Ciudadanos tenía que elegir entre mancharse o morir. Ha preferido ensuciarse y tratar de sobrevivir haciendo de la corrupción el eje de sus seis condiciones a Rajoy, quien aceptará sin dudar porque son el auténtico chollazo del verano
Antón Losada
1. El bloqueo político le sienta bien al bipartidismo. El PP consolida su ventaja y sigue reforzando su fidelidad de voto. El PSOE recupera terreno y votantes. Crece la abstención, el arma secreta de siempre del bipartidismo. A la hora de ubicarse ideológicamente los españoles vuelven a situarse preferentemente como conservadores o socialistas. Los grandes paganos del bloqueo político parecen ser los nuevos partidos. Ciudadanos ve cómo el PP devora poco a poco su espacio empujándole hacia un centro residual y Podemos paga muy cara su depresión post nosorpasso y ser noticia más por su falta de iniciativa que por su estrategia. El cambio de estrategia de Albert Rivera responde a la pura y dura lógica de la supervivencia electoral. O pactar o morir.2. La corrupción se consolida como uno de los grandes problemas de la vida pública española, por encima de los problemas de orden económico y sólo superada por el paro. Pactar con un Partido Popular envenenado por la toxicidad de sus múltiples casos de corrupción sigue teniendo un enorme coste político y ciudadano. Las urnas no lavan más blanco. Ciudadanos tenía que elegir entre mancharse o morir. Ha preferido ensuciarse y tratar de sobrevivir haciendo de la corrupción el eje de sus seis condiciones a un Mariano Rajoy, quien aceptará sin dudar porque son el auténtico chollazo del verano.
3. Crece el pesimismo económico y político. Más de la mitad de los españoles creen que nuestra economía y nuestra vida política están mal o muy mal. Mirando al futuro suman más quienes creen que aún irá a peor que aquellos que auguran mejoría. El pesimismo político supera ampliamente al pesimismo económico. La política es vista como otro problema, no como la solución.
4. Los españoles creen que pagan muchos impuestos, lo hacen de manera injusta y desigual y además están convencidos de que reciben menos de lo que pagan. Sin embargo muchos de esos mismos españoles, concretamente siete de cada diez, estamos dispuestos a pagar más impuestos para obtener mejores servicios públicos, especialmente si se van a invertir en sanidad, educación o pensiones en lugar de en más cemento o defensa. Dos décadas de acoso y derribo, por tierra mar y aire, a todo lo público han erosionado y dañado la valoración que tenemos de nuestros servicios públicos pero seguimos asociándolos de manera muy sólida a las ideas de progreso y bienestar. Lo público aún nos parece lo mejor para todos y para nuestra democracia. Los partidos de izquierda deberían tomar buena nota y dejar de disculparse por defender el valor de lo público.
5. La gran mayoría de los españoles creen que pagar impuestos supone una condición esencial para ser buen ciudadano. Esa misma mayoría declara pagar puntualmente sus impuestos aunque en España tengamos mucho fraude y una pésima conciencia fiscal. En otras palabras, aquí siempre defraudan los demás, nunca nosotros. Los encuestados sitúan la principal razón para la exuberancia de nuestro fraude fiscal en la falta de control e inspección por parte de la administración. Los españoles parecen tener muy claro que en España existe fraude porque se tolera y ampara y porque a ningún gobierno le ha interesado realmente ir contra un negocio que beneficia principalmente a sus élites más próximas. Si tenemos la mitad de los inspectores de Hacienda que Alemania o Suecia es porque resulta bueno para sus negocios. Gracias a la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro seguramente los españoles lo tiene hoy un poco más claro que ayer.
Fuente: eldiario.es
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