lunes, 26 de diciembre de 2016

Rusia, EEUU y la nueva carrera armamentista



Àngel Ferrero 25/12/2016

Durante unas horas el espíritu de la guerra fría regresó a los medios de comunicación internacionales. Después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, enfatizase el jueves durante una reunión con altos cargos del Ministerio de Defensa la modernización del ejército, incluyendo su armamento nuclear, el presidente electo de EEUU, Donald Trump, recurrió a su canal de comunicación favorito, su cuenta personal en Twitter, para responder. «EEUU tienen que reforzar y expandir su capacidad nuclear», escribió Trump, obviando que Barack Obama había anunciado meses atrás un programa de modernización de las armas nucleares durante los próximos treinta años valorado en un bilión de dólares. «Si hay una carrera armamentista los superaremos a cada paso y los sobrepasaremos a todos», aseguró Trump después en una entrevista con la cadena de televisión MSNBC. La brecha de los misiles (missile gap), aquella expresión de la guerra fría que hacía referencia a la disparidad –más percibida que real– entre el número de ojivas nucleares entre EEUU y la URSS parecía volver a ser de actualidad.

En su rueda de prensa anual –aplazada un día por las exequias de Andréi Kárlov, el embajador ruso asesinado el pasado lunes en Ankara– se esperaba por lo tanto que el presidente ruso volviera a referirse a esta cuestión. Preguntado por las palabras de Trump, Putin se declaró sorprendido por la reacción. «No somos nosotros quienes provocamos la carrera armamentista... nunca estaremos dispuestos a caer en una carrera armamentista y tener unos gastos que no podemos permitirnos», dijo al recordar que el próximo año se reducirá a un 3,3% el gasto en defensa. Putin también quiso destacar que Rusia sigue actuando en el marco del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-3), firmado con EEUU en 2010. «Tengo que decir, y esto no es ningún secreto, que no tenemos nada que ocultar, que, es más, hemos puesto muchos esfuerzos en la modernización del potencial de los misiles nucleares de Rusia, y nuestras fuerzas armadas. Esto se aplica también a nuestras Fuerzas de Misiles Estratégicos, y su despliegue terrestre, y a nuestras fuerzas desplegadas por mar. Todo esto es información pública, no estamos ocultando nada. Estamos desplegando nuevos submarinos estratégicos nucleares con nuevos tipos de misiles a bordo. Esto vale también para nuestras fuerzas armadas. Me refiero tanto a los vehículos de transporte, la aviación, y los sistemas para su lanzamiento». «Las premisas para una nueva carrera armamentista se crearon luego que EEUU se retirase del Tratado de Misiles Antibalísticos [en junio de 2002]», explicó el mandatario ruso. «Cuando una parte se retiró del tratado y dijo que crearía su propio paraguas nuclear, la otra parte ha de crear otro similar […] o crear medios eficaces para superar este sistema de defensa antimisiles», añadió.

Asimismo, Putin insistitó en sus declaraciones del día anterior. «Es muy importante y no lo he dicho casualmente: un agresor es aquel que, hipotéticamente, puede atacar a Rusia, nosotros somos más fuertes que cualquier agresor potencial, puedo reafirmarlo», dijo. El jueves el presidente ruso valoró como «adecuado» el «estado de la tríada nuclear [aviación estratégica, misiles balísticos intercontinentales y submarinos nucleares], que juega un papel clave en la paridad estratégica», e informó de que Rusia ha modernizado en un 60% su arsenal nuclear. Putin también pidió a las fuerzas armadas vigilar «cualquier cambio en el equilibrio de fuerzas y en la situación política militar en el mundo, sobre todo en el perímetro de las fronteras de Rusia», en referencia al aumento de tropas de la OTAN en los Bálticos y Europa oriental. Estas declaraciones, pese a todo, vinieron acompañadas de una advertencia: «Si nos permitimos ni que sea un minuto de relajación, un único error importante en la modernización del ejército y la marina, o en la formación de las tropas, la situación puede cambiar rápidamente», añadió.

Durante la conferencia de prensa, que duró casi cuatro horas, Putin también se refirió a otras cuestiones de política nacional e internacional, desde las relaciones con EEUU, la Unión Europea o China hasta las escándalos de dopaje, los atentados yihadistas, el estado de la economía rusa y los conflictos en Ucrania y Siria. Respecto a este último, el presidente ruso subrayó los esfuerzos del país por evacuar Alepo oriental y se manifestó a favor de la idea de iniciar un proceso de negociaciones en Kazajistán con el apoyo de Irán y Turquía para encontrar una solución política al conflicto.

Putin también rechazó las acusaciones de interferir en las elecciones presidenciales de EEUU y se mostró confiado en la recuperación de la economía rusa, que el año pasado cayó un 3,7% y cerrará éste con una caída de entre el 0,5% y el 0,6%. La cuestión de si se volvería a presentar a las elecciones presidenciales de 2018 quedó en el aire. «El tiempo lo dirá, lo decidiré basándome en el estado del país y del mundo, en lo que he hecho y en lo que puedo hacer», contestó.

Àngel Ferrero Periodista residente en Moscú. Miembro del comité de redacción de Sin Permiso. Una primera versión de este artículo se publicó en el diario El Punt Avui el 23 de diciembre.

Fuente: www.sinpermiso.info, 25 de diciembre 2016



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