La factura de la luz del consistorio madrileño va a verse incrementada notablemente este mes de mayo. ¿El calor ha llevado a un desmesurado uso del aire acondicionado? No. Las que echan humo son las trituradoras de papel. Según ha manifestado públicamente el secretario de la sección sindical de CCOO del Ayuntamiento de la capital, Pedro Delgado, tras los resultados electorales del pasado domingo 24 de junio, la semana pasado se ha estado procediendo a una masiva e inusual destrucción de documentos. Curiosamente es en las áreas de personal y contratación donde la actividad ha sido más febril.
Cualquiera podría mal pensar que lo que se está llevando a cabo es un ejercicio para garantizar la impunidad de prácticas pasadas carentes de decencia política, cuando no de legalidad. Y seguramente acertará, dada una doble tradición en la derecha española. Por un lado las corruptelas. Se trata de una tradición sobradamente acreditada por las diversas tramas puestas al descubierto en la Comunidad de Madrid. Tramas nucleadas en torno a dirigentes del PP madrileño, alguno de ellos ya en prisión. La segunda tradición no es otra que el uso de los archivos públicos para garantizarse la impunidad. Eso es lo que parece que esté ocurriendo a día de hoy en el Ayuntamiento de Madrid con las trituradoras funcionando a toda máquina y anteponiendo todos los presuntamente que se desee.
Y en esta misma tradición de garantía de impunidad se halla la política archivística del Reino de España que impide a las víctimas del franquismo y a la ciudadanía en general el acceso a los archivos de la represión franquista, para conocer la verdad y garantizar así la justicia y la reparación de las victimas y sus familiares.
Conviene decirlo, pues en unos días –el 9 de junio- se celebrará el Día Internacional de los Archivos. Se trata de una conmemoración auspiciada por la UNESCO. Y es que a los archivos no se les otorga desde los poderes públicos la relevancia que tienen, hasta que algunos se la dan. Asñi sucede ahora en el Ayuntamiento de Madrid. Los archivos, no sólo son garantes de la historia y la memoria de una sociedad. Al mismo tiempo, resultan insustituibles en la transparencia de la gestión de las instituciones y son fundamentales para garantizar derechos, en la medida en que los documentos tienen un carácter probatorio. Ha hecho bien la Sección Sindical de CCOO con esta denuncia y harán bien los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid en denunciar y resistirse a la destrucción de los archivos públicos de los madrileños.
José Babiano, historiador, es director del Área de Historia, Archivo y Biblioteca de la Fundación 1º de Mayo de CC OO
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lunes, 1 de junio de 2015
¿Del pasado hay que hacer añicos?: una nota sobre los archivos del ayuntamiento de Madrid y las trituradoras de documentos
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