Azerbaiján se aleja de Estados Unidos, BAKÚ
Nazarin Armanian
La reclamación de Gazprom al gobierno ucraniano para que pague su cuantiosa deuda contraída por el suministro de gas, no explica la profunda tensión que vive el país actualmente. Es posible que Rusia, afectada por la crisis financiera mundial y la caída de los precios de gas, realmente necesite esos 900 millones de dólares, pero también lo es que se baraja una pelea entre las oligarquías energéticas de ambos países, o que Ucrania pretenda exhibir ante la UE su capacidad de tomarle como rehén, tras la negativa de Bruselas de ofrecerle los 160.000 millones de euros que había solicitado para renovar sus infraestructuras y hacer competitivos sus productos.
Pero también es posible que Moscú haya querido impedir el ingreso de Kiev en la UE, debilitar a los sectores pro atlantistas ucranianos y consolidar su influencia sobre otro de los países del espacio exsoviético. Durante varios días retuvo por motivos de «seguridad nacional» a unos 1.000 camiones de carga ucranianos en la frontera, causando importantes pérdidas comerciales a su contrincante. En cambio, si decidiera integrarse en la Unión Aduanera liderada por Rusia, incluso podría disfrutar de ventajas en la compra de gas.
El resultado de este capítulo del pulso entre Moscú y Kiev (y entre Rusia y Occidente) es que Ucrania no se convierte, de momento, en otro de los peones geopolíticos de EEUU, mientras Europa seguirá buscando otras fuentes de suministro y otras rutas de tránsito de energía. Los trabajos de la compañía Chevron en Lituania para extraer gas de esquisto no descartan la puesta en marcha de más reactores nucleares en el suelo europeo para reducir la dependencia de Rusia.
Desde la era soviética, más de un centenar de tubos transportan el 80% del gas natural ruso a Europa a través de Ucrania, a pesar de que Zbigniew Brzezinski sigue recomendando a Washington desestabilizar los países del entorno de Rusia, para interrumpir el flujo de su petróleo y gas al mundo, y así debilitarle como potencia. Los rivales rusos en Europa son Libia y Argelia, además de Qatar -el mayor exportador de gas natural licuado (GNL) del mundo-, que esquiva el tenso Estrecho de Ormuz, vendiendo el 30% de su gas GNL a Europa a través de buques cisterna.
El transporte de gas es más costoso que el de petróleo: debe ir por tuberías que no pueden ser desviadas en caso de conflictos y tensiones políticas. Por ello, los acuerdos entre los compradores, vendedores y los países de tránsito son a largo plazo. Con la inestabilidad de Libia, Nigeria e Irak, Europa necesita más de Rusia, y a pesar de que los países ex socialistas europeos prefieren alejarse de Moscú, Italia o Alemania dan prioridad a su seguridad energética manteniendo buenas relaciones con el Kremlin.
¿Fue una casualidad que Vladimir Putin ofreciera asilo político a Snowden en la reunión del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) celebrada el 1 de julio? Más allá de la guerra de gas, para EEUU, Ucrania tiene un valor militar: el deseo de completar el cerco militar a Rusia, integrando al país eslavo en la estructura de la OTAN, y, quien sabe, implantar otro escudo anti misil en su territorio (como Polonia), apuntando a Moscú.
A Nabucco no le mató un rayo
Lo mató Rusia; el gaseoducto bautizado con el nombre del rey de Babilonia, quien iba a salvar a los judíos de la esclavitud, no sobrevivió en el intento. Esta conducción, que iba a transportar el gas de Azerbaiyán a través de Turquía y hasta Austria con el objetivo de reducir la dependencia de la UE del gas ruso y también la influencia rusa sobre Asia Central, fracasó por los siguientes motivos:
1. Era una tubería “política”, que no comercial.
2. Pretendía quitar el pan a los rusos, y eso no se hace a un viejo y sólido imperio.
3. Moscú, China e Irán compraron gran parte del gas actual y futuro disponible de Asia Central, dejando a Nabucco sin gas que transportar.
4. Rusia construyó South Stream (Corredor Sur) en 2007 para transportar el gas a Bulgaria, Hungría, Eslovenia e Italia y, para más inri, esquivó a Ucrania por si a EEUU se le ocurría utilizarle contra Moscú. En 2011 trazó el Nord Stream (Corredor Norte) hacia Alemania, desmintiendo la acusación de querer hundir a Europa.
5. La suculenta oferta de Moscú a los azeríes de comprar la totalidad de su gas a buen precio, para así dejar a Nabucco sin la sangre azul en sus venas.
6. Las dudas sobre la capacidad de Azerbaiyán –que también vende su gas a Irán- de poder llenar el conducto con 50 millones de metros cúbicos de gas al año. Ahora sólo produce 27 millones.
En mayo pasado, las petroleras y los políticos de 42 estados se reunieron en Azerbaiyán buscando una solución. El pequeño país subdesarrollado con enormes reservas de gas y petróleo es chiita y socio de la OTAN e Israel.
Y llegó la alternativa; construir el gasoducto TANAP (Trans Anatolian Gas Pipeline) que iría desde Azerbaiyán hasta Turquía. Con la destrucción de Libia y Siria como Estados –a costa de la vida de millones de víctimas, entre muertos, heridos, violadas, desplazados…-, en un levante Mediterráneo otanizado no habría problemas para el transporte seguro y continuo de energía, esquivando además así a Rusia e Irán.
¡Que compren el gas de EUU!
En 2010 el Presidente Obama lanzaba con euforia la Iniciativa Global de Gas de Esquisto; su país afirmaba que iba a competir con Rusia a partir de 2030 y que será la “Arabia Saudita del gas” con reservas para un siglo a base del esquisto. Cierto, pero con matices; esta potencia que hoy importa el 20% de sus necesidades energéticas, produjo en 2012 unos 651 mil millones de metros cúbicos de gas (Rusia unos 653), aunque no ha introducido el factor de la relación inversa entre el número de los pozos de gas y su rendimiento decreciente, ni la contaminación del agua, aire y suelo por el uso de sustancias tóxicas y posibles seísmos que puede provocar este método de extracción. ¿Será rentable? EXXon dice que no.
A más inseguridad en los gaseoductos rusos y de Oriente Próximo, más defensores tendrá el esquisto americano, y más posibilidad de que se aprueben polémicas tuberías como la de Keystone que propone extraer petróleo de las arenas alquitranadas de Canadá. Fue así como algunos republicanos proponían, en agosto pasado y ante la crisis de armas químicas sirias, que se vinculasen dos temas en el debate del Congreso: si Obama quería un Sí al ataque a Siria debía aceptar el proyecto de Keystone. Al final Obama consiguió posponer la decisión sobre ambas cuestiones. Esta quizás sea una respuesta a quienes no encontraban motivo económico para la participación militar de EEUU en el conflicto sirio.
Asia central expulsa al Occidente
Al fracaso del proyecto del gaseoducto transafagano (ver: 11 de septiembre: lo que pasó antes y después y La OTAN confiesa: en Afganistán había petróleo) y del sueño atlantista de apoderarse de los hidrocarburos de esta región, le han seguido la caída del gobierno pro-estadounidense de Kurmanbek Bakíyev en Kirguizistán y el cierre de la base de EEUU en Manas. Pero las cosas podían aun ir a peor: EEUU tuvo que paralizar la exploración de las inmensas reservas de gas iraquí por la inestabilidad del país, aunque su aliado turco no ha perdido tiempo en comprar el gas del Kurdistán, a espaldas de Bagdad y de Washington, reconociendo implícitamente la independencia de la región kurda, provocando la inestabilidad del país y la ira de Irán.
Queriendo estrangular a China
Tras intentar la expulsión a China de las fuentes de energía de Irak, Sudán y Libia, Washington trabaja ahora para desestabilizar el corredor energético euroasiático, con Pakistán en el epicentro, y no solo por la presencia de las empresas chinas en la provincia gasífera y estratégica de Baluchistán, sino también por el giro en la política de Islam Abad hacia su vecino, alejándose de Washington (ver: Pakistán: tirado por EEUU, recogido por China). Enviar al general Musharraf al país forma parte del plan de dividir a la sociedad y debilitar aún más a su gobierno, para luego declararlo Estado fallido. Tras desoír las amenazas de la Casa Blanca de romper el acuerdo del Gaseoducto de Paz con Irán, ahora ambos países barajan llevar la tubería hasta el puerto pakistaní de Gwadar (alquilado por China) donde Beijing planea poner en marcha un gaseoducto que una el Océano Índico con la región de Xinjiang, sin descontar que en un futuro podría construir una ruta desde el norte de Irán hacia China para evitar el estrecho de Ormuz. Además, los trabajos de infraestructura que Irán está realizando en Tayikistán –de habla persa-, facilitan su conexión con China, que también disfruta de la protección iraní en sus trabajos en los campos de hidrocarburo de Irak.
Barak Obama a pesar de aumentar la presencia militar de su país en la zona Asia-Pacífico y rodear a su rival asiático con bases militares, poco ha conseguido. Ni chantajes al gobierno de Myanmar ni la campaña de apoyo a la opositora Suu Kyi han impedido la construcción en 2008 de las tuberías que unen a los dos países vecinos y que permite a los buques chinos transportar el petróleo desde África y Oriente Medio, evitando el Estrecho de Malaca -controlado por EEUU bajo el rentable pretexto de la “lucha contra piratas y terroristas”-.
Además, en pocos años, China será la destinataria de la mayor parte del gas ruso, ya que el modelo de “regionalismo energético” en esta zona ha relegado a las compañías multinacionales y ha terminado por derrotar a EEUU en la “guerra de tuberías” sin utilizar una sola bala. ¿Y por qué EEUU no copia la actitud china? Pues porque el “imperialismo” está incrustado en el sistema capitalista y además la industria militar es uno de los pilares de la economía de este país.
Moscú y Pekín se han unido en bloques económicos y militares con distintos países (Tratado de Cooperación de Shangai y BRICS entre otros) para desafiar la hegemonía occidental. Estos países, junto con Irán, están trazando un nuevo mapa energético en Eurasia y el Caspio, comprando la totalidad de las exportaciones actuales y futuras (para los próximos 25 años) de Turkmenistán, con tres gaseoductos que llevan la materia energética hasta los tres países.
Los persas, además de tejer una alfombra de redes de distribución de gas por toda la zona, construyeron en 2007 una enorme planta de GNL, en la costa del Golfo Pérsico, que le permite el transporte del gas licuado a cualquier zona del mundo.
Pierde Turquía, gana Israel
Al tiempo que los turcos asimilan los golpes recibidos por el fracaso de los Hermanos Musulmanes en los países árabes, así como la suspensión del Nabucco (con ello dejan de percibir millones haciendo de peaje y también se aleja la posibilidad de convertirse en el punto neurálgico de los gaseoductos euroasiáticos), intentan impedir la construcción del gaseoducto Irán-Irak-Siria, a costa de derrocar a Bashar Al Asad e imponer una guerra al pueblo sirio. Objetivo compartido por Israel que así podrá apoderarse de los yacimientos de petróleo y gas –bautizado como Leviatán, nombre de la bestia marina bíblica-, que se ha descubierto en las costas de Chipre, Israel, Líbano, Siria y Palestina.
La invasión militar israelí a la Franja de Gaza a finales de 2008 estaba dirigida a hacerse con el control de Leviatán, militarizar el litoral de Gaza y declarar la soberanía judía sobre esta área. ¿Tiene algo esto que ver con la expulsión de 70.000 beduinos palestinos de sus tierras, que continua hoy con los depósitos de esquisto en el desierto de Naqab?
Israel aprovecha la crisis provocada en Siria y en Líbano, así como la división entre palestinos, para así alterar el equilibrio geopolítico en Medio Oriente, y establecer su hegemonía como potencia energética. Aunque de momento, todo es teoría y planes.
El “Gran Juego” continúa y la guerra del gas hoy es un conflicto que suma cero.
Fuente: publico.es
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