El socialista: “No es usted decente”; el popular: “Ruin, mezquino y miserable” | Los candidatos pasan de puntillas por la cuestión catalana
ENRIC JULIANA
El cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se saldó anoche con una bolsa para el viejo bipartidismo, canjeable el próximo domingo en los colegios electorales. ¿Qué contiene la bolsa? Un dispositivo de freno para que el Partido Popular no baje muchos escalones por debajo de los siete millones de votos, y un gato hidráulico para que el PSOE intente superar los cinco millones, por delante de Podemos y Ciudadanos . Debate espeso durante la primera parte. Más vibrante y bronco, en la segunda. Repetitivo y giratorio al final. Clamorosa evasión de ambos de la cuestión de Catalunya.
Rajoy salió a discutir con una estrategia de lenta contención, que encontró serias dificultades en varios momentos, hasta que se inició un fortísimo intercambio de golpes, después de que el líder socialista le acusase de no ser un político decente. “Lo que acaba de decir es ruin, mezquino y miserable”, le respondió el presidente del Gobierno, con la mirada encendida. Sánchez salió a combatir con el albornoz de Pablo Iglesias para intentar reagrupar el voto de la izquierda.
Joaquín Luna es el periodista de La Vanguardia que más sabe de boxeo. Al filo de la medianoche, le llamé para pedirle la referencia de un combate de relieve en la que el favorito saliese con la obstinada intención de contener al adversario. “Este tipo de combates son los que no pasan a la historia –respondió Luna–, pero el Mayweather-Paquiao de hace unos meses fue un claro combate de contención. Floyd Mayweather jr. salió a frenar a Manny Paquiao en el Grand Arena de Las Vegas y le costó lo suyo”. Los jueces dieron ganador a Mayweather por unanimidad. Anoche no habrían emitido el mismo veredicto.
El favorito se tuvo que esforzar mucho para lograr la contención. En varios momentos no lo logró. El aspirante –intentando usar también los guantes de Kid Iglesias– hizo todo lo posible para pegar fuerte. Muy fuerte. No es seguro que acertase, en términos estratégicos, al calificar abruptamente a Rajoy de indecente. Buscó el K.O. y recibió una respuesta fulmínea. Las huellas de esa acusación estarán muy presentes en la próxima legislatura, si los dos contendientes siguen al frente de sus respectivos partidos.
Sánchez salió disparado, buscando de inmediato el cuerpo a cuerpo. El candidato socialista salió a levantar su campaña y a intentar bloquear el inequívoco ascenso de Podemos. Rajoy no tardó ni dos minutos en mencionar a la gente mayor. Su partido es campeón absoluto en la franja de edad superior a los 65 años.
En el segundo asalto apareció enseguida el “sé fuerte, Luis”, el célebre SMS de Rajoy al exgerente y extesorero del PP, Luis Bárcenas, cuando este comenzó a estar en apuros judiciales. Rajoy: “Ha dicho usted muchas cosas y poco sensatas. Le voy a explicar cómo nos dejaron ustedes España en 2011”. La herencia Zapatero. Otro golpe seguro.
Pedro Sánchez, de nuevo buscando el cuerpo a cuerpo con continuos golpes a los flancos: recortes sociales y corrupción.
Durante la primera parte de la discusión, Rajoy esgrimió constantemente su tabla de resultados: el control de la inflación, la balanza de pagos, la recuperación del crédito, la venta de automóviles... “las bases sólidas de la recuperación”. Sánchez: “Usted intenta apropiarse de los méritos ajenos. Los vientos favorables vienen de fuera. ¡Hablemos de sus responsabilidades”. En ese momento, Sánchez estuvo ágil e incisivo. “Rato, Rato, Rato”, martilleaba el socialista.
Berroqueño, Rajoy suelta un manotazo: “Usted era miembro de la asamblea general de Bankia y no dijo nada”. El candidato popular ha salido a contener. Evita el lado oscuro de la legislatura y se concentra en el reproche de la herencia recibida –“Zapatero, Zapatero, Zapatero”–, el mérito de no haber recurrido al rescate, las mejoras en curso, el mantenimiento de las pensiones, y “las bases sólidas de la recuperación”.
Reducción de la deuda ¿Cómo lo harían? Pedro Sánchez: contener el déficit, estabilidad presupuestaria, negociar con Bruselas una senda de austeridad distinta. Mariano Rajoy: ustedes dejaron el mayor déficit de la historia de España; recuerde lo que le ha pasado al señor Tsipras en Grecia.
El apartado sobre el Estado de bienestar fue ganado por Sánchez, que quería transmitir muchos mensajes a la vez. Amontonamiento de datos y de acusaciones. “Rato, Rato, Rato”. “Zapatero, Zapatero, Zapatero”, respondía Rajoy sin mencionar nunca explícitamente el expresidente del Gobierno.
Rajoy intentaba no cometer errores. Sánchez buscaba el KO, desesperadamente para levantar el tono átono de su campaña. La acusación de indecencia fue muy llamativa. Seguramente, demasiado. Bronca y acritud, mucha acritud. El lado feo de la vieja política. En ese momento, Albert Rivera y Pablo Iglesias, ausentes de la representación litúrgica del bipartidismo, ganaron puntos.
Reforma de la Constitución. Rajoy: “Se puede modificar, claro que sí, pero hay que tener los objetivos claros y no sé si están claros”. Puntos básicos del PP: unidad de España, soberanía nacional, igualdad de todos los españoles, cumplimiento de la ley. Sánchez, a lo suyo, seguía con el SMS de Bárcenas. Sánchez en el papel de Kid Iglesias, intentado desbordar a su contendiente. “Señor Rajoy, no es usted una persona decente”.
Rajoy lo fulmina con la mirada: “Hasta aquí hemos llegado. Lo que usted acaba de decir es ruin, mezquino y miserable. Usted va a perder estas elecciones. Puede que tenga otra oportunidad, pero de esta intervención no se va a recuperar”.
Los dos hicieron todo lo posible para rehuir el debate sobre Catalunya. Lo evitaron. Se escaquearon. Se habló más de África que de Catalunya.
La última intervención de Rajoy
“Soy optimista respecto al futuro de España”. Así concluyó el candidato del PP el debate. “En el 2011 se inició en España un importante proceso de cambio, en el 2015 las cosas por fortuna están mucho mejor”. Rajoy presumió de que “ya se está creando empleo, ya no tenemos miedo a la prima de riesgo, ni la amenaza del rescate” y subrayó que, de lo que se trata es “de perseverar en el cambio”. Para Rajoy, “somos una gran nación, una de las más importantes del mundo “ y volvió a situar la creación de empleo, la defensa de las pensiones, la lucha contra el terrorismo y la defensa de la unidad de España como pilares de su proyecto. Para ello, pidió “estabilidad, seguridad y certidumbre”.
Discurso final de Sánchez
En su última intervención, el líder del PSOE aseguró que “España necesita un cambio para combatir la desigualdad que ha provocado el actual Gobierno”. Del mismo modo afirmó que necesita resolver el grave problema del desempleo. El cambio debe terminar con la “corrupción”, que en su opinión no ha sabido resolver el Ejecutivo del PP. Sánchez sostuvo que “la recuperación económica debe ser justa, pedimos aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores, acabar con los copagos. El PSOE es la única alternativa. Necesitamos reunirnos a todos los españoles, y yo –concluyó– cuento con vosotros y vosotras”.
Fuente: La Vanguardia
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