Nos hemos enterado con gran desasosiego de que Felipe VI, el pobre, no tiene tita. Qué infortunio. La gran diferencia entre un ciudadano de a pie, feliz y despreocupado, y un rey, es que este último no anhela tener una tía anciana con cuentas millonarias en Panamá o donde sea. Es más. Si la tía de un rey tiene o tuvo cuentas opacas en Panamá, el rey pierde una herencia y una tía. Pocos mortales conozco abocados a tamaño sacrificio. La tita Pilar de Borbón, recalca Zarzuela después de saberse que guardaba secretitosoffshore en el Caribe, no pertenece a la Familia Real. Pues eso no es tener tita ni tener nada. Lo de la familia real es un misterio insondable.
Cristinita de Borbón |
Uno recuerda con monárquica nostalgia los tiempos en que esto no era así. Cuando los españoles, cada año, teníamos que mudarnos a una casa más grande para que nos cupiera en el salón la gran foto familiar de nuestra dinastía borbónica. Ahí, supongo, comenzó la burbuja inmobiliaria. Cada 24 de diciembre, dos o tres nuevos vastaguitos venían a engordar la gran foto familiar que desde Zarzuela se ofrecía a los españoles para solaz de los ojos y tranquilidad del alma: la sucesión no estaba en peligro. Había borbones para detener 23-Efes de aquí al calentamiento planetario final. Ahora aquella grandeza de España ha desaparecido, y dentro de poco, por Navidad, Zarzuela solo le remitirá al Hola un fotomatón de Felipe VI con cara de busca y captura, que es la cara que se nos pone a todos delante del fotomatón.
Lavar la imagen de la casa real a base de desapariciones de tías y hermanas en las cunetas jurisprudenciales no parece muy ortodoxo. En las familias convencionales, eso no se hace ni con los cuñados. Algunos desalmados, como mucho, abandonan a los perros a finales de verano. No sé yo si esta estrategia de Felipe VI de irse quedando solo en su mismidad servirá para mantener la cada vez más frágil monarquía española. Al final siempre se te colará un compiyoguioffshore a través del teléfono móvil de la parienta. Al tiempo.
La tita Pilar de Borbón, que a pesar de su apellido no pertenece a la familia real tras otra preocupante poda del árbol genealógico, creó su empresa Delantera Financiera en 1974 en Panamá cuando Franco, por enfermedad, legó momentáneamente la Jefatura del Estado a Juan Carlos I, no sé si os acordáis, aquel señor alto y campechano que solo le caía mal a los paquidermos. Y la diluyó justo en el instante en que este abdicó en favor de Felipe VI. No hay que olvidar que, ya antes de 1974, el entonces príncipe Juan Carlos había sido contratado por el dictador para mediar con Arabia Saudí en la crisis del petróleo, llevándose jugosas comisiones que nunca se ha sabido a qué cuentas han ido a parar. Lo de las comisiones está más que documentado en las cartas intercambiadas entre Manuel Prado y Colón de Carvajal –solo un cachondo como el Borbón hubiera sido capaz de elegir a un manco como su mano derecha– y el rey Fahd. Ahora nos aterra la sospecha de que tita Pilar pudiera haber estado metida en el ajo blanqueando aquel dinero. No lo consienta la dama ciega. Sigamos preservando aquella tradición tan española de no enterarse de nada. Que es la única forma de vivir sosegadamente bajo el amparo de esta extraña monarquía.
Aníbal Malvar
Fuente: Público.es
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