Turquía: un nuevo escenario político gracias a la izquierda laica. Dossier
Erdogan ve como se escapa su sueño de un sultanato
Marie Jego
Las elecciones legislativas del 7 de junio en Turquía han supuesto un serio revés para el Partido Justicia y Desarrollo (AKP, islámico-conservador), que por primera vez desde 2002, ha perdido la mayoría absoluta en el Parlamento. Con el 40,7% de los votos, 258 diputados de 550, el AKP sigue siendo el primer partido político del país, pero su caída es dramática.
Por primera vez en trece años, los islamistas-conservadores se verán obligados a formar un gobierno de coalición. No podrán ya gobernar como amos absolutos del país. "Si Dios quiere, la decisión de la nación es buena", declaró el primer ministro, Ahmet Davutoglu, al anunciar los resultados. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, no ha hecho aun declaraciones.
El revés sufrido por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha sacudido fuertemente la Bolsa de Estambul, que cayó un 8% en la apertura del lunes, 8 de junio El Banco Central de Turquía anunció que bajaba sus tasas de interés para los depósitos en moneda extranjera a una semana, mientras que la lira turca llegó a su nivel más bajo frente al dólar y el euro.
El Banco Central turco interviene para frenar la caída de la moneda turca
El curso de la lira turca ha perdido cerca del 4% frente a las otras dos divisas. Por lo tanto, las tasas de interés han sido recortadas del 4 al 3,5% desde el martes 9 de junio para el dólar, y del 2 al 1,5% para el euro. Tras el anuncio de esta medida, la lira turca cotizaba a 2,76 dólares (-3,75%) y 3,08 el euro (-4%).
La tabla de los resultados por regiones muestra cómo el descontento es mayor en primer lugar en las regiones de habla kurdas del este y el sudeste, pero también en todas las costas(Marmara, Mediterráneo, Egeo), donde el voto a favor del AKP ha caído en comparación con las elecciones de 2011.
Sobre todo, es un revés para Erdogan, que ya se veía como un super presidente. Al poner su propuesta de "sultanato" en el centro del debate de estas legislativas, a sometido su persona a un referéndum. La respuesta del electorado es clara. ¿Imaginó tener 400 diputados del AKP en el parlamento? No los tiene. ¿Quería reformar la Constitución para fortalecer su poder? No puede. No sólo su proyecto de super-presidencia nace muerto, su propia estrella se ha desvanecido considerablemente.
Autoritarismo ilimitado
Arrojándose de cabeza a la campaña - a pesar de la neutralidad debida a la oficina presidencial
- polarizando la sociedad con sus discursos (seculares contra religiosos, suníes contra alevis,
kurdos contra los turcos) Erdogan ha perdido la adhesión de buena parte de su electorado.
Muy lejos del Tayyip de 2002, que capturó la atención de las multitudes, hablando del
pluralismo, la libertad y la reforma. En 2015, las palabras "conspiración" "terrorismo" y
"estructura paralela" han sido constantes en cada discurso.
Su autoritarismo no tiene límites. La prensa, el poder judicial, la policía están bajo su estricto
control. Comprometido desde diciembre de 2013, en una vasta purga contra la hermandad de
su antiguo mentor, el imán Fethullah Gülen, exiliado en los Estados Unidos, ha silenciado,
eliminado o hecho arrestar a policías, jueces y fiscales.
¿Un periodista hace una crítica? Se le intimida, se le despide, acusado de "terrorismo" o
"conspiración contra el Estado". ¿No le gusta un vídeo en YouTube o Twitter? Se bloquea. Sus
oponentes son "traidores" y el Sr. Demirtas, líder del Partido Popular Democrático (HDP), cuya
sombra le ha perseguido toda la campaña, es un "ateo".
Instalado en un palacio de más de 1.000 habitaciones en Ankara después de su elección a la
presidencia en agosto de 2014, Erdogan ha llevado al límite su megalomanía que le ha valido
el apodo de "Sultán". La creación de una guardia presidencial con uniformes dignos de Juego
de Tronos ha colmado de ridículo su megalomanía.
Hasta entonces, los turcos habían tragado con todo, incluyendo las revelaciones de corrupción
que habían salpicado en diciembre 2013 su círculo familiar y su gobierno: Erdogan era el
primer ministro. Una desafortunada conversación con su hijo, Bilal, incapaz de "poner los
contadores a cero" (eliminar el dinero en efectivo) en el momento en que se investigaba a los
hijos de varios ministros, ha revelado la existencia de cajas de zapatos llenas de dinero,
dejando un sabor amargo a los que creen en la blancura inmaculada del partido "AK" (en turco
“ak” significa "blanco, limpio").
Pero esto no impidió que el "partido de la bombilla" (el símbolo del AKP) ganase fácilmente las
elecciones municipales de marzo de 2014 y su líder histórico las presidenciales en agosto de
2014. Sin embargo, cuando llegó la hora de dar plenos poderes a Erdogan, los votantes dijeron
que no. Atrapado por su sueño de grandeza, la estrella fugaz de la escena política turca fue
detenido en su ascenso por las urnas.
Un punto de inflexión en la historia del país
Y si el 88% de los votantes acudieron a las urnas, no fue tanto para elegir a sus diputados
como para decir No a las aspiraciones autocráticas del líder histórico del AKP. Misión cumplida,
ya que no tiene otra perspectiva de regresar a su papel como presidente sin poder, como
estipula la actual Constitución.
"Es el triunfo de la paz sobre la guerra, de la modestia sobre la arrogancia, de la
responsabilidad sobre la irresponsabilidad", dijo Sirri Süreyya Önder, diputado del HDP,
después de conocerse los resultados en la noche del domingo. Al ganar 79 escaños, la
pequeña organización kurda hizo añicos el sueño del líder histórico del AKP. Todo se jugaba
en esos votos.
En Turquía, el umbral requerido para que un partido esté representado en el parlamento es el
10%. La apuesta era arriesgada para el HDP ya que en caso de no lograrlo, habría favorecido
a su oponente, sus votos hubieran reforzado automáticamente al AKP, según el sistema
proporcional en vigor.
La entrada de un partido pro-kurdo en el Parlamento es un hito en la historia del país. Fue
posible gracias a Selahattin Demirtas, un abogado carismático de 42 años, quien hábilmente
condujo a este éxito. Bajo el impulso de este ex activista por los derechos humanos, nacido en
una familia kurda modesta de Elazig en el este del país, el HDP ha desdibujado su perfil prokurdo,
distanciándose del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK en Turquía) para
expandir su base entre los decepcionados del "tayyipismo".
Buen tribuno, con un fuerte sentido del humor, el Sr. Demirtas, que admite “plancharse sus
camisas", se ha convertido en el portavoz de otra Turquía, la de las minorías étnicas y
religiosas, las mujeres, los homosexuales, los ecologistas. Su victoria es un poderoso mensaje
a la dirección del PKK: es tiempo de pensar en las elecciones y olvidarse de las armas.
Marie Jégo es la corresponsal en Estambul del diario francés Le Monde
Le Monde 7 de julio de 2015.
El HDP es una barrera a las ambiciones de Erdogan
Esen Uslu
Las elecciones generales celebradas el 7 de junio podrían ser un hito en la turbulenta historia
de la democracia multipartidista en Turquía. Como los lectores sabrán, la democracia turca ha
sido un producto de las circunstancias imperantes después de la Segunda Guerra Mundial y
evolucionó de acuerdo con las exigencias de la Guerra Fría.
Durante las siguientes décadas, siempre que fue necesario, la democracia multipartidista fue
recortada varias veces mediante la intervención del segundo ejército más grande de la OTAN,
y congelada. Después de lo cual, hubo intentos de poner en marcha un marco político más
"controlado", destinado a mantenerse sin ningún tipo de oposición al régimen. El último de
esos vanos intentos fue la constitución diseñada por el general Kenan Evren, el ex dictador
militar recientemente fallecido, y sus secuaces.
Esa "democracia" fue diseñado para mantener
los enemigos tradicionales del régimen republicano de Turquía - es decir, a la clase obrera (los
comunistas en su jerga), los islamistas y los kurdos – bajo control.
Iba a ser un sistema “ democrático” bipartidista: un partido del poder que apoyase los objetivos
de los militares con un disfraz civil; y un partido que permanecería en la oposición perpetua,
pero fiel a la ideología oficial del estado. Tal régimen aseguraría el mantenimiento de la
"seguridad y la estabilidad" requeridas por el capitalismo en rápido desarrollo en Turquía.
El régimen era consciente de que no podía detener la formación de partidos indeseables,
incluso en una falsa democracia, por lo que ideó mecanismos “constitucionales” para excluirlos
del parlamento y de la política en general. Para marginar a esos partidos la ley electoral
preveía un sistema de umbrales electorales brutales (la "barrera electoral", para traducir la
frase turca literalmente). Si un partido político no deseado sobrevivia a pesar del umbral,
entonces entraba en juego un sistema judicial amañado.
El proyecto de ingeniería social de la Junta fracasó y su proyecto de una “democracia
controlada multipartidista" se derrumbó en 1983. Sin embargo, algunos de los principios
básicos de ese régimen le han sobrevivido, y la barrera electoral se ha mantenido hasta ahora:
antes de que ningún partido pueda ganar legalmente un escaño parlamentario en cualquier
distrito electoral tiene que obtener más del 10% de los votos emitidos en todo el país.
Kurdos
El umbral electoral y otros medios de control político no han podido contener el creciente
movimiento de liberación kurdo. Durante un breve período tuvo representación en el
parlamento a partir de 1991, cuando 21 representantes del HEP (Partido Popular de los
Trabajadores) legalmente reconocido fueron elegidos en las listas del SHP (Partido Social
Demócrata Populista) en las provincias kurdas. Poco después de las elecciones abandonaron
el SHP para formar su grupo independiente, pero en 1994 fueron despojados de la inmunidad
parlamentaria y sus representantes más destacados fueron encarcelados 10 años.
En las siguientes elecciones generales en 1995, el movimiento de liberación kurdo intentó una
maniobra similar con los partidos de izquierda, pero esta vez no pudieron alcanzar el umbral
electoral. Aunque habían tenido cierto éxito en las elecciones locales del año anterior, su voto
se mantuvo muy por debajo de la barrera. Las elecciones generales de 1999 y las elecciones
sucesivas hasta 2007 produjeron resultados similares. Ese año ganaron 26 escaños, y los 26
parlamentarios hicieron un gran trabajo en el parlamento en paralelo a la utilización de otros
medios para llevar adelante la lucha de liberación.
En las elecciones generales de 2011 los candidatos "independientes" presentados por el
movimiento de liberación kurdo en cooperación con algunos pequeños partidos de izquierda
turcos obtuvieron 36 escaños. Posteriormente se ha llegado a una situación en la que un
partido basado en el movimiento kurdo ha logrado reunir la fuerza suficiente para desafiar el
umbral en las elecciones de 2015.
Desde la creación del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) a finales de los años 70, el
objetivo principal del programa del movimiento ha sido la independencia del Kurdistán, dividido
en cuatro países, y su posterior unificación. Pero el nuevo programa presentado por Abdullah
Öcalan marcó un importante cambio en relación con la anterior reivindicación de un estado
kurdo independiente. Quería la democracia para todos los pueblos en la región.
El nuevo programa no fue comprendido de inmediato por muchos cuadros kurdos, ya que poco
después de su publicación Öcalan fue obligado a abandonar su refugio en Siria, y emprendió
una huida peligrosa. Finalmente, fue detenido por las fuerzas estadounidenses en Kenia y
entregado a las autoridades turcas en 1999.
Öcalan continuó elaborando su estrategia en la cárcel, abriendo el camino hacia una posible
solución negociada. Su liderazgo ideológico sobre los cuadros más destacados de la dirección
y de la organización guerrillera fue excepcional, e incluso los opositores más decididos contra
el nuevo programa se vieron obligados a seguir la línea.
La nueva estrategia era imprescindible a fin de crear un vínculo inseparable con los
demócratas y socialistas radicales turcos, por lo que el movimiento de liberación kurdo se fue
convirtiendo en un movimiento que abarcaba a todas las fuerzas de la oposición progresistas
en Turquía; es decir, a todos aquellos dispuestos a avanzar hacia un cambio importante en la
política turca.
La respuesta de las diferentes tendencias de la izquierda turca a la nueva línea de Öcalan fue
mixta. Algunos la apoyaron, pero la mayoría se distanció. El exito electoral de esta semana del
Partido Democrático del Pueblo (HDP) es la prueba de la corrección de la dirección general de
la línea política de Öcalan. A través de las llamadas negociaciones del proceso de paz de Oslo,
que más tarde fueron saboteadas por el Estado y, a continuación, mediante las negociaciones
de Imrali, que terminaron en una tregua tácita, el programa de Öcalan comenzó a hacer
incursiones incluso entre los sectores más nacionalistas de la sociedad turca.
Öcalan volvió gradualmente a intervenir en la política del país a través, por ejemplo, de sus
discursos públicos con ocasión de la celebraciones de Newroz (año nuevo), así como en
conferencias de prensa. En ellas expresó su firme compromiso con el alto el fuego y las
negociaciones hacia una solución pacífica del conflicto.
Sin embargo, en la medida que maduraban las condiciones para las negociaciones, el gobiernodel AKP se echó atrás y comenzó a buscar excusas para frenarlas. A medida que el gobierno
se volvió más y más autoritario en relación con la guerra en Siria y los avances de la reacción
sunita islamista organizada bajo el disfraz del Estado Islámico (ISIS), la única capacidad de
defensa contra la embestida del ISIS fueron los guerrilleros kurdos en Kobanê.
Recep Tayyip Erdogan y su partido abandonaron los acuerdos negociados y recurrieron a
tácticas de chantaje para intentar forzar a los kurdos a apoyar al AKP en las elecciones
presidenciales. Pero el movimiento de liberación kurdo se negó a aceptar tales dictados y
presentó a su propio candidato. Las elecciones presidenciales se convirtieron en un catalizador
para la HDP y uno de sus copresidentes, Selahattin Demirtas, se convirtió en el rostro afable
del movimiento en la política del día a día.
El HDP había dejado clara su intención de postularse como un partido independiente en las
elecciones generales, y en un principio esta táctica de “todo o nada” fue considerada muy
arriesgada. Los que no estaban dispuestos a correr el riesgo de perder la pequeña
representación obtenida con la presentación de candidatos "independientes" en varias listas se
resistieron a la idea.
Sin embargo, Öcalan y el liderazgo de la HDP vieron una oportunidad para agrupar a la
izquierda turca en un esfuerzo conjunto, e insistieron en una lista de partido para estas
elecciones.
Desplazamiento Voto
Después de haber identificado la posibilidad de movilizar a la izquierda turca - incluso algunos
de sus segmentos nacionalistas - se lanzó una campaña de persuasión. El cada vez más
autoritario gobierno del AKP y las aspiraciones de Erdogan de convertirse en un todopoderoso
dictador electo bajo la apariencia de presidente ejecutivo alienaron a amplios sectores de la
opinión pública. La oposición a semejante recorte democrático se reflejó en el enfoque de la
izquierda turca. Muchos grupos se sintieron atraídos y participaron en la campaña del HDP.
A pesar de estos esfuerzos algunos sectores de la izquierda turca optaron por permanecer al
margen. El principal grupo que no se unió a la campaña del HDP fue el Movimiento de Junio,
que es una amalgama de fracciones del Partido Comunista legal recientemente escindido,
alrededor del ODP (Partido Libertad y Democracia), que no es sino una reencarnación del
movimiento Dev -Yol (Sendero Revolucionario) de los años 70 y 80. A pesar de la abrumadora
presión de otros sectores de la izquierda, se mantuvieron al margen, y no pidieron a sus
seguidores votar al HDP.
Otro sector importante de la oposición al gobierno del AKP que no estaba dispuesto a votar al
HDP fueron los alevis de Anatolia central. Los años de adoctrinamiento e ideología oficial
dieron sus frutos y el nacionalista MHP (Partido de Acción Nacionalista, el partido de los
infames Lobos Grises) aumentó su cuota de apoyo entre los votantes alevis, mientras que el
partido de la oposición kemalista, el CHP (Partido Republicano del Pueblo), logró mantener su
cuota de votos.
La población aleví y kurda de los barrios obreros en las grandes ciudades transfirieron en gran
medida su voto del AKP al HDP. Se estima que el AKP perdió el 8% de sus votos en esas
áreas, mientras que el 15% de los votos alevis fueron para el HDP. Sin embargo, la cifra sigue
siendo bastante baja, lo que indica que hay mucho por hacer para ganarse a la oposición alevi.
Sin embargo, si se comparan las encuestas antes y después del inicio de la campaña electoral,
los resultados indican un cambio considerable de opinión entre los alevis durante el período de
la campaña electoral.
En las provincias kurdas también ha tenido lugar otro gran cambio. Las tribus y
confederaciones tribales, incluyendo las que participaron en la guerra sucia en el lado turco,
cambiaron su lealtad del AKP al HDP. En las provincias kurdas los votos y, por consiguiente,
los escaños obtenidos por el AKP han sido insignificantes. Hubo algunas circunscripciones en
las provincias kurdas donde el HDP ha recibido más del 90% de los votos.
El programa para la democracia de Öcalan implicaba que el HDP abordase a los diferentes
sectores oprimidos de la sociedad y les animase a participar en las elecciones. Las mujeres
fueron uno de los objetivos principales. El HDP mantuvo su posición de principios de nombrar
a una mujer co-presidente en todos los niveles de la organización, y casi consiguió presentar
en sus listas a tantas mujeres como hombres. Durante la campaña electoral las mujeres
desempeñaron un gran papel, y el HDP consiguió una gran parte del voto de las mujeres
urbanas educadas.
Miembros prominentes de las comunidades armenias, romaníes y yezidis, así como alevis,
fueron seleccionados para puestos de salida en las listas del HDP. Un enfoque similar fue
utilizado para miembros conocidos de antiguas y nuevas organizaciones de izquierda.
Se impulso una campaña entre los ciudadanos turcos que viven en el extranjero, y pagó
dividendos. Por ejemplo, en Londres, a pesar de una baja participación (29%), el HDP obtuvo
60% de los votos. Los votos emitidos en el extranjero le otorgaron al HDP un escaño adicional.
Posibilidades
El resultado de la elección fue un éxito a pesar de los ataques físicos a los mítines, las palizas
y los asesinatos, así como la quema de los vehículos utilizados durante la campaña. La peor
atrocidad fueron las dos bombas colocadas en una plaza de Diyarbakir, programadas para
explotar durante un mitin electoral. Mataron a cuatro personas e hirió a cientos. Tales
provocaciones fueron, sin embargo, evitadas en gran parte gracias a la actitud serena y sobria
de los militantes de base del HDP y sus dirigentes.
El HDP es ahora el tercero grupo parlamentario, pero este éxito implica nuevas
responsabilidades y tareas. El incidente en Diyarbakir muestra cuan peligroso es el camino a
seguir. La posibilidad de una dictadura de Erdoğan se ha evitado, y el AKP ha perdido su
mayoría parlamentaria, pero los partidos de la derecha aún pueden formar un bloque
mayoritario.
El HDP debe encontrar como mantener el impulso de la elección para ampliar sus alianzas con
otras fuerzas. En primer lugar, tiene que lidiar con sus propios defectos como partido formado
tan rápidamente. Tiene que reorganizarse adoptando normas adecuadas sobre la base de la
afiliación individual y garantizar la democracia interna, transformándose de una fusión de varios
grupos, con todas las negociaciones internas que ello requiere y la existencia de disciplinas
rivales, en una fuerza política coherente.
El HDP debe abrir ante todo un amplio debate sobre el programa necesario para el movimiento.
También tiene que planificar su futura actividad unitaria en apoyo de Öcalan, que sigue
prisionero, y los dirigentes de la guerrilla, que tienen su base en las montañas de Qandil, en el
Kurdistán iraquí. Deben aspirar a una solución negociada de la cuestión kurda a través de la
democratización de Turquía y de los otros países de la región.
Esen Uslu es un analista político residente en Estambul que contribuye con artículos regularmente a las revistas
Sercesme y Sakayak.
Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García
Fuente: sinpermiso
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