sábado, 16 de julio de 2016

EEUU: Los negros subversivos y la ‘Cumbre de cerveza’ de Obama




BlackLivesMatter, la vida de los negros importa en español, es el lema del movimiento negro que hoy desafía al sistema en EEUU que, paradójicamente, lo dirige un presidente negro. Los últimos asesinatos de los jóvenes negros desarmados por la policía y el sentimiento de frustración que invade la comunidad negra por la inacción de Barack Obama, manifiestan una profunda tensión social. Al final, Obama sólo encarnaba una lucha simbólica: el espejismo de que los negros habían tomado el poder, que devastó y neutralizó a las organizaciones negras. La primera Cumbre de cerveza puso fin a la ilusión de una América postracial: Obama, que recordaba al rey de España cuando pedía perdón por ir a matar elefantes cuando la crisis azotaba a sus súbditos, se bebió una cerveza en el jardín de la Casa Blanca con un policía blanco racista al que había reprochado por detener a un profesor negro cuando éste entraba en su domicilio situado en un barrio rico, confundiéndole con un ladrón. A partir de entonces, Obama ignoró el profundo racismo imperante en la sociedad, para salvarse de los brutales ataques racistas. No obstante, se equivocó.

Karl Marx trató el tema de la esclavitud racializada de EEUU y la creación de este Estado sobre la alianza entre los esclavistas y los capitalistas (¡los bancos, como J.P. Morgan, aceptaban esclavos como garantía de préstamos!), a la vez que Abraham Lincoln, el “salvador de los esclavos”, planeaba expulsarlos, enviándoles a Liberia: podrán ser iguales, pero fuera de EEUU.

La esclavitud abolida en 1899 fue sustituida por un Apartheid institucional, respaldado por la organización terrorista de Ku Klux Klan. Hoy hay más hombres negros en la cárcel y en libertad condicional de los que había esclavizados en el siglo XIX.

La construcción de una imagen negativa de África y sus gentes en EEUU fue una estrategia sofisticada: consiguió que los mismos afros sintieran desprecio hacia sí mismos, señaló Malkom X. Tanto que el cantante Mickel Jackson, desde el odio hacia su piel y sus rasgos, se sometió a la tortura de las máquinas blanqueadoras de última generación hasta morir. El control sobre los incivilizados negros será rotundo: en Ferguson, con el 60% de los vecinos afros, el alcalde y el jefe de la policía son blancos y sólo tres de los 53 policías son ciudadanos negros.

Los activistas negros pronto se percatarán de que los lazos de clase están por encima de los de raza, etnia y religión; Obama, como miembro de la burguesía, salvará primero los intereses de su clase; y la gestión del poder seguirá en manos blancas, aunque sean cubiertas con guantes negros. Colin Powell, Condoleezza Rice o Barack Obama no son más que servidores de un sistema que, tanto dentro como fuera del país, utiliza ataques preventivos contra las personas desarmadas de todos los colores, justificándolos con el argumento del choque de las civilizaciones.

Barack Obama, el Gatopardo, nunca propuso una reforma del sistema ‘semi apartheid multidimensional’ en el que viven los afroamericanos, es decir, el 13% de la población del país. Su desafío era a nivel personal, que no social: el hijo de un padre musulmán y además negro, había logrado entrar en una Casa Blanca, levantada por esclavas y esclavos negros. Y allí terminaba su misión, a pesar de que él mismo había sido objeto de duros insultos racistas. Si no, ¿cómo se explica que a pesar de tener el apoyo contundente de la sociedad y del mundo, Obama pidiera inacción a las víctimas del racismo y llegase a deslegitimar sus frustraciones? En vez de abordar el odio racial en EEUU, se centró tanto en los logros al respecto, que llegó a irritar a los líderes negros. A estas alturas, se sabía que la preocupación del matrimonio Obama por las niñas nigerianas secuestradas no era por solidarizar con las hermanas africanas: en 2014 cerca de 683.000 mujeres estadounidenses, en su mayoría negras y pobres, habían sido raptadas y/o violadas, sin preocuparles en absoluto.

Las cifras de la segregación

El mapa genético de EEUU muestra que la violencia policial contra los negros es sólo uno de los barómetros de discriminación racial:

.De los 50 millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, el 12,7% son blancos no hispanos, y los 26,2%, negros. Aquí, unas 200 familias, todas blancas, suman un patrimonio de 1,3 billones de dólares.

.De entre las 18 millones de mujeres que viven en la pobreza, las negras doblan la cifra de las blancas. Luego, las de piel oscura, las ancianas y las del colectivo LGBT, se presentan como las más desheredadas de todas.

.La pobreza infantil general se redujo en un 20% durante los años 2010 y 2013, pero el de los niños negros se mantuvo.

.El ingreso medio de los hogares blancos es de 91.000 dólares, el de los negros 7.000.

.El desempleo de los negros es doble que el de los blancos, a pesar de que tengan un mejor curriculum.

.Cerca del 80% de las personas retenidas y cacheadas en la calle por la policía es negra.

.Un hombre negro tiene seis veces más probabilidades de ir a la cárcel que uno blanco. Hay más jóvenes negros en la cárcel que en la universidad. Por el mismo delito, los negros pasan mayor tiempo en la prisión que un delincuente blanco.

.Un chaval negro de entre 15 y 19 años, tiene 21 veces más probabilidades de ser asesinado por la policía que uno blanco.

.Este país, con sólo el 5% de la población mundial, alberga el 25% de los presos del mundo. Y los afros, que sólo son el 13% de sus habitantes, componen casi la mitad de los presos. Uno de cada 15 varones negros (y 1 de cada 36 hombres latinos) están actualmente encarcelados. Lo cual significa que EEUU tiene más presos negros de los que tenía la Sudáfrica del Apartheid en proporción a su población.

.Los menores negros son el 60% de los niños presos.

.Aunque la esperanza de vida de los negros haya aumentado (como en todo el mundo, salvo en Afganistán, que ha caído de 44 a 41 años tras invasión de la OTAN), los negros aun viven seis años menos que los blancos.

Lo que (no) hizo Obama por los negros

Barack Obama, que padeció el síndrome de “la carga de la representación” de su raza, se negó a pronunciar la palabra negro, rodeándose de asesores blancos. Pudo reconocer los derechos de los homosexuales, pero no se atrevió a tratar con normalidad la lacra racista. Sabía que contaba con el respaldo incondicional de los afros, y decidió atraer la simpatía de los blancos o, al menos, no espantarlos. Con frases sin sentido como “debemos trascender la raza”, esquivó su deber de proponer medidas de discriminación positiva y programas especiales educativos, económicos y sociales para reducir la brecha entre las razas.

No hizo nada para reducir el impacto de la crisis de “ladrillo” en los hogares negros (e hispanas) de la clase media, por lo que la caída de su riqueza llegó a ser veinte veces mayor que la de los hogares blancos. Las políticas económicas de Obama permitió que los ingresos aumentaran un 10%, al mismo tiempo que los salarios se reducían para la mayoría. Así, la débil clase media negra recibió un golpe duro, y miles de sus integrantes fueron lanzados a la pobreza absoluta, beneficiando a los bancos que se quedaban con sus casas y sus sueldos.

Al final, Obama que perdió una gran oportunidad para conseguir una verdadera transformación social, se conformó con:

.Los proyectos del ‘Guardián de mi hermano’, que pretende ayudar a la formación de jóvenes negros.

.Visitar una prisión y conmutar las sentencias de 46 delincuentes por drogas no violentos.

.Firmar el Acta de Sentencias Justas que limita los castigos severos que se promulgaron en la década de los 80 para delitos menores relacionados con droga, aunque no permitió que tuviera efecto retroactivo para que miles de negros y latinos, que seguirán perdiendo años de su vida entre rejas.

.La Ley de Asistencia Asequible (Obamacare), lideró la cobertura de salud de 20 millones de estadounidenses (cientos de miles de afroamericanos) aunque unos 30 millones siguen sin tener un seguro de salud integral.

Obama no puede decir que no le dejaron: Amplió las competencias de la Casa Blanca para lanzar guerras imperiales por todo el planeta, mientras lo que hizo por los negros fue “demasiado poco, demasiado tarde”. Como si un presidente de piel oscura no hubiera pasado por la Casa Blanca.

Hoy, el movimiento negro debe cruzar el capitalismo racial y reflexionar sobre los valores de EEUU, impregnados de la supremacía de una raza, una clase y una religión.

Nazanín Armanian
Fuente: Público.es

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