martes, 20 de septiembre de 2016

El fracaso planeado del alto el fuego en Siria


Alepo centro de la guerra


El fracaso de la tregua del 14 de septiembre en Siria no fue ninguna sorpresa. Los cerca de 120 ataques de los rebeldes yihadistas en los que murieron más de 200 civiles y el bombardeo de la propia aviación de EEUU contra el Ejército Árabe Sirio (EAS), quitando la vida de un centenar de militares, era previsible.

La declaración del cese de fuego, sin duda, fue una trampa, y su fracaso, absolutamente planeado.

Propuesto por EEUU y aceptado por Rusia, el acuerdo llegó justo cuando el EAS, en cooperación con las fuerzas rusas e iraníes, había liberado Homs, Qsayr y Palmira, iba a recuperar Alepo y en su exhibición de fuerza, hasta llegó a derribar, el 1 de septiembre, un avión israelí que había violado el espacio aéreo de Siria. ¿Por qué Moscú lo firmó? Tres de los artículos revelados del propio texto decían:

.”Que el EAS debe retirarse de la carretera Castello”. Se trata de la principal ruta del suministro de armas y equipamientos a los yihadistas desde Turquía que fue recuperada por Damasco el mes julio. EEUU pretende tomar el control sobre todo Alepo, el trampolín para lanzar el ataque sobre Damasco, en la ejecución del plan B.

.“Que ninguna de las partes debe intentar conquistar la zona ocupada por otras fuerzas”. Este punto sólo favorece a los yihadistas, que mantienen ocupadas varias regiones, e insinúa que las nuevas fronteras de la Siria desintegrada ya están dibujadas.

.”Que los ataques liderados por EEUU y Rusia estén orientados a destruir la coalición al qaedista de Jaysh al-Fateh, el llamado ‘Ejército de la Conquista’ y antiguo frente Jabhat al-Nusra, y no otros grupos terroristas más moderados” como Faylaq Al-Sham y el movimiento Nour al-Din al-Zenki. De nuevo, Washington divide los terroristas en buenos/aliados y malos/enemigos. Propuesta imposible de ejecutar puesto que los líderes de la mayoría de dichas formaciones están integrados en la coalición de Jaish al-Fatah, principal agrupación vinculada con Arabia Saudí. Según revelan los correos hackeados de Hillary Clinton por WikiLeaks, EEUU enviaba armas a los yihadistas de Siria desde Libia en 2011, de los que algunos habían sido entrenados en el Camp Bondsteel de Kosovo, la mayor base militar de EEUU en extranjero (por si alguien aun piensa que la guerra contra Yugoslavia tenía objetivos humanitarios).

Allí aprendían las tácticas utilizadas por el grupo terrorista Ejército de Liberación de Kosovo. Utilizar a los decapitadores y violadores en la lucha política no es ningún secreto. El director del Centro israelí Begin-Sadat de Estudios Estratégicos afirma que el Estado Islámico “puede ser una herramienta útil” en el debilitamiento de Irán.

Así, la coalición liderada por EEUU quería conseguir lo que no había logrado en el campo de batalla. Por otro lado, el hecho de que la intervención de Rusia no generase ningún avance hacia una solución política, muestra hasta qué punto fue un error. Entre sus propósitos no estaba la paz para Siria, ni mucho menos salvar a Bashar al Assad.

Cambio en el escenario

Vladimir Putin Y Barack Obama ya habían acordado un plan de paz que dejaba cinco opciones a Bashar al Assad para salir del poder. Es difícil imaginar que Rusia haya sido engañada otra vez, aunque sí es posible que los responsables de sabotear el alto el fuego hayan sido el Pentágono y el propio Secretario de Defensa Ashton Carter, que expresó públicamente su oposición a dicho acuerdo que insta realizar acciones conjuntas con Rusia contra el terrorismo en Siria. Ashton, al igual que Arabia Saudí e Israel, es partidario de ampliar las acciones militares para derrocar a Assad.

El dinamismo del campo diplomático y militar ha trazado nuevos bloques:

Rusia y la administración de Obama, que son partidarios de aislar a la oposición islamista más radical, prepara la salida no violenta de Assad del poder en los próximos meses.

Arabia Saudí-Qatar, el Pentágono-la CIA e Israel abogan por una amplia invasión terrestre, demoler el ultimo Estado secular de la región, y derrocar a Assad, para después dividir el país en varios cantones.

Mientras tanto, Tayyip Erdogan cambia de prioridad y, sin dejar de fantasear con Alepo, se centra en destruir a las izquierdas kurdas de Turquía, Siria y las montañas de Irak. En esta batalla podrá contar con Irán ahora que los kurdos sirios se han puesto bajo el mando de EEUU y los kurdos iraníes han declarado la guerra a la República Islámica.

La facción del presidente Rouhaní se opone a involucrarse en una guerra perdida a la vez que el sector militarista, sorprendido por la traición de Putin a Assad, reprocha a quienes se opusieron a la “asociación estratégica” ruso-iraní y a la cesión de la base militar de Hamadán a Rusia para sus operaciones de combate en Siria. Sería un suicidio que las fuerzas armadas sirio-iraníes pretendiesen enfrentarse al conjunto de las fuerzas militares de la OTAN, Israel, casi todos los países árabes y Turquía. Y eso a pesar de que el principal objetivo de la guerra de EEUU contra Siria ha sido debilitar a Irán a beneficio de Israel. Coincide con esta etapa del conflicto el anuncio de la mayor venta de armas de la historia realizada por EEUU a Israel, por el valor de 3,8 mil millones de dólares, pagado del bolsillo de los contribuyentes. Un Israel que, según Colin Powell, no sólo posee unas 200 armas nucleares sino que las tiene orientadas hacia Irán.

Se prepara una gran invasión

Con el fin de recuperar la confianza de Erdogan, perdida tras la chapuza del intento del golpe de estado del pasado julio, EEUU le ha permitido bombardear la zona kurda de Jarabulus, justo un día después de que los kurdos liberasen la frontera de esta ciudad del control del ISIS. Bajo la clave ‘Escudo de Éufrates’, las tropas turcas han entrado en Siria, bombardeando las posiciones kurdas. Estos no salen de su asombro, por ingenuos. Que nadie tache a EEUU de cínico si arma a la vez a los turcos y a los kurdos, o manda a éstos a combatir contra Estado Islámico, al que también arma.

Desde el principio del año, EEUU organiza la invasión de Turquía y Arabia Saudí a Siria. Además de los 15.000 soldados turcos están los 35.000 hombres nacidos en 20 países árabes que participaron el febrero pasado en el mayor ejercicio militar de la historia de Oriente Próximo, que se tuvo lugar en Arabia Saudí. Juntos suman el número necesario que había pedido John Kerry para ocupar el norte de Siria y declararlo zona de seguridad. Obviamente, la invasión turco-saudí, respaldada por las fuerzas especiales de EEUU ya instaladas en Siria, puede provocar la reacción de Rusia e Irán en el suelo sirio, colocando al mundo ante una nueva catástrofe de dimensiones inimaginables.

Por cierto, los sirios asediados no recibieron ninguna ayuda humanitaria durante los días del alto el fuego. Pero bueno, ¿a quién le importa?

Nazanín Armanian
Fuente: Público.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores