miércoles, 26 de octubre de 2016

La verdad del socialismo de los obreros españoles



Por Alberto Vila 

Suelen decir que la primera víctima de la guerra es la verdad. Esta podría ser la tónica de los acontecimientos acaecidos en los últimos meses dentro del Partido Socialista Obrero Español. Sus contradicciones y flagrantes incumplimientos tuvieron el parapeto del bipartidismo. Eso, aunque parezca lo contrario, se ha terminado.

El marcador de la gravedad de la situación política interna podría ser, a juicio de lo visto con anterioridad, la prácticamente ausente cuestión venezolana de la Agenda Setting de los periódicos nacionales. La máquina mediática del poder en España se está empeñando en “hacer pedagogía”, todo para justificar la “Operación Abstención”. La cuestión no es menor, tanto que la mediación del Papa, ya no es noticia de cabecera para la prensa gubernamental. Tal vez, porque este Papa no es figura grata a la Conferencia Episcopal Española. Lo cierto, pese a ello, es que Podemos está siendo obviado de estos acontecimientos venezolanos. Grave debe ser la cuestión interna del socialismo español… y peor la de sus militantes.

Quizá porque la legislatura puede ser un remanso de paz para los integrantes del pacto o, por el contrario, un campo lleno de dificultades parlamentarias para la oposición real. En el PP, según me cuentan, están tranquilos por la solidez de la “conexión andaluza”. Siempre le bastarán su docena de votos para sacar adelante los mayores recortes de la historia de la democracia española. Esa tranquilidad también se asienta en la sumisión de los sindicatos mayoritarios del país. Paz parlamentaria. Paz social. O eso se creen.

La situación, sin embargo, parece hacer suponer un aumento de la indignación. Este sentimiento, como el agua que baja de los montes, busca caminos insospechados, pero siempre son efectivos. De aquí, las tormentas que se avecinan anuncian caudales de efectos insospechados. El miedo es el combustible del autoritarismo.

En sanidad, la privatización encubierta ha seguido progresando. Desde Aguirre, nada ha dejado esa línea de actuación. Lo único que había cambiado fue el ritmo. Pero la ejecución puede consultarse con los integrantes de la Marea Blanca.

En educación, el deterioro y la intromisión de la educación confesional en las escuelas es una evidencia. En Valencia aplicaron el modelo de los barracones. Eso es lo que pretenden aplicar en España. Regresar a un pueblo iletrado e hipnotizado por el modelo “Telecinco” o “La Sexta”, es un plan que ya se ejecuta. Pueden hacer la prueba de detener a cualquier persona por la calle y preguntar quién es el ministro de Educación. Prueben. También pueden preguntar a esas mismas personas quien es el portero de la selección española de futbol. Luego pregúntense porqué se vota como se vota en nuestro país. Porque compran las grandes mentiras que les preparan entre medias verdades.

En servicios sociales, la privatización deja fuera de una cobertura que pagamos todos, pone en riesgo de vida a dependientes y enfermos crónicos. Es paradójico que se hable de sostenibilidad, cuando se siguen permitiendo que las grandes empresas sigan eludiendo sus obligaciones fiscales. Dejo fuera a los micro y pequeños empresarios. Son las víctimas de este modelo, además de los trabajadores llanos. Ellos y ellas parecen no percatarse que los están friendo a impuestos mientras las medianas grandes y grandes, tienen sus sedes fiscales fuera de España. Otra mentira institucionalizada.

Qué decir del sistema de pensiones. Como antes lo fueron las Cajas de Ahorros, ahora lo son las jubilaciones. La banca le ha exigido eso a los miembros de la Gran Coalición.

La verdad se enmascara bajo términos grandilocuentes llenos de furor patriótico. Como “el interés general de España”. Me entran dudas de los motivos por los que el periodismo no solicita un desarrollo de ese enunciado a los entrevistados. ¿Será porque son profesionales condicionados por la máquina mediática gubernamental?

En este panorama no se puede obviar que las dirigencias socialistas fueron directas responsables de los recortes, de las claudicaciones, de las leyes permisivas a los oligopolios. Más que gestores son representantes de esos grupos en las más altas funciones del gobierno. Esa verdad les duele. Esa verdad es la que pretenden ocultar en estos momentos.

¿Qué nos espera a los ciudadanos de a pie? Nos queda agruparnos. Movilizarnos. Manifestarnos democráticamente en contra de ese atentado. Tal vez sea el modo de evidenciar que el sistema tiene menos democracia de lo que anuncian y más “verdades prefabricadas” de lo que suponíamos.

En cualquier caso. La movilización es la herramienta que nos queda. O eso, o la aceptación sumisa del relato que nos impongan los de siempre. No son verdades iguales. Son tan diferentes como lo somos nosotros en relación a ellos.

La “verdad” del socialismo de los obreros españoles está en sus manos. En la fuerza que tengan para reivindicar como lo hicieron sus padres y abuelos, los derechos que por justicia les corresponde. Allí reside. No en el seno de Ejecutivas o Gestoras.

Si lo olvidaron, va siendo hora que lo recuerden.

Fuente: diario 16

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