jueves, 17 de julio de 2014

Francia: ¿Hay que desesperarse con el PS?

 

RUE SOLFERINO, PARIS

 

 

Laurent Bouvet · Éric Fassin · · · ·

 

Una frase reciente del primer ministro francés Manuel Valls –“la izquierda puede morir”— ha desencadenado una oleada de debates y comentarios sobre la situación del Partido Socialista y el Front de Gauche [Frente de Izquierda]. El sociólogo Eric Fassin y el politólogo Laurent Bouvet son entrevistados para el semanario Le Nouvel Observateur sobre estos asuntos por la periodista Aude Lancelin.  

Laurent Bouvet: Los partidos políticos son mortales, hay numerosos casos en la historia. De todos modos, el PS ha conocido en poco menos de un siglo de existencia numerosas crisis de las que siempre ha salido. Hoy en día, el PS debe refundarse sin duda tal como lo hizo en 1969-1971. Los “dos cuerpos” del PS se han visto en efecto tocados. Su “cuerpo inmaterial”, doctrinal, está por reconstruir enteramente. El PS ya no produce ideas, proyecto de sociedad u orientaciones políticas fuertes, identificables, siquiera, desde hace mucho tiempo. La novedad es ya que su “cuerpo material, sus cargos electos, sus militantes, sus redes, su gente de confianza…está gravemente tocado. La pérdida de 30.000 cargos electos en las municipales y de 25.000 militantes desde 2012 es un signo del desmoronamiento del conjunto organizativo y reticular que representaba el PS.

Eric Fassin: Manuel Valls habla a los socialistas, pero prefiere inquietarse, por una vez, por “la izquierda”. Es una forma de no aludir a la muerte anunciada del PS. Es verdad que el PS arrastra hoy en día a toda la izquierda en su naufragio. La crisis de la socialdemocracia es más bien una renuncia ideológica que un fracaso político, un poco por doquier en Europa: Blair y Schröder antes de Valls. François Hollande “asume”, se dice, ser socialdemócrata. Pero el pacto de responsabilidad no tiene nada que ver con la socialdemocracia: en lugar de arbitrar entre capital y trabajo, ¡el presidente negocia con la patronal olvidando a los sindicatos! ¿Será social-liberal? En realidad, no es ni social ni liberal: pone al Estado al servicio de los bancos y de los mercados. Es, por tanto, neoliberal. Pero hay muchos que lo niegan. Fijaos: en Europa, Hollande y Renzi han apoyado a Juncker, y él es de los editorialistas que han saludado “el viraje a una izquierda saludable”.

Más allá de las clases populares, ¿cuáles son las demás categorías de la población cuyo descolgamiento explica la debilidad actual del voto socialista?

Laurent Bouvet:  Más allá de las clases populares que el PS ha “perdido” desde hace mucho tiempo, el conjunto de su base electoral se ha diluido desde hace dos años (parciales, municipales, europeas). Las opciones económicas y “de sociedad” dividen profundamente al electorado de François Hollande de 2012. De este modo, el voto al PS en tal o cual elección se ha convertido en si en un problema. Para muchos electores de categorías medias o superiores, las subidas de impuestos tienen un papel disuasorio, como se ha visto en las encuestas hechas con ocasión de las municipales. Para los funcionarios públicos, la bajada del gasto público se vive como una amenaza a su actividad misma, por no hablar de medidas sectoriales que sientan mal, como los ritmos escolares entre los enseñantes. A eso se ha añadido la desmovilización de ciertos electorados insatisfechos con cuestiones más específicas, como el matrimonio para todos o el género.    

Eric Fassin: El electorado que pierde el Partido Socialista es en primer el lugar electorado de izquierda. ¿Por qué votar por un partido que ya no es de izquierda? Se nos ha querido hacer creer que el PS perdía al pueblo para conservar a los “bo-bos” [“bohemios burgueses”], que sacrificaba las clases populares a las minorías y que se ocupaba del matrimonio antes que del paro. Pero este gobierno no hace nada por los barrios del extrarradio (las “banlieues”) ni contra las discriminaciones. En cuanto a los derechos de las minorías sexuales, ¡es cosa terminada! En resumen, no se podrá decir que es a causa de las cuestiones “de sociedad” por lo que no se ocupa de la “cuestión social”.  

Las decepciones del PS no parecen, sin embargo, aprovecharle en modo alguno a la izquierda de la izquierda, como han mostrado los resultados de las últimas europeas. ¿Cómo lo explican ustedes? ¿Por qué Francia no produce un fenómeno a lo Syriza, partido de izquierda radical que ha quedado en primer lugar en Grecia?

Eric Fassin: Ésa es efectivamente la gran pregunta. Dado que François Hollande aplica la misma política económica que Nicolas Sarkozy, podríamos imaginar que la crítica de la deriva neoliberal beneficiaría tanto a la izquierda de la izquierda como a la extrema derecha. Ahora bien, éste no es el caso. ¿Por qué? Por una parte, el PS da la razón al Frente Nacional, que denuncia la “UMPS” [es decir, la equivalencia política de la UMP, la derecha francesa, y el PS]. Y la alternancia sin alternativa alimenta el rechazo de la democracia, con el voto de extrema derecha, pero también con la abstención. ¿Cómo creer en la democracia si las elecciones no cambian nada? Por otro lado, el FN ha acabado por imponer su lenguaje identitario, no sólo en la UMP sino también en el PS (ya se trate de los inmigrantes, de los musulmanes o de los rom). La hegemonía económica es el frente UMP-PS, pero la hegemonía cultural es el frente FN-UMP-PS. En esa condiciones, no resulta fácil que se escuche otra cosa. La principal esperanza estriba en la “hipótesis Syriza”: el completo hundimiento del PASOK ha acabado por abrir un espacio a la izquierda y, por tanto, una alternativa. De golpe en Grecia hay menos abstención, se vota menos a la extrema derecha y se vota más a la izquierda de la izquierda. Hoy en día, la “hipoteca PS” obstruye el paisaje de la izquierda.

Laurent Bouvet: El Front de Gauche mantiene un discurso desajustado en relación a su electorado. Su discurso se apoya en las consecuencias nefastas de la mundialización y del capitalismo, se dirige de modo prioritario a sus víctimas (a los más expuestos y a los más débiles) . Ahora bien, las soluciones propuestas para ponerle remedio (aumento del gasto público y reforzamiento del papel del servicio público) aparecen como algo que beneficia en primer lugar a sectores (como los funcionarios públicos) menos expuestos a los riesgos de la mundialización (sobre todo, al paro y la deslocalización). Este hiato entre discurso, propuestas y electorado está en mi opinión en el centro de las dificultades del Front de Gauche.  

Sin embargo, usted, Laurent Bouvet, parece considerar que el socialismo encarnado por Valls es la vía correcta para la izquierda, sobre todo en la reconquista del voto popular. ¿Qué responde usted a los que consideran hoy que la izquierda actualmente en el poder no es otra cosa que una “derecha acomplejada”?

Laurent Bouvet: ¡Yo no sé si es la “vía correcta” para la izquierda! Lo que yo constato, más modestamente, es que la posición política de Manuel Valls –resumidamente, el retorno a una forma de autoridad en la que la acción pública se ejecuta articulada en un proyecto abiertamente social-liberal- ofrece una elección clara a los socialistas y a la izquierda en general, con respecto a otra propuesta, más intervencionista en el plano económico, pero también más liberal en lo que respecta a las cuestiones de sociedad (encarnada, sobre todo, por los Verdes de EELV). Habrá que ver en 2017 cómo se encarnan estas dos propuestas y cuál prevalece en la izquierda frente a las de la derecha y la extrema derecha.     

La izquierda se convirtió en electoralmente dominante en 2012, en un momento en que su descomposición doctrinal estaba ya muy avanzada. ¿Qué es lo que, según usted, no se ha hecho, y cuál sería la terapia de choque que hay que adoptar?

Eric Fassin: La hegemonía ideológica de la derecha desacomplejada descansa sobre una izquierda acomplejada. Nuestros gobernantes se creen realistas: de hecho, creen sólo en que la realidad es de derechas. Para compensar, pretenden acercarse al pueblo metiéndose con los rom, por ejemplo.  Eso significa apostar por la idea de que la gente sería de derechas. Hay que invertir esa lógica: reivindicar una ideología de izquierdas. Es así cómo se podrá esperar reencontrar por fin un electorado de izquierdas. 

Laurent Bouvet es profesor de historia de las ideas políticas en la Universidad Versailles-Saint-Quentin y director del observatorio de la vida política de la Fundación Jean Jaurès. Su último ensayo es Le Sens du peuple. La gauche, la democratie, le populisme (Gallimard, París, 2012).   EricFassin (1959) es sociólogo y profesor de ciencias políticas en la Universidad París-VIII-Vincennes-Saint Denis, y miembro del colectivo Cette France-là, observatorio de la situación de los extranjeros en Francia, y autor, entre otros libros, de Démocratie précaire, Chroniques de la déraison d´Etat (La Découverte, 2012) y Roms et riverains. Une politique municipale de la race (La Fabrique, 2014).   

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

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