EL TEMPLO DE UNA CIENCIA CUESTIONADA
Frances Coppola · · · · ·
01/03/15
No aciertan casi nunca
Este este es el texto sobre el que la autora impartió una charla en la Manchester University el pasado 26 de febrero de 2015, debatiendo la moción “Esta casa cree que la economíamainstream ha fracasado”. Tras ella hubieron dos contribuciones, la primera de Trina Watson de Post-Crash Economics Society (a favor), y Dr. Andrew Lilico y Dr. Johm Ashwort (en contra), y un encendido debate.
De un tiempo a esta parte, tras la crisis financiera, ha ido en aumento un criticismo a las ciencias económicas [“economics”]. Desde la famosa pregunta de la Reina “¿por qué nadie lo vio venir?” al movimiento Occupy y ahora la Post-Crash Economics society, fundada por estudiantes de esta universidad, se ha cuestionado el propósito de una profesión económica que ha fallado en ver al desastre acercándose y parece que ha tenido una idea muy poco coherente sobre qué hacer al respecto.
Sin embargo me parece que la condena genérica de un fracaso de las ciencias ecónomicas me parece demasiado vasto. Por lo tanto quisiera estrechar el marco. Hay muchos economista ahí fuera haciendo un trabajo importante, tanto en la industria como en la academia, sobre mercados laborales, sobre el comportamiento de empresas y hogares, sobre dinámicas comerciales, sobre funcionamientos de mercado. No tengo la menor intención de sugerir que todo eso ha fallado. La microeconomía, como disciplina, va viento en popa. Mi queja va por la macroeconomía.
Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, escribió hace poco:
Nosotros en nuestro campo pensábamos que la economía era más o menos lineal, constantemente sujeta a diferentes sacudidas, constantemente fluctuando, pero volviendo de forma natural a su ser estable al cabo del tiempo. En vez de hablar de fluctuaciones, hemos usado cada vez más el término “ciclo económico”. Incluso posteriormente, tras haber desarrollado técnicas para tratar las no-linealidades, estas visiones benignas sobre fluctuaciones siguieron como dominantes.
Los modelos que desarrollaron los facultativos de la macroeconomía reflejaban esa visión esencialmente lineal. Blanchard procedió a observar que a pesar de que los macroeconomistas no ignoraban la posibilidad de eventos de riesgo extremo, lo consideraron como una cosa del pasado en países en desarrollo. Los gobiernos occidentales tenían la inflación bajo control por los objetivos de inflación de los bancos centrales. Los pánicos bancarios quedaban solventados garantizando los depósitos y con la actuación del banco central como prestamista de última instancia. Las desastrosas y repentinas crisis provocadas por los cambios en los flujos de capitales y en las balanzas de pagos eran problema para economías de mercados emergentes, no para economías europeas desarrolladas. Y de cualquier modo, los bancos centrales podían evitar o parar los pánicos de mercado inundándolos de liquidez. Si llevas bien la política de ajustes, los modelos lineales te van a funcionar.
Dejar a los bancos fuera de los modelos económicos, o incluso modelizar incorrectamente su función de creación de dinero, hizo imposible para los economistas mainstream entender el significado del aumento del crédito que llevó a la crisis financiera. Las alarmas vinieron principalmente de gente fuera de la economía mainstream, particularmente los seguidores de Hyman Minsky. Tras la crisis, la “hipótesis de inestabilidad financiera” de Minsky, largamente relegada en una estantería polvorienta de un oscuro armario, de repente entró en las noticia de última hora. No es tan sorprendente, ya que justo habíamos pasado por algo que se parecía mucho a un “momento Minsky”.
Claramente la exclusión de la industria financiera en los modelos macroeconómicos fue una grave omisión. De modo igualmente claro, el hecho que la mayoría de macroeconomistas no entendían, y en gran parte todavía no entienden, respresenta un gran, gran problema. Los bancos centrales están “añadiendo” ahora el sector financiero a los modelos EGDE [Equilibrio General Dinámico Estocástico]: pero eso no supone ni empezar a abordar la esencial no-linealidad de la economía monetaria, cuyo corazón es un sistema financiero que no está ocasionalmente sino NORMALMENTE lejos del equilibrio. Hasta que los macroeconomistas no entiendan esto, sus modelos seguiran siendo inadecuados.
Pero los macroeconomistas no son oráculos. Su trabajo es identificar tendencias, no predecir eventos específicos; es irrazonable y peligroso por parte del público esperar que hagan de profetas. Los macroeconomistas han jugado el mismo papel que antes jugaban los curas y los chamanes, un papel que parece haber tenido muy buena acogida a pesar de que están fatalmente preparados para hacerlo. Se han ataviado a sí mismos con el manto de la infalibilidad y la coraza de la omnipotencia. La crisis financiera les despojó de esas trampas, revelando que por debajo estaban insuficientemente arropados.
Es justo decir que los macroeconomistas académicos han removido bastantes conciencias desde la crisis financiera, y se han dado importantes señales de que las cosas estan empezando a cambiar. Pero algunas de las personas más importantes en macroeconomía han dedicado sus vidas a desarrollar teorías y modelos que han resultado ser como mejor inadecuadas y como peor peligrosamente erróneas. La llamada de Olivier Blanchard a los mandatarios para que ajusten sus políticas de tal forma que los modelos lineales sigan funcionando debería ser visto como lo que es: el llanto desesperado de un economista envejecido que descubre que los fundamentos sobre los que ha construido su carrera son de arena fina. No está para nada sólo.
En el seminario de ayer One Bank Research Agenda, del Banco de Inglaterra, el director adjunto Ben Broadbent comentó:
Los economistas se aferran a viejas ideas ante la abrumadora evidencia de que están equivocados, o escogen la evidencia que se adapta a su particular marco.
La macroeconomía efectivamente ha fracasado: no por una inadecuación intrínseca en la propia disciplina, sino por sesgos de confirmación y de selección entre macroeconomistas. ¿Quien lo hubiera pensado?
Frances Coppola es una reputada economista, editora de Pieria
Traducción para www.sinpermiso.info: Edgar Manjarín y Ayoze Alfageme
FUENTE: SIN PERMISO
No hay comentarios:
Publicar un comentario