David Torres
A menudo la actualidad da la impresión de ordenarse (sí, de ordeñarse también) por extraños vectores de fuerza, de manera que hay días que los periódicos amanecen monotemáticos, como si fuesen revistas taurinas o catálogos de IKEA. Ayer, a la hora del mediodía, abrías una página de internet y te encontrabas con un pasquín de busca y captura. Casi todos los diarios digitales se pusieron de acuerdo en destacar varias noticias que mezclaban a diversos gerifaltes e ídolos caídos del PP metidos en líos con la justicia. Tampoco es tan extraño porque, si en tiempo de los romanos, una ardilla podía cruzar la Península Ibérica de árbol en árbol, hoy podría hacerlo de corrupto en corrupto sin cambiar siquiera de partido político. Tal vez fuese pura y simple mala suerte, cosa del martes y 13.
En cualquier caso, lo verdaderamente extraño es que, con tanta podre rebosando por todas partes (de Galicia a Madrid y de Soria a Panamá) cada portada nacional no se imprima en dependencias policiales. La primera traca sonaba por el lado de Valencia, con la siempre inefable Rita Barberá, que va a ser investigada por el Tribunal Supremo por el delito de blanqueo de capitales. Siempre que veo de sopetón una foto de Rita, vislumbro el apellido sin acento, como si fuese uno de aquellos dibujos animados de Hanna-Barbera, un proyecto que no llegó a cuajar entre el éxito comestible del Oso Yogui y la proliferación urbanística de Los Picapiedra.
Más allá de Valencia (y de Los Picapiedra) venía la segunda traca del día, con el pacto ofrecido por Jaume Matas a la fiscalía para evitar ir a la cárcel a cambio de contar cómo le dieron un sobre relleno de billetes en Génova para que la constructora OHL se hiciera con el mayor contrato público de la historia de Baleares. Matas sólo hizo de recadero, puesto que la fortuna en dinero negro que manejó durante tantos años proviene, según él, de rentas no declaradas de un negocio de zapatería. Concretamente, se puso las botas.
Después, para no perder comba, estalló el chupinazo de que Bárcenas va a retirar la acusación contra el PP por el borrado de sus ordenadores por la sencilla razón de que no tiene recursos económicos para seguir pagando a sus abogados. Debería pedir un fin de semana libre para irse a vender dos cuadros al Rastro. Un poco más abajo, en pequeño, aparecía la noticia de que sale a la venta un dispositivo USB que no sirve para nada excepto para joder el ordenador según lo enchufas. Quienes lo comercializan dicen que lo han hecho por motivos de seguridad, para que las empresas se pongan las pilas, pero la verdad es que parece publicidad encubierta del caso de los ordenadores de Bárcenas. Seguro que en Génova han comprado una partida completa y con el próximo tesorero no tienen que recurrir al martillazo.
El penúltimo de los fuegos artificiales era otra buena noticia para la justicia, que no falla una: la absolución de Enrique Crespo -ex presidente de Emarsa, ex vicepresidente de la Diputación valenciana y ex alcalde de Manises- en un juicio por el supuesto alzamiento de doce millones de euros obtenidos en el sorteo de Navidad de 2011. Crespo vendió 225 décimos de lotería premiados, 159 de ellos a sus padres y a su hermano, y sólo se quedó uno. Al final no tuvo tanta suerte como Fabra. El anuncio de la lotería de este año debería hacerse en Génova con un barbudo con gafas en lugar de un calvo.
David Torres
Fuente: Público.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario