lunes, 18 de mayo de 2015

Vuelve la gente de Blair. Si el laborismo les hace caso, ya puede darse por perdido

 

 

Owen Jones · y otros· · · ·

17/05/15

Definir el pasado, dictar el futuro. Eso es lo que los tories hicieron con la crisis: contarla como una crisis del gasto público y utilizar esa historia para martillear sobre el laborismo y justificar la austeridad. Y eso es hoy lo que están haciendo los blairistas con el desastre de las elecciones de la semana pasada. El problema, tal como ellos lo definen, no fue el suicidio laborista en Escocia y la consiguiente reacción virulenta contra el SNP en Inglaterra y Gales, ni estuvo en que no defendieran el historial de gasto del Nuevo Laborismo ni la absoluta falta de cualquier alternativa coherente; no, el laborismo fracasó porque no era lo bastante blairoso, no estaba suficientemente a la derecha. Desde luego, ya sabía yo que se nos venía encima esta campaña coordinada – respaldada prácticamente por el conjunto de los medios – pero la desfachatez, la vacua naturaleza del contraataque, ha sido convincentemente horrible. Y por esa razón resulta tan de agradecer la carta firmada hoy por diez parlamentarios recién electos, porque hay que deshacer ese mantra.  

Los adalides del blairismo deberían tomar en consideración lo que el laborismo ha ofrecido en 2015. Recortes de impuestos a la pequeña empresa, mantenimiento del nivel más bajo de impuesto de sociedades en el G7, tajos al gasto todos los años aumentando temporalmente la tasa impositiva máxima al mismo nivel de Japón. No era exactamente Vuelve el Manifiesto Comunista, ¿verdad? Se aduce la efectista congelación de precios energéticos como prueba de lo contrario, pero ¿no introdujo su amado Nuevo Laborismo lo que se definió entonces como una ganancia tributaria sobre los servicios públicos privatizados escandalosamente antiempresarial? ¿O el salario mínimo “antiempresarial”, “antiempleos”, con intervención del Estado en las empresas para dictar un mínimo salarial? Sobre la inmigración y el vínculo laborista con los sindicatos, el liderazgo de Ed Miliband ha representado en realidad un giro a la derecha respecto a los años de Blair.

¿Dónde estaba ese giro a la izquierda? Y si existiera, ¿por qué la gente como yo ha estado tan descontenta durante los últimos cinco años? Acaso teníamos la impresión de que Miliband debería haber repudiado los niveles de gasto del laborismo anteriores a la crisis y respaldados por los conservadores. La ironía, si acaso, es que Miliband debería haber seguido más al Nuevo Laborismo hablando mal de su historial económico.

He aquí mi gran problema, sin embargo. No sé siquiera lo que quiere esta gente. He oído su obsesivo parloteo sobre las aspiraciones, pero no tengo ni idea de lo que quieren decir con ello. Así que me van a permitir que descubra su farol. Venga, fantasmas de varias generaciones pasadas, poned vuestras políticas sobre la mesa.

Si estamos hablando de “aspiraciones”, vamos con unas cuantas cosas. Dejemos el impuesto de transmisión de fincas y las tasas municipales y substituyamos ambos por un impuesto sobre el valor del terreno. Suprimamos los puestos de becarios no remunerados para que la hija de la cocinera de la escuela de Glasgow y el hijo del tendero de la esquina de Manchester tengan alguna posibilidad en esas profesiones. Introduzcamos un programa de becas – llamémoslo Programa Nacional de Aspiraciones, si les gusta – para apoyar a la gente de clase trabajadora, a la gente de color y a otros sectores no representados que aspiran a ser periodistas, trabajar en el mundo de la moda, del Derecho, de la política, de lo que sea. Demostremos que “aspiraciones” no significa recortar impuestos a los superricos y soltar la mosca.

Y luego tres palabras amadas por los superblairistas: reforma [del] sector público. Tres palabras que se oyen a menudo en los seminarios de los grupos de expertos, a buen seguro, pero no tanto cuando se va casa por casa. Esto significa que el laborismo debería respaldar programas absurdos como las escuelas concertadas, supuestamente.   Haced que un blairista os mire a los ojos, ponga cara seria y os diga que sólo con que el laborismo hubiera apoyado las escuelas concertadas y entregado parte de la sanidad pública al sector privado, esos millones que se han pasado al SNP, a los Verdes o al UKIP volverían corriendo.  

Acaso crean sencillamente que el laborismo debería ser una versión más competente de los conservadores. Resulta que yo creo que los conservadores son extremadamente competentes a la hora de introducir políticas horrendas. Si esto es lo que ha de ejecutar  en realidad el laborismo, entonces debería sencillamente hacer una cortés reverencia y abandonar el escenario de la historia. ¿Para qué existir siquiera si se trata de ser un privatizador y un recortador más competente que los tories?

Tal como advierten John Harris y otros, la socialdemocracia está en crisis en todas partes. Los partidos radicales de izquierda en España y Grecia están en ascenso; en otros países, se está beneficiando la derecha populista. Aquí el derrumbamiento de la socialdemocracia puede que no signifique simplemente hegemonía conservadora sino una floreciente derecha populista que haga mella en las comunidades de clase trabajadora, no obstante los actuales problemas del UKIP. Esto resulta inaceptable, y es un proceso que muchos superblairistas no harían más que acelerar.  El “debate” del liderazgo laborista no es hasta ahora otra cosa que tópicos en lugar de políticas. Así que vayamos a por algo de esto último y decidamos qué futuro – si es que hay alguno – tiene en realidad el laborismo.

Owen Jones, historiador y periodista, es autor de Chavs: La demonización de la clase obrera, (Capitán Swing, Madrid 2012). Su último libro es The Establishment, and how to get away with it, Allen Lane 2014

The Guardian, 15 de mayo de 2015

La declaración de los diez

Llegados a Westminster [sede de la Cámara de los Comunes] como parlamentarios laboristas recién electos tras hablar con decenas de miles de votantes durante nuestra campaña electoral, sabemos qué importancia tiene para el futuro de nuestro partido hacer avanzar un orden del día que sea de la mayor utilidad a las necesidades cotidianas de la gente, de las familias y las comunidades y que esté dispuesto a desafiar la noción de austeridad e invertir en los servicios públicos.

El laborismo ha de llegarse a los cinco millones de votantes perdidos desde 1997 y a quienes se han apartado del laborismo en Escocia y en otros lugares el 7 de mayo, renovando su esperanza de que la política importa y el laborismo está de su lado.

En la búsqueda de un nuevo líder del Partido Laborista, nos hace falta alguien que mire adelante y ponga en tela de juicio la agenda de la austeridad, se enfrente a los poderosos intereses creados de la gran empresa y establezca una alternativa a la austeridad, y no alguien que retroceda al credo del pasado del  ‘Nuevo  Laborismo’.

Es la hora en que el laborismo necesita un líder que esté en sintonía con las aspiraciones  colectivas de la gente corriente y las comunidades de toda Gran Bretaña, que satisfaga la necesidad de empleo seguro con salarios decentes, de hogares que la gente pueda considerar suyos, de servicios públicos fuertes nuevamente en manos públicas y con garantías de verdadera formación o estudios universitarios con un empleo a su término. Desde volver a crear Sure Start [1] a proporcionar dignidad y un buen nivel de vida a la jubilación, son estas aspiraciones clave para los auténticos valores del laborismo y que volverán a hacer que la gente se comprometa en todo nuestro país en los años por venir.

Esperamos implicarnos en el debate en torno al liderazgo laborista en las próximas semanas para asegurar que nuestro partido sea capaz de enfrentarse a los retos a los que encara la gente del común en este momento.

Firmado:

Richard Burgon (Leeds Este)

Louise Haigh (Sheffield Heeley)

Harry Harpham (Sheffield Brightside y Hillsborough)

Imran Hussain (Bradford Este)

Clive Lewis (Norwich Sur)

Rebecca Long Bailey (Salford y Eccles)

Rachael Maskell (York Central)

Kate Osamor (Edmonton)

Cat Smith (Lancaster y Fleetwood)

Jo Stevens (Cardiff Central)

Nota del t.: [1] Sure Start [Comienzo Seguro] fue una iniciativa del gobierno laborista en 1998 anunciada por el entonces ministro de Economía, Gordon Brown, con el ánimo de “dar a los niños el mejor comienzo posible en la vida” mediante la mejora de la atención infantil, la educación primaria y el apoyo a la salud y la familia.

Socialist Campaign for a Labour Victory, 15 de mayo de 2015

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

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