Mariano Rajoy, el pasado día 4 de noviembre en los jardines del palacio de la Moncloa, después de su toma de posesión (Dani Duch) |
Situación inédita: nadie había apostado por el futuro presidente de Estados Unidos
La victoria de Donald Trump acentúa las incertidumbres de EspañaMariano Rajoy, el pasado día 4 de noviembre en los jardines del palacio de la Moncloa, después de su toma de posesión (Dani Duch)
ENRIC JULIANA, Madrid
El único consenso español en tiempo de grandes turbulencias ha durado muy poco. Casi toda España era hillariana antes de la trompada. Donald Trump ha ganado y en España nadie parecía desearle. Ahora vienen tiempos de ajuste y tensión con el nuevo formato ideológico del Imperio. Europa pierde el mundo anglosajón. ¡Dios salve a Europa!
Aterrizaje brusco en la nueva realidad de una España en crisis, anclada en la Unión Europea, pero con importantes intereses económicos y culturales en el continente americano, con especial importancia estratégica en México. El cambio de rasante sorprende a la sociedad española, aún mareada por diez eternos meses de bloqueo político. 2016 es un año que no da tregua. Mariano Rajoy no tardó ayer en enviar su felicitación al vencedor.
Casi nadie en la política, en la economía, en las finanzas, en los medios de comunicación, en la universidad, había levantado la bandera de Trump en España, país donde no existe, de manera formal y articulada, una corriente política que pueda ser perfectamente definida como “populista de derechas”. La península Ibérica, aún con el recuerdo a cuestas de dos férreas dictaduras derechistas, es el único rincón de Europa en el que no han florecido de manera explícita partidos como el Frente Nacional francés o Alternativa para Alemania. La corriente más rigorista de la actual derecha española, aglutinada por la fundación FAES, afirma detestar toda forma de populismo. Nadie ha levantado la bandera de Trump en España.
Trump exigirá con toda seguridad que los países europeos gasten más en defensa
La mayoría de los electores del Partido Popular habría votado a la señora Clinton. Quizá no todos, pero sí la gran mayoría. Todos los socialistas, sin excepción, estaban con la candidata demócrata. “Go, Hillary, go”, gritó Miquel Iceta en la sesión de clausura del congreso del PSC, arriesgando la sátira de las redes sociales. El defenestrado Pedro Sánchez viajó a Washington para bañarse en la pila bautismal clintoniana antes de iniciar su prometida gira por toda España en busca del socialista emprenyat. También estaban incondicionalmente con Hillary los ciudadanos de Albert Rivera, ora suarista, ora kenediano, siempre abrochándose y desabrochándose la chaqueta. Eran inequívocamente partidarios de la candidata demócrata los nacionalistas vascos, desde hace décadas con muy buenas conexiones en Estados Unidos. El PNV y Washington, una vieja historia. Los soberanistas catalanes de distinta confesión, camisas blancas (convergentes) y camisas negras (republicanos), compartían la misma apuesta: Hillary. La joven coordinadora del Partit Demòcrata Català, Marta Pascal, fue invitada a observar de cerca la campaña de los demócratas estadounidenses. También el conglomerado Podemos votaba Clinton, siguiendo las orientaciones de Bernie Sanders, Angela Davis, Michael Moore y otras figuras del izquierdismo norteamericano. “Antes Hillary que Trump”, era la consiga, aunque en los alrededores de Pablo Iglesias se han leído estos días con atención los artículos del filósofo esloveno Slavoj Zizek, leninista pop, pronosticando la victoria de Trump al frente de una gigantesca marea de descontento popular. Zizek aconseja desprenderse del “falso pánico” y cita a Hölderlin: “Allí donde crece el peligro, crece también la salvación”.
España no podrá desentenderse de México en caso de crisis con Washington
Nadie en España apoyaba a Trump, al menos en público. Ni siquiera la fundación FAES, la plataforma de pensamiento liderada por José María Aznar, con estrechos vínculos con el Partido Republicano norteamericano. El principal valedor de Aznar en Estados Unidos, el expresidente George W. Bush, votó en blanco el pasado domingo. Nadie estaba con Trump y ahora viene el momento de los ajustes de posición. Será interesante observarlos.
La Moncloa tenia preparados mensajes de felicitación para Hillary Clinton y Donald Trump. Tuvieron que tramitar el segundo telegrama, con la instrucción explícita de Rajoy de evitar en los días venideros cualquier crítica al vencedor. Trabajo extra para el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis.
Aznar regresa como principal enlace español con el Partido Republicano vencedor
Problemas en el horizonte, más allá de las teorías sobre el mundo que viene. La factura de defensa. Por mucho que modere su lenguaje y sus modales, bajo la tutela del Partido Republicano, Trump exigirá que los europeos paguen más por su defensa. Barack Obama ya introdujo está cuestión en la última cumbre de la OTAN en Varsovia. Europa deberá pagar más por su seguridad en los próximos tiempos. España, también.
El muro entre Estados Unidos y México, propuesta estelar de la campaña de Trump. España no puede desentenderse de México en una situación de tensión con Washington. México es la principal plataforma de las inversiones españolas en Latinoamérica.
El retorno de viejos protagonismos. Aznar sigue siendo el principal interlocutor español del Partido Republicano y su esfera de intereses. Después de ocho años de Administración Obama, el momento vuelve a ser favorable para el expresidente. Aznar hará todo lo posible para regresar como poder fáctico.
La revista ‘Politico’ (EE.UU.) califica de “momento Trump” el referéndum catalán
Catalunya. El nuevo cuadro internacional redimensionará todo. Ocurre siempre con los cambios de escala. La edición europea de la revista norteamericana Politico enumeraba ayer los “momentos Trump” que se aproximan en Europa. Comenzaba con el referéndum constitucional italiano del próximo 4 de diciembre, que el primer ministro, Matteo Renzi puede perder, e incluía en la lista el referéndum sobre la independencia de Catalunya que promueve la Generalitat. “Momento Trump”.
Fuente: La Vanguardia
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