Buero Vallejo |
BUERO: UN HOMENAJE INCOMPLETO.
El Foro por la Memoria pide un reconocimiento público del compromiso democrático de Buero Vallejo.
FMGU.- 23/09/2016.- En este año 2016, en que se cumplen 100 años del nacimiento del dramaturgo alcarreño Antonio Buero Vallejo, estamos asistiendo a un merecido homenaje a esta importante figura en la ciudad que le vio nacer, Guadalajara.
En el Foro por la Memoria vemos preciso hacer una serie de consideraciones, a tenor de la programación elegida y el cariz observado en algunos aspectos del homenaje.
Los escaparates y fachadas de comercios de nuestra ciudad se han visto engalanados con frases extraídas de textos y obras de Antonio Buero Vallejo, algo que sin duda hace al autor alcarreño presente en el corazón dela ciudad. Exposiciones de sus pinturas, representación de sus obras, (pocas, por cierto), y otras actividades están previstas en el homenaje, pero todavía queda, desde nuestro punto de vista, algo importantísimo por hacer y que va más allá de su figura y nos habla de todos nosotros como sociedad democrática.
LA DEUDA QUE TODAVÍA TENEMOS CON BUERO VALLEJO
11 de abril de 1942. Penal de El Dueso. La comuna de la celda 142. De izquierda a derecha: Antonio Buero, Matías Pérez Batanero, Luis Guerra, Isidoro Martínez Pérez. Foto: Herederos de Antonio Buero Vallejo.
Desde el Foro por la Memoria queremos recordar que existe todavía una deuda que los demócratas de Guadalajara tenemos para con el ilustre autor arriacense: el reconocimiento colectivo y público de Buero como ejemplo de compromiso democrático y antifranquista;Un compromiso que le llevó a participar como sanitario en el ejército republicano durante la guerra civil y a formar parte de la primera clandestinidad activa contra la dictadura. Un compromiso político que le llevó a campos de concentración y a su paso por varias cárceles, a ser condenado a pena de muerte y, tras serle conmutada, a cumplir 6 años y medio de prisión en las peores condiciones posibles. Un compromiso que Antonio Buero Vallejo mantuvo vivo durante toda su vida y que además imprime en todos sus textos, sus personajes, sus creaciones.
Con esta grave ausencia en la conmemoración nos encontramos ante la misma lamentable situación a la que ya asistimos en el año 2013, cuando se conmemoró el centenario de quien fue uno de sus mejores amigos: el poeta Ramón de Garciasol, Entonces, como ahora, asistimos a un homenaje mutilado e incompleto. (Véase nuestro artículo de entonces denunciando este hecho: La memoria mutilada de Ramón de Garciasol)
Los actos organizados por el equipo de gobierno municipal de homenaje a Buero Vallejo han olvidado este aspecto esencial y desde el Foro consideramos que esa deuda no se salda con un panel o algunos de los dibujos de Buero de la cárcel colocados en la exposición sobre su obra artística inaugurada hace unos días. Los poderes públicos tienen obligaciones morales y políticas con quienes se sacrificaron por las libertades de todos cuando hacerlo era ilegal y exigía sacrificio y entrega. La exposición sobre su obra plástica es correcta y cumple su función. Referencias a su compromiso político inevitablemente serán objeto de debate en la mesa redonda prevista en torno a su vida, pero creemos que la deuda que los demócratas tenemos para con Buero hubiera exigido un espacio y un acto de homenaje específico y, sobre todo, institucional. Es una deuda con Buero y que a través de Buero, para con toda una generación de alcarreños que como él sufrieron la dictadura y la represión por tener el coraje moral de saber resistir. Recordemos que según datos recogidos por esta asociación, entre 1939 y 1944, fueron represaliadas 7269 personas nacidas o residentes en la provincia, lo que representaba un 4,3% de la población provincial de 1940. (Datos recogidos por el Foro por la Memoria en las propias sentencias judiciales y que ya forman parte del proyecto “Victimas de la dictadura”, de la Facultad de Humanidades de la UCLM.
Resulta alentador que entre las autoridades públicas que participan en el homenaje a Buero Vallejo, (creemos que en parte obligadas ante el imperativo generado por el propio aniversario), existan incluso descendientes de algunos de los golpistas más destacados en nuestra ciudad en aquel lejano 1936, y sin duda lo celebraríamos como una prueba efectiva de la tan necesaria reconciliación y normalización democrática, si no fuera por el hecho de que en el homenaje Institucional a Buero se ha excluido creemos que conscientemente, cualquier referente público a su compromiso antifascista y a su condición de resistente de la dictadura.
EL BUERO AUTOR, RECONOCIDO. EL BUERO RESISTENTE, IGNORADO.
Gracias a su brillante carrera e indudable valor artístico, se puede afirmar que incluso en los peores años de la dictadura, en medio de un desolador panorama cultural, Buero Vallejo destacó por su valor como autor y gracias a ello fue aceptado, reconocido y hasta admirado en ciertos ámbitos culturales de nuestra ciudad, como lo fue siempre en el seno del grupo de teatro Antorcha TCE. Pero no olvidemos que Buero y los que como él lucharon contra la dictadura, vivieron siempre estigmatizados y el propio autor alcarreño incluso fue perpetuamente investigado y censurado debido a su continuado compromiso democrático. Un compromiso que nosotros queremos resaltar y que como decimos está totalmente ausente en las celebraciones.
Nos encontramos por tanto ante el hecho de que los mismos que se niegan a condenar la dictadura de modo efectivo en las instituciones, a retirar los nombres golpistas de nuestras calles incumpliendo no sólo leyes de ámbito nacional sino el mandato del pleno municipal, aquellos que se niegan a homenajear a las víctimas de la dictadura, se dedican ahora a homenajear hipócritamente a Antonio Buero Vallejo, pero sólo por ser autor de renombre y por ser nacido en nuestra ciudad, aunque para poder hacerlo ha sido necesario que el autor arriacense haya sido despojado de la esencia de su ideología, censurado su compromiso político, manipulada su figura e ignorada su memoria política y de lucha . Los resistentes no tienen derecho alguno de reconocimiento por el hecho de haberlo sido a lo que parece.
Ignorar el ejemplo democrático de Antonio Buero Vallejo es literalmente vaciar de contenido una parte fundamental de su figura y sinceramente, creemos que es aprovecharse de su nombre. Es como si, por ejemplo, en Turín se hiciera un homenaje al escritor y científico Primo Levi, y su condición de resistente y paso por el campo de Concentración de Auschwitz y su denuncia del Holocausto fueran eludidos o se limitaran a una simple anécdota más citada en su biografía y despachada con un par de líneas.
No existía un Buero escritor y un Buero político. Ambas eran la misma persona y ambos son inseparables, pues la denuncia de la injusticia, de la tortura, de la dictadura, se encuentran como decimos impregnadas en toda su obra, en sus textos y en la voz de sus personajes. Y fue sólo gracias a su maestría como escritor que pudo estrenarlas sorteando hábilmente la censura, pues Buero creía y ha sido definido por sus estudiosos como un autor “posibilísta”, un concepto que Buero aceptaba, pero que entendía no como una “acomodación” al sistema, a la dictadura o a la realidad, sino por el contrario, como la manera de aprovechar cualquier resquicio legal que permitiera sortear la censura y denunciar la tragedia que veía a su alrededor. Buero se mantenía en el “posibilísmo”, pero bordeando “lo imposible”, como él mismo cita en una de sus entrevistas. En sus obras, a pesar de su aparente pesimismo, dejaba siempre entrever un hilo de esperanza. Gracias a ello tuvieron cierto impacto social incluso en la primera época de la dictadura. Siempre buscó en sus obras una respuesta moral y una más o menos velada condena política mostrando una continua actitud crítica ante el poder.
“La hora del rancho en El Dueso” (1941) Dibujo de Antonio Buero Vallejo realizado en la cárcel. BNE
Antonio Buero nunca se negó a colaborar allí donde hiciera falta firmando numerosos escritos colectivos de intelectuales y denunciando la censura, la falta de libertades, e incluso los excesos y torturas policiales, y no sólo en sus obras teatrales, sino en documentos colectivos de denuncia. Y lo hizo valientemente en pleno franquismo cuando algunos de los que ahora mutilan esta parte fundamental de su pasado vivían “plácidamente”. Entre los actos y demostraciones públicas de su actividad, y según su propio dossier del Gabinete de Enlace del Ministerio de Información y Turismo (AGA. 42.08804,03), Antonio Buero Vallejo participó entre otras en las siguientes denuncias públicas contra la dictadura, que fueron objeto de seguimiento por el control que sobre su proceder llevaba la tristemente célebre Brigada Político Social:
– Carta pública al Ministro de Información Manuel Fraga contra la censura gubernativa. (noviembre de 1960).
– Conferencia pro-amnistía de los presos y exiliados políticos españoles. (Paris marzo 1961).
– Carta colectiva dirigida a Manuel Fraga y otras autoridades, pidiendo que informe en los medios sobre las huelgas contra la dictadura, y en contra de los “medios autoritarios”,
– Carta colectiva del 4 de julio de 1963, dirigida a Manuel Fraga, protestando por la muerte del detenido Manuel Moreno Barranco en la cárcel de Jerez de la Frontera.
– Denuncia de malos tratos policiales en 1963 contra huelguistas en Sama de Langreo.
– Homenaje en el sepelio del general republicano Vicente Rojo Lluch. 1966
Relacion que es, en realidad, mucho más amplia y que alcanza incluso los primeros pasos de la democracia.
En fecha tan tardía como 1976, sus obras eran todavía sometidas a censura por el Ministerio de Información y Turismo, y a pesar de la enorme habilidad del autor para sortear la censura, alguna de ellas fue prohibida , como lo fue su adaptación de “El Puente”, o su obra “Aventura en lo gris”, y que sólo logró estrenar tras modificar su texto.
El caso quizás más notorio quizás fue el de “La doble historia del doctor Valmy”, obra que denuncia la tortura y que Buero pretendió estrenar ya en 1964 y que tras recorrer infinitos despachos oficiales y diversas censuras y negativas y ser prohibida, tuvo que ser publicada previamente en varias revistas teatrales estadounidenses y estrenada finalmente en 1968 en idioma inglés. “La doble historia del doctor Valmy” pudo recorrer varios países, como una denuncia de lo que pasaba en España y sólo pudo estrenarse en nuestro país en 1976 tras ser eliminadas de su texto varias frases. En primer lugar cambiando el nombre de sus personajes, pues el “doctor Valmy”, iba a llamarse “doctor Barga”, y Buero tuvo que cambiarlo porque, claro a juzgar de sus censores, “parece español” y eso había que evitarlo. El informe del Ministerio de Información tras su estreno en 1976 es una prueba fehaciente de que la dictadura no murió en 1975, sino que coleó todavía bastante tiempo más. Titulado “campaña teatral contra la policía”, el texto critica el intento de Buero de denunciar la tortura y el hecho de que se describa claramente que en la policía político-social había “verdugos y torturadores”. Lo que Buero hacía no era otra cosa más que reflejar la realidad de la época y que muchos demócratas, sindicalistas, anfifranquístas, sufrieron literalmente en sus carnes.
Estreno de “La doble historia del doctor Valmy” ARCM
Paulus: No le quite las esposas.
Luigi: Hágame caso, jefe, la bañera y la corriente a un tiempo. Eso ya no lo aguanta.
Paulus: ¿Qué te crees imbécil? ¿Que ya no hay nada peor? Te engañas. Ya no eres más que un guiñapo. Y a los Guiñapos se les hace trizas.
La doble historia del doctor Valmy. Antonio Buero Vallejo
En 1977 participó en varios actos públicos y manifestaciones a favor de las libertades democráticas, en actos a favor de la amnistía de los presos políticos e incluso pintó en un mural su famoso retrato de Miguel Hernández realizado en 1940 en la cárcel de Toreno. En 1980, Buero participó, junto con numerosos intelectuales en la “Tribuna Popular por los Derechos Democráticos en la Constitución”, manifiesto impulsado por la ORT y presidido por Paquita Sauquillo, entonces militante de ese partido. En 1986 asistió al homenaje público a las Brigadas Internacionales, celebrado en el Palacio de Congresos de la Castellana y allí al reconocerle, varios alcarreños fuimos a saludarle, cosa que él agradeció. La lista de sus actividades políticas seria enorme y no podemos ponerla aquí en su totalidad pues entre otras cosas, Antonio Buero Vallejo era consciente de vivir en un exilio interior y era discreto en la medida de sus posibilidades, pues era un personaje público y bien conocido, pero nunca ocultó su ideología. Creemos que todo esto debe ser recordado.
Buero reproduce en un mural su famoso retrato a Miguel Hernández en un homenaje de 1976. Foto: Biblioteca Virtual Cervantes.
Es necesario recordar también, que el Instituto Nacional de Bachillerato “Buero Vallejo” de Guadalajara, se denominó INB “Mixto nº 2”, hasta 1984, pues aunque el claustro de profesores solicitó poner el nombre del autor alcarreño a su instituto, y el informe del cambio de nombre se aprobó por unanimidad también en el ayuntamiento, una parte de la asociación de padres de alumnos vetó indirectamente la denominación y bloqueó en la práctica el cambio, usando para ello un silencio administrativo.
En 1983 se reinició el proceso de cambio de nombre a iniciativa de quien había sido uno de sus principales impulsores en 1979, pues por aquel entonces había sido el director de este instituto, Angel Luis Abós. En esta segunda y definitiva solicitud de 1983, el cambio se pudo producir gracias a que se había cambiado el reglamento correspondiente y el cambio de nombre fue finalmente publicado en el BOE del 23 de diciembre de 1983, siendo director General de Enseñanzas Medias José Segovia, y el propio Angel Luis Abós, director Provincial de Educación. Casi un año después, en noviembre de 1984, Antonio Buero Vallejo acudió por fin al instituto que llevaba su nombre, siendo director del mismo Teodoro Alonso y alcalde, Javier de Irizar. Los alumnos y profesores del instituto pudieron comprobar en persona su valía personal e intelectual. Buero agradecía el gesto y reconocimiento, aunque era un hombre muy modesto que no buscaba homenajes.
Octubre de 1984.- Buero Vallejo, visitando el Instituto, que (por fin) llevaba su nombre. Foto: Prensa Alcarreña
Posteriormente, en 1991, con motivo del 75 aniversario del autor arriacense, siendo alcaldesa Blanca Calvo, tuvieron lugar en nuestra ciudad una serie de actos y representaciones teatrales recordado su figura y su obra y se inauguró una placa conmemorativa en la casa donde nació en la calle Miguel Fluiters.
Muchos otros homenajes se han celebrado posteriormente en nuestra ciudad a favor de su ilustre hijo: Medallas de Oro de la Ciudad, de la Provincia y hasta de Castilla La Mancha, calle y Teatro con su nombre, inauguración de bustos y otros homenajes, algo que le honra a él y nos honra a todos, pero estos citados más arriba fueron los primeros actos Institucionales en nuestra ciudad en su homenaje y es necesario reconocerlo. Pero la deuda pendiente de la ciudad con el compromiso democrático de nuestro afamado autor sigue sin ser saldada.
Como un sencillo gesto, el Foro por la Memoria de Guadalajara ha hecho entrega a Carlos Buero, hijo del autor, aprovechando su visita a Guadalajara en días pasados, de varios documentos sobre su padre, que son testimonio de su inequívoca lucha contra la dictadura franquista. Uno de ellos es un dossier que incluye su sentencia y todo su expediente carcelario, desde su detención e interrogatorios de 1939, hasta su puesta en libertad, en 1946. El otro es un informe del llamado Gabinete de Enlace del Ministerio de Información y Turismo y contiene informes de miembros del Servicio de Información franquista, del ministerio que dirigía Manuel Fraga, que no lo olvidemos, se dedicaba a algo más que “inaugurar paradores”, sino que su principal ocupación era la censura política de todas las creaciones culturales y de los medios de prensa. En este informe encontramos hasta un seguimiento de sus movimientos, en pleno 1976. Así mismo, el Foro por la Memoria ha hecho entrega al hijo de Buero de un diploma simbólico en homenaje a su padre, centrado en su lucha por las libertades. Este diploma es similar a los más de 30 que el Foro ha entregado ya como una forma de reconocimiento institucional a los alcarreños que se enfrentaron al golpismo y la dictadura.
Diploma simbólico entregado a Carlos Buero en reconocimiento al compromiso antifranquista de su padre. El Foro ha entregado ya más de 30 a otros tantos antifascistas.
En resumen, consideramos que un homenaje institucional a Antonio Buero Vallejo que no incluya un reconocimiento específico por su compromiso democrático es sencillamente un homenaje incompleto. No basta con que su paso por prisión sea simplemente citado, sino que es necesario un acto público y un reconocimiento institucional que ponga en valor de un modo específica su lucha por las libertades y lo haga de una manera clara, completa e inequívoca.
Desde el Foro por la Memoria proponemos que se aproveche el aniversario y como sugerencia, el ayuntamiento ponga nombres de obras de Buero Vallejo a las calles dedicadas a golpistas y que el equipo de gobierno se niega vergonzantemente a modificar a pesar de que ello se aprobó en pleno municipal del 4 de septiembre de 2015.
Demandamos un acto público específico de reconocimiento institucional de su compromiso democrático y por las libertades, la petición pública de anulación de su sentencia y la de todos los luchadores contra la dictadura. Es de justicia. Una sociedad democrática sana necesita referentes morales de compromiso con la libertad y Buero, el combatiente, Buero el resistente antifascista lo es sin ninguna duda. Al ocultar esa condición suya y referirse a él únicamente en su faceta artística y creativa lo que se pone de manifiesto son las carencias de la transición y el lamentable fracaso de la “reinserción democrática” de quienes apoyaron la dictadura y sus descendientes. En definitiva, la ausencia de un reconocimiento a su ejemplo antifascista y de compromiso democrático, de lo que nos habla es de lo endeble y frágil de nuestro actual sistema democrático, incapaz de reconocerse en él desde su perspectiva indudable de ciudadano comprometido con las libertades de todos hasta el punto de luchar por ellas, resistir a la dictadura y afrontar la cárcel y el exilio interior.
Fuente: Foro por la Memoria Guadalajara
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