LA GRAN RESURRECCIÓN FERROVIARIA
La fecha del 9 de noviembre de 2014 es ya sin duda un hito
muy importante en la Historia del tren y del transporte en general ya que en
aquel domingo de otoño rindió viaje en Madrid un singular tren de mercancías, que tras recorrer 13.000 kilómetros y atravesar 8 países, demostró la vitalidad
del tren como instrumento de transporte de ámbito mundial.
Tras la Segunda Guerra Mundial y en gran parte por imposición del
doctrinarismo liberal, cayó sobre el ferrocarril la peor de las condenas y la
excomunión, ya que se le representaba como exponente del estatismo soviético, algo
así como uno de los enemigos de la libertad que consiguió el Desembarco de
Normandía. El Banco Mundial publicó en 1962 un Informe o libro de
recomendaciones para España que 3 años antes había ejecutado su famoso Plan de
Estabilización, tenido por sublime puerta de entrada al mundo moderno. Entre
otras recomendaciones el Informe ordenaba al Gobierno español que fuese
prescindiendo del predominio del ferrocarril en el campo del transporte, la RENFE
era demasiado pública y se debía ABRIR siempre ABRIR, la sagrada competencia de la carretera mucho
más accesible a la gestión privada, a esa LIBRE EMPRESA que fue y sigue siendo el ideal de la Economía occidental. Los trenes seguían, naturalmente circulando,
pero como armatostes caducos y obsoletos, eran cosa del pasado frente a la
pujanza del camión signo de la valentía emprendedora, pese a la siniestralidad,
la contaminación y otras minucias, con esas doctrinas, España transporta en
tren algo así como un 4% de las mercancías que se mueven por el país, mientras
que Estados Unidos carga sobre vagones y contenedores ferroviarios el 50% de
los productos que recorren su vasto territorio, a eso se le llama coherencia
doctrinal.
UN
COLAPSO NAVIDEÑO
El tren iba muriendo serena y lentamente con dignidad y mucha
nostalgia. Pero en diciembre de 1990, sobre todo en Madrid, se dispararon las
alarmas del atasco y la contaminación,
era la crisis de un optimismo, el descubrimiento de que algo marchaba
mal en el Madrid que, hacía poco se había bajado de la alegría burguesa del
600. HABÍA QUE HACER ALGO. Y RESULTÓ QUE ALGUIEN RECORDÓ AL TREN RENQUEANTE QUE SEGUÍA PITANDO EN ESTACIONES Y APEADEROS. Casi fue una sorpresa, una antigualla
que podía ofrecer alguna solución a las angustias oficiales, y de ese susto
surgieron los grandes planes de CERCANÍAS, que todos conocemos bien, luego vino
la gran euforia del AVE, el tren había salido de su mortal letargo y se había
convertido en modernidad y en cartel electoral el tren resucitó , pero
solamente para viajeros pero ¿y las mercancías?
Los atascos, los accidentes y las diversas contaminaciones
unidas al temor al omnipresente cambio climático, sus gases y sus invernaderos,
funcionan de un modo parecido a lo que fueron aquellas navidades congestivas
del Madrid de 1990, pero a nivel de la UE al menos de boquilla muy ecológica
ella. En Bruselas también descubrieron el tren y , según las costumbres de
aquella casa, publicaron libros blancos , verdes y amarillos sobre el transporte y el medio ambiente, e hicieron
infinitas recomendaciones en favor del incremento de la participación
ferroviaria en el reparto modal del movimiento de mercancías, pero casi 60 años
de olvido han arrasado con una gran parte de las instalaciones de manipulación
de cargas, que un día existieron en todas las estaciones, rehacer aquel hermoso
patrimonio público no es tarea fácil ni cómoda .Además está el famoso
doctrinarismo liberal que prohíbe imponer cualquier medida a los sacrosantos
agentes económicos que sea incompatible con las libertades mercantiles, se trata
de establecer estímulos o ayúdas pero nunca medidas físicas en el campo del
transporte , la libertad del mercado es sagrada.
Y
LLEGÓ EL TREN CHINO
Aunque eso de la globalización es algo ya muy cansino que
apenas se reduce a los lenguajes pomposos del oficialismo, es evidente que el
mundo es muy grande y cada día pone mayor énfasis en eso de la comunicación,
aunque en todos los tiempos que abarca la Historia, las gentes, los pueblos,
los Estados se han relacionado a veces
con mucha intensidad fuesen cuales fuesen las tecnologías al uso, Roma Bizancio
y China estaban muy alejadas entre sí, pero casi sin tratarse ni conocerse
mutuamente establecieron un increíble vínculo para el intercambio de bienes al
que los chinos con su proverbial delicadeza dieron el llamar LA RUTA DE LA SEDA, por ser esta materia del lujo, el elemento más valioso del comercio entre el
llamado PAÍS DEL CENTRO y Europa.
Las mil guerras, invasiones y movimientos de pueblos parecieron
borrar durante siglos esta delicada hilazón que es más una relación que una
ruta propiamente dicha como es el llamado CAMINO DE SANTIAGO que no es
exactamente un camino sino un itinerario de ideas y de culturas. El 9 de
noviembre de 2014 arribó a la estación madrileña de ABROÑIGAL un tren de
contenedores que ha experimentado varios cambios en los anchos de vía
utilizados, el chino, el ruso, el
llamado internacional europeo, igual al chino y el español, siendo remolcado
por muchas locomotoras diferentes llegando a Madrid encabezado por una diésel
eléctrica de ADIF del tipo 335 que lo enganchó en Irún en sustitución de la
correspondiente locomotora francesa que era eléctrica de catenaria y
pantógrafo. Un tren pesado y lento pero más rápido que los barcos, y que en unos
años abreviará su tiempo de viaje y será portavoz de ese resurgir chino de ese
país que en el siglo XVIII era llamado LA FÁBRICA DEL MUNDO. Es un gran
acontecimiento y muestra que la muerte del tren no era tal, basta viajar con
atención a los vastos espacios de la propia China, de Rusia , de Estados Unidos
o de Canadá para contemplar trenes de mercancías lentos e interminables a los
que el viajero de ferrocarril que esté atento, verá cruzarse casi continuamente
desde su ventanilla. Este tren que se adaptó a los diversos anchos de vía con
la ayuda de poderosas grúas de pórtico y de grandes gatos, es el exponente
actual de lo que la gran política china ya convertida en súper potencia, llama, LA NUEVA RUTA DE LA SEDA que hará del tren su columna vertebral.
José Ramón Montes,
geógrafo urbanista, Madrid enero de 2015
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