lunes, 24 de junio de 2013

"Echar cuentas"

 

DILMA, UNA CONTINUIDAD CON DUDAS

Cristovam Buarque:

Hace ocho años la población de Brasil se dedica a la construcción de estadios para la realización de la Copa. No se puede esperar diferente en un país que ya fue llamado una "patria del fútbol". La población del Distrito Federal, por ejemplo, todavía no tiene equipos que atraigan a los aficionados, pero está deslumbrada con un estadio monumental para 71 mil espectadores a un costo superior a los R$ 1,6 mil millones. Sin embargo, pocos, han hecho las cuentas de lo que significa este costo.

La obra costó 800 Reales para cada uno de los brasilienses. Considerando sólo los adultos, el costo aumentaría a unos 3.000 Reales para cada persona. Si se considera el dinero que dejó de ir a los 208 mil residentes más necesitados, con ingresos de hasta un salario mínimo mensual, el costo fue de aproximadamente 8.000 Reales más o menos un año de trabajo de cada uno de ellos. Si cada brasiliense supiese que este valor salió de su bolsillo y conociese sus usos alternativos, la euforia con el estadio no sería tan grande.

Con los recursos gastados en el estadio sería posible financiar la formación de 6.800 ingenieros de excelencia, desde el primer grado de primaria en súper escuelas de calidad internacional, al costo de 9.000 Reales por alumno al año, pagando 9.500 Reales por mes para cada maestro, hasta el final del curso en ingeniería de excelencia, en cursos universitarios de excelencia iguales a los del Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA). Este número es mayor que la suma de todos los ingenieros que se han formado ya en el ITA en sus 64 años de funcionamiento. Además de eso, la formación sería pública, igual para los hijos de los más pobres y de los más ricos que tengan vocación y persistencia.

Si consideramos que cada uno de estos profesionales contribuiría al desarrollo del país y generaría un ingreso igual o superior al salario, tomando a los efectos de la simulación de la cantidad de R$ 20.000 por mes, la cantidad generada a lo largo de más de 35 años de trabajo, daría lugar a ingresos de aproximadamente R$ 63,6 mil millones. Algo equivalente a 40 estadios similares al nuevo Mané Garrincha del Distrito Federal. Más importante aún es que esos profesionales servirían como base para el desarrollo científico y tecnológico que Brasil tanto necesita.

Si tenemos en cuenta el costo de todos los 12 estadios de la Copa del mundo, actualmente presupuestados en R$ 7,2 mil millones, y que seguramente será mayor, formaríamos unos 30.400 científicos y tecnólogos de la más alta calidad. Por más beneficios que traiga la Copa del Mundo, no hay duda que invertir en Ciencia y Tecnología sería un mejor uso del dinero para la construcción del futuro del país. Algunos dicen que aproximadamente unos 4 mil trabajadores recibirán sus salarios por tener empleos generados directamente por la obra en el D.F., sin embargo ellos podrían ganar lo mismo construyendo hospitales y escuelas. Podemos decir también que los Estadios van a permitir actividades deportivas y culturales, pero esto ya sería posible con pequeñas mejoras en los actuales.

Brasil tiene muchos problemas, pero uno de los más graves es no hacer cuentas.

Cristovam Buarque, ex ministro de Educación, senador y profesor de la UnB.

Fuente: SinPermiso, 18-06-2013

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