El Islam,
¿enemigo de Occidente?
(Sobre el
terrorismo en Europa)
José María
Tortosa
(Albaida (Valencia), 1943) es un científico social español. Es un analista influido por la teoría del sistema-mundo y la investigación para la paz. Ex-catedrático y miembro investigador del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz (IUDESP) de la Universidad de Alicante (España)
Malcocinado, Badajoz, 6 de
agosto de 2016 Aniversario del terrorismo contra Hiroshima
Lo publiqué hace quince años en la revista catalana Papers con el mismo título con que ahora
edito esta recolección y ampliación, aunque en esta ocasión le añada un
subtítulo. El texto publicado en aquella revista puede leerse aquí. En castellano. El problema viene de antiguo y mi
preocupación también aunque no hable árabe y mis estancias en países de mayoría
musulmana se hayan reducido a Argelia y Senegal, por cuestiones de trabajo, y a
Marruecos, por turismo. Creo que conocí mejor el ambiente en este último caso
que en los dos primeros ya que tuve de guía a Pepe Corrochano, quien, hijo de
exiliado, había vivido su infancia y juventud allí y que me mostró sus “lugares
de la memoria”. Era el masón más antiguo y viejo de España (se había iniciado
ya en Marruecos) y tenía una capacidad especial para contar anécdotas e
historias cargadas de sentido. De todas maneras, es más que evidente que, no siendo especialista en nada, menos lo
soy en asuntos islámicos aunque me he ocupado por las reacciones
“occidentales” ante tal “amenaza”, como digo. Más desde aquí que desde allí.
Los fieles lectores de mi blog “sobre el mundo mundial” pueden atestiguarlo,
pero también quien use un buscador dentro del mismo con las palabras “yihad”,
“terrorismo”, “musulmán”.
El artículo que cito comenzaba negando la mayor: ni el Islam es un actor o agente que tome decisiones y
las lleve a la práctica ni Occidente
es una cosa fácilmente individuable. Si alguien
plantea la pregunta de la que ahora parto (ya decía entonces) es más para tener un enemigo exterior que
unifique las propias fuerzas que para buscar en la “rugosa realidad” elementos que permitan su respuesta. Hablar
de los “cruzados” es lo mismo
que hablar de los “musulmanes” suponiendo, en ambos casos, que se trata
de un todo homogéneo y que actúa al unísono. Cosa, evidentemente, falsa.
La palabra terrorista también me
ocupó hace años. En 2006 para ser exactos y el texto puede leerse aquí.
Ya entonces veía su carácter polisémico y recorrí las definiciones que entonces
estaban disponibles y los actos, personas o ideologías a las que se aplicaban.
Ahora parece que la palabra se
reserva, en los medios y las declaraciones públicas de cargos públicos, para
matanzas llevadas a cabo por alguien a quien se le puede relacionar directa o indirectamente con el Islam en
general o, mejor, con el Estado Islámico (EI, DAESH en sus siglas árabes que
tan mal suenan a oídos árabes). Esa
misma matanza, causada por alguien de imposible relación con el Islam o con EI
(o Al Qaeda y sus fragmentaciones del tipo
Al Nusra y similares), deja de ser “terrorismo” y
es calificada de cualquier otra manera, pero no
de terrorismo. Lo que hizo Breivik
en Noruega hace cinco años por lo visto
no fue “terrorismo”. Más
observaciones, de Ignacio Ramonet, aquí.
Un ejemplo anecdótico: Léase este titular que dice inicialmente “La
fiscalía belga acusa a un hombre de 33 años de planear un atentado terrorista”
que después aparece como “La Fiscalía belga acusa a uno de los hermanos
detenidos de planear un atentado terrorista. Durante los registros no se han
hallado armas ni explosivos, según las autoridades”. Seguro que en el cuerpo de la noticia se informa del nombre árabe del
acusado y, en el simplismo habitual, seguro que árabe se identifica con
musulmán (aunque la mayoría de iraníes sean musulmanes, pero no árabes) y,
subrepticiamente, musulmán con sospechoso de terrorista.
Por otro lado, la palabra “terrorista” podría aplicarse a más casos
y no solo a los yihadistas. Podría entenderse como terrorista la política nuclear de las superpotencias cuando se
discute cuántas bombas nucleares harían falta para borrar a la especie humana
de la cara del Planeta. El candidato Trump lo daba a entender. Por un lado:
"I'm not going to
use nuclear, but I'm not taking any cards off the table" Y, por otro,
"Somebody hits us within ISIS, you wouldn't fight back with a
nuke?"
Las armas nucleares se tienen porque tenerlas es
una forma de terrorismo disuasorio; basta con tenerlas y que los demás lo sepan
y teman que las podamos utilizar contra ellos. Usarlas contra otra potencia
nuclear sería el apocalipsis y usarlas contra el EI sería contraproducente para
los intereses estadounidenses, además de repugnante.
En ese mismo sentido,
sería también terrorismo la aceptación
de Theresa May, primera ministra británica, en su parlamento de, mediante las
armas nucleares, poder matar de un solo golpe a
más de 100.000 personas (mujeres y niños incluidos).
A otra escala, se podría aplicar la palabra “terrorista” al
bombardeo, equivocado o pretendido, de hospitales, al asesinato como “efectos
colaterales” de mujeres y niños a manos de “drones” insensibles o de bombardeos
ciegos y a la publicación de casos de tortura que se convierten en amenazas,
aviso a navegantes. Pero eso no es “terrorismo”: es guerra que puede matar 77 civiles -niños incliudos- en Siria en solo dos
días.
El tema no acaba ahí. Se
trata de otra forma de terrorismo,
importante aunque no determinante
del yihadismo. Es la cuestión
palestina, con sus pequeños ataques e intifadas
por un lado y Operaciones Plomo Fundido y demoliciones por el otro. Sin ir más lejos, y solo en Cisjordania (sin
Jerusalén oriental), esas demoliciones israelíes de casas palestinas,
construidas en lo que queda de
Palestina pero sin permiso del Estado de
Israel, han dejado sin vivienda, en los últimos diez años, a más de 5.000
personas incluyendo a más de 2.500
niños.
Completando. Esta lectura es algo depresiva. Comienza con una
larga cita del general Eisenhower sobre el negocio de la guerra. Recuérdese
que, además de general, fue presidente de los Estados Unidos y que en su
discurso de despedida habló del Complejo Militar-Industrial (CMI) que tomaba
decisiones por encima de los intereses del país. Militares que pasaban a la
industria del armamento y gestores de dicha industria que ocupaban puestos
importantes en el Pentágono. Cosa conocida. Pero después, el artículo que cito
entra a ver quién y cómo está ganando, en los Estados Unidos, en su "guerra contra el terror". Ganando no militarmente
sino económicamente. Habría que ser muy malvado para suponer que ese CMI (que
sigue existiendo) está interesado en que siga existiendo el terrorismo y la
paranoia al respecto. Es suficiente suponer que los buenos empresarios
encuentran ocasiones de negocio allí donde se dan tales ocasiones, como también
con las tragedias de los refugiados (un millón trescientos mil en 2015 hacia la Unión
Europea más Noruega y Suiza). Se trata de aprovechar de las circunstancias para hacer caja. Es legal. Y hasta es posible que sea legítimo. Pero
queda feo. Dicho lo cual, se puede releer el texto de Eisenhower y ver hasta
qué punto el mundo no ha cambiado mucho desde 1953 a nuestros días.
De todos modos, voy a referirme básicamente al terrorismo yihadista,
con mayor o menor lazo con el Islam, que es el que se
discute con más frecuencia. El “no-islámico”, como he dicho, no suele ser etiquetado de terrorista.
Volveré a ese tema más abajo.
Los datos, como después se verá, no apoyan
la idea de que el terrorismo yihadista forma parte de una lucha titánica del "Islam contra
Occidente". Las noticias recientes,
tampoco: el llamado "terrorismo islámico" es particularmente
virulento contra países de mayoría musulmana desde Turquía a Indonesia sin olvidar Egipto o Túnez o, en
concreto, los yazidíes. Y, sobre este asunto, resulta
interesante la lectura (mediante
suscripción) del reportaje del Wall Street Journal
sobre las opiniones del papa Francisco al respecto: ninguna
religión tiene el monopolio de tener miembros violentos, no se trata de “guerra de religiones” y
hay otros factores a considerar en Europa:
"I ask myself how many young people that we Europeans have left
devoid of ideals, who do not have work. Then they turn to drugs and alcohol or
enlist in [the Islamic State, or ISIS]".
“The lot of young Arabs is worsening: it has become harder to find a
job and easier to end up in a cell. Their options are typically poverty,
emigration or, for a minority, jihad”.
Lo que he hecho ahora, entonces, es ordenar, revisar y corregir las
entradas que he subido al blog y que tienen que ver con el tema, aunque ocupándome
más del “enemigo de Europa” que del “enemigo de Occidente”. He reducido lo que
tenían de reacción inmediata a hechos concretos y he apagado lo que tenían de
reacción personal a cosas oídas en tertulias y sobremesas, aunque es obvio que
no he podido evitar el “ajuste de cuentas”, no conmigo mismo como en las Cartas fraternales que
también publico aquí, sino con opiniones escuchadas o leídas en boca o pluma de
amigos y conocidos inteligentes, cordiales y sensatos blandiendo opiniones que
difícilmente encajan con los datos disponibles. Tampoco he podido evitar
observaciones y referencias que han tenido que ver con el aciago mes de julio
que solo para Alemania (sin incluir otros países europeos, Bélgica y Francia) se resumía así
In the span of one week in July,
a 17-year-old Afghan asylum seeker attacked five train passengers with an ax in the Bavarian city of Würzburg; a Syrian asylum seeker exploded
a bomb outside a music festival in another
Bavarian city, Ansbach, wounding 15; an
18-year-old German of Iranian descent massacred nine people at a shopping mall in Munich; and a 21-year-old Syrian asylum
seeker used a machete to murder a local woman in
Reutlingen who had rejected his advances. The last two attacks
had no apparent connection to
foreign terrorist groups.
But the succession of violent
incidents, all linked in some way to the
Middle East, has created a sense of siege. [subrayado mío]
Ya no me dedico a aquel
tipo de artículos, más o menos académicos, sino a lo que podría llamarse
“periodismo de segundo nivel”, es decir, periodismo a partir del periodismo de otros.
1. Resumen
Pongo en resumen lo que he venido planteando estas últimas fechas y
que colgué en el blog convenientemente. Sirve para ver la lógica del resto de
este escrito y, de paso, para pedir disculpas por las repeticiones y desvíos
del tema que sin duda se van a producir.
2. Los
"valores europeos" son un recurso retórico respetable, pero muy
difícil de concretar. Mi lucha (Hitler
y su antisemitismo sustituido ahora por la islamofobia
del tipo del noruego Breivik), el Manifiesto comunista (Marx
y Engels, "la religión es el opio del
pueblo"), La religión dentro
de los límites
de la mera
razón (Kant) y la Introducción al cristianismo (Ratzinger,
después Benedicto XVI) son de autores igualmente europeos, casi todos alemanes.
Y si es por denominador común, es
inútil buscarlos en Ceaucescu, la Inquisición
de la Stasi alemana, Le Pen,
Berlusconi, Carrillo, Moro, Blair, Aznar,
González, Barroso o Monet (¿Se considera
al ahora ortodoxo Putin como europeo?).
3. El
Islam no está en contra de Europa.
Los ataques yihadistas son de grupos muy particulares de musulmanes, en muchos
casos poco musulmanes, y ni representan al Islam
ni están en contra de Europa sino que tienen agendas locales que se extienden a
Europa, pero extenderse no es
tenerla como objetivo central.
4. Los
musulmanes europeos ni son tantos ni su proyección demográfica hace pensar que
vayan a ser mayoría. Mucho menos la de
los que son de estricta observancia. El aumento de su porcentaje tiene que ver
con la debilidad demográfica de los
"aborígenes" más o menos cristianos (tan poco fanáticos como la mayoría de musulmanes) poco dispuestos
a superar la tasa de reposición
(nacimientos frente a fallecimientos) y sí
dispuestos a producir sociedades notablemente envejecidas.
5. El
simplismo de los planteamientos propagandísticos del Estado Islámico y antes de
Al Qaeda se parece, en su función, al simplismo de los planteamientos xenófobos
e islamófobos: buscan movilizar a personas con características personales y
sociales aptas para ser cooptados.
6. Entre
el simplismo europeo está incluso el suponer que los muyaidines que fueron a
luchar a Afganistán contra los infieles comunistas (azuzados, en parte, por
"Occidente") o que han ido a Siria son todos iguales. Tampoco son
iguales los que han regresado: los hay desilusionados por la corrupción observada, las prácticas
poco islámicas observadas y los excesos observados en el "campo de batalla".
7. Pero
el problema es que algunos matan y lo hacen
de manera espectacular. Responder a la violencia
con la violencia es garantizarse que
no hay final posible (Gandhi reconocía que “si se practica el ojo por ojo,
al final todos ciegos”).
8. Las
trayectorias de estos asesinos comienzan a conocerse y parece claro que la religión no es "el" factor determinante. Cierto que algunos
pasan del islamismo
"sociológico" (poco practicante) a la
observancia y de ahí al wahabismo y de ahí al salafismo y de ahí al yihadismo tal como se lo entiende
en Europa, es decir, violento. Pero la religión
viene después, no antes de su radicalización.
9. El
papel del reclutador es muy importante, sea en la cárcel, la mezquita,
el grupo de amigos o internet. Es gente que sabe percibir la vulnerabilidad de
quien puede ser cooptado, conocidas sus circunstancias personales. O,
simplemente, que deja su mensaje para
que quien lo necesite pueda
asimilarlo y hacerlo propio.
10.
El terrorismo yihadista no es el único terrorismo que hay en Europa y,
desde algunas perspectivas, su letalidad es menor que la de otros terrorismos europeos
(secesionistas, de extrema derecha o extrema izquierda y similares).
11. El
miedo y la inseguridad son malas consejeras. Se pueden trasformar con
facilidad en violencia y, en todo
caso, son terreno abonado para políticos y reclutadores con intereses relativos
al poder, no a las ideas o los valores. Provocar el miedo
se puede hacer mediante un acto violento o mediante la magnificación del mismo o por el anuncio de ulteriores violencias. Lo hacen
políticos y reclutadores que saben que el inseguro
es más dócil y más dispuesto a creerse simplificaciones, en particular las
que se refieren al "enemigo"
(sea el "cruzado" o el "musulmán").
12. Siendo
problemas que vienen de antiguo y que
han entrado en una espiral de violencia, no
tiene mucho sentido pensar
que se van a resolver de un día para otro.
13. Deslegitimar,
no entrar en su juego, evitar los
simplismos, policía (no tanto ejército), infiltración, analizar las causas de cada contexto (no hay una
única causa ni su constelación está generalizada), conócete a ti mismo
y conoce al otro, evitar "choques
de civilizaciones" (lo digo recordando la fallida "alianza de civilizaciones" que promovieron
Rodríguez Zapatero y Erdogan), empatía, evitar la visceralidad y
promover la racionalidad son
posibilidades que algunos de los que defienden los "valores europeos"
pueden aceptar y otros rechazarán de plano. Hay responsables de estas tragedias
y dolores en todos los campos.
14. Imponer
"nuestros valores" (costumbres, versión de la religión) a los inmigrantes y refugiados podría estar en
contradicción con dichos "valores" si como tales se toma a los de la
Ilustración (libertad de pensamiento, libertad de expresión. rechazo de la pena de muerte). Cierto que en algunos
países árabes (no en todos) se practica la teocracia
(es decir, una determinada legitimación del poder político) y se persiguen
otras formas religiosas, pero no creo
que esa sea la razón para aplicar
esas prácticas en Europa.
1.
Primero, Occidente
Comencemos por ese Occidente de quien se dice que el Islam es su
enemigo. Cuando se plantea esa cuestión, es frecuente que surja el tema de los
valores. Comencemos por los “europeos”.
Los "valores europeos" son un recurso retórico respetable,
pero muy difícil de concretar. Los
textos que he citado más arriba
(alemanes todos y, por tanto,
europeos dignos de mención) plantean cuatro formas diametralmente opuestas de
entender la religión. El cristianismo para ser exactos, y que se
supone es el sustrato de esa civilización. El
antisemitismo de Hitler, el rechazo de Marx, la racionalización de Kant y
la
prédica de Ratzinger
pertenecen a la misma
y son difícilmente
compatibles.
¿Libertad, igualdad, fraternidad? Un repaso a la historia de ese
subcontinente indica hasta qué punto se ha defendido la libertad, en qué medida
se ha promovido la desigualdad y cómo la competitividad ha ido ganando terreno
a la supuesta fraternidad.
Y es que para, algunos autores, los “valores” que rigen la actual civilización son los de la competitividad.
Valores en el sentido de ligitimadores de acciones y de criterios para elegir
entre términos dispares. Competitividad entre desiguales que genera más
desigualdad. En parte, las actitudes
“occidentales” hacia el Islam (y viceversa,
de líderes de países de mayoría musulmana hacia “occidente”) son precisamente
los de la competitividad.
Competitividad, además, entre Arabia Saudita e Irán por geopolítica y de Arabia
Saudita y los Estados Unidos por geoeconomía.
A todo eso hay que añadir un hecho que debería haber sido tenido en cuenta con más detenimiento: los perpetradores de algunos de los
atentados que tanto han ocupado a los europeos ¡eran europeos! Europa es mucho
más heterogénea de lo que se pretende.
Pero, claro, “Occidente” no es
solo Europa. Se incluye igualmente a
los Estados Unidos y ahí el vocabulario cambia ligeramente para hablar de lo “judeocristiano” (excluyendo a los antijudíos llamados antisemitas,
obviamente). Es comprensible esta oscilación, dado el apoyo que los Estados
Unidos han dado al Estado de Israel, aunque no
lo hicieran en sus comienzos.
Pero hace ver que, en términos de “valores”, lo
que se está haciendo es referirse a dos de las religiones monoteístas del Libro (Kitab para los árabes) y que, por tanto, haría falta
incluir a la tercera, a saber, la musulmana. Estamos, pues, en el reino
de la retórica, no en el de las prácticas.
Las prácticas históricas tienen algunos hitos que tal vez pervivan
en el imaginario colectivo si es que tal cosa existe. El año 711 comienza la
invasión de la Hispania visigoda por parte de bereberes y árabes que practican
el Islam a su vez divididos en kalbíes y qaysíes. En el 722 comienza la
Reconquista por parte de los reyes como don Pelayo y el avance de las
invasiones más allá de los Pirineos es cortado por Carlos Martel que “salva a la cristiandad francesa” en la batalla de
Potiers. La presencia oficial del poder político árabe terminará, en las
Españas, en 1492 aunque la expulsión de los moriscos de las tierras de los
reyes tendrá que esperar hasta 1613. De aquello solo quedan las fiestas de
“moros y cristianos” en diversas localidades pero con el mismo esquema: desfiles, los “moros” conquistan el castillo, desfiles, los
“cristianos” reconquistan el castillo y ahí termina el enfrentamiento: siempre
ganan los cristianos aunque los desfiles de los moros suelen ser más vistosos.
La relación en sentido inverso viene representada por las Cruzadas
que iniciaría el papa Urbano II con aquel “Dios lo quiere” con que convocó a la
cristiandad a liberar los santos lugares de la ocupación “pagana” (todo
no-cristiano es pagano como, para los musulmanes, todo no-musulmán es infiel). Hay libros que han intentado describir cómo fue
percibido el hecho por parte árabe que, obviamente, no lo vio como “cruzada”
(que viene de “cruz”) sino como guerra o conquista por parte de los francos
(cristianos a los que se opone la media luna). Pero a diferencia de la historia
de las invasiones árabes, las invasiones “occidentales” han tenido su
continuidad hasta la división de Oriente Medio en monarquías y protectorados
después de la I Guerra Mundial (el acuerdo Sykes-Picot, inglés y francés
respectivamente) y la nakba, la
creación en 1948 del Estado de Israel en territorios del protectorado
británico, expulsando entre 500.000 y 900.000 palestinos de lo que había sido
su territorio tradicional.
He escuchado y leído el argumento de que el Islam es a
"Occidente" lo que los vándalos y los visigodos fueron al imperio
romano. Los musulmanes "nos" invaden y la culpa la tenemos nosotros,
decadentes, laicistas, multiculturalistas, "progres", buenistas y
demás calificativos al uso, si es que lo somos en la práctica (¿A que
queda bien primera persona del plural?).
Faltan dos puntos para que la comparación
funcione, y los tomo (primera persona del singular)
de este texto.
Lo que se dice sobre Roma no incluye
nada sobre por qué funcionó Constantinopla tanto tiempo. Y, viniendo a nuestros
días, no parece que los romanos
estuviesen financiando a los "bárbaros" que acabaron invadiéndoles
como "Occidente", bajo su
líder Estados Unidos, ha estado
financiando a los yihadistas (no al Islam,
sino a esta versión "bárbara" que pone bombas en países musulmanes y
en países cristianos) hasta el punto de que, en buena medida, fueron creación
occidental, por lo menos desde la financiación de Ben Laden o, si se
prefiere, desde lo de Lawrence de
Arabia. No es el único factor que ha llevado
a la reciente aparición del Estado
Islámico, pero nunca se repetirá suficientemente el mea culpa de
Tony Blair. Así que la solución
del problema no es la intervención militar, sino que la intervención militar ha sido parte del problema. Y afirmar el "choque de civilizaciones" es
lo que el Estado Islámico espera de
nosotros (de nuevo en plural).
La analogía entre la "decadencia
de Occidente" y la "caída
de Roma" tiene que verse mirando no solo a los "bárbaros" que vienen,
sino también a los bárbaros que ya vivían y viven dentro. Primero, quod non fecerunt barbari, fecerunt Barbenini, la familia pontificia que desmanteló media Roma clásica. Y, segundo, la clase alta, su estilo de vida y los
problemas de la menguante clase
media que se convierte en clase baja. Ahora hay signos, para muchos evidentes, de decadencia.
Porque, a lo que aquí me ocupa, hay algo más importante que las
civilizaciones y sus artificiosas
clasificaciones a lo Huntington con sus
nueve “civilizaciones” con anomalías como la uniformidad de América Latina y África (que suena
a desconocimiento del colonialista) y la utilización de las religiones para
distinguirlas... excepto para “Occidente”. Si utilizara este último criterio,
Rusia pertenecería al ámbito “judeocristiano” al etiquetarla de “ortodoxa”
(cristiana, pues). En general, estas clasificaciones pasan por encima la más
que evidente heterogeneidad de sus supuestos componentes (católicos y
protestantes, por ejemplo, en la “civilización occidental” menos heterogénea
que la “civilización hindú”).
En realidad, lo que
muestra el mapa no son
“civilizaciones” sino territorios en los que se plantean cuestiones
geopolíticas particulares. Si es por
“civilizaciones”, son evidentes las semejanzas entre la ummah islámica
(comunidad de los creyentes), el cuerpo místico
cristiano (“pueblo de reyes, asamblea santa, pueblo sacerdotal, pueblo
de Dios”) y el pueblo elegido, es
decir, el pueblo judío, este sí con pretendida base territorial por parte de
los sionistas y pretensión de haber sido elegido por Dios de forma que se sitúa
por encima de cualquier derecho positivo, cosa que Inglaterra primero y los Estados Unidos después aprenderían rápidamente
.
Si yo entiendo bien, es tan dificultoso encontrar las bases
empíricas que distinguen a un supuesto “Occidente” del resto de civilizaciones,
que es preferible buscar otro término para ver contra quién está el Islam.
2.
Después, el Islam
Insisto: la pregunta está
mal planteada. Si “Occidente” es una construcción
problemática, el Islam
también lo es. Cubre
entidades muy heterogéneas
que, en
muchos casos, mantienen conflictos internos históricos, no actúa “como un solo hombre” y, por tanto, no puede estar, como tal,
enfrentado con “Occidente” en general y con Europa en particular.
Pero los ataques y masacres son evidentes aunque no son “del Islam” sino de grupos muy particulares de musulmanes, en muchos
casos poco musulmanes, y ni representan al Islam ni están en contra de Europa sino que tienen agendas locales que se extienden a Europa, pero extenderse no es tenerla como objetivo central. Sobre
ellos tendría que centrarse la discusión,
no sobre un Islam con sus corrientes
que van del sufismo al wahabismo y su
división entre chiítas y sunitas, amén de los niveles de adhesión religiosa, comunes con otras religiones. Hay, en
efectos, creyentes y practicantes fervorosos en un extremo y, en el otro, los que han sido criados en
tales creencias y prácticas con las que solo tienen una relación biográfica y no existencial. Igual que en España hay “catolicismo sociológico” que
nada tiene de creyente y practicante, el Islam tiene “musulmanes sociológicos”
que ni rezan, ni peregrinan, ni dan limosnas ni se abstienen de alimentos y
bebidas prohibidos.
Tomar a los militantes, franquiciados y simpatizantes de Al Qaeda,
el DAESH (Estado Islámico, EI), Al Nusra y,
para complicarlo, Boko Haram como únicos representantes del Islam que
ataca a Europa es erróneo. Ni siquiera son todos sunitas. Y, para complicarlo,
tienen entre ellos (y dentro de ellos) problemas de conflicto por el poder en la organización.
El hecho contrastado por encuestas (y por prácticas reconocidas
entre políticos de países con mayoría musulmana) es el rechazo mayoritario ahora al EI en muchos
países de mayoría musulmana (no en Pakistán, por cierto). Otras encuestas, algo más amplias en
cuanto a su cobertura geográfica, ya daban porcentajes muy bajos de apoyo a Al
Qaeda cuando “el problema” era Al Qaeda y Osama ben Laden. Todo ello sin
olvidar la aplicación estricta de la sharia
en países no-árabes como Indonesia.
Es anecdótico pero sintomático. Se trata de la intervención en la Convención
Demócrata del padre de soldado estadounidense que era musulmán y que
murió en Irak en acto de servicio. El caso
se usó para poner de manifiesto los fallos de la
política anti- musulmana del candidato Donald
Trump que pretendió hacer una excepción con el alcalde musulmán de Londres y fue rechazada por dicho alcalde produciendo un típico rifirrafe entre políticos.
También en este caso ofreció una reacción que ha sido
muy criticada (como parte de una campaña electoral en
la que todo es campaña) aunque no le falta razón a Trump al decir que fue Clinton la que votó por la guerra de Irak, no él..
El Islam no está contra
Occidente ni, en concreto, contra
Europa. Pero el yihadismo sí es una realidad cuyo peligro se confunde
con cuestiones meramente demográficas sobre el número de musulmanes en Europa, como si ese número tuviera relación
directa con el de yihadistas dispuestos al atentado.
3.
Los musulmanes europeos
Algunos comentarios adicionales sobre la “amenaza musulmana” enfrentando datos a
prejuicios, necesitados estos últimos de un mínimo de matización.
1.
No son "invasores" sino
inmigrantes y refugiados. El problema, entonces, hay que buscarlo no en lo que creen sino en qué condiciones
económicas y políticas viven. El factor
de expulsión es más importante que el factor de atracción.
2.
Tampoco "nos" invaden. El primer país en recibir a estos
inmigrantes-refugiados es un país de mayoría musulmana: Turquía. A finales de
2015 podrían haber alcanzado los dos millones y medio, según dicen.
3.
Antes de decir que "nos están
invadiendo y pueden llegar a mayoría en pocos años", no estará de más ver el porcentaje de
religiones en el mundo y en sus distintos países, por ejemplo según el World Factbook que
edita la CIA.
4.
A esa escala, hay más cristianos
(31 %) que musulmanes (23 %) según datos del PEW
Research Center de
2012.
5.
Los musulmanes no se están convirtiéndose en mayoritarios
a escala mundial (cosa, por otro lado, irrelevante para lo que aquí nos ocupa).
Las proyecciones para 2050 hacen
de los musulmanes la religión con
mayor tasa de crecimiento, pero no por
ello mayoritaria. Cercana, eso sí, a la
mayoritaria, que es la cristiana
(recuérdese que en el Islam hay
variedad como la hay entre los
cristianos, que también pelearon entre ellos hace 450 años. No se trata de la misma situación, pero sí pueden
entenderse cuestiones contemporáneas
viendo qué sucedió en las Guerras de Religión
europeas). Estas son las proyecciones
6.
Los musulmanes no tienen tasas de natalidad superiores a las de los cristianos. La demografía de
las diferentes religiones no tendría
que confundirse con la demografía de
los diferentes países o regiones. Cierto que la tasa de natalidad
europea es mucho menor que la norafricana que debe de estar en términos
parecidos a los de la India (mayoría hinduísta) o latinoamericana (mayoría
cristiana, aunque de diferentes confesiones). Pero es inexacto confundir Europa
con cristianismo. Por eso se mantienen las tasas (demográficas) de crecimiento
del cristianismo.
7.
Dicen que si Argelia no se hubiese independizado de Francia,
ahora Notre Dame, la catedral de
París, sería una mezquita. Problemático. Cuando se comparan países, conviene
hacerlo para las mismas fechas. Por
ejemplo, no tiene sentido comparar la población
de Argelia de ahora (son 37 millones en 2013) con la población de Francia de antes de la independencia (eran 46 millones en 1960). Sí es cierto que en
1960 la población de Argelia
(supongo que incluía a los colonos) era un 24 por ciento de la francesa mientras que en 2013 es un 58
por ciento.
8.
La
religión diferente lleva
a tener tasas
de natalidad diferentes. No hay tal
"determinismo religioso". Así, por ejemplo, la población francesa (cristiana) está disminuyendo y la argelina (musulmana) aumentando. No es la religión sino las condiciones
socio-económicas. Los dos países están en puntos diferentes de la llamada "transición
demográfica", teoría que atribuye
natalidad y mortalidad a diferentes momentos de la industrialización.
En ese contexto mundial, pasemos ahora a los musulmanes en Europa que no son tantos si nos
atenemos a las cifras disponibles que muestran a Bulgaria, Holanda, y Francia
como países con más del 6 por ciento de población musulmana o conocida como tal
seguidos de Bélgica y Alemania, siendo los que mayor porcentaje muestran.
La “visibilización” de los musulmanes tiene que ver con la tendencia
a concentrarse en barrios más o menos marginados o marginales del tipo las banlieus francesas o poorer eastern wards de
Londres. Se trata de barrios pobres, más visibles que los barrios de los ricos
que tienden a invisibilizarse (pienso en algunos condominios en México DF a los
que solo falta un puente levadizo y un foso con cocodrilos para hacerlo
invisible a los
ojos de los profanos). Además, los musulmanes ricos no forman parte
del rechazo popular islamófobo: son “jeques”, no “moros”.
Si aumentamos la perspectiva para ver Europa
en su conjunto y no solo en
la UE, los porcentajes en Kosovo,
Albania, Bosnia, Macedonia y Montenegro (y también Rusia, con sus propios
problemas chechenos) son muy superiores a los indicados para la UE. A pesar de todo, según este
cómputo, los musulmanes en el conjunto
europeo no llegan al 8 por ciento de la población total y para 2050 podrán llegar a ser el 10 por ciento de la población europea, a pesar de ser la religión que más aumenta en el mundo y que podría igualar a la población
cristiana en
dicha fecha. La razón es su tasa de natalidad y la juventud de sus
adherentes.
Hay, además, algunas cuestiones que no siempre quedan claras, sobre todo si nos
quedamos en los síntomas y no vamos al diagnóstico. Vayan algunas
de ellas.
1.
No todos
los musulmanes que llegan a Europa siguen fieles
a su religión.
Los hay apóstatas.
Esta es una de las primeras advertencias ante las generalizaciones
apresuradas. En contextos de familias que están a la defensiva, la apostasía
es más difícil, pero el hecho es que se da.
2.
No todos
los musulmanes que llegan a Europa y siguen fieles a su religión se radicalizan
(se hacen todavía más religiosos) ni
todos los que se radicalizan optan por la vía
violenta.
Intrigante que este último proceso
se produzca, en varios casos, dentro
de la familia aunque,
como se verá, se da de manera más visible en otros contextos. Que en mi pueblo
de residencia habitual haya una carnicería “halal” no implica necesariamente que todos sus clientes sean radicales
ni, mucho menos, violentos. Aun así, ha habido
problemas con la creación de una
sencilla mezquita para uso de los practicantes.
3.
Muchos terroristas, delincuentes
por el hecho de asesinar, ya eran
delincuentes antes de radicalizarse y optar por la violencia. Ladronzuelos, camorristas, traficantes y demás
delitos menores están en el curriculum
de varios asesinos y son delitos propios de barrios marginales. Los barrios de
los ricos se especializan en otras cosas (delito de cuello blanco o de guante blanco), pero tampoco se puede decir
que “todos” sus habitantes sean delincuentes. Como en los barrios marginales
como he podido comprobar a través de
gente conocida que ha vivido en
ellos a su llegada a Europa, en este caso desde Argentina.
4.
No son muchos, pero son
suficientes. Parece que el Estado Islámico ha entrenado a unos
400 para que lleven a cabo ataques en Europa, al margen de
los “espontáneos”, asunto que es preciso tener en cuenta. Se trata de una
proporción muy pequeña frente al contingente
total del EI y todavía más pequeña sobre el
total de musulmanes en Europa.
5.
Los gobiernos, y en
particular el belga, han sido particularmente
chapuceros en este terreno y no solo por no haber compartido información sobre estos ya entrenados sino por no haber "hecho sus deberes"
cosa que el ministro español del ramo afirmaba haber hecho. Después de la masacre de Niza, en un 14 de julio, fiesta nacional, el gobierno
francés también ha sido acusado de no haber
“hecho sus deberes”.
6.
Un error habitual es el de no ver las semejanzas con una guerra
de guerrillas que puede
durar indefinidamente. Por eso lo dicho en el punto 4 debe ser entendido en este contexto. No se trata de una guerra de posiciones.
7.
Pero tampoco se trata de una guerra
de guerrillas como, por ejemplo, las de
las FARC en Colombia. Hay un caldo de cultivo que sigue inalterado (o incluso
incrementado) cuando se pretende haber "descabezado"
la organización o
ese resulta ser el objetivo (militar por supuesto) buscado. Parece que se trata
de una organización organizada verticalmente como un ejército (por tanto, con
"cabezas") pero que, al mismo tiempo se organiza horizontalmente.
8.
La xenofobia/islamofobia
que provocan estos atentados es, en parte, un éxito de
los mismos. Gracias a ella (y a otros
factores, claro) se producen los fenómenos indicados en 2 y en 3. Causa y
efecto, pues.
9.
Cada palo que aguante su vela: gobiernos,
comunidad musulmana y resto de la población europea, cada
cual tiene algo que aportar para
reducir el riesgo de otra catástrofe. Que la habrá.
Cuantos más argumentos se den contra el simplismo, mejor para todos
menos para los violentos.
Conviene añadir
esta conclusión de un artículo de Moisés Naïm lleno de datos:
La tasa promedio de homicidios en todo el mundo en 2014 fue de 6,24
muertos por cada 100.000 habitantes, mientras que los muertos por terrorismo
fueron 0,47 por 100.000. Esto quiere
decir que, ese año, por cada 13 homicidios hubo una persona asesinada por un terrorista.
Los números del terrorismo son relativamente bajos cuando los
comparamos con otras causas de muerte. Pero sus consecuencias son
desproporcionadamente grandes.
4.
El simplismo como arma
El simplismo de los planteamientos propagandísticos del Estado
Islámico y antes de Al Qaeda se parece, en su función, al simplismo de los
planteamientos xenófobos e islamófobos: buscan movilizar a personas con
características personales y sociales aptas para ser cooptados. Las respuestas
oficiales en "occidente" ante los ataques terroristas son estándar:
odian nuestra democracia, la modernidad
y el (relativo) secularismo mientras su religión bendice (y fomenta) la yihad, la lucha
violenta contra el infiel, en un afán
misionero universalista (algo así como el "id
y predicad a todas las gentes"
del Evangelio cristiano, pero con más violencia).
Viéndolo desde Francia, esto decía
Sarkozy recientemente:
« La France,
c’est un corps, c’est un esprit, c’est une âme »
Es un cuerpo, es decir, es un Estado. Es un espíritu, es decir, es
algo que se trasmite de padres a hijos. Es un alma, es decir, es un sentimiento
nacionalista. Nada que le diferencie de los nacionalismos sin Estado excepto en
que ahí sí que hay un Estado. Por lo menos
desde la Grand Révolution, la de 1789. Cierto que hay pequeños
problemas con algunos corsos que quieren tener su propio Estado. Y los hay en
Bretaña o en el Languedoc porque, aun
aceptando el "cuerpo", preferirían otra alma.
Pero es que los dichos del nacionalista no
tienen desperdicio y se pueden leer en Le Monde cuando
trona contra la:
« tyrannie des minorités qui fait chaque
jour davantage reculer la République »
Ah, sí, hay algo más ¿Inmigrantes? En
particular, ¿musulmanes?. Evidente, Francia es un:
« pays chrétien dans sa culture et dans ses
mœurs, un pays ouvert, accueillant, tolérant »,
« un pays que
doivent respecter ceux qui veulent y vivre ».
Así que ya saben los que
vengan (volveré a ese asunto en el último epígrafe del presente texto)
¿Nacionalismo
excluyente? Pues eso parece.
« Pourquoi, dans une société multiculturelle, tout le monde aurait-il le droit de cultiver sa différence, tout le monde sauf la majorité,
tout le monde sauf le peuple français qui commettrait un crime
contre l’altérité en voulant demeurer lui-même ? »
Me suena. Como si ya hubiese
leído esas cosas en otras partes tanto desde
Estados a la búsqueda de su nación
como de naciones a la búsqueda de su
Estado. Pero me temo
que ese no es el problema. Yo
antes preguntaría sobre el poder de quién sobre quién para qué. Sobre todo para qué. Y me temo que lo de la identidad no es
más
que un medio presentado
como si fuese un fin para esconder
el fin que realmente se está
buscando mientras los que escuchan quedan arrobados por tales propósitos que les enaltecen aunque sean unos mindundis.
Esa respuesta identitaria ante los ataques pasa por alto dos hechos
que tendrían que ser archisabidos: la mayor parte de esos ataques se producen
en países de mayoría musulmana. Incluso cuando se busca afanosamente una
componente religiosa en un ataque, como se intentó en el reciente en la India
que se presentó como ataque a los cristianos que después resultó que había
tenido mayoría de víctimas musulmanas, se acaba encontrando otro tipo de
motivaciones o estrategias de tipo político, económico y social por delante de
lo religioso-cultural.
El otro hecho es la historia:
atacan a "occidente", según ellos mismos dicen, por lo que "occidente" ha hecho y está haciendo en algunos países
de Oriente (Medio y "Lejano"). Sin
necesidad de remontarse
a las Cruzadas,
la
historia de las intervenciones "occidentales" no es precisamente un dechado de
perfecciones cristianas. Pero es “su” simplismo
presentarla como “la” causa.
El "por qué nos atacan" tendría que responderse con algo más
de seriedad que las soflamas de los líderes "occidentales"
orgullosos de su democracia, modernidad y secularismo. Si atacan en sitios tan diferentes y por motivos muy distintos
unos de otros, habrá que buscar otro
tipo de argumentos al margen del simplismo de las soflamas del
EI..
En ese texto que cito hay también referencias a justificaciones que
algunos de estos practicantes del terrorismo dan a sus actos. Por cierto, Kerry
fue a Hiroshima, pero todavía el gobierno estadounidense no ha pedido disculpas
por aquel ataque terrorista, cosa que no estaría mal que hiciera Obama si, como
fantaseo, visita Hiroshima el próximo 6 de agosto, aniversario de la masacre
perpetrada por los cristianos contra los shintoístas -?-. Claro que no atacaron
por motivos religiosos, faltaría más.
Las circunstancias personales que llevan a practicar el ataque
terrorista convencional incluyen la facilidad para ser engañado. En paralelo
podría considerarse el curioso porcentaje de partidarios del Brexit contra los inmigrantes en distritos
ingleses en los que, prácticamente, no hay inmigrantes. Los inmigrantes no son
la variable explicativa sino el nivel educativo: más bajo en los distritos en
los que ha triunfado el Brexit.
Un caso más pertinente como antídoto para el simplismo: el de un musulmán que odiaba a los árabes y a los turcos, a saber, el
asesino de Munich, alemán “de origen iraní” y que se sentía “ario”.
También sería simplismo reducir el problema a condiciones
climatológicas adversas unidas a sociedades dividas para explicar enfrentamientos armados,
todo ello al margen de la aconsejable duda metódica sobre estas
investigaciones científicas (fallos y malas prácticas han echado por tierra numerosas investigaciones
de “alto nivel científico” sobre el
cerebro). No es “una” causa sino
constelación de varias de ellas. Si fuera
“la” causa, las condiciones climatológicas de julio de 2016 explicarían la
cantidad de muertes masivas
perpetradas en Francia, Alemania, Estados Unidos, Siria, Irak, Afganistán y, también, Palestina en dicho mes.
Las de Siria, perpetradas por los ejércitos “occidentales”, es decir, dirigidos
por los Estados Unidos, han sido objeto de particulares discusiones. Lo que sí es constatable es el aumento de
personas desplazadas por
desastres relacionados con el clima y las preocupantes proyecciones cara al futuro.
Otro simplismo es suponer que solo existe el Estado Islámico como
antes se creía que solo existía Al Qaeda, que no hay rivalidades y violencias entre grupos armados diferentes
incluyendo Al Nusra y que lo que hay detrás de esas organizaciones es solo el
Islam. Evidente: una
misma causa no
puede producir efectos
diferentes y, encima,
enfrentados entre sí, sobre todo, en este caso, sabiendo que un
musulmán tal vez pueda matar a un infiel, pero nunca a otro musulmán. Y los
matan.
5. Más simplismo
Entre el simplismo europeo está incluso el suponer que los muyaidines
que fueron a luchar a Afganistán contra los infieles comunistas (azuzados, en
parte, por "Occidente") regresaron como “afganos” a sus países de
origen con idénticas prácticas políticas. O suponer que los que han ido a Siria
son todos iguales. Tampoco son iguales los que han regresado: los hay
desilusionados por la corrupción
observada, las prácticas poco islámicas observadas y los excesos observados en
el "campo de batalla", aunque sea muy difícil cuantificar el
contenido de cada una de esas categorías, sobre todo sabiendo que, desde el
punto de vista de generación del miedo (ver epígrafe 10, más adelante), es más “práctico” dar al
grupo como homogéneo.
Los datos sobre "los que se van" a luchar en Irak-Siria,
es decir, en el Estado Islámico serían estos, problemáticos como es de suponer
El tamaño de los círculos refleja el número de "los que se han
ido" y el color la proporción respecto al número de habitantes del país.
Las barras se refieren a los mayores pesos de la población musulmana en países
de Europa Occidental. Lástima que no venga ese dato sobre Rusia, aunque sí
viene el de los "voluntarios". Aun así, este último dato echa por
tierra los dichos que han corrido por las redes sobre lo bien que lo está
haciendo Putin en este terreno. Sobre "las canteras europeas de la
yihad" se puede ver el texto y el mapa interactivo que publica el ABC.
Se comprende que se detenga a quienes pretenden pasarse al EI,
normalmente a través de Turquía. Por lo menos antes del confuso golpe de Estado
producido en julio. Perseguir las intenciones es una política
demasiado ambigua como para no producir
errores en un sentido y otro (detener a quien no
tiene tal intención, si es que la intención es un delito, y no detener
a quien sí la tiene).
Responder a la violencia
con la violencia (vuelvo de
inmediato al tema) es garantizarse que no hay
final posible (Gandhi reconocía que si se practica el ojo por ojo, al
final todos ciegos). Y esa parece ser la opción de algunos gobiernos europeos y
de la dirigencia del Estado Islámico
cuyo futuro como califato con base territorial es
problemático incluso en Irak, pero
que pasa por el uso de la violencia.
No solo en Europa sino también en el sureste asiático. ¿Un mundo post-EI?
Se pueden decir muchas mentiras con cifras, pero no por eso hay que despreciarlas (a las cifras; a las mentiras, sí). Es
suficiente tomar las cifras cum mica
salis y contrastarlas con las mentiras
que tal vez recibamos en palabras y sin cifras.
El The Economist dedicaba
uno de sus "leaders" a lo que
titulaba "The war within". Curiosamente, el fondo era
el mismo que el de un artículo de
Shlomo Ben Ami por las mismas fechas
sobre el "euroyihadismo", a saber, que hay que tener
cuidado con las respuestas fáciles y sencillas y que no hay que atribuirlo todo al "exterior" (como parece que está haciendo el presidente Maduro en Venezuela,
donde todo es culpa del "imperio"
y del "colonialismo español" y su "basura colonialista").
Por lo que se refiere al euroyihadismo, el ex-embajador de Israel
era claro: hay que buscar los elementos "euro" antes de lanzarse a
echarle toda la culpa el Islam o, en concreto, a los árabes (hay que repetirlo
siempre: hay musulmanes que no son árabes - los iraníes, por ejemplo- y árabes
que no son musulmanes -aunque algunos tengan problemas internos como en Arabia
Saudita-). Nota: hay, sí, yihadistas estadounidenses pero en cantidad muy, pero
que muy inferior a los europeos.
Por el otro lado, dirá The Economist en su "leader"
(que, como casi toda la revista,
viene sin firma, es decir, que viene a ser como una editorial -eso sí, el especial sobre el mundo árabe sí viene firmado-) que el
problema de los árabes puede atribuirse a Sykes- Picot (al colonialismo
europeo) o al intervencionismo estadounidense. Pero no vendrá mal buscar las raíces locales antes de lanzarse a
respuestas fáciles y simples. Beware of
easy answers, recordará en un epígrafe.
Cierto que, como dice el
artículo, la situación posterior a las "primaveras árabes" no es muy halagadora. Incluyendo al Egipto
de al-Sisi, peor que Mubarak para muchos, y centrándose en Irak, Siria, Libia, Yemen. Que ha habido
intervención extranjera está fuera de
discusión, pero se entiende esa retirada al refugio de la identidad cuando las condiciones
generales empeoran sensiblemente (ya pasó en Argelia con el FIS). Además, en
lugar del hablar de "choque de civilizaciones", más convendría hablar
de "choque dentro de la civilización árabe". Hay problemas
que no se entienden sin entender rivalidades, algunas
sobrepasando dicha civilización, como el conflicto entre Arabia Saudita e Irán,
entre “árabes” y “arios”.
Ambos artículos coinciden en reducir el papel que el Islam tiene en
esta situación. Condiciones de desarraigo, desempleo, vulnerabilidad, rechazo,
marginación o pobreza de determinadas comunidades en Europa y en el mundo árabe
explican mejor la aparición del yihadismo que, como es sabido y constatado, es
rechazado por la mayoría de dichas comunidades.
6.
Asesinos
Pero el problema es que algunos matan y lo hacen de manera
espectacular. Es comprensible que los europeos, con su comprensible
eurocentrismo, piensen en estos atentados que asocian con el Islam como una
cuestión que les afecta a ellos solos como reflejaba Le Monde:
en torno a los 2.000 muertos desde 2001. Y es también comprensible que se
planteen preguntas sobre lo inmediato de tales atentados
(a comparar con esta versión
estadounidense).
Pero hay más:
desde la creación
del
« califato » en territorio entre Siria e Irak en 2014 e incluyendo
la adscripción de Boko Haram en 2015, Le Monde tiene
igualmente constancia de 213 actos terroristas cometidos por el EI o sus «
franquicias » (que las tiene como las ha tenido Al Qaeda) en 28 países que han
producido más de 3.000 muertos (se excluyen los muertos en Siria e Irak, pero
no se reducen únicamente a Europa). Algunos son bien conocidos antes y después
de la creación del EI: Nueva York en 2001, Madrid en 2004, Londres en 2005,
Toulouse en 2012, Londres y Boston en 2013, Ottawa y Sidney en 2014, Túnez y la
playa de Susa en 2015, París en enero y noviembre de 2015, Rusia en 2015,
Bruselas. Niza y Normandía en julio de 2016
Hay algo más: la violencia indiscriminada contra no-combatientes, es
decir, civiles. Hay un buen análisis de los efectos de causar víctimas civiles en el
caso de Afganistán, extensible a Yemen, Irak, Siria y Paquistán.
Los asesinos forman un conjunto muy heterogéneo (desde el
subproletariado bangladesí que puede “inspirarse” en el EI a los ex delincuentes de
Bruselas o París pasando por gente corriente y moliente e incluyendo a
desadaptados "lobos solitarios"). Sus condiciones de vida tienen que
ser tenidas en cuenta por una razón muy sencilla: si la religión fuera LA causa, todos los que la comparten tendrían ese comportamiento
asesino. La pregunta, entonces, es sobre los factores que llevan a que este individuo
mate y el de al lado, con condiciones semejantes -incluida la religiosa-, no mate.
Como los militares dedican una parte de su trabajo a enseñar a
matar, me sigue resultando interesante este libro de uno de ellos sobre cómo aprender a
matar y, en particular, este gráfico que copio de allí:
En las características del individuo se incluye su temperamento, sus
experiencias recientes y el entrenamiento. Algo se
sabe. Las experiencias pueden incluir marginación, frustración, "mobbing"
y similares.
El grupo es importante pues va a suponer un apoyo para la acción. Pero también lo es la
autoridad (se incluye la del
Corán, leído a la manera de cada
cual, como sucede con todas las
demás religiones con Libro) y cómo se ve a la víctima y se
entiende la distancia que les separa (cultural, moral -si son
pecadores, mejor- etc.).
La pregunta final es sobre qué pretenden "los que les mandan". Porque algo quieren. Y si no se
habla de eso, lo demás se convierte
en una discusión sobre los asesinatos en Chicago: 315 en lo
que va de año (se podría llegar a 600 en este 2016), 15 enfrentamientos armados al día que
suponen 2 muertos al día en el pasado mes de
junio. No es terrorismo, pero es
terrorífico y más en vísperas del 4 de julio,
que siempre suele resultar algo más violento que en días normales.
7.
Convertirse en asesino
Las trayectorias de estos asesinos comienzan a conocerse y parece claro que la religión no es
"el" factor determinante. Cierto que algunos pasan del islamismo
"sociológico" (poco practicante) a la observancia y de ahí al
wahabismo y de ahí al salafismo y de ahí al yihadismo tal como se lo entiende
en Europa, es decir, violento. Pero la religión viene después, no antes de su
radicalización.
Esta es una buena revisión de la literatura sobre los factores que
llevan al extremismo violento y este el resumen de dichos factores
El Royal United Services
Institute (www.rusi.org)
publicó el pasado octubre un estudio sobre los factores que podían llevar a la radicalización
política y, eventualmente,
a extremismo violento. Para ello, revisaron
más de 150 libros y artículos
académicos sobre el tema, intentando ver
qué respuestas parecían comprobadas y cuáles no. Traduzco, ordeno según su
clasificación y añado, en algún
caso, un comentario.
1. Estos factores no llevan a la radicalización
Las madrassas, los centros
de educación islámicos, como canal de difusión y adoctrinamiento de propuestas
extremistas.
La vulnerabilidad ante los mensajes extremistas producida por la
escasez de información, analfabetismo
funcional y falta de fuentes de información variadas, llevando todo ello a ver
los problemas en blanco o negro con escasa comprensión del contexto.
La falta de empoderamiento de las mujeres que se supone,
erróneamente, que juegan un papel moderador contra el extremismo.
Los ideales de masculinidad y honor que son difíciles de alcanzar en
determinadas sociedades.
Comentario: no es la religión en cuanto tal ni la ignorancia ni un determinado
sexismo lo que está detrás de este problema.
2. Estos factores sí
que llevan a la radicalización
Desigualdad y discriminación institucionalizada que coinciden con
divisiones religiosas o étnicas.
El fracaso de los gobiernos en proporcionar servicios básicos
(sanidad, educación, bienestar). Favorece que grupos extremistas cubran esas
necesidades y consigan apoyo en consecuencia.
Ausencia de paz y seguridad. En ese contexto, las poblaciones están dispuestas a menudo a
aceptar cualquier entidad que les ofrezca estabilidad
La búsqueda de la identidad personal y de grupo entre los que
sienten que ha sido debilitada por un cambio social rápido.
El crecimiento de las identidades religiosas y étnicas, sobre todo
si entran en competencia con la lealtad hacia el estado.
Comentario: Desigualdad, discriminación, inseguridad, alienación
política, insatisfacción de otras necesidades básicas. La religión viene
después.
3. Estos factores,
también, pero con muchas más excepciones
Los grupos organizados de la sociedad civil que han intentado
cambiar las cosas relacionándose con el estado y no lo han conseguido, es más
probable que, a veces, recurran a tácticas extremistas y que, eventualmente,
alcancen apoyo por parte de la población general.
Experiencias de discriminación y exclusión compartidas pueden llevar
a que se acepte o se dé crédito a una sola versión mezclando resentimientos y
objetivos en una sola solución.
Comentario: el fracaso de grupos que hasta han podido ser
bienintencionados en su origen y las respuestas simplistas ante situaciones
complejas se mezclan, y no solo para llegar a comportamientos violentos, pero
sí radicales (no hay que irse muy lejos de la Península Ibérica). Pero las respuestas
simplistas pueden llevar a nuevos fracasos con lo que lo que produce es todavía
mayor retraimiento.
4. Finalmente, estos
factores unas veces llevan a la radicalización
y otras no
La pobreza de ingresos y las carencias son factores que pueden
llevar a la radicalización. O al conservadurismo.
Una participación política bloqueada, corrupción muy extendida en el
proceso político, dominación por parte de una élite y escasas esperanzas de
cambio que crean frustración que puede ser aprovechada por grupos extremistas
aunque no siempre.
El fracaso del estado en proporcionar seguridad y justicia junto a
la experiencia popular de instituciones predatorias y opresivas del sector de
la seguridad, son factores que llevan al extremismo. O al retraimiento.
Los jóvenes subempleados con aspiraciones frustradas y con papel muy
limitado en la sociedad son particularmente susceptibles de radicalización. No
siempre.
Los sucesos en Palestina o Irak percibidos como un ataque mundial
contra el Islam y la creencia de que los países de mayoría musulmana son menos
prósperos de lo que deberían (como resultado de políticas occidentales),
originan indignación y resentimiento que fomenta el apoyo a la acción
extremista.
Comentario: la pobreza no es el problema, sino la desigualdad y la discriminación. Me resulta inesperado el último punto, el de
Palestina, Irak y demás situaciones violentas en el mundo de mayoría musulmana. Pero eso
dice la literatura analizada por el informe
que estoy siguiendo. Que “los países de mayoría musulmana son menos
prósperos de lo que deberían” probablemente tiene apoyo entre unos, menos
informados, que entre otros que saben cuál es la situación de las monarquías
petroleras. Porque si el problema es de desigualdad, esta ya se da entre
“países de mayoría musulmana”, por ejemplo en las clasificaciones del PNUD y su
“índice de desarrollo humano”. Dichos países se encuentran en todas las
categorías, arriba y abajo.
En general, conviene hacer salvedades sobre las fuentes del estudio
en cuestión. Pero no es malo el enfrentarse a los resultados.
Un caso particular es el de los llamados “lobos solitarios”, subrayando lo de “llamados” ya
que algunos, tal vez, lo sean, pero otros tienen lazos con personas, grupos o
instituciones de las que han recibido inspiración, motivaciones, instrucción y
hasta materiales. Se trata, como se ha dicho, de violencia política,
no de “radicalización” y menos de radicalización en poco tiempo. Recuérdese que
el asesino de Munich, alemán (“de origen iraní” como se decía) se declaraba
orgulloso de ser “ario”, contrario a turcos y árabes, imitador del noruego
Breivik y admirador de Hitler.
El reservar “la palabra terrorista” para los asesinatos
múltiples cometidos por musulmanes es una sospechosa forma de simplismo. No todo asesinato
múltiple es yihadista y, por tanto, no todo asesinato múltiple es etiquetado como “terrorismo”, que se reserva, ilegítimamente, para los
yihadistas. El polémico ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido ha
dado buen ejemplo de ello: llamó “terrorista”
a uno de dichos actos y se lo corrigieron:
había que mantener el guión.
8. Agentes
El papel del reclutador es muy importante, sea en la cárcel, la mezquita, el grupo de amigos o internet. Es gente que sabe
percibir la vulnerabilidad de quien puede ser cooptado, conocidas sus
circunstancias personales. O, simplemente, que deja su mensaje para que quien lo necesite pueda asimilarlo y hacerlo propio.
Tres son los contextos en los que, parece, se produce el paso desde
el “islamismo sociológico” a la radicalización.
Uso “islamismo sociológico” en el mismo sentido
en que se usa “catolicismo sociológico” en las
Españas: no hay práctica
religiosa, las creencias son difusas
si es que las hay y la relación con
los centros de culto suele reducirse a los entierros, ahora que las bodas parecen ir de capa caída. Pues bien: los
tres contextos parecen ser el de la cárcel,
las redes sociales y los centros de culto, y los pongo en orden de mayor a
menor eficacia en conseguir radicalizar al futuro terrorista (el terrorista no nace: se hace). Vamos a imaginar cómo
puede producirse dicho proceso. Hay una
parte que proviene de investigaciones realizadas por otros y otra que es pura
especulación por lo que a mí respecta.
1. El
caso de las cárceles ha sido
estudiado sobre todo en Inglaterra, pero es conocida la existencia de
“reclutadores” también en Francia, Bélgica y España. El individuo con una mera
adhesión ambiental al Islam comete un pequeño
delito y va a la cárcel (los que
cometen grandes
delitos tardan mucho más, como es sabido). Se
encuentra solo, inseguro, temeroso de un ambiente nuevo percibido como hostil.
Y en ese momento aparece un compañero que le
ofrece, simultáneamente, varias cosas que para el individuo son muy valiosas: primero, protección frente a las
violencias internas; segundo, un grupo en el que integrarse, pasear, fumar,
hacer deporte y lo que sea; y un sentido a su vida compartido con el grupo
que le protege: la versión radical (salafista, wahabita o lo que corresponda) del Islam. A eso se le llama conversión con la consiguiente
obediencia a la autoridad y
aceptación de los mitos propios de esa religión (cada religión tiene los suyos,
no se vaya a creer que el Islam es
un caso raro).
2. Las
redes sociales tienen una dinámica
diferente. Se trata de individuos aislados que “navegan” por internet creyendo
que así se relacionan con la gente
(craso error: la relación humana sigue siendo cara a cara y
la pantalla solo es un mal menor).
Buscan, pasean, caen tal vez en
páginas que el Islam convencional rechaza (rechaza los comportamientos que
reflejan o los que provocan; hablo, claro está, del sexo) y de repente
encuentra temas que le recuerdan su
infancia (sus padres eran creyentes devotos, pero él se emancipó rechazando lo que veía como tradición y no le ayudaba a integrarse en la nueva sociedad), comienza a
relacionarse más con esas páginas, aparecen personas que le dan sentido a su vida de marginado y
desempleado y le proponen pasar de
ser un mindundi a ser un guerrero, un héroe, qué héroe: un superhombre capaz de
las más grandes hazañas que se hayan podido cometer. Claro, eso viene envuelto progresivamente con
elementos trascendentales, y trascendental significa superar la situación de marginación presente. Y se
da la conversión. Por supuesto
que no
todos los posibles candidatos caen en esas redes, redes a las que no accedemos los que no parece
que estemos por la cuestión. De
hecho, el porcentaje de yihadistas “occidentales” respecto a la población en la que se originan es muy bajo y probablemente no llegue al 5 por ciento. Eso sí: ese cinco por ciento es capaz de matar.
3. Las
mezquitas, como el culto para
algunos cristianos o las parroquias para algunos católicos, no son un lugar de conversión. Me
extrañaría que alguien se hubiese convertido en un centro de ese tipo. Se
asiste por “islamismo sociológico”, familiar, “lo
que hay que hacer” en el día correspondiente y es una forma de
sociabilidad, muy evidente en grupos marginales de “catolicismo sociológico”
que se convierten al culto como forma de recuperar las relaciones sociales
cotidianas. Para el caso musulmán es posible que suceda algo parecido: se
asiste, ahí se escucha una predicación que, como tantas predicaciones, entra
por un oído y sale por el otro, pero que
va calando si va acompañada de apoyo
en el propio grupo, el de la familia,
el de los amigos. Cuando lo que se
oye se puede “anclar” en un grupo, adquiere un valor de verdad que no tendría si uno lo escuchase en
la más absoluta soledad. Y, sí, puede haber un imam que,
convenientemente financiado por países petroleros, insista en las versiones
más radicales del Islam y que eso vaya
calando en grupos que, con el correspondiente “reclutador” al acecho, den el paso
hacia el martirio como forma suprema de expresión religiosa.
9.
Los otros terrorismos
El terrorismo yihadista no es
el único terrorismo que hay en Europa y, desde
algunas perspectivas, su letalidad es menor que la de otros terrorismos europeos (secesionistas, de extrema
derecha o extrema izquierda
y similares). Aquí
puede leerse otro estudio sobre
los lobos solitarios estadounidenses con cuantificaciones sobre personas,
planificación, armas etc. y constatando que, después del 11-S, los ataques
no-yihadistas han sido más numerosos que los yihadistas locales
Este gráfico de The Economist muestra el número de muertos causados
por el terrorismo en Europa hasta 2015
distinguiendo, en rojo, los causados por yihadistas, en azul los causados por
otros y, en un color que no sé cómo se llama, los que no se sabe quién los ha causado (en Suiza
y Holanda según el gráfico).
Véase lo importante que fue el caso de Noruega (Breivik, una sola
persona, en Oslo y en la isla Utoya. en 2011) que causó más muertos que el del
Reino Unido en 2005. Véase también lo muy importante, bajo cualquier criterio,
que fue el de Atocha en España (2004)
cuando el gobierno
evitó atribuir el
atentado al yihadismo
y pretendió
relacionarlo con ETA, argumento que todavía perdura y emerge de vez
en cuando en los medios.
Por casualidades de la vida,
cuando se produjo el atentado en Oklahoma City en 1995 yo estaba
escuchando una emisora de radio estadounidense. El diagnóstico fue claro
en lo que se refería a los autores:
"muslim fanatics". Pero no lo fue. Resultó que Timothy McVeigh ni
siquiera era negro: es blanco y cristiano. Los dispuestos a encontrar a los
"fanáticos musulmanes" detrás de cada atentado quedaron muy
frustrados. Porque hay un terrorismo de extrema derecha que nada tiene que
ver con los musulmanes (que, sin duda, también cometen atentados) y todavía
menos si se toma la larga lista de
casos con que cuenta Estados Unidos (esta lista exagera un poco, pero no por eso deja de ser interesante).
Si se repasa la lista de países en los que el acceso a las armas
está reconocido como un derecho ciudadano, es cierto que los Estados Unidos
están (segunda enmienda a su Constitución) y lo ejercen con entusiasmo. Pero no son los únicos en los que las armas están
presentes aunque proporcionen tasas muy altas de tenencia de las tales.
Con eso llegamos a Orlando, con esa ametralladora AR-15 de fácil compra y con intentos desesperados
para hacer responsable al Estado Islámico (sucesor de Al Qaeda en la atribución
de todos los males). No soy el único que duda de esta última atribución aunque
sea difícil, a estas alturas, atribuir esos asesinatos
a la homofobia pura y simple o al terrorismo local, como "lobo
solitario". No soy quien para negar lo
del EI (no tengo información), pero ya
resulta sintomático que Obama (que algo de información
debe de tener, aunque siempre se pueden sospechar intenciones ocultas que
incluyen la manipulación) haya tildado el asunto como “act of terror and an
act of hate”, terror y crimen de odio. Aunque más parece esto último (homofobia) más que aquello
(yijadismo). Cosecha propia. Coinciden Obama y el FBI. Un enfermo tal vez,
inspirado en actos como el de San Bernardino. Pero un enfermo con fácil acceso a las armas.
Un reciente estudio del Royal United Services Institute for Defence and Security
Studies sobre este tipo de terrorismo entre el año 2000 y el 2014 en
Europa proporciona algunos datos interesantes al comparar el del lobo solitario
del tipo del noruego Breivik, es decir, de extrema derecha con el de lobos
solitarios de suficiente adscripción islámica como para ser clasificados en
ella. En proporción vienen a ser
parecidos: 38 por ciento del total son de extrema derecha y 33 por ciento se
clasifican como islamistas. Pero son mucho más diferentes en cuanto a su
letalidad: los de extrema derecha habrían producido 260 heridos y 94 muertos
(recuérdese que incluye el caso extremo de Noruega) mientras que los de
adscripción musulmana habría herido a 65 personas y matado a 15.
El estudio que cito cita a su vez un trabajo del Institute for Economics and Peace que
atribuye el 80 por ciento de las muertes perpetradas por lobos solitarios en
Occidente a actores de extrema derecha, nacionalistas y antigubernamentales.
La cuestión es saber cuál de los dos terrorismos tiene mayores
probabilidades de aumentar en el próximo futuro y cuáles son las causas que lo
producen (se incluye, obviamente, la salud mental, pero, para ambos, en ningún
caso como único factor). La diferencia entre el contexto estadounidense (musulmanes poco
radicalizados, intervención particular del FBI) y el europeo hace pensar que el
terrorismo de lobo solitario podría ser más frecuente en aquel territorio que
en este.
Tomados del Índice de Terrorismo Mundial, hay algunos datos a
considerar..
The number of countries to experience at least one or more deaths
from terrorist activity has increased from 59 in 2013 to 67 in 2014. This
includes OECD countries such as Austria, Australia, Belgium, Canada and France.
Despite this, just fiive
countries Afghanistan, Iraq, Nigeria, Pakistan and Syria - account for 78% of all deaths in 2014. It is important to note that over 60% of the countries ranked by
the Index experienced no deaths from terrorism.
Este es el mapa del índice:
Un 60 por ciento de países no han
tenido ninguna muerte por terrorismo, aunque la
actividad ha aumentado en el
año de referencia (2014). La enorme cantidad de muertos se ha producido en países de mayoría
musulmana, pero los países de la OCDE
no están exentos. Irak es el país
con más muertes por terrorismo y Nigeria el país donde más han aumentado (entre
el Estado Islámico y Boko Haram, ya se obtiene el 51 por ciento de las muertes de 2014, razón para buscar de
dónde venía el 49 por ciento restante).
Este era el mapa
de casos:
De alguno de los índices atribuidos no estoy tan seguro, pero eso
debe de ser paranoia del que está cansado de que le engañen con datos como si
las cifras fuesen garantía de verdad absoluta. Eso sí: me creo que, a escala
mundial, muere más gente por homicidio que por terrorismo (trece veces más
según el informe).
Con datos actualizados, el Global Terrorism Database (GTD) y el Departamento de Estado estadounidense
show that since 2012 there has been a dramatic rise in the number of
deaths from terrorist attacks [no solo yihadistas] across the world. In western
Europe, however, the figure has decreased since the early 1990s.
Although terrorist attacks took place in nearly 100 countries in
2015, they were heavily concentrated geographically. More than 50% of all
attacks took place in five countries (Iraq, Afghanistan, Pakistan, India, and
the Philippines), and 69% of all deaths due to terrorist attacks took place in
five countries (Iraq, Afghanistan, Nigeria, Syria, and Yemen). [Pocos cambios a
este respecto].
![]() |
While the Islamic State of Iraq and the Levant (ISIL) was responsible
for 10% fewer terrorist attacks in Iraq, the number of attacks carried out by
ISIL in Syria
increased by 58%. The geographic reach of attacks by ISIL and its
affiliates expanded as several existing terrorist groups pledged allegiance to
ISIL. In addition to Boko Haram in West Africa, the most active of these ISIL
branches were located in Afghanistan/Pakistan, Egypt, Libya, and Yemen. More
than 15 perpetrator groups self-identified as "provinces" of the
Islamic State in 2015, compared to four in 2014.
El mapa de los últimos 45 años es también interesante (España
refleja también los últimos asesinatos de ETA):
![]() |
La lógica del “loco” y la del “yihadista” son diferentes, pero sus
prácticas no son tan fáciles de distinguir. Hay, sin duda, “yihadistas” que
están “locos”, aunque los hay muy cuerdos. Igual que no todos los “yihadistas”
han sido antes delincuentes comunes con problemas con la policía, pero se
conocen casos en los que sí lo han sido. Lo curioso del caso es que, ante un
ataque violento que incluye muertes y heridos, la SO15 inglesa intervenga ya que el causante de 19 años, noruego de origen somalí que ha vivido en
Inglaterra los últimos diez años, puede tener problemas de “salud mental” que
expliquen sus hechos, pero también puede tratarse de “terrorismo” (y así lo
recogió alguna prensa española). ¿Va ganando el miedo o la manipulación o la
prevención?
10. Miedo
El miedo y la inseguridad son malas consejeras. Se pueden trasformar con facilidad en violencia y, en todo caso, son terreno abonado para
políticos “occidentales” y reclutadores yihadistas con intereses relativos al
poder, no a las ideas o los valores.
“Política del miedo” es el tema del informe de este año del Human Rights Watch en
la medida en que el miedo es utilizado para reducir la satisfacción de derechos
humanos. En particular, el miedo al terrorismo (yihadista, por supuesto) y el
miedo a los refugiados, inmigrantes y, en general, al "diferente",
una especie de "barbari ad portas".
Malos presagios.
Provocar el miedo se puede hacer mediante un acto violento o
mediante la magnificación del mismo o
por el anuncio de ulteriores violencias.
![]() |
Siempre se puede dudar si las mayorías tienen razón (las mayorías no son un instrumento para conocer la verdad, sino una regla para tomar
decisiones). Lo que sí es claro es que se da una notable diferencia de
percepciones de un país a otro y casi parece que a más preocupación con el impacto de la “crisis de los refugiados” sobre el terrorismo, mayor presencia
de partidos xenófobos. Difícil saber cuál es la
causa y cuál es el efecto.
Como tantas otras veces, lo más
interesante no son las respuestas
sino las preguntas: terrorismo, desempleo, criminalidad asociados en el
imaginario de los encuestados con el fenómeno de los refugiados. No sé, podrían
preguntar por rejuvenecimiento de poblaciones, ocupación de empleos que nadie
quiere, salarios medios ("ejército de reserva", que diría Marx),
acceso real a los servicios "universales" y cosas de esas. En todo caso, el miedo y el descontento son
reales. También en los Estados Unidos y puede tener consecuencias electorales.
Lo hacen políticos y reclutadores que saben que el inseguro es más dócil y más dispuesto a creerse
simplificaciones, en particular las que se refieren al "enemigo" (sea
el "cruzado" o el "musulmán").
Ignacio Ramonet lo expone aquí:
el auge de la extrema derecha y de la xenofobia (no siempre la xenofobia es de
derechas) en la civilizada Europa, la de los valores, la democracia y la
Ilustración, se explica por el tipo particular de miedo que se difunde entre
capas importantes de la población europea. Los miedos son nuevos: son más
económicos (desempleo, crisis, pobreza, servicios públicos en decadencia,
pensiones inciertas etcétera). Ramonet recuerda los miedos anteriores, los del
siglo pasado. Pero es fácil estar de acuerdo en que hay un miedo que explica
aquellos auges y aquella xenofobia. Los políticos utilizan el miedo y la
presentación de un enemigo sencillo e identificable para obtener el
correspondiente rédito electoral.
Añado: ese miedo sirve para explicar esos fenómenos, pero también el
auge de la depresión incluyendo la depresión que lleva al suicidio (que también
aumenta).
Y añado todavía más: ese miedo sirve para explicar el auge del
yihadismo entre jóvenes europeos, sean de origen musulmán (no necesariamente de
muy practicantes) o de origen cristiano.
Tiene la misma estructura que lo que cuenta Ramonet: es utilizado por
los reclutadores como otros lo utilizan para aumentar el rechazo a todos
los musulmanes ya que es más sencilla la islamofobia general que el molestarse
en plantear análisis concretos de situaciones
concretas.
El miedo lleva a situaciones que rayan en la histeria como cuando se
hace descender de un avión a un matemático, sospechoso al ver los extraños
signos que escribe en su tablet y que son fórmulas, no árabe, o a una psicoterapeuta que trabaja en el campo de la “radicalización”,
sospechosa por estar leyendo un libro sobre arte pero en Siria. Excesos de
histeria.
Y termino: no es buena estrategia intelectual (aunque sí política)
explicar fenómenos recurriendo a un solo factor. La razón es sencilla: no hay
fenómenos que se deban a un solo factor. El miedo, pues, es uno de ellos y hace
falta ver, por seguir con mis tres salidas (xenofobia, depresión suicida y
yihadismo), por qué unos van en una dirección y otros en otra. Obvio: hay otros
factores personales, sociales y culturales que hay que considerar.
Es algo que el EI sabe bien y pone en práctica con los jóvenes europeos,
de escasa formación religiosa y mucho más escasa observancia y que no conocen
los verdaderos objetivos del DAESH. Son sus miedos e inseguridades los que son
utilizados como instrumento de captación. Y si haría falta afrontar los de los
demás europeos, con la misma razón es preciso afrontar los miedos e
inseguridades de los “reclutables”.
11. Tiempo al tiempo
Siendo problemas que vienen de antiguo y que han entrado en una
espiral de violencia, no tiene mucho sentido pensar que se van a resolver de un
día para otro. Los problemas complejos no suelen tener soluciones sencillas. Difícil solución. Lenta en cualquier caso. No solo está la cuestión de
las invasiones árabes y bereberes a Europa (la fecha clásica para la Hispania
de entonces es el 711) o las invasiones europeas a países de mayoría musulmana
iniciadas en el siglo XI llamadas cruzadas al grito de “Dios lo quiere” según
habría dicho el papa Urbano II (yihadista cristiano a lo que parece). También
está la historia reciente desde Palestina a Siria pasando
por Afganistán, Irak o Libia. No es “la” causa, pero aparece en las
autolegitimaciones de los yihadistas europeos. La guerra de los drones, por ejemplo en Pakistán,
también produce muertes de civiles (mujeres y niños) cuyas familias pueden
clamar venganza.
Hablando de las explicaciones del fenómeno, se decía en Al Yazira (La Península en árabe, Aljazeera en su transliteración
inglesa) que
Active warfare and serious national fragmentation or collapse
are the fate of every country where the US and others in the past two decades have fought terrorism mainly militarily
- Yemen, Afghanistan, Syria, Iraq, Libya -
without addressing any of the
underlying social, political, and
economic disparities and deficiencies
that are the deeper drivers of terror [subrayado mío]
Porque igual que para entender el caso de los yihadistas europeos hay que entender sus contextos,
para entender el origen de tales comportamientos hay que entender qué sucede y ha sucedido en otros países. Una cosa es
el ambiente que provoca la decisión
de matar y otra los factores que llevan a que el individuo concreto la tome.
El caso francés es paradigmático, con algunas explicaciones que pretenden explicar por qué y por
qué allí, huyendo del simplismo.
“A concatenation of several
factors helps to explain why France remains the jihadis’ favourite target”.
Vale la pena de ser leído (hace falta subscripción), pero este sería el resumen
con algunos añadidos:
To start with, the bombing of Isis bases inevitably attracts a
response. This is the price of the firm action that Mr Hollande has espoused
but which has not slowed down the pace of terrorist attacks on French soil.
[Por parte estadounidense, convertir el problema en una “guerra contra ISIS”, abundando en bombardeos (que
generan víctimas civiles), extendida a Libia, puede ser un remedio
peor que la enfermedad. El anuncio de Hollande de incrementar
la participación francesa en
Irak y Siria y las frases del candidato Trump en el sentido de estar dispuesto
a declarar una “guerra mundial” (sic) no van en esta dirección]
Then there are the radicals of north African descent who have left
France for Syria and Iraq, and are reliably reported to hold important
positions in the Isis command structure. They are said to have maintained links
with the “soldiers” who went to the Middle East and then returned to France
to perpetrate the attacks in Paris last
year.
Isis planners also appear to see an opportunity to drive a wedge
between those in France, like Mr Hollande, who reject the most hardline
security policies in the name of republican values, and those who call for
Israeli-style measures. The potential for fostering political, ideological and
indeed ethno-religious conflict ahead of next year’s presidential election is
considerable.
If there are economists in the Isis high command, they may also be
counting on the attack to hit France’s status as the world’s leading tourist
destination.
The alienation of the young people
who lived on these [suburban]
estates, many of them immigrants or the children of immigrants, was striking even then. It has only intensified
since as high levels of unemployment and crime have dogged the banlieues.
The result is a rejection of the republic by young people who feel
it is at best irrelevant to them, and at worst actively hostile. This, in turn,
creates a climate in which a man like Mohamed Lahouaiej Bouhlel, the Nice
killer, finds a home for his turbulent instincts in Isis propaganda.
A propósito de los asesinatos en Bangladés a los que se podrían añadir
los de Bagdad, un artículo de Roberto
Toscano en La Repubblica que
me han hecho recordar las clases de marketing que recibí en su
día y en las que se distinguía entre factores pull (que atraían) y factores push
(que empujaban) como el estudio citado más
arriba. El autor utiliza la expresión "teología política"
para distinguir entre los fines (políticos) y los medios (religiosos).
Efectivamente, ni hay que descartar el factor religioso ni hay que tomar la religión como EL factor único a
considerar.
Claro que hay factores que están detrás de esta emergencia: las
desgraciadas intervenciones "occidentales" ("de los
cruzados" según otros) en Oriente Medio (hay que incluir
la prepotentes e irrespetuosas rayas en el mapa perpetradas por el
acuerdo Sykes-Picot después de la I
Guerra Mundial), el problema palestino que parece no tener solución (no solo por el sionismo israelí sino también
por las divisiones palestinas) y las
peleas por el territorio y la hegemonía
local de ahora entre sunitas y chiítas.
Y claro también que hay toda una serie de factores de propaganda que
intervienen directamente. Las mezquitas wahabitas financiadas con dinero saudí
(llegan hasta Xinyang y los huigures del fronterizo occidente chino), las redes
sociales (el prejuicio "occidental" no acaba de entender que esos
"atrasados" y "salvajes" utilicen tan inteligentemente
internet) y los reclutadores se unen al hecho de la existencia del Estado
Islámico como entidad casi mítica hacia la que se vuelven los ojos de gente muy
heterogénea que no tiene necesariamente que compartir las estrategias del
DAESH, pero sí convertirse en su prueba de existencia que genera ulteriores
pruebas de existencia, a saber, el acto terrorista.
Un gobierno, en un estado con mayoría de una determinada variante de
una religión, persigue a los que practican una variante diferente de esa misma religión. Obsérvese que no se trata de luchas entre religiones
sino de intervención política a favor de una determinada variante de la misma religión. Cierto que las luchas entre religiones son más vistosas, en el caso de que se dé tal cosa. Pero estos otros casos son dignos
de mención para rebajar visiones apocalípticas sobre el "choque de
civilizaciones" (suponiendo
que las "civilizaciones" son
religiones). Dos casos
interesantes: 1. El gobierno ruso, de acendrado cristianismo (eso sí, ortodoxo), persigue a los cristianos
de otras tendencias (el cristianismo es muy heterogéneo); y 2. Sl gobierno saudí, de acendrado islamismo
(eso sí, wahabita), persigue a los
musulmanes de otras tendencias (el Islam es muy heterogéneo).
Tendría que ser evidente que tales persecuciones tienen poco que ver
con la religión en sí
misma ya que es utilizada como
instrumento (no como causa) de otras
actividades estrictamente políticas. Pues lo
mismo tendría que pensarse
para los "choques de civilizaciones" en el caso de que existan.
Wallerstein, a propósito de los problemas Arabia Saudita-Irán,
normalmente interpretados como choque entre chiítas y sunitas, recuerda los numerosos momentos en que ha habido
colaboración entre ambos países. La alianza y el conflicto no pueden atribuirse
a sus respectivas versiones del Islam sino a asuntos más mundanos. Al fin y al
cabo, una constante -la religión- no puede explicar una variable -la relación
entre países- que tiene más que ver con la geopolítica, los cambios en el país
hegemónico o la economía. Lo mismo puede decirse de las peleas dentro de la misma variante de esa religión.
12. ¿Qué hacer?
Dicen que "vamos" ganando la "guerra". En este
caso, contra el Estado Islámico. Dicen que van perdiendo territorio que, al fin
y al cabo, es el objetivo de toda guerra que se precie: quién manda sobre qué
territorio. Sin embargo, hay voces que insisten en lo equivocado de esa
estrategia (¿o es táctica?).
Parece que hay dos razones de peso: una, que plantearla así son
ganas de no entender qué está pasando y que aplicar a fenómenos
contemporáneos nuevos doctrinas del siglo
XIX o incluso anteriores pensadas
para otros contextos casi condena al fracaso. Mucho peor si, como propone Trump, se "ataque al fuego
con el fuego". Y, dos, que, precisamente porque se trata de fenómenos
nuevos (territoriales, pero no únicamente
territoriales), esos "triunfos militares" lo que producen es un aumento de las prácticas terroristas en el territorio de los supuestos
"vencedores". Hay otras opciones que
parecen más sensatas a fuer de
poco militaristas.
¿Qué puede hacer "Occidente"? Primero, lo que tiene más a mano: barrer su
propia casa, políticas sociales,
plantearse, sí, la cuestión de la cultura. Y, después, intentar influir
en el mundo árabe. Como dice The Economist a
propósito de la trasformación que, a
su entender, precisa el mundo árabe,
"America and Europe cannot impose such
a transformation. But the West has influence".
Desgraciadamente, en Europa aumenta la islamofobia como en los
Estados Unidos representados por Trump y se ha mantenido la idea de que
"hay que democratizarlos" (aunque sea a bombazos) y aunque los
verdaderos objetivos fuesen otros.
Esa parte de "culpa" por parte de "Occidente"
("the West", que dice The
Economist para referirse a USA-Europa) al no hacer sus deberes dentro y
fuera corre en paralelo con la de los países árabes, aunque lo que hacen
"fuera" sea de menor cuantía que lo que ha hecho "the
West". Hay responsables de estas tragedias y dolores en todos los campos.
Como dijo el primer ministro francés Manuel Valls
(después de los ataques de julio)
« Etre lucide face à la menace, ce n’est pas basculer dans le
populisme ».
« Il y a urgence à aider l’islam de France à se débarrasser de ceux
qui le minent de l’intérieur. Pour cela, il nous appartient de bâtir un
véritable pacte avec l’islam de France,
donnant à la Fondation [Fondation
pour l’islam de France] une place
centrale ».
Al fin y al cabo, el Islam, en la laicista Francia, es la segunda
religión del país. Algunas propuestas por parte de la comunidad musulmana francesa son
dignas de mención: introducir un impuesto sobre el comercio halal para financiar las actividades
religiosas de la comunidad evitando la financiación por parte de donantes
radicales extranjeros. Pero parece claro que esa financiación forma parte del problema.
En todo caso, primero mirar dentro. E ideas no faltan, como las ideas de Soros para luchar contra el EI que aquí se amplían. Pero, en general, las propuestas
“hacia dentro” (para afrontar el problema de los yihadistas europeos) se pueden
clasificar en tres capítulos: SEP, o sea, servicios
sociales, educación y policía (que incluye la infiltración y
los servicios de “inteligencia” del tipo SO15 británico).
Desde el punto de vista de los servicios
sociales, lucha contra la desigualdad, políticas de inclusión (sin
homogeneizar) y de empleo, vivienda, sanidad, es decir, lo mismo que con toda
la población del país, pero aplicadas caso por caso.
Desde el punto de vista de la
educación (formal e informal),
esta sería una posible lista incompleta:
- Deslegitimar
el uso de la violencia “venga de
donde venga”, a pesar de la exaltación
machista generalizada del uso de la misma
y que comienza en los juegos informáticos al entretenimiento
de masas.
- no entrar en su juego, y mucho menos, al de “acción-reacción”
- analizar
las causas de cada contexto ya que no
hay una única causa ni su constelación está generalizada. Atribuir el
problema a una única causa es engañoso
- conócete
a ti mismo
y conoce al otro es una extensión del viejo
consejo griego: saber dónde está “Occidente” y saber cómo está el
contexto de esos yihadistas
-
evitar "choques de
civilizaciones" (lo digo recordando la
fallida "alianza de civilizaciones" que promovieron Rodríguez
Zapatero y, ay, Erdogan)
-
fomentar la empatía, esa empatía cuya ausencia es tan evidente en cargos
públicos y candidatos a serlo (como es
el caso de Trump)
- evitar
la visceralidad, es decir, primero
pensar, después actuar sin dejarse llevar por la
ira y el (comprensible pero catastrófico) deseo de venganza
- y promover la racionalidad, como pedía Valls y he
citado más arriba
Desgraciadamente, son posibilidades que algunos de los que defienden
los "valores europeos" pueden aceptar y otros rechazarán de plano, lo
cual indica hasta qué punto se puede hablar de tales “valores” en el sentido de
instrumentos para tomar decisiones cuando hay alternativas.
13. Otras soluciones
Imponer "nuestros valores"
(costumbres, dieta, vestido, horarios o versión de la religión
-¿protestantes? ¿católicos? ¿evangelistas? ¿ortodoxos? ¿ateos
militantes tipo Richard Dawkins?-) a los inmigrantes y refugiados podría
estar en contradicción con dichos "valores" si como tales se toma a
los de la Ilustración (libertad de pensamiento, libertad de expresión. rechazo
de la pena de muerte). Nada que ver con lo dicho por Sarkozy y citado
anteriormente. Cierto que en algunos países árabes (no en todos) se practica la
teocracia (es decir, una determinada legitimación del poder político) y se persiguen otras formas religiosas, pero no
creo que esa sea la razón para aplicar esas prácticas en Europa.
Acción constante, paciente y razonable, pues. Y cada palo que
aguante su vela o, si se prefiere, que cada cual haga lo que pueda y esté en
sus manos, a su alcance. Lo que yo puedo es escribir. Algo es algo.
Fuente: Rebelión

![]() |