matrices están en EE.UU., la UE, Japón, Canadá y otros países de la órbita imperial.
Tal sistema no admite alternativas socioeconómicas, sean nacionales o regionales y estén o no basadas en el capitalismo, que impliquen la intervención activa de los Estados, grados de planificación socioeconómica y que los pueblos a través de los organismos políticos y sociales, actuando en democracia, tomen decisiones soberanas para defender legítimos intereses populares y nacionales.
Precisamente porque no puede tolerar competición alguna proveniente de otras alternativas socioeconómicas, ya que no tiene absolutamente nada de positivo que ofrecer a los pueblos, es que el neoliberalismo pudo desplegarse en toda su dimensión a partir del derrumbe de la Unión Soviética, cuando también se desplomó el orden mundial multilateral, y fue  aplicado con particular saña en Rusia y demás ex países socialistas.
Una de las razones por las cuales el imperialismo neoliberal se lanzó en lo que parece una desbocada carrera para imponer su dictado a nivel mundial, es que en dos regiones muy importantes, América latina y Eurasia, se han lanzado movimientos de integración económica, comercial, financiera y hasta monetaria. Y que estas iniciativas –que incluyen el BRICS en tanto que mecanismo de comunicación entre varias regiones-, han recibido nuevos impulsos políticos y están dando pasos hacia la creación de mecanismos para funcionar sin una subordinación al sistema neoliberal. Para el proyecto imperial estadounidense, que busca someter a todos los pueblos, estas iniciativas regionales deben ser destruidas.
El ministro de la Corte Suprema argentina Raúl Zaffaroni, al responder a la pregunta de Página/12 sobre qué reflexión le merece, como jurista y no como ministro de la Corte, la situación que plantean los llamados “fondos buitre”, dijo que “veo esto con un poco de miedo. Para decir la verdad, con mucho miedo. Como diría Galeano, todo parece patas arriba. Si trajésemos a alguien que hubiese dormido unas décadas, no podría entender nada. Tengo miedo por el mundo, esa es la verdad. El poder político, el de los Estados, está sobrepasado por el poder económico de oligarquías, de pequeños grupos de personas que manipulan a su gusto los medios de comunicación y el poder económico (…) Lo digo más claramente: siempre ha habido y es inevitable que haya vínculos  y acuerdos entre los poderes político y económico, pero ahora el primero tiende a desaparecer o a ser manejado completamente por el segundo transnacionalizado”.
Más adelante, y al ser preguntado por qué nos encontramos hoy en tal situación, el ministro Zaffaroni responde que “esa es la segunda parte de la cuestión y respecto a la cual tenemos que pensar en el futuro. Nuestros propios gobiernos cedieron la soberanía nacional, sujetándonos a un tribunal provincial extranjero (en el caso del juez de Nueva York,  Thomas Griesa) y a una Corte Suprema que declara no interesarle nada, en favor de unos especuladores con capacidad de pagar abogados y hacer lobbies (…) Creo que lo primero que debemos hacer con miras al futuro es reformar la ley y declarar imprescriptible la administración fraudulenta en prejuicio de los intereses nacionales en toda negociación internacional que comprometa sustancialmente la economía nacional. Sé que me colgarán cualquier cartel para descalificar esta opinión, pero el mundo penal internacional viene pensando estas cosas desde hace algún tiempo” (6).
El mismo 3 de agosto en Página/12, y quizás como prueba de que se está formando esa “inteligencia social” de que hablaba Karl Marx, el filósofo José Pablo Feinmann comienza su artículo enfatizando que “el capitalismo de las últimas décadas se ha manejado en el modo del vértigo”, descripción con la cual muchos analistas y periodistas estamos de acuerdo, y luego agrega que “el Imperio es el Imperio y no habla dialectos, no respeta la autonomía de los ‘polos’, arrasa con las identidades nacionales, los Estados nacionales () el orgullo europeo y las vidas iraquíes o las vidas de quienes se le opongan. No hay política multipolar, El capitalismo es un sistema totalizador. Lo fue desde 1492, cuando nace, y lo es hoy, más que nunca, por medio de la gran revolución de este tiempo, que no es la del proletariado marxista, sino, otra vez, la del burgués conquistador: la comunicacional” (7).
Todo lo anterior me parece señalar que el combate contra el imperialismo neoliberal es la tarea principal, y es una tarea urgente porque en su intento totalizador ha llegado a una fase demencial y mortal para nuestras sociedades y el planeta. Y justo cuando terminaba este artículo leí el esclarecedor análisis del filósofo Fernando Buen Abad Domínguez, “Multipolaridad” si pero anticapitalista”, del cual reproduzco una pequeña parte: “Pero el peligro de la confusión (hasta no tener claro de qué “multipolaridad” hablamos o habla cada cual) no anula la necesidad de quebrar el dominio del imperio yanqui. Tampoco implica cancelar -o satanizar- cualquier iniciativa, así sea parcial, que permita dar pasos adelante hacia la soberanía concreta mandatada por los pueblos. Sólo hay que asegurarnos de que tales pasos se dirijan hacia donde los pueblos mandan y no aparezcan los piratas reformistas que siempre tuercen caminos y veredas hacia sus reinos burocráticos plagados con gerentes serviles al capitalismo. La gracia radica en no caer en las trampas semánticas de las burguesías. La gracia está en no ilusionarse con falacias ni hacerse esclavo de ellas. Ese error nos ha costado mucho.”(8)
* Periodista argentino-canadiense

Fuente: elespiadigital.com

miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA GUERRA MUNDIAL DEL GAS

Nazanín Armanian

 

 

 

TODO POR EL GAS

 

Los yihadistas en el Despacho Oval y los gaseoductos de Eurasia

 

 

Fue en 1985 cuando el mulá Omar y su equipo Yihadista-Taliban-Al qaedista fueron invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca para tomar té y negociar la construcción del gaseoducto transafgano (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India, “ TAPI”) sobre las ruinas del espacio soviético. Después del 11 de septiembre, y para no herir sensibilidades, esos encuentros con la ultraderecha  islamista, financiada por la CIA,  se trasladaron a las bases del Pentágono en el Golfo Pérsico: de allí es de donde salen los “rebeldes”  afganos, chechenos, libios, yemeníes, sirios, iraquíes, chinos, entre otros, con la misión de cortar cabezas y provocar el llamado “caos creativo” —o lo que es lo mismo, guerras—, en los países rivales y/o productores de hidrocarburo.

gas detalle

El actual “Gran Juego” entre las potencias grandes y medianas del mundo, que discurre en Eurasia agitando la bandera negra yihadista sigue girando en torno a los gaseoductos. En esta partida, la ofensiva del intrépido Obama contra China—su principal obsesión—, pasa por el control sobre el gas de Rusia y de Irán, principales reservas mundiales del “Oro Azul”, con el fin de impedir la llegada de energía a las venas de la económica del gigante asiático.

La recesión económica de los principales clientes del gas ruso, la inseguridad provocada por las guerras y la fuerte entrada de EEUU como productor de gas esquisto —y el uso de la técnica de fracturación hidráulica y perforación horizontal que han hecho posible la explotación del conocido como “tight gas” (el gas de arenas compactas), del “shale gas” (el gas de arcillas) y el petróleo de esquisto—, no solo han cambiado el lugar de los vendedores y compradores de energía, sino que han convertido en obsoletas las instalaciones de los tradicionales productores. Gazprom, Total y Statoil, por ejemplo, han suspendido el gran proyecto iniciado en 2007 en el yacimiento de gas del Shtokman en el Mar Barents: el cliente interesado, EEUU, ya no lo necesita; que este país dejase de comprar el 40% del gas de Qatar ha hecho que el sultanato buscara nuevos clientes, aunque por ello tuviera que contratar a los matones del Estado Islámico para arrasar Siria e Irak allanando el camino del gaseoducto árabe.

Demasiado “fracking”, demasiados excedentes del gas, han hecho bajar los precios y la quiebra de muchas pequeñas empresas, por lo que las compañías han empezado a exportarlo, sin que el Congreso levantara la prohibición que pesa sobre las exportaciones de hidrocarburo desde 1975: el primer barco zarpó hacia Corea del Sur.
La supuesta “autosuficiencia energética” de EEUU puede tener unas inesperadas consecuencias: sus antiguos proveedores dejarán de almacenar dólares, mientras Rusia pedirá rublo o yuan a cambio de sus productos, introduciendo en el sistema monetario mundial los términos “petrorublo” y “petroyuan” con todo lo que ello podría acarrear.

Rusia: “arena movediza”

Uno de los objetivos de la actual ofensiva militar y económica lanzada contra Rusia por EEUU es forzar a Gazprom Germania, la empresa estatal de gas ruso con sede en Berlín, suspender unos 25 proyectos que estaba desarrollando en Europa, y que le iba a convertir en la mayor compañía estatal de gas natural del mundo. La respuesta de Vladimir Putin fue firmar con China un mega acuerdo para suministrarle gas a partir de 2018 durante las próximas tres décadas, fortaleciendo la Organización de Shangai y también el BRICS, y de paso aumentar la entrada del capital chino en la economía rusa.

La guerra de gas también explica parte de las razones del respaldo del Kremlin a Bashar Al Asad. Mientras él esté en el poder, no permitirá la construcción del gaseoducto árabe, ni los qataries y saudíes permitirán a Irán poner en marcha el gaseoducto Irán-Irak-Siria (IIS) firmado en 2011, y que iba a ser inaugurado en 2016. EEUU, que busca el declive de político de Moscú y desmantelar la Federación Rusa, con las sanciones lo que ha hecho es empujar a la alza los precios de gas —que pueden llegar hasta el 50%—, ¡y así compensarle por la pérdida en ventas debido a las sanciones!

Rusia con sus gaseoductos South y North Stream enterró el proyecto deNabucco —financiado por EEUU, Turquía, Reino Unido, Francia e Israel— y luego comprando el gas de Turkmenistán y Azerbaiyán para las próximas décadas, mantiene su dominio casi absoluto sobre el gas y las tuberías en Eurasia. En esta guerra de gas, solo Bulgaria y Serbia se han descolgado de la tubería South Stream.

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Los dirigentes europeos que anteponen los intereses de las empresas de EEUU a los de sus pueblos, no tienen ningún sustituto al gas ruso: perdieron a Libia, hoy sumida en el caos, al tiempo que los “amigos americanos” impedían la puesta en marcha del gaseoducto Irán-Turquía-Europa (ITE), cuyo protocolo fue firmado en 2008, y si tienen que esperar el esquisto de EEUU, mejor que lo hagan sentados: no llegará a tiempo ni será suficiente. Que se conformen con que la OTAN haya ganado en Ucrania, y que paren este conflicto que puede terminar en una guerra total.

Irán, desaprovechado y aislado

Las negociaciones nucleares entre Occidente e Irán sufren altibajos debido a la incertidumbre y tensión en el escenario político de la región: a Europa le urge el regreso de Irán al mercado de energía, no así a los republicanos de EEUU, Israel, Arabia y Qatar.

Las amenazas militares, las sanciones, los yihadistas del Estado Islámico y también los peculiares rasgos de la teocracia gobernante han convertido a este gigante energético y ubicado en un lugar privilegiado en un importador neto de productos petrolíferos: recibe el gas turcomano.

EEUU, además de impedir la construcción de TAPI , ha evitado que Pakistán e India construyeran el gaseoducto IPI, para recibir el gas iraní desde el Golfo Pérsico. India se ha quedado sin el gas “transafgano” y sin el iraní: a cambio Washington le ha “banqueado” su ilegal arma nuclear y puede que reciba un escaño en el Consejo de Seguridad. Cierto, la desgracia india beneficia a China.

A pesar de que Teherán ha cedido en su programa nuclear, Barak Obama ha renovado la Ley de Emergencia Nacional sobre Irán, manteniendo las sanciones contra la industria energética iraní.

El “gaseoducto árabe”

Los 3 mil millones de dólares que Qatar ha invertido en el terrorismo yihadista en Siria e Irak no es para restaurar el Islam mahometano, sino que busca destruir los gobiernos de ambos países, impidiendo así la construcción del gaseoducto IIS, para después levantar el suyo.

Qatar, que comparte con Irán el dominio sobre Campo del gas “Pars del Sur”, uno de los más grandes del mundo descubierto en 1990 en el Golfo Pérsico, tiene dos proyectos: “Qatar- Arabia Saudi-Kuwait-Irak-Turquía” y “Qatar- Arabia-Jordania- Siria-Turquía”. Assad en 2009 había rechazado la propuesta por su alianza con Moscú y Teherán y hay dudas razonables que consiga llevarlos a cabo.

Erdogan: “Aquí, el que no corre, vuela”

Turquía, uno de los principales respaldos del terrorismo yihadista, planea levantar un gaseoducto que le conecte a la Región Autónoma de Kurdistán Iraquí. ¡Mal negocio en el medio de interminables conflictos! Ankara aún no se ha recuperado de las billonarias pérdidas por la invasión dirigida por EEUU a Irak en 2003, que destruyó el oleoducto iraquí-turco, ni del disgusto de la pérdida del proyecto Nabucco.

Quizás debería conformarse con el contrato firmado con Moscú en 2011 para el transporte de parte del gas de South Stream y con lo que Irán le manda para su consumo interno. Teherán no quiere contribuir en el fortalecimiento de un miembro de la OTAN en sus fronteras, quien además intenta derribar a su aliado en Damasco y en Bagdad.
Al Occidente tampoco le gusta que Erdogan tenga el monopolio sobre el tránsito del hidrocarburo del Caspio o del Pérsico a Europa: podría utilizar esta ventaja para presionar a la UE, que le quiere como un peón en el mapa europeo.

China, sin inmutarse

“Acupuntura en vez de los ataques quirúrgicos” de EEUU, sigue siendo la política de Pekín, contra las guerras líquidas de EEUU. Tras inaugurar en 2009 el mayor gaseoducto del mundo que transporta el gas de Turkmenistán hasta Xinjiang, China se puso a construir otras cinco tuberías que unen su vasto territorio con Asia Central.

Los intentos de Washington de estrangular su economía a través del control sobre el Estrecho de Malaca, presionar a Myanmar (como regalar un Nobel de la Paz a la opositora Aung San Suu Kyi), para que dejase de construir las tuberías de transporte de hidrocarburo a China, sancionar a Irán suspendiendo el “contrato del siglo” de la venta del gas durante 25 años, que Teherán firmó con Pekín en 2004, o desalojarle del puerto pakistaní de Gwadar, en el océano índico, han sido parte de las travesuras de la Casa Blanca contra China.

EEUU, que ha abandonado a Pakistán al caos total, está barajando “independizar” la provincia de Beluchistán —un mar de gas, además de grandes minas de piedras preciosas, con gentes viviendo en la absoluta miseria—, porque China planea colocar un gaseoducto desde esta provincia pasando por la cordillera de Karakoram hasta a Xinjiang.

El desgarrado Oriente Próximo aún puede ir a peor: los yihadistas no son más que un pretexto e instrumento para una gran guerra por gas que tiene a Irán en su punto de mira.

Fuente: Publico.es

Sobre la deconstrucción de la Unión Europea: un diagnóstico y una propuesta

 Yanis Varoufakis


BERLIN
Los Amigos de Europa, una publicación oficial de la UE, amablemente me encargaron escribir un breve artículo sobre el estado de la Unión después de las elecciones al Parlamento Europeo, en preparación de la Conferencia sobre el mismo tema convocada por la revista para el próximo 9 de octubre.

BRUSELAS


Este es el texto.

Las recientes elecciones al Parlamento Europeo simplemente han confirmado que el manejo inane de la inevitable crisis de la zona euro ha provocado un malestar económico que se ha transformado en una crisis de legitimidad de la Unión Europea.
• Desde hace cuatro años, Europa sigue sin reconocer que la arquitectura de la unión monetaria no estaba preparada para sobrevivir a una crisis financiera global como la de 2008.
• Durante cuatro años, la zona euro ha intentado tapar sus grietas más profundas a base de préstamos de rescate tóxicos a sus estados miembros y sus sistemas bancarios insolventes.
• Ha creado el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para hacer frente a la bancarrota de los estados, para acabar transformándolo en una estructura de obligaciones de deuda colateralizada (CDO) (a fin de preservar el principio 'sacrosanto', pero no viable, de ' “deudas públicas perfectamente separables") que la ha hecho totalmente desestabilizadora
(obligando por tanto al Sr. Draghi ha intervenir con su controvertido programa de
Transacciones Monetarias Directas (OMT)).
• Se ha creado nominalmente una 'Unión bancaria' con el fin de garantizar que, en esencia, nuestros sistemas bancarios se mantienen separados y muy dependientes de los gobiernos cuasi insolventes nuestros Estados-miembros, reforzando por lo tanto una crisis provocada por el mortal abrazo de bancos débiles y estados frágiles .
Lo peor de todo, Europa somete fiscalmente a orgullosas naciones a la sofocante tortura de la bañera, como a Italia (a las que se permite respirar solo brevemente antes de hundirlas de nuevo bajo una nueva austeridad autodestructiva) mientras el Banco Central Europeo no respeta su propia meta de inflación (de algo menos del 2%) .
FRANKFURT

En vista de lo anterior, no es de extrañar que la misantropía se expanda.
Algunos defienden una democracia federal para la UE. Por desgracia, no es posible. Nuestra Unión Europea fue diseñada como una tecnocracia burocrática que es esencialmente una zona sin democracia. Aunque espero y rezo para que Europa se convierta en una democracia federal de pleno derecho, no cabe la menor duda de que no puede hacerlo con el fin de superar su actual crisis, sino que debe, por el contrario superar primero esa crisis y recuperar el respeto de sus ciudadanos.
Para superar la crisis del euro, con el fin de ofrecer a los europeos de mañana la oportunidad de crear unos Estados Unidos de Europa democráticos, necesitamos dos cosas:
1. Volver a movilizar las instituciones europeas existentes con sensatez y creatividad, sin ningún tipo de nuevos Tratados o unión fiscal, a fin de abordar de frente las cuatro crisis interrelacionadas que están deconstruyendo Europa (es decir, las crisis de la banca, la deuda pública, la falta de inversión crónica y la crisis humanitaria que ha causado los cuatro años de deriva).
2. Minimizar el poder discrecional, autoritario, del triángulo Berlín-Frankfurt-Bruselas impuesto a las sufrientes democracias nacionales.
¿Es posible combinar estas dos tareas en un proyecto de europeización descentralizada? Creo que sí. De hecho, junto con Stuart Holanda y James K. Galbraith hemos delineado con precisión cómo, en los planos económico, político y moral, se puede avanzar por esta vía hacia la recuperación. Nosotros lo llamamos una “Modesta proposición para la Superación de la Crisis de la zona euro” (una versión en castellano aquí, para la última versión en Inglés, haga clic aquí ).
Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la
izquierda, Syriza. Actualmente enseña en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su último libro, El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6
décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.
Traducción : Gustavo Buster
Fuente: http://yanisvaroufakis.eu/2014/08/27/5852/#more-5852

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jueves, 21 de agosto de 2014

Acusamos a Israel

 

 

Un templo del judaísmo en Tel-Aviv

¿Pueden ciudadanos de a pie de todo el mundo organizarse para proponer en todas las posibles instancias de jurisdicción universal una demanda colectiva contra el Estado de Israel para que se declare su extinción, ya que el estado judío a lo largo de su existencia ha cometido reiteradamente crímenes contra la humanidad, pero sobre todo porque por su propia constitución como estado judío constituye un crimen contra la humanidad? Pueden. Y ya que este tipo de delito no prescribe, estamos a tiempo para hacerlo.

Un templo del Islam en Jerusalén

He aquí los argumentos y soluciones para devolver a los judíos y palestinos, y al mundo en general, la dignidad que les fue robada mediante uno de los actos más violentos del colonialismo europeo en el siglo XX, con el apoyo del imperialismo estadounidense y por la mala conciencia europea desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El término sionismo se refiere al movimiento que apoya el “retorno” de los judíos a su presunta patria de la que supuestamente fueron expulsados en el siglo V antes de Cristo.

Hay que distinguir, sin embargo, entre el sionismo judío y el sionismo cristiano. El sionismo judío tiene su origen en el antisemitismo que desgraciadamente siempre persiguió a los judíos en Europa y que culminó en el holocausto nazi. El sueño de Theodor Herzl, un judío austriaco y gran defensor del sionismo, fue la creación no de un estado judío, sino de una patria segura para los judíos. El sionismo cristiano es a su vez antisemita. La idea de un estado judío se debió a los políticos británicos, sionistas y devotos anglicanos, como Lord Shaftesbury, quien por encima de todo, quería ver a su país libre de judíos en su calidad de judíos. Sólo los judíos cristianizados eran tolerados, como Benjamin Disraeli, que llegó al cargo de primer ministro.

Esta tolerancia tenía que ver con la profecía cristiana según la cual el destino de los judíos era la conversión al cristianismo. El mismo sentimiento existe hoy en día entre los evangélicos norteamericanos, que apoyan a Israel como un estado judío y su despiadada expansión colonial contra los palestinos, porque creen que la total redención se producirá al final de los tiempos, con la conversión de los judíos en la Parusia, con el retorno glorioso de Jesucristo.

Fue Lord Shaftesbury quien, en el siglo XIX, formuló el pensamiento “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, que ayudaría más tarde a justificar la creación del Estado de Israel en Palestina en 1948. Y algunos años más tarde, otro sionista no judío, Arthur James Balfour, fue quien propuso la creación de una “patria para los judíos” en Palestina, sin consultar a los pueblos árabes que habitaban este territorio durante más de mil años. “Las grandes potencias” (Austria, Rusia, Francia, Inglaterra), se dice en el Memorándum Balfour de 11 de agosto de 1919, “están comprometidas con el sionismo. Y el sionismo, correcto o incorrecto, bueno o malo, tiene sus raíces en tradiciones seculares, en necesidades presentes y futuras esperanzas, que son mucho más importantes que los deseos de los 700.000 árabes que ahora habitan en ese antiguo territorio”.

Urgía, por lo tanto, transformar a aquellos árabes en un no-pueblo. En 1948, con el beneplácito de las potencias occidentales, especialmente Inglaterra, fue creado el Estado de Israel en una Palestina poblada por árabes y un 10 por ciento de inmigrantes judíos. Se argumentó entonces que había que encontrar un espacio para el pueblo judío, al que nadie quería recibir tras el genocidio en Alemania.

Mucho antes de esta catástrofe, los judíos sionistas ya habían pensado en varias ubicaciones para su futuro Estado. A finales del siglo XIX, una región de Uganda, en lo que hoy es Kenia, entonces colonia británica, fue considerada como un posible sitio para el futuro Estado de Israel. En Argentina también llegó a ser considerado un espacio. Más tarde, consultado sobre una ubicación en el norte de África, en lo que hoy es Libia, el rey de Italia, Víctor Manuel, se negó respondiendo: “Ma è ancora casa di altri” (Sigue siendo casa de otros). Pero ningún europeo, sin embargo, preocupado por la situación de los judíos, pensó nunca en un lugar en la propia Europa. Había que inventar “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.Aunque fuera incluso necesaria la destrucción de un pueblo.

Y así, paulatinamente, hemos visto la eliminación de un pueblo de la faz de la tierra desde hace sesenta y seis años. La Cisjordania palestina está siendo desmantelada por los asentamientos ilegales y la Franja de Gaza convertida en prisión al aire libre. La extrema derecha israelí apenas es un poco más estridente que su gobierno cuando reclama que “los árabes hediondos de Gaza sean arrojados al mar”. Lo que es sorprendente, dice el historiador judío israelí, Ilan Pappé, en The Ethnic Cleansing of Palestine (2006), es ver cómo los judíos en 1948, recién expulsados de sus casas, expoliados de sus bienes y finalmente exterminados, procedieron sin pestañear a la destrucción de aldeas palestinas, con la expulsión de sus habitantes y la masacre de aquellos que se negaron a abandonar.

El comentario controvertido de José Saramago de hace unos años, de que el espíritu de Auschwitz se reproduce en Israel hoy en día, tiene más sentido que nunca. Así fue sacrificada Palestina, invocando razones bíblicas e históricas que la Biblia no sanciona y la historia desmitifica. Muchos judíos, como los que forman parte de la “Voz Judía por la Paz”, no son sionistas y consideran que el Estado de Israel, en las condiciones en las que fue creado (un territorio, un pueblo, una lengua, una religión) es una aberración colonialista arcaica, basada en el mito de una “tierra de Israel” y un “pueblo judío” que la Biblia ni siquiera confirma.

Como bien demuestra, entre otros, el historiador judío israelí Shlomo Sand, Palestina como “tierra de Israel” es un invento reciente (The Invention of the Land of Israel, 2012). Por cierto, según el mismo autor, el concepto de “pueblo judío” es un invento reciente (The Inventions of the Jewish People, 2009). La creación del Estado judío de Israel constituye un crimen continuado cuya inhumanidad más profunda hoy es patente. Declarada su extinción, los ciudadanos del mundo proponen la creación en Palestina de un Estado laico, plurinacional e intercultural, donde judíos y palestinos puedan vivir en paz y con dignidad. La dignidad del mundo de hoy está hipotecada a la dignidad de la convivencia entre palestinos y judíos.

Fuente: Público.es

sábado, 9 de agosto de 2014

El último europeo. Entrevista

 


Àngel Ferrero, Roger Suso, Corina Tulbure


Uno de los principales problemas de los que se habla cuando se intenta analizar el patente fracaso de la UE es el económico: los países miembros tenemos la misma moneda, pero no así las mismas políticas económicas. ¿Qué punto de vista aportáis respecto a este tema?


Àngel Ferrero: No quisimos entrar a fondo en esta cuestión, porque ninguno de nosotros es economista, y como otros ya han escrito sobre este tema con mayor conocimiento de causa, preferimos arrojar luz sobre otros fenómenos a los que los medios de comunicación prestan (o hasta hace muy poco tiempo prestaban) menos atención, como la geopolítica, la política migratoria o el ascenso de la derecha radical. Pero es en cualquier caso ineludible, así que también lo mencionamos en el libro. En nuestra opinión, el debate sobre la salida del euro ha
centrado durante demasiado tiempo la atención mediática, desplazando otras cuestiones. Los errores de diseño son evidentes pero, como ha señalado Michael R. Krätke, un economista
alemán, todos los espacios monetarios presentan disparidades económicas (incluso en países pequeños, como Bélgica o los Países Bajos) y de eso no se desprende que cada provincia haya de disponer de su propia moneda. Un retorno a la divisa nacional y su devaluación en un 20 ó 30% dificultaría el pago de la deuda, que seguiría denominada en euros. No hay una solución fácil a este problema. Si un Estado miembro, pongamos por caso Grecia tras una
victoria de Syriza, quisiese modificar la estructura de la Unión, un número suficiente de los restantes siempre podría bloquear sus propuestas en el Consejo de la Unión Europea. La única
posibilidad de cambio es que la izquierda conquiste mayorías sociales en cada Estado miembro, hasta formar un bloque que aúne las fuerzas suficientes como para replantear el proceso de integración. En cualquier caso, creer que con una salida del euro mejorarían las
cosas es llamarse a engaño. En cuanto a la palabra “fracaso”, todo depende de para quién. Para algunos, la gestión de la crisis de la eurozona ha sido un éxito...


Roger Suso: En origen, la UE se construyó a partir de un diseño neoliberal, propicio al fomento de la competitividad y la expansión del capital. Su propio diseño es el que está facilitando que la crisis actual se haga recaer sobre las clases trabajadoras y dificulta la aplicación de políticas keynesianas anticíclicas. El economista Costas Lapavitsas identifica tres escenarios para salir de la crisis: la austeridad, la reforma institucional y la salida del euro. El primera es el que se ha impuesto: recortes públicos, privatizaciones, venta de patrimonio y rescates.

Más que de la economía, habláis de otras problemáticas: el racismo, el imperialismo, la ultraderecha. ¿Cómo han trascendido estos fenómenos de nacionales a europeos? Es decir, ¿por qué no decís que España (o Portugal, Austria o cualquier otro país de la UE)
es xenófoba, sino que la UE es xenófoba? ¿Cómo se produce esa internacionalización de los problemas y de las ideologías? Y, en ese sentido, ¿es la UE un espacio estanco del que no salen esos problemas o, por el contrario, hace de catalizador para expandir
esos problemas al resto del mundo?


Àngel Ferrero: La Unión Europea es por ahora, a falta de la entrada en vigor de la Unión Euroasiática en 2015 y de una mayor integración de la ASEAN, el mayor bloque comercial del mundo. Y lo seguirá siendo después de 2015 en términos económicos y demográficos. La
capacidad de propagación en un espacio tan integrado es sin duda mayor.
Las economías capitalistas son ya mayoría, el capitalismo ha alcanzado su momento de mayor expansión geográfica. Las economías están unidas por numerosos vínculos comerciales.
Difícilmente puede considerarse a la Unión Europea como un espacio estanco del que no salen ni entran ninguno de estos problemas. Lo que sucede en puntos muy distantes del globo tiene
repercusiones en nuestras economías, y los medios de comunicación contribuyen a la propagación de la información con una rapidez sin precedentes históricos, aumentando el sentimiento de inmediatez y proximidad. La relación también funciona en el sentido inverso, por
lo que la Unión Europea, efectivamente, puede actuar como un catalizador de problemas. Su consolidación como bloque geopolítico, por ejemplo, ha empujado a otros países a forjar alianzas supraestatales y constituir sus propios “centros” capitalistas. Ya he mencionado dos ejemplos. Teniendo en cuenta el agotamiento de los recursos naturales, la crisis económica
que atraviesa el propio modelo de capitalismo occidental y la competición entre “centros” por lainfluencia en determinadas zonas, todo esto puede conducir a un escenario internacional
altamente inflamable, como estamos presenciando en Ucrania.
Corina Tulbure: Tal vez la idea de la UE conforme un reto para los mismos pueblos europeos. No se trata de la UE que funciona ahora, la de las multinacionales que tienen más poder que un Estado, sino de la UE de los ciudadanos. Allí el asunto es más complicado y existe un
problema inicial. Hoy en día ni siquiera somos capaces de crear una comunidad que no se vincule mediante el concepto de nacionalidad. Pero por otro lado hablamos de ciudadanos europeos. Tal vez sea el reto del futuro, porque el ciudadano europeo que no se defina
mediante su nacionalidad todavía no ha nacido. Esta contradicción se observa entre los mismos Estados de la UE, en cuanto a la movilidad de los trabajadores dentro de la UE: se expulsa a los ciudadanos europeos de los países europeos, es decir que la UE no aplica ni los
tratados que ella misma emite, como la libre circulación de los trabajadores.


Habláis del papel de EEUU en la creación de la UE. ¿Hasta qué punto es la UE una creación estadounidense? ¿Qué repercusiones tiene la influencia de EEUU tanto para Europa como para el resto del mundo? En ese sentido, ¿cómo se conjugan el imperialismo estadounidense y el europeo?


Àngel Ferrero: Estados Unidos intervino en la creación de la Unión Europea más de lo que la propia Unión Europea, a través de sus portavoces, está dispuesta a admitir. El Plan Marshall es el ejemplo más conocido. Estaba destinado a dotar de fondos a las economías de Europa occidental, porque los Estados habían perdido (o estaban a punto de perder, debido a los movimientos de emancipación nacional) sus colonias, una de sus principales fuentes de ingresos. El ERP -ésas eran las siglas oficiales- creó un mercado para absorber las mercancías

estadounidenses. Apuntalar a las economías europeas occidentales, que de lo contrario hubieran tenido que hacer frente a una recuperación larga y costosa, también tenía fines políticos. Tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética había logrado extender su
influencia hasta el corazón mismo de Europa. Pese a todos sus aspectos negativos (y no todos se conocían en la época), la URSS había emergido de la Segunda Guerra Mundial como la principal potencia ganadora. El nuevo bloque socialista era diverso en todos los sentidos -en 1949 se extendía desde la República Democrática Alemana hasta la República Popular China-, y su modelo, atractivo para los países que buscaban una rápida industrialización. En Europa occidental existían partidos comunistas fuertes y con una amplia base social, como en Francia o en Italia, con serias posibilidades de entrar en el gobierno. La guerrilla comunista en Grecia contaba con el apoyo y el antecedente de la vecina Yugoslavia. Una cierta unión económica y política de Europa occidental servía a los objetivos de la política de contención del comunismo, y así lo expresaba abiertamente George Keenan, su ideólogo, en un telegrama que se desclasificó en 1974 y que se puede encontrar sin problemas en Internet. Conviene subrayar
que esa reconstrucción Europa occidental pasó por tolerar la presencia de antiguos nazis en el sistema judicial o los servicios secretos de la República Federal Alemana y los crímenes
coloniales de países como Francia o los Países Bajos. Obviamente, modelos de una unión política para Europa los ha habido de todas las tendencias políticas, pero si hablamos del actual, ahí es donde arranca todo. Esa influencia sigue existiendo hoy. La ilusión de una Unión Europea como un modelo alternativo, e incluso opuesto, al de Estados Unidos, que tanta prédica tuvo durante la guerra en Irak por la
oposición de algunos Estados miembro, se ha evaporado. La política de privatizaciones nos conduce a un modelo “más estadounidense”, si puede llamársele así, y si a alguien le quedaba alguna duda, sólo tiene que seguir las informaciones que se publican sobre el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Compartiendo los mismos intereses, es obvio que el imperialismo de uno y otro se complementen. Al fin y al cabo, la mayoría de Estados miembro de la Unión Europea también lo son de la OTAN, y esta relación aún puede profundizarse más si se responden a las llamadas del Presidente estadounidense a una mayor
implicación militar.
Roger Suso: Un ejemplo de esto fue la intervención militar de la OTAN en Libia. Este año, Barack Obama, de visita en Polonia, anunció un plan para aumentar la presencia militar estadounidense en Europa del Este, en el contexto del conflicto de Ucrania, las tensiones con
Rusia y el temor de países como Polonia a un expansionismo ruso en la región. Las tropas de la OTAN han sido desplegadas en la base de Łask, cerca de Łódź, y el ejército polaco ha participado en los ejercicios de la OTAN en Estonia. Desmantelado el Pacto de Varsovia, los EEUU han usado el bloque del este para sus intereses geopolíticos, respeto a Moscú y también Bruselas. Cabe recordar que la UE fue escenario de varías operaciones, a cambio de dinero,
de los servicios de inteligencia de los EEUU: los centros clandestinos de detención de la CIA dónde interrogaron y torturaron a supuestos “líderes del terrorismo islamista” que después
fueron enviados a Guantánamo. Ahora se ha destapado el caso de espionaje de la NSA.
En el caso de la crisis, una vez estalló fueron muchas las voces que dijeron que esto se veía venir. Algo así está ocurriendo con la UE: hemos pasado del europeísmo a un cada vez mayoreuroescepticismo, pero solo cuando los problemas se han revelado evidentes. ¿Se analizaron –y difundieron- en su día suficientemente los potenciales
problemas que podía acarrear la creación de la UE? ¿Qué relevancia tiene la falta de información ciudadana sobre el calado y la importancia de las instituciones europeas en su fracaso?
Àngel Ferrero: Sí que se analizaron, pero no se difundieron suficientemente. Y no lo hicieron porque algunos medios tenían intereses, pero quizá en muchas más ocasiones fue por ingenuidad, simplemente. Y esa ingenuidad era hasta cierto punto comprensible, porque en

Europa meridional y oriental a la Unión Europea se la veía como un progreso, no sólo económico, sino también político: formar parte de una comunidad solidaria de países que durante mucho, demasiado tiempo, habían despilfarrado sus fuerzas en conflictos de toda
índole. En países como España (pero también Portugal o Grecia) que habían vivido en el atraso económico y dictaduras que los aislaban del resto del mundo la idea de una Unión Europea había de tener, a la fuerza, atractivo, y eso explica su “europeísmo” histórico. La propia noción ideológica de “Europa” tiene una fuerza psicológica que no conviene subestimar.
El agotamiento del ciclo económico ha desgarrado en buena medida este velo. La Unión Europea es un club de iguales pero, como en la fábula de Orwell, unos son más iguales que otros.
La falta de información ciudadana es clave, no sólo en este aspecto. Tampoco es que las instituciones europeas contribuyan mucho. Algunas funcionan de manera poco transparente, con decisiones tomadas a puerta cerrada. Otras, como el Parlamento Europeo, son en cambio muy transparentes, pero no mucha gente parece estar interesada, y su influencia es en cualquier caso limitada. Entiendo que la falta de tiempo de los trabajadores (quien no está buscando un trabajo ahora mismo tiene uno en el que tiene que consumir más horas) contribuye. La enorme cantidad de documentos que edita la Unión Europea tampoco facilita el trabajo. De todos modos, vuelvo a la respuesta de la primera pregunta: es un “fracaso”...
Dependiendo de para quien. La falta de interés en el funcionamiento interno de la Unión Europea favorece a sus prácticas actuales y dificulta su fiscalización por parte de los partidos que lo intentan a través del Parlamento Europeo. Por ese motivo la Unión Europea es tan apreciada por los grupos de presión.

 
¿Cómo se explica que la UE crezca constantemente y que a la vez esté generando un mayor empobrecimiento de algunos de sus más antiguos países miembros? ¿Conviene limitar el crecimiento de la UE o todo lo contrario: expandirlo más allá de las ‘fronteras naturales’ (si es que existen) de Europa?


Àngel Ferrero: Se explica porque no son fenómenos opuestos, sino complementarios. Perdidas las colonias, los Estados más fuertes que componen la Unión Europea no pueden competir en el plano internacional contra países que pueden hacer valer su “peso” demográfico o geográfico, o su posesión de recursos naturales. Piénsese por un momento en el enorme potencial que encierran países como China, Rusia, la India o Brasil. Todos estos países se
mencionan con frecuencia como una “amenaza” a la economía europea. Los ideólogos de los principales partidos políticos alemanes lo expresan sin tapujos en sus revistas: una Alemania sin la Unión Europea sería un “Estado de tamaño medio”. Pero uniéndose, los Estados europeos pueden proyectar ese “peso” y competir con ellos. Por eso cuantos más países se unan, más “peso” pueden proyectar los Estados miembro de la Unión Europea en los mercados
internacionales. La guía de los ciudadanos de la Unión Europea, que cualquier visitante puede recoger en Bruselas, lo dice con toda claridad. La Unión Europea es una organización singular,
flexible, en la que sus Estados miembro ceden una parte de su soberanía. Si la Unión Europea fuese una federación, sólo tendría un asiento en los organismos internacionales. No siéndolo
puede llegar a tener hasta veintiocho. Y si se coordina lo suficiente, puede hacer que la mayoría de ellos vote en un mismo sentido. Cuándo actúa como una unión de Estados y cuándo como una “federación” depende del momento y de las necesidades.
Esa competencia entre “centros” capitalistas sólo puede llevarse a cabo con lo que David Harvey ha denominado “acumulación por desposesión”, conduciendo al empobrecimiento de
las poblaciones europeas. Que los países de la periferia europea, especialmente de Europa oriental y las tres repúblicas bálticas, aceptasen este estado de cosas se explica tanto por el
deseo de las oligarquías locales por recoger las migajas del reparto y acceder a los fondos estructurales como por la voluntad de huir de la influencia rusa. La población lo aceptó por las
causas que he mencionado antes, a las que hay que sumar las facilidades para emigrar a Europa occidental.
Según el profesor Sami Naïr, Europa es una determinación geográfica. Yo no creo que sea ni siquiera eso. Europa es un concepto geográfico históricamente determinado. Según una
concepción muy extendida, se extiende desde la península occidental del continente euroasiático hasta los Urales, en Rusia, comprendiendo el Reino Unido e Irlanda, y también la parte occidental de Turquía. Napoleón decía que la geografía es destino y ése parece ser el
lema que ha adoptado Bruselas (excluyendo a Rusia), confundiendo interesadamente “Europa” con la “Unión Europea”. Pero si las que he mencionado antes son las fronteras “naturales” de “Europa”, y un ruso que vive en la parte “europea” de Rusia comparte los mismos “valores
europeos” (sea lo que sea eso) y forma parte de la “comunidad cultural europea”, ¿por qué un ruso que vive en Vladivóstok, que también los comparte no es “europeo”? Turquía, ¿también es
Europa? ¿O solamente una parte de ella? Los restos coloniales y “regiones ultraperiféricas de la Unión Europea”, a miles de kilómetros del continente, ¿también son Europa? Si tuviésemos
todo esto más en cuenta, veríamos que los cimientos sobre los que se asienta todo el “proyecto europeo” son mucho menos estables de lo que parecen, y que la “identidad europea” tiene mucho de proyecto ideológico todavía en construcción.
Roger Suso: A la vez que la UE amplia sus fronteras geográficas -como con Croacia el 2013 o la actual candidatura de Albania-, ésta vive inmersa en una deslegitimación social apabullante,
Estado tras Estado, que llega, por ejemplo a cifras del 83% de abstención en Eslovaquia o del 63% en Portugal. Pero estos no son fenómenos contrapuestos. El mismo Tratado de Lisboa
tiene como objetivo convertir la UE en el espacio económico más competitivo del mundo. Esto atrae, cómo no, a las élites de países como Ucrania, Moldavia, Georgia, Serbia o Islandia.
Ahora bien, si la UE quiere competir con las economías emergentes de los BRICS, tiene que intentar, como bien dice Ferrero, reunir el mismo "peso" demográfico y económico, y, a la vez,
reducir los salarios y las condiciones laborales y construir, como hace, un espacio económico más homogéneo y cada vez menos democrático y más precario y pobre.


¿De dónde surge esa preponderancia de la extrema derecha de la que habláis en el libro? Y, en ese sentido, ¿qué papel está jugando la derecha?


Roger Suso: La idea de que las crisis económicas llevan al aumento del apoyo a los partidos ultraderechistas se remonta a la República de Weimar y el ascenso de Hitler después del crack del 29. Una idea que ha vuelto a llenar páginas de periódicos después de dos rescates
económicos y la llegada del partido neonazi Amanecer Dorado a las instituciones griegas. Pero también por la victoria del UKIP (Reino Unido) con el 27'5% de los votos, del Partido Popular
Danés (Dinamarca) con el 26'6% y del Frente Nacional (Francia) con el 25'4%. Pero no toda la derecha radical es igual -esto lo hemos presenciado con la imposibilitad de que se creara un grupo ultra en el Parlamento de Estrasburgo-, hay una derecha radical que abraza postulados del strasserismo y del fascismo de acción social, anticapitalista y organizándose, en algunos casos clandestinamente, como los grupos autónomos de camaradería libre neonazis, y hay
otra, que se posiciona de manera populista “más allá de la derecha y los liberales” que opta para desarrollar una identidad de “civilización europea” en contraposición y confrontación frontal con la inmigración, el islam y las instituciones europeas.
La preponderancia de la derecha radical yace en el hecho que ha llevado al centro político y social de la sociedad temáticas y discursos que tienen sus orígenes en el extremo, en la ultraderecha. Su discurso, propagado a través del miedo, los temores, las mentiras, el
resentimiento, el chovinismo y el odio, ha sido abrazado y adoptado en repetidas ocasiones y para contrarrestar sus subidas electorales por los partidos del establishment, tanto por la democracia cristiana como por la socialdemocracia. En paralelo, el auge de estas formaciones ultraderechistas se ha traducido también en la presencia de representantes neonazis en las
instituciones -como Udo Voigt del partido alemán NPD o Béla Kóvacs del húngaro Jobbik- y en el acercamiento entre los grupos extraparlamentarios, clandestinos y violentos y los partidos ultraderechistas que participan a las elecciones.
Corina Tulbure: El auge de la extrema derecha es un síntoma visible de unas políticas que no se definen en teoría como de extrema derecha, todo lo contrario, forman parte del arsenal político de partidos de centro, y que miran al ser humano como mercancía para producir un beneficio. El filósofo G.M. Tamás hablaba de la época de postfascismo, el odio del discurso de extrema derecha de antes se ha transformado hoy en día en desprecio. ¿Cómo se explicaría
toda la guerra declarada en las fronteras de la UE contra los inmigrantes, rociar a un inmigrante agarrado a la valla de Melilla con un extintor y otras barbaridades semejantes? ¿Cómo explica
la UE todo eso? Son consecuencias de las políticas de partidos considerados de derecha o de centro, pero que no distan de los gestos promovidos por la extrema derecha.


¿Tiene arreglo la UE? ¿Sería posible dar marcha atrás a un proyecto de esta envergadura? ¿Cuáles son los problemas concretos y tangibles más urgentes y cómo abordarlos?

Àngel Ferrero: La creación de organizaciones supraestatales no es per se ningún problema. No es una cuestión de tamaño, sino de organización. El problema es su diseño institucional. El
profesor Pedro Chaves ha visto bien esta cuestión. Si la Unión Europa, decía, ha de reformarse para ganar en democracia, entonces hay que plantearse cuánta transferencia de soberanía es
deseable, y qué mecanismos articulan la toma de decisiones y garantizan en todo momento la democracia del proceso. Prefiero no utilizar metáforas espaciales como “marcha atrás”, porque
dan pie a interpretar una reforma como un “retroceso” o como un retorno a lo que había antes y que tampoco era un estado ideal de cosas. Si lo que planteas es si la Unión Europea, sometida
a tensiones centrífugas, puede romperse en algún momento por algún lado, lo único que puedo añadir es que todos los imperios -y según José Manuel Durão Barroso, la Unión Europea “se parece bastante a uno”- fueron creados para durar para siempre... ¿y cuántos de ellos quedan?


Àngel Ferrero, Roger Suso, Corina Tulbure son coautores del libro El último europeo: Imperialismo, xenofobia y
derecha radical en la Unión Europea, editado por La Oveja Roja, 2014
Fuente: http://www.infolibre.es, 25 de julio 2014

miércoles, 6 de agosto de 2014

Rehabilitar a la humanidad contra el capitalismo: Jaurès quería cambiar la sociedad, no gestionarla

 

TRINCHERAS EN EL SOME 1916

Jean Paul Scot · · · · ·

 

El asesinato de Jaurès, el 31 de julio de 1914, no sólo descabezó al Partido Socialista francés, dejándole sin su líder carismático: privó al movimiento obrero internacional de su concepción original de tránsito al socialismo democrático. Su «método» para «reabsorber y suprimir el capitalismo» fue rápidamente olvidado, ocultado o negado. Si su figura es enormemente exaltada con fines de recuperación, haría falta devolverle de nuevo la unidad e integridad de su pensamiento.

Jaurès se sumó desde 1892 al «colectivismo» por adhesión al análisis marxista del valor y al descubrir la lucha de clases junto a los mineros de Carmaux. El capitalismo, fundado sobre la insoslayable explotación de las fuerzas del trabajo, seguirá siendo a sus ojos «contrario al ideal de justicia social y al principio de humanidad». Jaurès no sólo ha repetido sin cesar que «el socialismo no es necesariamente revolucionario», ha querido llevar a cabo «la supresión lo más rápida posible de la iniquidad capitalista».

Para ello, al día siguiente del asunto Dreyfus, con el fin de defender mejor a la República amenazada unificando a todos los socialistas franceses, intenta rebasar la oposición canónica entre reforma y revolución, que dividía a las socialdemocracias europea, y clarificar los lazos entre la meta final y los medios para lograrla.  Redactor de la Histoire socialiste de la révolution française, quiere ser tanto heredero de todas las corrientes revolucionarias, socialistas y comunistas francesas del siglo XIX como intérprete renovador del «verdadero marxismo».

Mediante la fórmula paradójica de «evolución revolucionaria» que toma prestada de Marx, con exte oximoron audaz que enlaza dos términos a primera vista contradictorios, Jaurès rechaza tanto la pretendida y estéril «frase revolucionaria» como la aceptación reformista del capitalismo como sistema irrebasable: desde 1901 expone en una larga serie de artículos de La Petite République, a menudo ignorados o deformados, la estrategia en la que se concentrará el Partido Socialista en el Congreso de Toulouse de 1908.

Para empezar, el paso del capitalismo al socialismo no se realizará «ni por un golpe de mano ni por un golpe de mayoría» sino mediante la introducción en la sociedad de hoy, bajo la presión del movimiento obrero, de «formas de propiedad que la desmienten y que la rebasan, que anuncian y preparan la sociedad nueva, y que, mediante su fuerza orgánica, apresuran la disolución del mundo antiguo»

Lo mismo que el capitalismo se impuso poco a poco, igualmente el socialismo se impondrá gradualmente frente al capitalismo. Jaurès preconiza por tanto la nacionalización inmediata de los bancos, la expropiación progresiva de los monopolios industriales, el desarrollo de servicios públicos, la multiplicación de cooperativas de producción y de consumo. Estas formas de propiedad social pondrán en cuestión la lógica capitalista en el curso de un periodo de transición y de grandes luchas sociales, pues «los últimos pedazos del sistema capitalista no caerán más que cuando se aseguren los fundamentos del orden socialista».

Por consiguiente, las reformas no pueden ser soluciones a las contradicciones del capìtalismo; deben ser «preparativos» y puntos de apoyo para «conquistas más audaces», «gérmenes de comunismo sembrados en tierra capitalista». Si todas las «reivindicaciones inmediatas» de los trabajadores (salarios, condiciones de trabajo) se han de defender, el Partido Socialista debe igualmente hacer avanzar desde ahora mismo reformas destinadas «a hacer estallar poco a poco los marcos del capitalismo» (seguros sociales, gestión democrática), pues están dotadas de eficacia revolucionaria.Así Jurès dialectiza acción reformadora y objetivo revolucionario.

Igualmente, dentro de una óptica a la vez evolucionista y revolucionaria es cómo deben concebir los socialistas la conquista democrática del poder, aunque no puedan descartar la eventualidad de crisis políticas y sociales de envergadura.

Si, tras el fracaso de la Comuna de 1871, se reconquistó la república gracias al sufragio universal, hace falta todavía que se respete la soberanía popular gracias a la representación proporcional, hace falta todavía que su «soberanía formal» se convierta en «substancial», pues «si la idea central de la democracia es la soberanía política del pueblo, la democracia social tiene por fórmula la soberanía económica del pueblo, la soberanía del trabajo», lo cual supone, precisa Jaurès, el reconocimiento de la ciudadanía de los trabajadores en las empresas y en el Estado, en los consejos de administración y en el Consejo Democrático del Trabajo, que ha de substituir al Senado. ¡Concepto inédito, todavía hoy revolucionario!

Jaurès concluye que «la República burguesa debe desarrollarse en una serie de formas políticas y sociales cada vez mas democráticas y más populares, antecedentes necesarios o previos, como mínimo, de la República socialista». Tal vez habría visto en el programa del Consejo Nacional de la Resistencia una etapa democrática, pero su objetivo socialista iba más allá de los compromisos de 1944. 

Es obligado que constatar que el análisis de la estrategia de Jaurès contradice las interpretaciones de su pensamiento más extendidas hoy en día. Si los primeros comunistas franceses que esperaban conciliar a Jaurès y Lenin vieron cómo se les imponía durante largo tiempo la doxa estaliniana, los dirigentes socialistas no ven ya en él más que a un defensor de la República moral, de los Derechos del hombre y de la paz: al privar a Jaurès de su dimensión subversiva, tratan de enmascarar sus propios reniegos. 

Su reformismo revolucionario es un legado demasiado gravoso para aquellos que se pretenden herederos suyos.

Jean Paul Scot, especialista en la historia económica de Francia de los siglos XIX y XX, es profesor en la Universidad de Amiens y ha escrito sobre temas tan diversos como el nazismo, la historia de Rusia, los comunistas franceses o Victor Hugo. En septiembre publicará Jaurès et le réformisme revolutionnaire.

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

viernes, 1 de agosto de 2014

UCRANIA, Un tablero de ajedrez empapado en sangre

EL BOEING MALASIO

 

Pepe Escobar

Asia Times Online

«Los datos de inteligencia y los hechos están ajustados a la política». Todo el mundo recuerda el Memorando de Downing Street, que reveló la «política» de Bush/Blair en el período que llevó al bombardeo / invasión / ocupación de Irak en 2003. La «política» era deshacerse de Saddam Hussein a través de una guerra relámpago. La justificación era el «terrorismo» y (las inexistentes) armas de destrucción masiva (ADM), que han «desaparecido», montadas en camiones, profundamente en Siria. Olvidemos los datos de inteligencia y los hechos.

La tragedia de MH17 -convertida incidentalmente en un ADM- puede ser vista como una retorcida repetición deformada de la política imperial en Irak. Esta vez no hay necesidad de un memo. La «política» del Imperio del Caos es clara, y multifacética; diversificar el «pivote hacia Asia», estableciendo una cabeza de playa en Ucrania para sabotear el comercio entre Europa y Rusia; expandir la Organización del Tratado del Atlántico Norte a Ucrania; romper la asociación estratégica entre Rusia y China; evitar por todos los medios la integración económica y comercial de Eurasia, desde la asociación entre Rusia y Alemania para la Nueva Ruta de la Seda convergiendo desde China hasta (la cuenca del) Ruhr; mantener a Europa bajo la hegemonía de EE.UU.

La razón clave por la que el presidente ruso, Vladimir Putin no «invadió» el Este de Ucrania -tanto como él fue tentado por Washington / OTAN- para detener un facilitado asesoramiento militar de EE.UU. que va hacia la matanza de civiles es que él no quiere antagonizar con la Unión Europea, el principal socio comercial de Rusia.

De manera crucial la intervención de Washington en Kosovo invocando R2P -Responsabilidad de Proteger- se justificaba en su momento exactamente por las mismas razones que una intervención rusa en Donetsk y Lugansk pueden justificarse totalmente ahora. Salvo que Moscú no va a hacerlo -ya que el Kremlin está jugando un juego de muy largo alcance.

La tragedia MH17 quizás ha sido un error terrible. Pero puede también haber sido una maniobra desesperada de los esbirros de Kiev al servicio del Imperio del Caos. Por ahora, los datos de inteligencia rusos ya han quizás dominado los hechos claves. El predecible modus operandi de Washington era disparar desde la cadera, encendiendo y en teoría ganando la guerra de cómo presentar los hechos, y doblando la apuesta mediante la presentación del proverbial ejército de «altos funcionarios» rebosantes de pruebas de los medios sociales. Moscú tomará su tiempo para constituir un meticuloso expediente, y sólo entonces lo presentará en detalles.

La hegemonía perdida

La «gran imagen» nos muestra a las elites del Imperio del Caos como extremadamente incómodas. Tomemos al Dr. Zbigniew «El Gran Tablero de Ajedrez» Brzezinski, quien como ex mentor de la política exterior tiene los oídos del cada vez más abatido repartidor de periódicos de la Casa Blanca. Este domingo el Dr. Zbig estaba en CNN desafiando a los líderes europeos para que «hagan frente a Putin». Se preguntó si «Europa quiere convertirse en un satélite» y se preocupa por «el momento de importancia decisiva para el futuro del sistema -del sistema mundial».

Y todo es culpa de Putin, por supuesto:... «No estamos comenzando la Guerra Fría. Él [Putin] la ha comenzado. Pero él mismo se ha metido en un atasco terrible. Yo tengo la firme sospecha de que una gran cantidad de personas en Rusia, incluso cercanas a él están preocupadas de que el estatus de Rusia en el mundo está siendo socavado de manera dramática, que desde el punto de vista económico está comenzando a caer, que Rusia está amenazada por la perspectiva de convertirse en un satélite de China, que Rusia está aislándose y desacreditándose».

Obviamente el Dr. Zbig es dichosamente ignorante de los puntos más finos de la asociación estratégica entre Rusia y China, así como de sus voces concertadas dentro de los BRICS, el G-20 y una miríada de otros mecanismos. Al final su conocida rusofobia siempre saca lo mejor de él. ¡Y pensar que en su último libro, Strategic Vision (2012), el Dr. Zbig estaba a favor de un «Occidente» ampliado que anexaría Turquía y Rusia, con el Imperio del Caos actuando como «promotor» y «garante» de la unidad más amplia en el Occidente, y actuando como «equilibrador» y «conciliador» entre las grandes potencias en el Este. Una mirada rápida en el registro desde 2012 -Libia, Siria, Ucrania, el encerclamiento de China- revela el Imperio del Caos sólo como fomentador de, qué otra cosa, el caos.

Ahora comparemos el temeroso Dr. Zbig con Immanuel Wallerstein -quien fue de una gran influencia en mi combado libro de viaje geopolítico Globalistan, en el 2007. En esta obra (en español) Wallerstein sostiene que el Imperio del Caos simplemente no puede aceptar su decadencia geopolítica -y que es por eso que se ha vuelto tan peligroso. Restaurar su hegemonía en el sistema-mundo se ha convertido en la obsesión suprema; y ahí es donde toda la «política» que es el trasfondo esencial para la tragedia MH17 revela a Ucrania como el campo de batalla definitivo.

En Europa, todo gira en torno a Alemania. Sobre todo después de que el escándalo de la Agencia de Seguridad Nacional y sus ramificaciones, el debate clave que hace estragos en Berlín es cómo posicionarse geopolíticamente pasando por alto a EE.UU. Y la respuesta, como presionan amplios sectores del gran capital alemán, se encuentra en una asociación estratégica con Rusia.

Muéstrame el misil

Poco a poco, sin exageraciones y sin sesgar, los militares rusos están empezando a entregar las mercancías. Aquí, por cortesía del blog Vineyard of The Saker, es su presentación clave hasta este momento. Como lo pone The Saker, Rusia tenía -y tiene- una «visión radar 20/20», o vigilancia de espectro completo, sobre todo lo que sucede en Ucrania. Y así, sin duda, lo hace la OTAN. Lo que el Ministerio de Defensa ruso está diciendo es tan importante como las pistas que está presentando para que las sigan los expertos.

El dañado motor a reacción de estribor del MH17 sugiere deformaciones por la explosión de un misil aire-aire -y no un Buk; eso es consistente con la presentación gráfica del Ministerio de Defensa de Rusia, que destacó un SU-25 ucraniano siguiendo el vuelo MH17. Cada vez más, el escenario Buk -histéricamente pregonado por el Imperio del Caos- está siendo descartado. Por no hablar, de nuevo, que ni un solo testigo ocular vio el muy gráfico grueso trazo de un misil, que habría sido claramente visible de haberse utilizado un Buk.

Mucho más allá del hecho establecido de un SU-25 ucraniano seguía el MH17, hay un montón de preguntas sin respuesta, algunas sobre un turbio procedimiento de seguridad en el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol -donde la seguridad es operada por ICTS, una empresa israelí con sede en los Países Bajos y fundada por ex oficiales de la agencia de inteligencia israelí Shin Bet. Y luego está la presencia inexplicable de asesores «extranjeros» en la torre de control de Kiev.

Por mucho que Bashar al-Assad en Siria no tenía absolutamente ningún motivo para «gasear a su propio pueblo» -como afirmaba la histérica narrativa del momento- los federalistas del Este de Ucrania no tienen motivo alguno para derribar un avión civil. Y de la misma manera que a Washington le importa un comino la masacre actual de civiles en Gaza, también le importa un comino las muertes de civiles del MH17; la única y sola obsesión es forzar a los europeos a sancionar a Rusia a la muerte. Traducción: romper la integración comercial y geopolítica de Europa y Rusia.

Una semana antes de la tragedia MH17, el Instituto Ruso de Estudios Estratégicos ya estaba sonando la alarma en relación con la «política» del Imperio del Caos y su negativa a «adherirse a los principios y normas del derecho internacional y a las normas y el espíritu del sistema existente de las relaciones internacionales».

Moscú, al constituir su caso sobre la tragedia del MH17, aguardará el momento propicio para desacreditar las afirmaciones de Kiev y maximizar su propia credibilidad. El juego ahora se traslada a las cajas negras y el registrador de voz de cabina. Pero Ucrania seguirá siendo el campo de batalla de vida o muerte -un tablero de ajedrez empapado en sangre.

Pepe Escobar es un periodista brasileño del periódico Asia Times Online y de Al-Jazeera. Pepe Escobar es también autor de: «Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War» (Nimble Books, 2007); «Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge»; «Obama does Globalistan» (Nimble Books, 2009).

Traducido del inglés para El Correo por Alberto Rabilotta

Fuente: http://www.elcorreo.eu.org/Ucrania-Un-tablero-de-ajedrez-empapado-en-sangre?lang=fr

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