Las operaciones Gürtel y Púnica se han llevado por delante a consejeros autonómicos y alcaldes (Fernando Villar - EFE) |
La corrupción de los populares en Madrid ha afectado a casi un centenar de cargos públicos
José
María Brunet, Madrid
Esta vez, el dato clave ha provenido de una agenda. Ha sido la de
Francisco Granados, ex secretario general del PP de
Madrid, la que ha puesto a la Guardia Civil tras la pista
de un nuevo tentáculo de la red de corrupción que desveló la operación Púnica.
Esta rama lleva tras los pasos de una supuesta organización interna al servicio
de la financiación ilegal del partido, de la mano de una importante
constructora, OHL. Pero lo peor es que llueve sobre mojado. O, mejor dicho,
sobre inundado como ya dijo su lideresa Esperanza Aguirre justo antes de
dimitir. Ya van casi un centenar de investigados, entre los casos Gürtel y
Púnica. El PP de Madrid, afectado hasta su médula por esta suerte de aluminosis
–un mal del cemento empleado durante el franquismo– ha proporcionado a los
juzgados una clientela equiparable a la de los populares en Valencia. Y no es
casual. En muchas ocasiones, la mala semilla de los amaños tuvo las mismas
facilidades para germinar en Madrid que en Valencia.
Gürtel y Púnica son, también en este aspecto, los mejores
ejemplos. Y en ambos la justicia avanza a paso lento. En el primero, lo que va a
llegar a juicio el próximo mes de octubre es la primera etapa de la trama, la
que cubre de 1999 a 2005. Se van a sentar en el banquillo 40 acusados, empezando
por el extesorero del PP Luis Bárcenas, y por el cabecilla de la
red, Francisco Correa, que gustaba de hacerse llamar don Vito y que a través de
su empresa, Special Events, organizó durante años los principales actos de la
formación, en provechoso contacto con los ayuntamientos e instituciones
autonómicas controladas por el PP.
Entre los “caídos” por el caso Gürtel cabe destacar al exconsejero autonómico
de Deportes Alberto López Viejo, muy próximo a la recién dimitida presidenta del
PP de Madrid, Aguirre, y cuatro alcaldes de algunos de los principales
municipios de la Comunidad. Aguirre, en cambio decía el pasado viernes en la
Asamblea madrileña que de los muchos cargos públicos que ha nombrado a lo largo
de su vida política, “sólo dos me han salido ranas”.
El otro destacado anfibio supuestamente corrupto, el aludido Granados, fue
durante años la mano derecha de Aguirre. Por eso ella ha dicho ahora que admite
que debió vigilar más. Granados, desde luego, actuó con cierto desparpajo. En la
agenda mencionada lo tenía todo apuntado. Mejor que el extesorero del PP Luis
Bárcenas, cuyas notas aún deambulan por los juzgados pendientes de verificación.
Granados escribió en su agenda quiénes eran los pagadores y quiénes los
beneficiarios de los cobros con el fin de conseguir financiación extra para el
partido, por valor aproximado de 2 millones de euros. Los puso por siglas, pero
tan evidentes que el empresario David Marjaliza, antes hombre clave en la red y
hoy arrepentido, no ha tenido dificultades para identificarlos. Entre ellos, el
exgerente del PP de Madrid Beltrán Gutiérrez y Javier López Madrid, consejero de
OHL, el supuesto pagador. La lista de operaciones de suelo y contratos públicos
investigados se cuenta por cientos. Y la de investigados ha superado, de
momento, los cincuenta.
José
María Brunet Madrid
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