Pedro Sánchez en la reunión del comité federal del PSOE celebrado el pasado sábado (Emilia Gutiérrez - LV) |
El líder del PSOE apuesta por un gobierno monocolor con apoyos externos
Juan Carlos Merino, Madrid
“Pedro aceptará si el Rey se lo encarga”, mantiene el equipo del líder del PSOE ante su nueva cita hoy con Felipe VI. Y esta es la única certeza que tiene, porque todo lo demás son incógnitas.
Para empezar, en la dirección del PSOE no tienen ni la más remota idea de si Mariano Rajoy, que acudirá ya por la tarde a la Zarzuela, volverá a cederle el paso a Sánchez para que acuda él primero a la investidura y, a ser posible, se estrelle. Aunque algunos dirigentes socialistas sospechan que Rajoy puede intentar “alguna jugada”. Por ejemplo, plantear a otro candidato. “Algo debe hacer”, intuyen. Pero todo son especulaciones. Lo que sí tienen claro en el PSOE es que tampoco facilitarían la investidura de otro candidato del PP, según tiene fijado la resolución que el comité federal socialista aprobó por práctica unanimidad el pasado 28 de diciembre.
Para seguir, Sánchez tampoco tienen ninguna certeza de que el Rey le vaya encargar intentar su investidura. “Esa es su decisión”, dicen en Ferraz, donde insisten en que quieren ser muy respetuosos con las atribuciones del monarca. Ahora bien, si lo pide, Sánchez dará un paso al frente: “Si se produjera el encargo, asumiría su responsabilidad, diría que sí y lo intentaría”.
A partir de ahí, Sánchez abriría una ronda de contactos con el resto de las fuerzas políticas que podrían hacer posible su investidura, por más que muchos dirigentes del PSOE se llevan las manos a la cabeza ante esta hipótesis: “Una cosa es la investidura y otra la acción de gobierno”, dicen los críticos. La primera la ven posible, aunque peligrosísima, pero en cambio la segunda la ven directamente imposible.
Pero Sánchez no va a tirar la toalla. Así, si recibe el encargo de intentar su investidura –aunque el líder del PSOE insistirá hoy en que Rajoy no puede hacer dejación de sus responsabilidades o, en caso contrario, debe irse a su casa– abrirá un diálogo, prioritariamente, con los líderes de Ciudadanos y Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Muchos en el PSOE, por cierto, apreciaron ayer en el líder de la formación morada una evidente intención de bajar el tono, aunque mantenga su reivindicación de ser vicepresidente de un tripartito con los socialistas e IU, para no herir susceptibilidades. “La otra vez se precipitó, esto todavía no ha empezado”, valoraron cuadros del PSOE. Aunque otros sospecharon que volvía a hacer “teatrillo”, esta vez con un tono lastimoso.
Con Albert Rivera y con Pablo Iglesias, dicen en Ferraz, Sánchez quiere hablar de “políticas concretas”. “Lo primero que vamos a hacer es poner un documento encima de la mesa”, dicen en la dirección del PSOE. Un documento que contemplará los ocho grandes pactos ya anunciados por Sánchez –desde unos nuevos pactos de la Moncloa, en lo económico, hasta una reforma constitucional en clave federal, en lo territorial–, más la treintena de iniciativas parlamentarias ya registradas en el Congreso.
Sánchez, según su entorno, mantiene su preferencia de intentar forjar un gobierno monocolor –integrado sólo por socialistas e independientes–, con apoyo externo de Ciudadanos y de Podemos. Tanto Rivera como Iglesias ya han anunciado que en ningún caso lo aceptarán. Pero esa sigue siendo la opción prioritaria del líder del PSOE, con la seguridad de que sería la que daría más “estabilidad” al Ejecutivo.
Muchos en el propio PSOE siguen viendo inviables sus aspiraciones, en todo caso. Prueba de ello son las intervenciones a puerta cerrada de algunos presidentes autonómicos y dirigentes críticos en el comité federal del pasado sábado, que ayer fueron difundidas por la cadena Ser. Todas las partes enfrentadas en el PSOE mostraron su irritación por un hecho que tacharon de “lamentable e intolerable”, y se acusaron mutuamente de la autoría de la filtración. El ambiente interno es irrespirable: “Hemos dejado que se pierda todo el respeto”.
Juan Carlos Merino, Madrid
Fuente: La Vanguardia
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