Rossana Rossanda · · · · ·
26/07/15
Haremos polvo a Grecia. Me parecía haberlo oído ya. Ahora lo han conseguido, lo ha logrado la Europa democrática, toda unida, con la endeble oposición que dejó traslucir Francia; Italia, ni siquiera eso.
Por el contrario, hemos leído en todos los periódicos, incluso en los considerados de centroizquierda, las razones que habrían obligado a hambrear a un pueblo ya hambriento poniéndolo no ante una elección sino ante un chantaje: o saltas por esa ventana o por esta otra, en cualquier caso te rompes todos los huesos, pero entretanto me traes en bandeja la cabeza del Juan el Bautista de turno, Alexis Tsipras. Que había osado, culpa inadmisible en una democracia, recurrir al voto popular para avalar o renegar de sus movimientos: tengo curiosidad por saber cómo y con qué razonamientos les explicaría una profesora joven a los chiquillos que sería censurable llamar a las urnas para escoger el propio destino.
La verdad es que el objetivo no consistía en sanar las cuentas sino en barrer a Syriza. Maestra malvada que habría podido inducir a otros países del sur a seguirla. Puesto que la deuda aprieta por todas partes y si un pequeño país (once millones de personas) hubiese obtenido un alivio o prórroga de la misma con el tiempo, los que toman las decisiones en Bruselas se habrían acaso encontrado ante países más grandes y deudas más masivas que habrían demandado recortes o moratorias. Mejor ahogar a un gato hoy que a un tigre mañana. Pero es más fácil decirlo que hacerlo y lo demuestran los acentos más suaves de la troika tras el primer éxito innegable.
Por un lado, en efecto, los prepotentes de la UE no tienen a su disposición a un hombre que sea más fuerte que el líder de Syriza, cuyas pérdidas en el partido son menores de lo que Angela Merkel podría esperar. La dramática sesión del Parlamento el miércoles por la noche se cerró con 40 diputados de Syriza que votaron en contra o se abstuvieron: una fractura, pero tampoco tan irreparable. Por otro lado, le importa a los europeos más pragmáticos, como Mario Draghi y el FMI, tener un interlocutor griego lo bastante sólido. De aquí los acentos de Draghi, que ha provisto de nueva liquidez de emergencia y se inclinaría por una redefinición de la deuda, dos objetivos considerados blasfemos hace solo tres días.
A partir del lunes [20 de julio] habrán de reabrir los bancos y la gente podrá disponer de los pocos euros que se le permita retirar. Habrá quer ver si tendrá fuerza Tsipras para gobernar en esta fatigosa etapa, algo que parecía haber excluido y que ha dado fuerza a su izquierda interna (siempre es de la izquierda de dónde las izquierdas deben esperarse lo peor). No es cosa sencilla; pero si como creen muchos de nuestros compañeros griegos, lo hace, y si de una turbia Europa llega un mínimo de solidaridad y de coraje, el caso griego seguirá todavía abierto y para largo.
Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
FUENTE : SIN PERMISO
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