El Senado |
Francesc
Pallarés
Catedrático de Ciencia Política. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencia Política. Universidad Pompeu Fabra
El
Senado está compuesto por 208 senadores, elegidos por sufragio universal. Los
parlamentarios autonómicos también designan a un senador por
Comunidad Autónoma y otro más por cada millón entero de habitantes de las
mismas. En estos momentos, hay 48 senadores de designación autonómica. En
total so 256. Además, con las actuales cifras de población, existen ahora 58
escaños de senadores designados.
Por
tanto, el próximo 26 de junio están en juego 208 escaños en el Senado. En
principio, estas candidaturas son personales, con listas abiertas y se pueden
votar a candidatos de distintos partidos. Se eligen cuatro senadores en cada
una de las 47 provincias peninsulares, independientemente de su población, más
tres senadores por isla en Gran Canaria, Mallorca y Tenerife y uno en
Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma.
Además, a Ceuta y Melilla les corresponde elegir dos senadores en cada ciudad,
es decir, los 5 millones de electores de Madrid tienen el mismo valor en el
Senado que los 77.000 de Soria.
El
sistema electoral del Senado es mayoritario y con voto limitado. Así, salen
elegidos los cuatro candidatos más votados en cada provincia peninsular (o los
que corresponda en las circunscripciones insulares).
Sin
embargo, para que un solo partido no pueda copar todos los escaños de la
circunscripción y para permitir la representación de un segundo partido, cada
elector sólo puede votar un máximo de tres candidatos en las provincias
peninsulares (dos en Ceuta, Melilla y las islas grandes, y uno en las restantes
circunscripciones insulares). Estratégicamente, y para no dispersar el voto de
sus electores, los partidos optan por presentar el mismo número de candidatos
(tres, dos o uno) que votos tiene el elector, en lugar del mismo número que escaños
a distribuir (cuatro, tres o uno respectivamente).
Todos
los estudios realizados indican que el voto de los ciudadanos al Senado ha
seguido plenamente el sentido del voto emitido para el Congreso, votando
normalmente cada elector a los 3 candidatos a Senador presentados por el
Partido votado al Congreso.
En
su envío de papeletas, los partidos envían las del Senado convenientemente
marcadas con sus correspondientes candidatos. Además, a diferencia de la
ordenación alfabética de candidatos existente inicialmente, últimamente en la
‘papeleta-sábana’ del Senado los candidatos ya aparecen agrupados por partidos
para orientar mejor al elector. En el caso de las provincias peninsulares, por
ejemplo, el partido más votado al Congreso en la circunscripción situaba a sus
tres candidatos como los más votados, quedando una cuarta plaza para un
candidato del segundo partido. En las escasas provincias donde existía un gran
equilibrio de fuerzas a veces los escaños de senador correspondían a dos
candidatos de cada partido.
En
las sucesivas elecciones, PP y PSOE se han distribuido los 4 escaños en la
inmensa mayoría de las provincias, excepto en aquellas donde existen de
Partidos nacionalistas/regionalistas fuertes. En conjunto, con alrededor del
75% de los votos al Congreso, ambos partidos han venido copando el 90% de los
escaños de Senadores de elección desde 1982.
La
ruptura del bipartidismo en 2015 ha significado un importante descenso en el
porcentaje de voto de los dos partidos hasta el 51%, pero aún así han obtenido
el ¡¡82% !! de los escaños de Senador de elección. Como puede observarse en la
tabla adjunta el más beneficiado ha sido siempre el PP que obtiene un
porcentaje de senadores claramente superior al porcentaje de apoyo popular
recibido. Así, en 2015 ha obtenido el 60% de los escaños de senador de elección
con sólo el 28,5% de los votos.
Ciertamente
dada la posición finalmente subordinada del Senado en el proceso legislativo y
su no participación en la investidura/censura/confianza en relación al
gobierno, el Senado ha quedado siempre en un segundo plano. Sin embargo,
demasiado a menudo se olvida que el Senado dispone de capacidad para impedir un
proceso de reforma constitucional si se opone a ello una mayoría absoluta de
Senadores (elegidos, no olvidemos, sobre bases que vulneran tan gravemente las
preferencias de los ciudadanos).
La
reforma constitucional en diversos aspectos ha sido piedra angular en las
propuestas de cambio o reforma de PSOE, Podemos-IU y de Ciudadanos en las
elecciones de diciembre 2015 y en principio también en las de ahora. En cambio
el PP no se muestra partidario de ellas o sólo en algunos aspectos que en todo
caso no afectarían a los más sustanciales para el cambio que necesita el
sistema político español.
Si
tenemos en cuenta que después de las últimas elecciones autonómicas el PP
cuenta también con 20 senadores de designación autonómica, suma en total 144
senadores de los 256 que componen actualmente la cámara, superando claramente
la mayoría absoluta. Por lo tanto, dada la mayoría absoluta de que dispone el
PP en el Senado de poco sirven las propuestas de reforma de los partidos, pues
no se podrían llevar a cabo.
¿Son
realmente conscientes de ello? Debería explicarse a los ciudadanos a riesgo de
futura decepción y desencanto de éstos.
Cara
a las elecciones del 26-J el único movimiento hasta ahora ha sido la coalición
Podemos-IU. Sin embargo tomando como referencia la suma de los votos de ambos
partidos el 20D, el número de senadores adicionales que la coalición podría
obtener en detrimento del PP no serían suficientes para evitar
la mayoría absoluta de éste último partido. Las necesarias reformas
constitucionales de los diversos partidos continuarían bloqueadas o totalmente
hipotecada a la voluntad de un PP no interesado en cambios que puedan
alterar su posición privilegiada como partido.
Fuente: Público.es
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