Nunca sabremos si el brexit torció
definitivamente la tendencia en estas elecciones, pero dada la unanimidad al
respecto de todas las encuestas previas al brexit (en el
sentido de la polarización PP - UP en perjuicio de PSOE y C´s con el
consiguiente sorpasso por la izquierda) hay indicios para
pensar que el referéndum británico ha tenido un doble efecto, más influyente de
lo que se reconoce.
Por un lado la gran incertidumbre –más económica que
política– que introdujo el brexit invitaba en las almas más
timoratas a los valores refugio conocidos, propios del bipartidismo y dentro de
un “más vale lo malo conocido…” aunque huela: PP (sube 14 escaños respecto al
20D) y PSOE (baja 5 pero se aleja de la debacle anunciada).
Por otro lado la alta abstención esperada -por el cabreo
general con la incapacidad para formar gobierno- al final solo ha sido de tres puntos
más que en el 20D. Ha entrado el pánico y no ha habido una abstención anormal y
el sentido del voto de un sector significativo ha decidido a última hora no
experimentar. Por eso C’s no ha subido sino que ha bajado ligeramente (1%)
mientras D’ Hondt hacía el resto para que descendiera 8 escaños. Pero lo más
llamativo es que aun manteniendo escaños, Podemos+IU ha perdido un millón de
votos respecto al 20D, una parte del cual ha ido a darle otra oportunidad a
PSOE quien retiene el % del 22D aunque hayan perdido 127.000 votos y 5 escaños.
Algo parecido pero mejor le ha ocurrido al PSE en Euskadi.
Ambos, la izquierda y centro-izquierda, pagan la factura de
no haberse entendido, cuestión en la que tiene más responsabilidad Sánchez que
Iglesias. Sumando todo el voto de izquierda y centro izquierda a escala
española prácticamente es igual al de la derecha y centro derecha pero la
aritmética no convierte en familia a quienes estando en el mismo campo se
construyen frente a frente.
Digan lo que digan, lo que ya no será igual es el
bipartidismo: 323 escaños de 350 (92%) en 2008 y tan solo 8 años después suman
222 (63%). Ni tampoco hrmos recalado en el monopartidismo. Rajoy no tiene
mayoría absoluta para gestionar un Estado a su antojo.
Aritméticamente podría darse una gran coalición PSOE, UP,
PNV, ERC, CDC y CC (179 escaños) pero parece difícil imaginarse una gestión de
ese conglomerado que, por fuerza, debería abordar cuestiones nacionales y no
parece que el PSOE actual y sus barones patrióticos estén por la labor.
Igualmente es sumamente improbable un Gobierno PSOE+UP+C’s. Por otra parte
tampoco le conviene a UP quemarse en gestionar lo imposible que le pasaría
factura prematura en lugar de construirse por abajo y programáticamente. Para
asaltar los cielos habrá que construir la torre de Babel en la tierra.
Las excepciones han sido Euskadi y Catalunya, países que
transitan con más asiduidad por apuestas de riesgo en sus historias y con un
nivel de cultura política más alto que la media española. No es casualidad que
el éxito de UP y En Comú Podem se dé en ambas comunidades y combine no solo una
mirada a la izquierda sino un imprescindible para homologarse reconocimiento de
las naciones vasca y catalana. Ambos son elementos sustanciales de su éxito.
Recordemos que también son las comunidades más inmunes a los discursos
mayoritarios de los media.
Al mismo tiempo el PNV ha demostrado tener un sólido suelo
incluso en unas elecciones generales, mientras que EH Bildu, aunque va
adaptándose discursivamente al nuevo contexto, no termina de encontrar su
propuesta y un nuevo electorado que renueve su espacio tradicional.
Hay mucha decepción entre seguidores de Bildu: 32.000 votos
menos en Hegoalde y solo un 53,5% de lo que consiguió en la CAE en las EEGG de
2011. Pero el discurso de que no hay nada que hacer en y con España –también lo
dice ERC- para refugiarse en lo propio y basándose en las propias fuerzas,
tampoco funciona bien ahora mismo, habida cuenta que la primera fuerza en estas
elecciones pasadas UP no propugna un Euskalexit. Es un hecho que se ha abierto
un proceso de decisión en Catalunya y, a medio plazo, podrá abrirse también en
Euskadi, pero es inconcebible que esos procesos culminen sin aquilatar
propuestas capaces de seducir a mayorías aquí, y alianzas allí, a escala
estatal que puedan neutralizar las concepciones más centralistas.
Bildu que durante años recogió voto solidario ajeno a sus
filas más militantes ante las embestidas de un Estado torcido, deberá entender
que mucho de ese tipo de voto –incluso de franjas de la sociedad civil- ha
tenido ese gesto de solidaridad puntual ahora con UP en unas EEGG en Euskadi
que han estado planteadas contra el bipartidismo, de cara a frenar a Rajoy e
intentar superar al PSOE. Sin embargo, y aunque haya inercias entre elecciones
próximas, estas dos ideas no estarán presentes en las Elecciones Autonómicas
Vascas de finales de este año que valorarán, sobre todo, ideas, proyectos,
propuestas y gestiones sobre el país que queremos.
En suma ni estas elecciones han sido la 2ª vuelta de las de
diciembre pasado ni, probablemente, sean la primera vuelta de las próximas
autonómicas. Hay partido
Fuente: Rebelión
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