Sin la
existencia de Podemos y la inteligente renovación de Izquierda Unida, hoy
gobernaría Rivera-Sánchez con el apoyo activo o pasivo de Cayo Lara. Este poder
de los que no tienen Poder, por vez primera en muchas décadas, es lo que ahora
inquieta a los que tienen Poder. Si aisladamente cada una de estas formaciones
ha impedido ese gobierno de los poderosos ¿qué no podrán impedir una vez que se
concrete la unidad de las fuerzas progresistas? No es una pregunta baladí, ya
que los sondeos del CIS indican un práctico empate electoral— antes de que
sean pasados por las manos de la cocinera Soraya Saénz de Santamaría— entre el
Partido Popular y la coalición Podemos e Izquierda Unida.
Cuando los
que tienen Poder se ven derrotados políticamente por los que no lo tienen,
suenan todas las sirenas de alerta de los poderosos. Aún no ha pasado
suficiente tiempo para calibrar la importancia de la derrota de la operación
Gran Centro, que contó con el apoyo del Jefe del Estado, al facilitar el
intento de investidura inviable de Rivera-Sánchez, y la estrecha colaboración
del mundo financiero y su brazo mediático. Este guión del recambio, con el que
pretendían continuar con la misma política antisocial, pero con nuevos
políticos, ha sido roto por la negativa de Garzón e Iglesias a representar
el papel subordinado que les habían asignado los de arriba.
Las derrotas
políticas, máxime la sufrida por los poderosos en esta siniestra maniobra,
suelen preceder a las derrotas electorales. De momento, los que sitiaban a los
que no tienen Poder, aparecen sitiados. El fantasma del sorpasso aletea
sobre el inquilino de la Moncloa, al que los propios poderosos buscaban
sustituir haciendo circular durante todo un mes el camión de la basura de
Rita Barberá. Camión que dejó de circular un segundo después de que alguien
filtrase unos correos de la señora del Jefe del Estado con el yerno imputado
del superpoderoso Villar Mir. Quemada la vela de Albert Rivera, no les queda
más cera que la que arde, que es, precisamente, la de Rajoy.
Aun si el
Partido Popular lograse superar en votos a Podemos e Izquierda Unida, esta
inquietud de los que tienen Poder no terminará el 27 de junio. Sin mayoría
absoluta— Rajoy más Rivera no la van a sumar—, volverán a vivir la angustia de
estos últimos meses. No hay quien les puede garantizar que la posibilidad del
gobierno progresista, que lograron frenar este invierno, no reviva este verano
con mucha mayor intensidad. La onda expansiva de la unidad de los que no tienen
Poder, encabezada por Garzón e Iglesias, puede generar todo un seísmo
electoral. La existencia de una alternativa, no una mera alternancia de
gobierno, es una novedad en el mapa político español.
Como ya no
pueden dar marcha atrás, esa creación de los poderosos, que es Albert
Rivera, es hoy todo un bumerán que les estalla en el rostro. Necesitan
retomar el apoyo a Mariano Rajoy para levantar una muralla contra la amenaza
electoral de Podemos e Izquierda Unida, con el lastre de Ciudadanos que, una
vez más, va a dividir el electorado conservador. La pregunta que se hacen es:
¿cómo hacer frente a la unidad de los que no tienen Poder con la desunión de
los que sí tienen Poder? Recurrir al voto útil es el más inútil de los
recursos. Pudieron retirar a Rosa Díez, porque la torpeza de esta lideresa se
lo puso en bandeja, pero Albert Rivera ha sabido emplear a conciencia la
inversión de los poderosos. No les queda otra opción que la de ir juntos, pero
separados, a la batalla del 26 de junio.
Cuando los
que tienen Poder no pueden imponerse y los que no tienen Poder rechazan la
imposición, estallan las crisis. Estamos en un empate político. Los de arriba
no pueden, los de abajo no quieren. Lo viejo no acaba de morir, lo nuevo no
acaba de nacer. Es, por definición, una situación muy transitoria que acabará
resolviéndose en las próximas elecciones o en las siguientes. Porque si no se
clarifica el 26 de junio, esta tensión dialéctica crecerá después
del 27 de junio. La correlación de fuerzas habrá cambiado en favor de los
que no tienen poder.
Fernando López Agudín
Fuente: Público.es
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