lunes, 18 de noviembre de 2013

La austeridad Ponzi en la Unión Europea: una definición y un ejemplo

 

Deutsche_Bundesbank_by_Matthew_Bisanz La austeridd

Poder Alemán

 

Yanis Varoufakis

10/11/13

 

Vengo sosteniendo desde hace tiempo que las políticas europeas de reducción de la deuda pública en los Estados miembros fiscalmente apremiados puede describirse como un esquema de austeridad Ponzi. En este breve artículo trato precisamente de definir qué es la “austeridad Ponzi”.

Los esquemas Ponzi corrientes se basan en una artimaña que crea la apariencia de un fondo, cuyo valor crece más rápido que el valor que va ingresando en él. La realidad es que lo contrario es lo cierto, puesto que el gestor del esquema se sirve del capital que va ingresando y el esquema no consigue crear capital nuevo capaz de llenar las “fugas”, y no digamos capaz de pagar los rendimientos que promete. La apariencia de un crecimiento que en realidad no existe es, huelga decirlo, el señuelo que atrae hacia el esquema a nuevos inversores, de cuyo capital se sirve el gestor del esquema Ponzi para mantener la fachada de un crecimiento genuino.

La austeridad Ponzi

La austeridad Ponzi es el inverso del crecimiento Ponzi. Mientras que en los esquemas corrientes de crecimiento Ponzi el señuelo es la promesa de un fondo en crecimiento, en el caso de la austeridad Ponzi el atractivo para los participantes en bancarrota es la promesa de reducir su deuda, liberándoles de la insolvencia, mediante una combinación de medidas de austeridad –“apretarse el cinturón”— y de nuevos préstamos que proporcionen al quebrado los fondos necesarios para devolver las deudas que van venciendo (por ejemplo, bonos). Como es imposible escapar a la insolvencia de este modo, los esquemas de austeridad Ponzi, lo mismo que los esquemas de crecimiento Ponzi, necesitan de aflujos constantes de capital para sostener la ilusión de que se ha evitado la bancarrota. Pero para atraer ese capital, los gestores de la austeridad Ponzi tienen que hacer lo imposible para mantener la apariencia de una genuina reducción de la deuda.

La elite bienpensante de la Eurozona, inventora de la austeridad Ponzi

El crecimiento Ponzi es cosa, inveteradamente, de yonkis. Pero ha sido necesaria toda la sabiduría colectiva de la elite bienpensante europea para conseguir crear el primer esquema Ponzi de austeridad. Los acuerdos de préstamo con griegos, portugueses, irlandeses, españoles y chipriotas han sido los primeros ejemplos de la historia de este tipo de esquema. Estados en quiebra, mortalmente abrazados a sus respectivos sectores bancarios privados en bancarrota, fueron obligados a aceptar aflujos constantemente crecientes de capital prestado por el FMI, por el BCE, por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (siempre bajo la amenaza del programa de Transacciones Monetarias Simples del BCE), a condición de que se apretaran el cinturón y practicaran políticas de austeridad. A medida que el esquema progresa, más y más capital va entrando en él, y en consecuencia, va creciendo la proporción de la deuda en relación con el PIB: exactamente igual que en los esquemas Ponzi de crecimiento, el valor total del fondo se va agotando y se necesita atraer más y más capital, a fin mantener las apariencias.

El peor ejemplo de austeridad Ponzi [1]

Primavera de 2012. El gobierno griego había colapsado bajo la rabia popular ante el lamentable estado de la nación y se convocan elecciones para mayo. Un partido de izquierda [Syriza], que aboga por denunciar al acuerdo de empréstito, crece rápidamente en las encuestas y sondeos de opinión: respondiendo eso, la Troika suspende el desembolso de los dineros del préstamo. Sin que casi nadie se percate, este episodio representa el momento siniestro en el que la UE afirma el derecho de su ejecutivo a intervenir directamente en el proceso democrático de un Estado miembro. Funcionarios no-electos de Bruselas cocinan un “derecho” a suspender unilateralmente un acuerdo internacional e intraeuropeo de empréstito fundándose ensus propias estimaciones sobre qué partidos políticos resultaban o no “aceptables” para formar gobierno en un Estado miembro.

No se dejó al gobierno griego en funciones otra alternativa que la de suspender sus propios pagos a las instituciones y a los ciudadanos griegos. Hospitales, escuelas, salarios, pensiones… todo se contrajo muy rápidamente. Pero la preocupación de los bienpensantes se centraba exclusivamente en la deuda contraída por Grecia con nuestro… BCE. Ya saben, un año antes, en un malhadado intento por reforzar los bonos griegos, el BCE había los comprado a mansalva a precios muy, muy bajos. La estratagema fracasó, como la propia Grecia. No importaba: el BCE mantuvo esos bonos y esos bonos empezaron a vencer. Si no los hubiera comprado el BCE en 2010, habrían sido depreciados junto con el resto de los bonos en manos privadas unos meses antes, a comienzos de 2012. Pero no, el BCE no puede aceptar depreciaciones de los Estados miembros, porque eso viola su carta fundacional, que le prohíbe financiar a los Estados miembros. De modo que el gobierno griego en funciones, pasando a la economía social griega por el exprimidor, tenía que encontrar 5 mil millones de euros en unos días para pagar al BCE los bonos vencidos. Hay que recordar, empero, que la Troika ya no prestaba más, nadie prestaba ya más.

Lo que obviamente tenía que hacer Atenas en esas circunstancias era suspender los pagos de los bonos en manos del BCE. Pero eso era algo que Francfort y Berlín consideraban inaceptable. El Estado griego podía declarar una suspensión de pagos ante los ciudadanos griegos y no griegos, ante los fondos de pensiones, incluso ante los bancos, pero sus deudas con el BCE eran sacrosantas. Tenían que pagarse, pasara lo que pasara.

¿Pero cómo? Eso es lo que terminaron presentando como “solución”:

El BCE permitiría al gobierno griego la emisión de pagarés sin valor alguno (o, más precisamente, letras del Tesoro a corto plazo) que ningún inversor privado tocaría, y pasar esos pagarés a la insolvente banca griega. Los insolventes bancos griegos ofrecerían, entonces, esos pagarés al Sistema Europeo de Bancos Centrales (a través del llamado programa ELA [Emergency Liquidity Assistance] del BCE) como colateral para obtener ellos préstamos que, a su vez, podrían ellos ofrecer al gobierno griego, a fin de que Atenas pudiera pagar sus deudas… con el BCE.

Si esto suena como un esquema Ponzi es porque es la madre de todos los esquemas Ponzi. Un carrusel de austeridad Ponzi que –interesantísimo asunto— deja tanto a los insolventes bancos griegos como al insolvente Estado griego un poco más… insolventes, al tiempo, de pasada, la población se hunde en una desesperación más y más honda. Y todo a fin de que la UE pueda guardar la apariencia de que sus necias reglas han sido respetadas.

Pero eso no es sino un ejemplo del círculo vicioso de la austeridad Ponzi que está siendo incesantemente repetido por toda la Eurozona. Su declarado propósito es la reducción de las deudas. Pero las deudas crecen por doquiera. ¿Fracaso? Sí y no. Es un fracaso conforme a los objetivos declarados por la UE, pero no lo es si consideramos los objetivos reales subyacentes. Porque, en realidad, el verdadero propósito de los préstamos de “rescate” fue la realización de una cínica operación con las malas deudas de la periferia, transfiriéndolas de los libros de cuentas de (principalmente) los bancos del Norte de Europa a las espaldas de los contribuyentes del Norte de Europa. Desgraciadamente, esta cínica transferencia, efectuada en nombre de la “solidaridad europea”, llevó a una danza de la muerte de bancos insolventes y Estados en bancarrota –tristes parejas de baile que han ido desfilando una tras otra hacia el precipicio de la austeridad competitiva— con el terrible resultado de convertir a porciones considerables porciones de las otrora orgullosas naciones europeas en el equivalente contemporáneo de las viejas casas de caridad victorianas.

NOTA: [1] Este ejemplo procede de mi reciente conferencia The Dirty War for Europe’s Integrity and Soul [Guerra sucia contra la integridad y el alma de Europa].

Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Actualmente enseña en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su último libro, El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, acaba de ser publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.

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