De cara a las próximas generales del 26 de junio se habla del PP, del PSOE y, por supuesto, de la gran novedad de esta cita electoral, de Unidos Podemos (IU y Podemos). Sin embargo, ¿qué sucede con Ciudadanos? En las elecciones del 20 de diciembre la formación liderada por Albert Rivera sufrió un duro correctivo a sus expectativas: para ser un partido que se presentaba por primera vez a unas Generales, conseguir 3,5 millones de votos y 40 diputados es un gran logro, pero está lejos de lo que la formación naranja ambicionaba. Quedaba a mucha distancia de su gran rival en esa cita: Podemos.
La mediocre actuación de Rivera en los debates, que se suponía que era una de sus grandes bazas dado su pefil fraguado en debates universitarios, así como su ‘peculiar’ modo de combatir la violencia de género, le pasaron factura. Ahora, en el arranque de la precampaña, el argumentario que presenta tan sólo está a la altura del Rivera de aquellos debates. Sacar a relucir su perfil netamente capitalista, presentar el mundo neoliberal como el paraíso y contraponerlo al modelo venezolano o griego es de un simplismo tan hueco que no cala ni en el más desinformado… sólo a sus hinchas.
Mucho habrá de cambiar Rivera su discurso si quiere conservar el voto que ‘robó’ del granero del PP -que presumiblemente volverá al redil-. Más aún si consideramos que votar a Ciudadanos, como sucede con el PSOE, es no saber qué se vota. Ambos partidos, tanto PSOE como Ciudadanos, han demostrado en sus políticas de pactos que es indiferente pactar con izquierda o con derecha, lo importante es conformar Gobierno, como si luego no fuera a ver implicaciones. Y eso es grave, muy grave, porque se pierden principios básicos por el camino y, para un votante que realmente está informado, eso es imperdonable.
A todo ello se suma, además, algunos casos puntuales de corrupción, cambios de primeros de lista inexplicables, primarias que no son primarias o algún que otro aforamiento para evitar se juzgado. “Vieja política”, como le gusta decir a Rivera.
Adicionalmente, otro factor que pronostica una caída de Ciudadanos es el hecho de que la ley electoral le penalizará aún más. Según la consultora GAD3, la aparición de la coalición impulsada por IU y Podemos (Unidos Podemos), que cada vez va atrayendo a más fuerzas políticas, da un vuelco al reparto de votos. Si a IU le hicieron falta 462.000 votos para conseguir un diputado, en Unidos Podemos únicamente necesitará 61.000 votos (14.000 votos menos de los que necesitó Podemos el 20D).
En este cambio de reparto de votos, Ciudadanos sale perdiendo. En las elecciones de diciembre, la formación naranja necesitó 88.000 votos por escaño y, ahora, según GAD3, necesitará 9.000 votos más (97.000). El bloque de centro derecha también habrá de sumar 5.000 votos más por diputados.
Así las cosas, Rivera no sale a ganar, diga lo que diga, sale a ser de nuevo el perejil para todas las salsas pero, especialmente, para la salsa del PP con la esperanza de que una alianza de dos sea suficiente para formar Gobierno. Volver a pactar con PSOE será complicado, porque si Unidos Podemos asciende como parece que hará, el electorado de izquierdas no perdonará jamás a Pedro Sánchez que vuelva a adherirse a la derecha para tocar La Moncloa. Sería su última traición a un PSOE que, mal que le pese, está muy lejos del PSOE de antaño.
David Bollero
Fuente: Público.es
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