Nagua Alba |
Diputada de Podemos por Gipuzkoa y candidata a la Secretaría General de Podemos Euskadi
Hace ya dos meses del 20 de diciembre, del día en que los vascos y vascas acudimos a las urnas y expresamos de manera clara una voluntad de cambio. Todas las miradas se dirigen ahora a Madrid y a lo que allí está pasando -o no pasando, muchas veces- y cada día se hace más evidente la necesidad de un Gobierno de progreso a nivel estatal, un gobierno que corte de raíz la corrupción -la ilegal y la legal- que ponga por delante las necesidades de la gente con un conjunto importante medidas de avance social y que resuelva democráticamente la cuestión territorial. En resumen, un gobierno capaz de construir un futuro de convivencia donde todos y todas podamos sentirnos a gusto independientemente de nuestra condición social, racial o identidad nacional, un gobierno que respete y empuje el anhelo de la sociedad vasca de construir nuestro futuro y que, al contrario de lo ocurrido una vez más esta semana, no instrumentalice el conflicto y a las víctimas a conveniencia y según los intereses de Madrid.
Si algo está claro es que el próximo debate de investidura no será uno más, será un debate sobre nuestro futuro en el que deberá optarse por más de lo mismo –recortes, paro, inmovilismo, corrupción- o por el cambio –igualdad, profundización y regeneración democráticas y bilateralidad-. Pero mientras miramos a Madrid, no debemos quitarle ojo a lo que aquí sucede. En Euskadi también se está abriendo la posibilidad de un tiempo político nuevo en torno a nuevas mayorías sociales. Para ello necesitamos un Gobierno Vasco que esté a la altura. Han pasado muchas cosas en estos dos meses: el mapa político vasco parecía grabado en piedra, pero muestra signos de cambio. Con ello se abre una etapa de incertidumbre, pero también de oportunidad histórica para construir un futuro distinto en el que se gobierne no para las grandes empresas o los macroproyectos con presupuestos astronómicos, no para los poderes económicos, sino para las familias, para la gente trabajadora, para nuestras pequeñas empresas, para nuestros jóvenes, para los que no son tan jóvenes y para nuestras mujeres.
Decía Iñaki Gabilondo pocos días después del 20 de diciembre que vascos y catalanes habían dicho en las urnas “derecho a decidir sí, pero a decidir ser felices”. Es difícil no estar de acuerdo. Lo que el 20D evidenció en Catalunya y Euskadi fue la voluntad de progreso que estas sociedades tienen, de avanzar hacia una profundización democrática con más derechos y mejores condiciones de vida. Constataron su percepción de que que el Partido Popular nos ha robado y nos quiere seguir robando, pero también el afán de unas instituciones y dirigentes que nos traten como a una sociedad mayor de edad perfectamente capaz de tomar sus propias decisiones sobre aquello que le afecta y afectará a su futuro.
Necesitamos un Gobierno Vasco que apueste con firmeza contra las puertas giratorias, que permiten a los dirigentes políticos pasear libremente entre las instituciones y los puestos de responsabilidad en empresas privadas, haciendo uso ilegítimo de sus influencias. Necesitamos un Gobierno Vasco con prioridades distintas, que no Gobierne para las élites estatales o vascas, que priorice la inversión social y la creación de empleo, que preste atención a aquellos y aquellas jóvenes que se ven obligados a marcharse y no les deje ir, que no abandone a las mujeres mayores de 45 que apenas pueden subsistir después de haberse pasado la vida trabajando, que no ahogue a nuestros pequeños comercios, sino que los proteja.
Por último, un gobierno que no pacte presupuestos dejando fuera a la mitad de Euskadi. Necesitamos un Gobierno Vasco que haga una apuesta firme por dejar atrás el pasado sin perder la memoria y mirando hacia delante, que nos permita avanzar como sociedad y que esté a la altura de lo que hace ya muchos años que la ciudadanía vasca pedimos a voces. Joubert dijo “la política que tú no hagas se hará contra ti”. Tanto en Madrid como en nuestra tierra, Podemos tiene la oportunidad y la responsabilidad de desempeñar un papel decisivo y el deber de convertirse en el agente de cambio que Euskadi necesita. En las últimas elecciones fuimos la fuerza más votada y nos toca estar a la altura para devolver las instituciones a la ciudadanía. Hoy eso significa construir el Podemos que necesitamos para la Euskadi que queremos. Un Podemos Euskadi con un proyecto sólido, conducido por un equipo plural pero cohesionado, que haya superado etapas pasadas y haya bebido de la experiencia de la campaña a las elecciones generales. Un Consejo Ciudadano que, sin perder su juventud y frescura, se haya hecho mayor con la experiencia de estos dos años de intenso trabajo y esté preparado para afrontar este momento histórico. Paso corto, mirada larga. Miremos hacia delante.
Fuente: Público.es
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