Me conmoví con las lágrimas de Obama ante su impotencia para
regular el uso libre de las armas de fuego en su país, bastante más
difícil que la prohibición de llevar revólver en las ciudades del Oeste
de las películas. Ya sé que Estados Unidos e uno de los países más
crueles por su deseo de dominio del mundo. Pero me conmoví con sus
lágrimas porque me hubiera gustado ver a Rajoy llorando por las muertes
directa o indirectamente causadas entre los españoles con sus políticas.
Me hubiera gustado, me gustaría, ver a nuestros políticos llorando por
su inepcia y falta de interés para disminuir el sufrimiento de sus
compatriotas en vez de distraerse en luchas partidistas, sin el menor
atisbo de arrepentimiento y riéndose en todo momento de no se sabe bien
de qué ni por qué están tan contentos. A los políticos, a los buenos
políticos, les debería estar prohibido reír o sonreír en tanto la
desigualdad de toda índole sea la que es. Es mentira que con la risa o
la sonrisa se conquiste el mundo. Ni el Greco, ni el Quijote, ni Goya,
ni Picasso rieron o sonrieron. Solo ríen los cretinos y los
insolidarios. La Justicia no ríe. Solo ríe en secreto la corrupción
innata o sobrevenida. No entiendo de qué se ríen los miembros del
Gobierno ni sus diputados ni los de la oposición. No entiendo de qué se
ríen los independentistas que lo anteponen todos a sus fines. No
entiendo de qué se ríen los obispos ni arzobispos prevaricadores de
Cristo. No entiendo de qué se ríen los periodistas reaccionarios. En
España solo lloran los desfavorecidos del sistema, y aun no todos. No
entiendo el estúpido discurso del Rey. Ni los ofrecimientos de Rajoy sin
líneas rojas después de haber masacrado el país. No entiendo la
ambigüedad de Pablo Iglesias con su risa y sonrisa recién inauguradas.
No entiendo la risa como triunfal de Alberto Garzón. No entiendo que no
hayan dimitido en el primer minuto Rajoy, Sánchez, Garzón ni Mas. No
entiendo que haya que respetar los reglamentos para lograr la justicia
social. No entiendo que el poder, y la oposición, oculten la pobreza y
falseen datos. No entiendo que éste sea el único sistema posible y
encima no sea perfectible ni los políticos lo intenten seriamente. No
entiendo que los españoles lo admitan y soporten. La falta de
preocupación social de nuestros políticos les debería hacer llorar, como
a Obama, mientras no se lo tomen en serio y cumplan con dignidad su
trabajo.
Porque, señores políticos, ¿de qué se ríen ustedes si ya nadie cree en su palabra, en sus promesas ni en sus hechos?
Arturo González
Fuente: Público.es
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