Àngel Ferrero
Los jefes de Estado y de gobierno de los 28 Estados miembro de la OTAN se reúnen hoy y mañana en Varsovia en una cumbre que ha generado expectativas como no ocurría desde hacía tiempo. Las cumbres de la OTAN, a diferencia de las reuniones a nivel ministerial, no se celebran con regularidad. Su carácter extraordinario se explica por su objetivo: establecer las líneas estratégicas de la Alianza Atlántica, invitar a otros Estados a unirse y reforzar la colaboración con los países que no son miembros.
La agenda de esta cumbre que hoy arranca se centrará en cuestiones relativas a la seguridad y defensa de los Estados miembro, como el terrorismo transnacional –representado sobre todo por Estado Islámico–, la crisis humanitaria de los refugiados en Europa y la inestabilidad política en el Magreb y Afganistán. Pero son las tensas relaciones con Rusia las que han acaparado la atención.
Rusia ocupó un espacio destacado en la rueda de prensa que ofreció el lunes el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en Bruselas para presentar la cumbre. Stoltenberg afirmó que la Alianza ha llevado a cabo en los últimos años el refuerzo más importante de la defensa colectiva desde la guerra fría, pero añadió que era insuficiente. “Por eso en la cumbre de Varsovia acordaremos mejorar nuestra presencia militar en la parte oriental de la Alianza”, dijo. El secretario general de la OTAN anunció el despliegue de batallones multinacionales en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, y de una brigada multinacional en Rumanía, así como mejoras en la ciberdefensa, la respuesta civil y la defensa contra misiles balísticos, de la que forma parte el sistema Aegis Ashore instalado en Rumanía, Polonia y España, popularmente conocido como “escudo antimisiles”.
Stoltenberg también manifestó la voluntad de estrechar vínculos con las antiguas repúblicas soviéticas de Moldavia, Georgia y Ucrania. Precisamente antes de ir a Polonia, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, visitó Tblisi y Kiev para reunirse con los presidentes georgiano, Guiorgui Kvirikashvili, y ucraniano, Petro Poroshenko, para mantener reuniones bilaterales y firmar acuerdos de cooperación. No obstante, al mismo tiempo Stoltenberg señaló que la OTAN estaba “abierta a dialogar con Rusia”, enfatizando que las medidas en el llamado flanco oriental tienen un carácter defensivo y que no se busca en ningún caso un conflicto con Rusia. Finalmente, agradeció el incremento de la contribución al presupuesto de la OTAN por parte de los miembros europeos y Canadá, que este año se espera aumente hasta el 3% de su PIB. Ayer la canciller alemana, Angela Merkel, defendió los planes de la OTAN de desplegar tropas en Polonia y las tres repúblicas bálticas, pero instó a mantener el diálogo abierto con Rusia. “La seguridad duradera en Europa solo puede conseguirse con Rusia, no contra Rusia”, dijo.
La respuesta de Rusia
El Kremlin ha comunicado ya su intención de responder asimétricamente el aumento de tropas de la OTAN en sus fronteras. El ministro de defensa ruso, Serguéi Shoigú, describió la situación en una reciente reunión de altos cargos en el Ministerio de Defensa. “La OTAN y EEUU han desplegado 1.200 piezas de equipamiento militar, incluyendo 30 aviones de combate y más de un millar de soldados en los territorios de Europa oriental, de manera rotativa. Embarcaciones de la armada de EEUU y naves militares de otros miembros de la OTAN entran con regularidad en el mar Báltico y el mar Negro”. Según Shoigú, “estos movimientos de nuestros socios conducen a la erosión de la estabilidad estratégica de Europa y nos fuerzan a tomar medidas de respuesta, ante todo en el teatro de operaciones occidental”. Entre las medidas aprobadas figura la creación de tres divisiones militares. Según The Moscow Times, Rusia también estudia instalar sistemas de radares en el Báltico.
Días atrás, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, lamentó que la OTAN esté “creando intencionadamente pánico y manteniendo la imagen de un enemigo que actúa a traición”. Moscú ha denunciado en reiteradas ocasiones la existencia de una campaña de comunicación que busca, en su opinión, demonizar Rusia y justificar así los elevados gastos militares del Pentágono y la OTAN.
El dividendo por la paz perdido
La cumbre de la OTAN prácticamente ha coincidido con el 25º aniversario de la disolución del Pacto de Varsovia, el tratado de defensa colectiva entre la Unión Soviética y siete países del antiguo campo socialista. Cuando el entonces presidente de Checoslovaquia, Václav Havel, declaró el 1 de julio de 1991 nulo aquel pacto, el mundo esperaba que con la desaparición de la política de bloques un “dividendo por la paz”, producto de la reducción de los presupuestos militares, facilitase la coexistencia pacífica con la URSS y, posteriormente, Rusia. El presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, llegó incluso a proponer la construcción de una “casa común europea”, un ambicioso proyecto de cooperación que abarcase desde Lisboa hasta Vladivostok. En 25 años el mundo ha cambiado mucho. La ampliación oriental de la OTAN ha hecho que la Alianza llegue hasta las fronteras con Rusia, un desarrollo que Moscú considera como parte de una estrategia de contención de su influencia. El dividendo por la paz se perdió y parece que tardará mucho en volver.
Àngel Ferrero
es miembro del Comité de Redacción de SinPermiso
Fuente: SinPermiso -
http://www.elpuntavui.cat/politica/article/17-politica/985582-cimera-de-tensio.html
Traducción:
Àngel Ferrero
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