Ana Pastor, ha presentado sus credenciales desde el minuto uno |
No hacía falta tener muchas luces para intuir que Ana Pastor, la amiga de Mariano Rajoy de toda la vida, no iba a ser una juez imparcial como presidenta del Parlamento. Podía haber esperado un poquito para empezar a sacar tarjetas amarillas, pero de eso nada,. No dejen que una foto valga más que una palabra, les dijo a los diputados de Unidos Podemos el otro día cuando reivindicaron el cumplimiento de los Derechos Humanos en los Centros de Internamiento para Inmigrantes (CÍES) y escenificaron la entrega del texto de la Declaración Universal en la bancada ministerial. Acto seguido le negó a Pablo Iglesias la palabra.
En la sesión de investidura de Rajoy ha ido más lejos. El portavoz del Partido Popular, ese ciudadano con permanente cara de asco que atiende al nombre de Rafael Hernando, volvió a tirar de argumentario pepero y, a sabiendas de que es falso, le acusó de “usar el nombre de España para ponerse a la venta de dictadores y regímenes como el de Venezuela e Irán”. Mejorando la versión del peor Eduardo Inda y basándose en acusaciones que el Supremo no admitió a trámite, Hernando decidió replicar así a a la afirmación de Iglesias de que hay más delincuentes potenciales en la Cámara que “ahí fuera”. Resucitó Hernando el ya célebre informe PISA, un documento “fantasma” hecho a medida por encargo de Interior para desprestigiar a Podemos e Iglesias decidió pedir la palabra por alusiones.
– Entrecomílleme la alusión, le requirió la presidenta con tono de profesora de instituto
– “Usted, señor Iglesias, ha utilizado el nombre de España para ponerse al servicio de dictadores”, recitó de memoria el líder de Podemos cual alumno empollón que se ha estudiado bien la lección antes de ir a clase
– Muchas gracias, puede sentarse, le replicó Pastor ante la estupefacción y las risas incrédulas de buena parte de la Cámara, y la insistencia de Iglesias en hacer uso de la palabra
– Señor Iglesias, la interpretación del reglamento le corresponde a la presidencia. No tiene la palabra y le llamo al orden, continuó Pastor mientras Iglesias se sentaba y todo su grupo optaba por protestar aplaudiendo. Acto seguido se dirigió a Rafael Hernando en tono mucho menos conminatorio
– Señor Hernando, para preguntarle si retira usted o no retira del diario de sesiones la alusión.
– Señora presidenta, cuatro millones de dólares. Muchas gracias -fue la respuesta de Hernando.
Y sin más le dio la palabra a Mariano Rajoy para continuar con la sesión de investidura, ante lo que el grupo parlamentario de Podemos decidió ausentarse de la Cámara. No dejen que una foto valga más que una palabra, le faltó volver a decir para redondear el recochineo. El episodio duró unos cinco minutos.
Parece que nos espera una legislatura divertida con Ana Pastor como presidenta del Congreso. Tristemente divertida. Sin duda, quien en su día fue ministra de Sanidad, y también de Fomento años más tarde, debe ser una persona competente, pero Emilio Carlos Guruceta también fue un excelente árbitro, y aún se le recuerda por un penalti que pitó contra el Barça en 1970 durante un partido de Copa, un derribo de Rifé a Velázquez a casi dos metros del área que favoreció injustamente los intereses del Real Madrid.
Va a tener difícil Pastor convencernos de su imparcialidad. Mimará a su amigo de toda la vida como también lo hará Ciudadanos, y lo que queda del PSOE aunque estos se empeñen en afirmar lo contrario. Y no podrá evitar que se le note hasta qué punto le incomoda la existencia de Podemos y su nutrida y palpable presencia en el Parlamento. Le va a costar tratarlos con la misma consideración que a los demás porque se le nota a la legua la alergia que les tiene. Ya se puede relajar Antonio Caño, director de El País quien, como Aníbal a Roma, juró hace más de dos años profesarle odio eterno a Podemos. Se pueden relajar también los golpistas de Ferraz, incluído Antonio Bruto Hernando, y se puede relajar Albert Rivera porque, con Ana Pastor en la presidencia, Iglesias va a hablar más bien poco, así que no va a tener muchas oportunidades de llamarlo capullo ni gilipollas por lo bajini.
En el congreso ha habido presidentes para todos los gustos: desde severos como Peces Barba y mesurados como Luisa Fernanda Rudi hasta redichos como José Bono; regañones como Manuel Marín y Patxi López en los pocos días que estuvo, y sarcásticos como Federico Trillo, a quien su célebre “manda huevos” lo hizo famoso para siempre. Pero nunca pensé que aparecería alguien que recordaría el peligro que tenía Celia Villalobos, quien llegó a vicepresidenta del parlamento y ya tuvimos bastante. No apunta maneras de neutralidad precisamente Ana Pastor. Demasiadas tarjetas amarillas sacadas ya al mismo equipo cuando apenas ha comenzado el partido. A este paso será más recordada que Guruceta.
Señor Iglesias, no tiene usted la palabra, señor Iglesias, le llamo al orden ¿Para qué disimular? A Podemos ni agua. Desde el minuto uno, quede claro. La imparcialidad que se le supone, ya tal…
Juan Tortosa
Fuente: Público.es
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