viernes, 1 de julio de 2016

Y de nuevo, Escocia.


 'Scotlond', la iniciativa que pretende que Escocia y Londres se independicen del Reino Unido. (TWITTER MICHAEL SHAW)


El ‘Brexit’ será una mina: la independencia de Escocia adquiere glamour europeo

Enric Juliana, Madrid

Andrea Nicastro, enviado del Corriere della Sera a las elecciones españolas, subraya el influjo del Brexit en el 26-J. Es la visión de la escuela italiana, muy acostumbrada a sacarle punta a las noticias del mundo. El lunes, La Stampa de Turín abría con el siguiente titular: “Voto en España. Efecto Brexit”. Hay opiniones divergentes. No todo el mundo está de acuerdo. Veremos qué dicen los sondeos postelectorales.

Es verdad que la mayoría de la gente sigue poco la política internacional, pero hay acontecimientos que transmiten mensajes muy directos. Nadie sabía nada, absolutamente nada, de las tensiones étnicas en Ruanda y el genocidio de los tutsis en 1994 tuvo un tremendo impacto en Europa. La gran mayoría desconocía los intrincados orígenes del mosaico, y el cerco de la ciudad de Sarajevo en 1992 provocó inmediatos sentimientos de solidaridad. ¡Horrores de la Segunda Guerra Mundial mientras la feliz Barcelona celebraba los Juegos Olímpicos! Son muy pocas las personas que en España saben con exactitud las razones por las cuales Siria se halla en guerra civil, pero el drama de los refugiados sirios no deja indiferente a nadie. Con el Brexit ocurre lo mismo. Lo que llega a la gran mayoría es la sensación de que Europa se está rompiendo. El intríngulis inglés es materia reservada para los anglófilos de toda la vida, gente culta, que se hacen cruces del desenlace del referéndum. Para la gran mayoría, lo que ha sucedido en Gran Bretaña es un inquietante aviso. Europa se está resquebrajando. Lo más sólido puede venirse abajo. El certero mensaje de Mariano Rajoy: “No añadamos más incertidumbre a la incertidumbre”. Tres días de noticias apocalípticas antes de acudir al voto. ¡Y tanto que ha influido!

Nicastro, que fue corresponsal en España durante unos años, me hizo el martes la siguiente observación en Madrid: “Está claro que el miedo a la ruptura de Europa impresiona a la gente, pero hay otro hecho vinculado al Brexit que debemos tener en cuenta. Se está generando en toda Europa una opinión negativa sobre los referéndums. Y eso en España remite a la cuestión catalana. A Podemos no le ha ayudado llevar la cuestión del referéndum catalán en su programa. Otro premio electoral para el Partido Popular”.

El mapa parece dar la razón al periodista milanés. Aunque con perdidas, Podemos y sus confluencias han aguantado mejor en los territorios más autonomistas (Catalunya, País Vasco, Navarra, la Galicia costera, Baleares y Comunidad Valenciana), acusando fuertes descensos en Madrid, Andalucía, Extremadura y las dos Castillas.

Puñetazo inglés. Europa en peligro. Más incertidumbre económica. El populismo desbocado. Los referéndums los carga el diablo. Y la súbita reaparición de la independencia de Escocia, adornada ahora con simpatías europeas. El beso de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, a la ministra principal Nicola Sturgeon, sucesora de Alex Salmond. Una imagen que ha hecho muy poca gracia al Gobierno español.

La cuestión de Escocia entra por la puerta principal en la política europea, como indudable factor de presión sobre el Gobierno de Londres mientras se negocia la desconexión. La causa de Escocia tiene ahora glamur europeo. He ahí un buen incentivo para que el nuevo Gobierno de España, cuando se forme, abandone el inmovilismo y adopte una posición proactiva sobre Catalunya. El amable recibimiento que ha tenido Sturgeon en Bruselas envía un mensaje al quietista Rajoy: “Lo de Catalunya hay que solucionarlo”.

Va a ser una mina el Brexit.

Fuente: La Vanguardia

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